Última modificación: 01-05-2023, 07:08 PM por Itake Nakamura.
Llevaban ya unas semanas alojados en un poblado, debido a la frágil salud de Nakamura, no podían viajar aun. El dinero casi se les había acabado y en el lugar donde estaban apenas salían trabajos que Itake pudiera hacer, pero el dueño de la posada le permitía hacer tareas para pagar los gastos. Por suerte no eran tareas complejas, ni peligrosas.
En esta ocasión, debía viajar a una aldea vecina a por un pequeño cargamento de especias, los caminos esos días estaban tranquilos.
Itake se despidió de Nakamura y le pidió a su anfitrión que le cuidara en su ausencia. Salió de la aldea a buen paso, ensimismado en sus pensamientos como de costumbre, Itake era persona de pocas palabras y por norma general prefería recluirse en su mente. El trayecto transcurrió sin ningún tipo de incidente, la rara ocasión que se cruzaba con algún viajero hacia un ademan con la cabeza a modo de saludo y proseguía.
Cuando llegó a su destino el mercader le indicó que aún no le había llegado el cargamento que esperaba, así que debía de esperar un poco para llevárselo. Hizo una mueca de desaprobación y tomó rumbo a la taberna más cercana a esperar, no le gustaba la impuntualidad, Nakamura había inculcado en él una serie de principios y valores que habían arraigado fuerte en su personalidad.
Pidió algo de beber y se sentó en una esquina alejado de toda la gente, siempre mirando hacia la puerta, costumbre que había adquirido también de Nakamura, estar siempre preparado para cualquier cosa que pudiera pasar, al cabo de un rato una figura extraña entró, armado con varias espadas y con una vestimenta un tanto andrajosa, el desconocido, al entrar recorrió todo el establecimiento con la mirada, fijándose en todos los que estaban dentro, pidio algo de beber y se sentó al lado de Itake.
Todas las alarmas saltaron en el cerebro de Itake, no solo ante el gran descaro del hombre, si no que además conocía a su mentor, estaba claro que jugaba con una gran ventaja, con breves palabras y sin dar ningún dato más del necesario, respondió la pregunta. el hombre parecía estar la mar de cómodo ante la compañía de Itake y no paraba de hablar, Itake empezó a encontrarse cómodo ante la compañía del extraño, este, le contó que conocía a Nakamura del pasado, cuando viajaba solo, le conto como juntos viajaban buscando encargos con los que poder ganar dinero, le comento que por el mundo gente como ellos, que no pertenecían a ninguna afiliación, eran conocidos como Ronin, trabajando a menudo como mercenarios, guardaespaldas, etc…
Tiempo después sus caminos se separaron y no volvieron a encontrarse hasta un par de años atrás en alguna aldea, Itake debería de estar ausente realizando algún encargo y pudo ponerse al día con su amigo, que le contó todo lo acontecido a Itake.
Debe de ser que Nakamura le describió a la perfección, porque no sabía como si no le hubiera reconocido, nunca sabría si fuera casualidad del destino que justo se encontraran. el desconocido siguió contándole viejas anécdotas de su vida y trabajo. cuando Itake le preguntó sobre los ronin, este le contó todo lo que sabía, que no era un grupo organizado que simplemente todo aquella persona que no estuviera ligado a ninguna organización, se la catalogaba como ronin, pero a su vez, poco a poco, cuando se van cumpliendo los encargos es inevitable que el nombre del que lo realiza se vaya haciendo popular y conocido.
Así siguieron largo rato, Itake sentía una fuerte atracción hacia el grupo, le daba la libertad de ir y venir, no tenía que responder ante nadie ni tenía ningún tipo de obligación, después empezaron a intercambiar anécdotas de la vida de Itake y Nakamura, cuando el mercader les interrumpe, la mercancía había llegado. Se despidieron y el Ronin se disculpó por no poder acompañarle a saludar a su viejo amigo, pero su camino le llevaba en la dirección contraria.
Cogió las especias y emprendió el camino de vuelta, le había gustado la conversación que había mantenido y estaba deseando llegar para contárselo a Nakamura.
