Tras la huida de aquel ataque y sin duda teniendo ahora un objetivo seguramente distinto al que de primeras Yatako nos había dado, mi mente voló por la información que había obtenido de aquel libro junto en el momento en que aquel shinobi del Rayo me alegró el día. En aquel libro dictaba lugares donde encontrar la información necesaria. Conocía diferentes facciones dentro de los rebeldes y los criminales que controlaban muchos de los barrios de algunos países donde el Imperio no había tenido tanto control, dejando así vacíos que fueron conquistados por las facciones que plantaban cara al Imperio.
Por mi parte, tras haber huído del País del Agua y de aquel fatídico ataque donde pudimos ver realmente el poder desbastador que tendrían dentro de aquel País para su defensa, haría un viaje exprés para intentar encontrar aliados frente a la situación que se le venía encima a Yugure. Habiendo salido vivos casi por los pelos y que las bajas de Yatako y Kureha, solo me quedaba intentar encontrar aliados en otra parte. El País del Viento era ya conocido como terreno pantanoso para el Imperio, sin duda sus calles, lugares, pueblos y desiertos eran propiedad de las bandas rebeldes y criminales. Así mismo fue donde, llevada por la imperiosa necesidad de encontrar un nuevo camino o encauzar el camino de la organización, me acercaría a aquel frente donde la noche anterior habría descubierto que me podía poner en contacto con una de esas bandas. Estaba ligeramente nerviosa, sin duda. Iría vestida igual que en el asalto, con mi quimono negro con dibujos que simulaban tatuajes tribales camuflándose así los mismos que llevaba en la nuca, viéndose esta por la cola alta que siempre llevaba hecha en el pelo. ¿Cómo se daría aquel primer encuentro? ¿Encontraría la información que quería o me ayudarían a encontrar el nuevo camino?