Estrategista
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Pese a la apariencia del señor Toshio Yotsuki era por demás intimidante. Con sus nueve metros noventa centímetros de altura, su porte marcial erguido que exigía respeto, su cabellera corta y de color negro, sus hombros anchos y sus rasgos faciales toscos, como los de un oso, desentonaban con su cortes amabilidad y su falta de fiereza militar. Era el tipo de sujetos que, si bien estaba entrenado para matar y lo había hecho en muchas ocasiones, prefería resolver las cosas mediante el diálogo. Debido a esta forma de ser suya, fue desafiado en más de una ocasión por sus primos, quienes anhelando su cargo, pensaron que sería fácil vencerlo con su fiereza nata y agresividad en el combate. Por muy fuerte que sea el lobo, no tiene oportunidad contra un oso.

Esa mañana las tropas se estaban movilizando, los marinos subían a sus embarcaciones con sus pertenencias y provisiones para unas cuantas semanas en altamar. Servirían de apoyo marino a fuerzas de tierra en un asalto a rebeldes al norte del país. Mi tío, Hayao Chinoike, también un militar condecorado que participó en varias tareas militares, era un buen amigo del almirante Toshio Yotsuki, conociéndose hace poco más de tres décadas, durante un asedio a una base pirata en el País de las Montañas.

Originalmente eran 3, pues conformaban el equipo 9, pero en el asedio contra los piratas, quienes resultaron ser shinobis del País del Agua, murió Zepyr Taijuken al cubrir el escape del resto de su equipo. Su cuerpo quedó perforado por proyectiles de agua, repleto de hematomas debido a impactos de agua que lo azotaban contra las rocas, hasta que, el golpe que acabó con su vida, fue cuando uno de los proyectiles perforó su frente, atravesando su bandana protectora.

El campo militar no estaba muy lejos, y de hecho, era ahí hacia donde el señor Toshio nos llevaba. Su piel negra brillaba debido a su sudor, y sin embargo, siempre olía a perfume sin la mezcla de ese olor. 

-Hayao, supe que las cosas con tus padres fueron mal ¿sabes? si en ese entonces no hubiera estado por el País de las Aguas Termales, hubiera intervenido-dijo el almirante. Mi tío sonrió y asintió con la cabeza.

-Poco hubieras podido hacer. Mi padre no es como que se fuera a intimidar tan fácilmente, o como que siquiera fuera de los que cambiaran de opinión. Fue mejor así, de lo contrario, quizás anduviera aún en la marina-dijo mi tío, haciendo reír a su amigo.

-Muchacho, así que te interesa ser un buen estratega. Eso es bueno, que intentes luchar con la cabeza, sobra gente que quiera luchar con la espada, pero ¿tienes lo que se necesita?- me cuestionó el señor Toshio. Asentí con la cabeza.

-Eso espero, señor-dije en un tono más cortes que marcial.

-No cualquiera sabe luchar con la cabeza. La cabeza es inteligencia, pero también el dominio de tus emociones. Temor, amor, furia, tristeza o felicidad, son enemigos de la razón, una nube en tu juicio- dijo el almirante. En cuanto me dijera aquellas palabras, una sensación de tristeza me invadió, sin embargo, aunque traté de quitármelo de la cabeza, la pronta visión de un cachorrito en el piso, muerto y lleno de hormigas me hizo soltar una lágrima. Tan pronto como lo hice, la visión del cachorro desapareció.

-Precisamente, de eso estaba hablando. El enemigo puede doblarte, romper tu mente y hacerte actuar en consecuencia. Si eres dueño de ti mismo, aunque sientas tristeza, sabrás dominarte y no podrán robarte ni una gota de tus lágrimas, ni tampoco de tu sangre. Una simple visión, tuya o del enemigo, puede hacerte actuar en consecuencia-dijo el almirante Toshio, mientras entrábamos a una especie de campo militar en donde los soldados llevaban sus cuerpos al extremo, en entrenamientos agotadores.

-Esa gente dependerá de ti, ellos hacen todo ese sacrificio para poder servir lo mejor posible a su estratega, sin embargo, si la estrategia es de mala calidad o falla, todo su sufrimiento, esfuerzo, días y meses de pasar hambre, sin ver a su familia y de tensión habrán sido en vano. Ellos morirán, su familia morirá y tú morirás, entonces dejarán de seguirte, de sacrificarse y preferirán pasar tiempo con su familia o en sus placeres, y entonces la nación más pequeña podrá invadirte y arrebatarte todo. Piensa... piensa...-dijo Toshio, guiándome a una zona en donde varios soldados hacían ejercicios pesados, incluso para un ninja, tratando de realizar piruetas y acrobacias con pesas en todo el cuerpo.

-Cualquiera de ellos preferiría estar en casa, posiblemente bebiendo licor, viendo la televisión y estar con su familia o amigos. Pero saben que hacen esto para que ese estilo de vida, su familia y sus amigos sigan existiendo ¿tu porque haces todo esto?- me cuestionó mi tio.

-Lo hago por el imperio- le respondí, tratando de parecer solemne.

-Es una respuesta muy amplia, ¿que representa el imperio para ti?- me cuestionó.

-La fuerza de nuestras tropas, de nuestros líderes, de nuestro país...-estaba respondiendo cuando me interrumpió el almirante.

-¿Acaso no tienes un castillo en una zona rica? ¿no tienes jardines, un lago y una biblioteca? ¿no tenemos fiestas anuales, con carnes, bebidas y fuegos artificiales? ¿tu no gozas de los trobadores, bardos y músicos que cantan todo el tiempo? ¿acaso no tienes un estatus que te define e identifica? ¿no tienes amigos, alguna chica que te agrade, o familia con la cual pasar el rato? ¿un entretenimiento o hobbie aunque sea caminar solo?- me cuestionó Toshio con un tono serio- eso es lo que debes defender. Abre el "sobre" de lo que es El Imperio para tí, y piensa en lo que significa. Abre el significado de todas las cosas, como "familia", "guerra", "muerte", "honor", "combate" y muchas más, así tendrás claro lo que quieres en la vida.

Finalmente, pasamos por una zona en donde varios soldados, hombres y mujeres de excelente físico, meditaban mientras les caían chorros de agua helada encima, gente los empujaba con ramas de bambú y, de vez en cuando, un sujeto les golpeaba con una rama flexible. 

-¿Que hacen ellos?- le pregunté -¿es un castigo?

-Fortalecen su mente. Deben meditar respuestas a acertijos, realizar cálculos con la mente y todo sin apretar los ojos, los dientes o realizar cualquier otro movimiento que no sea el de respirar ¿crees tu que esa gente llorará por un perrito muerto? Jamás. Tampoco ignorarán ese detalle, simplemente no les afectará. Los humanos normales somos más suceptibles a los genjutsus que los ninjas, y en favor de ignorar ciertos efectos, debemos pasar bajo fuertes entrenamientos que mejoren nuestra percepción de la realidad, nuestra inteligencia y nuestra voluntad. Vuélvete fuerte por dentro y por fuera, no dejes brechas en tu fortaleza, y serás invencible- dijo el almirante, pasando a las oficinas tras un largo corredor, descansando en una enorme oficina de madera con un gran escritorio.

-Ahora, dime querías viajar con nosotros rumbo a una zona al norte ¿que es eso del Templo de la Sangre?
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