![[Imagen: HGWU727.png]](https://i.imgur.com/HGWU727.png)
En esta ocasión, debía viajar a una aldea vecina a por un pequeño cargamento de especias, los caminos esos días estaban tranquilos.
Itake se despidió de Nakamura y le pidió a su anfitrión que le cuidara en su ausencia. Salió de la aldea a buen paso, ensimismado en sus pensamientos como de costumbre, Itake era persona de pocas palabras y por norma general prefería recluirse en su mente. El trayecto transcurrió sin ningún tipo de incidente, la rara ocasión que se cruzaba con algún viajero hacia un ademan con la cabeza a modo de saludo y proseguía.
Cuando llegó a su destino el mercader le indicó que aún no le había llegado el cargamento que esperaba, así que debía de esperar un poco para llevárselo. Hizo una mueca de desaprobación y tomó rumbo a la taberna más cercana a esperar, no le gustaba la impuntualidad, Nakamura había inculcado en él una serie de principios y valores que habían arraigado fuerte en su personalidad.
Pidió algo de beber y se sentó en una esquina alejado de toda la gente, siempre mirando hacia la puerta, costumbre que había adquirido también de Nakamura, estar siempre preparado para cualquier cosa que pudiera pasar, al cabo de un rato una figura extraña entró, armado con varias espadas y con una vestimenta un tanto andrajosa, el desconocido, al entrar recorrió todo el establecimiento con la mirada, fijándose en todos los que estaban dentro, pidio algo de beber y se sentó al lado de Itake.
- Perdona que te moleste pero esta noche me apetece algo de compañía- comentó el hombre, ante la mueca de reproche que puso Itake
- Prefiero la soledad así que s…- comenzó a responder Itake pero fue interrumpido por el hombre.
- Cuéntame joven, ¿Cómo se encuentra mi viejo amigo Nakamura?
Todas las alarmas saltaron en el cerebro de Itake, no solo ante el gran descaro del hombre, si no que además conocía a su mentor, estaba claro que jugaba con una gran ventaja, con breves palabras y sin dar ningún dato más del necesario, respondió la pregunta. el hombre parecía estar la mar de cómodo ante la compañía de Itake y no paraba de hablar, Itake empezó a encontrarse cómodo ante la compañía del extraño, este, le contó que conocía a Nakamura del pasado, cuando viajaba solo, le conto como juntos viajaban buscando encargos con los que poder ganar dinero, le comento que por el mundo gente como ellos, que no pertenecían a ninguna afiliación, eran conocidos como Ronin, trabajando a menudo como mercenarios, guardaespaldas, etc…
Tiempo después sus caminos se separaron y no volvieron a encontrarse hasta un par de años atrás en alguna aldea, Itake debería de estar ausente realizando algún encargo y pudo ponerse al día con su amigo, que le contó todo lo acontecido a Itake.
Debe de ser que Nakamura le describió a la perfección, porque no sabía como si no le hubiera reconocido, nunca sabría si fuera casualidad del destino que justo se encontraran. el desconocido siguió contándole viejas anécdotas de su vida y trabajo. cuando Itake le preguntó sobre los ronin, este le contó todo lo que sabía, que no era un grupo organizado que simplemente todo aquella persona que no estuviera ligado a ninguna organización, se la catalogaba como ronin, pero a su vez, poco a poco, cuando se van cumpliendo los encargos es inevitable que el nombre del que lo realiza se vaya haciendo popular y conocido.
Así siguieron largo rato, Itake sentía una fuerte atracción hacia el grupo, le daba la libertad de ir y venir, no tenía que responder ante nadie ni tenía ningún tipo de obligación, después empezaron a intercambiar anécdotas de la vida de Itake y Nakamura, cuando el mercader les interrumpe, la mercancía había llegado. Se despidieron y el Ronin se disculpó por no poder acompañarle a saludar a su viejo amigo, pero su camino le llevaba en la dirección contraria.
Cogió las especias y emprendió el camino de vuelta, le había gustado la conversación que había mantenido y estaba deseando llegar para contárselo a Nakamura.