Muy temprano por la mañana el camino hacia la Isla del Norte había comenzado. Un sitio religioso, tranquilo, en el cual puedes vivir en paz. Nagi hasta había escuchado que muchos ninjas al retirarse de la profesión optaban por irse a asentar ahí con sus familias para pasar sus últimos días. ¿Acaso el Yuki va hasta allá porque necesita un relajo espiritual en el famoso templo? Por supuesto que no. Tenía una misión, efectivamente era un guerrero con una misión. Durante las últimas semanas, varios monjes y civiles han sido atacados en los alrededores de la humilde ciudad, y el mismo templo ha recibido mensajes que son directamente amenazas. Por esto es que han solicitado ayuda, ya que temen no ser capaces de defenderse en un posible conflicto bélico.
— Y yo soy perfecto para solucionar esto. — Claro, si la preocupación radica en que tipos pacíficos no pueden usar los puños para proteger su hogar, qué mejor que mandar a defenderlos a un loco maniaco de las peleas. Cuando los superiores de Kirigakure se enteraron de la petición, ni se lo pensaron para decidir que Nagi fuera enviado.
Sin embargo, nuestro amigable protagonista también recibió una segunda misión, la cual debía realizarse al mismo tiempo. Tenía un compañero, sí, un genin. Girei era su nombre y, por lo que se le dijo, tenía el problema de no mostrar muy buena voluntad al trabajo en equipo. Que, como shinobi individual, tenía mucho potencial, pero había que ayudarlo un poco en el resto de las áreas. Como se sabe, ser ninja no es solo pelear y ya, pues de ese modo, cuando te encuentres a oponentes que te superen, ya no serás útil. Y eso es algo que Nagi tuvo que aprender a la mala.
Lo bueno es que no es la primera vez que le piden algo así. Tiempo atrás tuvo que poner a prueba y enseñarle unas cosas a un genin de nombre Katsuki. A veces los métodos que usa Nagi para estos son considerados peculiares, puesto que para él todo es un juego. Si no se divierte durante el transcurso, no tiene sentido.
— ¿Por qué crees que manden estas amenazas? Si quisieran hacer algo, ya lo habrían hecho. Es como si quisieran atraernos hacia ellos. — Es obvio que los monjes les pedirían ayuda a ninjas. Así que, si los desconocidos querían lograr algo, pudieron hacerlo con anterioridad, no dejar pasar el tiempo y dejar que lleguen personas capaces de hacerles frente. ¿Con qué lógica pensará su joven compañero?
— Y yo soy perfecto para solucionar esto. — Claro, si la preocupación radica en que tipos pacíficos no pueden usar los puños para proteger su hogar, qué mejor que mandar a defenderlos a un loco maniaco de las peleas. Cuando los superiores de Kirigakure se enteraron de la petición, ni se lo pensaron para decidir que Nagi fuera enviado.
Sin embargo, nuestro amigable protagonista también recibió una segunda misión, la cual debía realizarse al mismo tiempo. Tenía un compañero, sí, un genin. Girei era su nombre y, por lo que se le dijo, tenía el problema de no mostrar muy buena voluntad al trabajo en equipo. Que, como shinobi individual, tenía mucho potencial, pero había que ayudarlo un poco en el resto de las áreas. Como se sabe, ser ninja no es solo pelear y ya, pues de ese modo, cuando te encuentres a oponentes que te superen, ya no serás útil. Y eso es algo que Nagi tuvo que aprender a la mala.
Lo bueno es que no es la primera vez que le piden algo así. Tiempo atrás tuvo que poner a prueba y enseñarle unas cosas a un genin de nombre Katsuki. A veces los métodos que usa Nagi para estos son considerados peculiares, puesto que para él todo es un juego. Si no se divierte durante el transcurso, no tiene sentido.
— ¿Por qué crees que manden estas amenazas? Si quisieran hacer algo, ya lo habrían hecho. Es como si quisieran atraernos hacia ellos. — Es obvio que los monjes les pedirían ayuda a ninjas. Así que, si los desconocidos querían lograr algo, pudieron hacerlo con anterioridad, no dejar pasar el tiempo y dejar que lleguen personas capaces de hacerles frente. ¿Con qué lógica pensará su joven compañero?