Luego de un largo viaje de recorrer aldeas y el Pais del Fuego Satoru logra su cometido. Al cabo de un mes de viaje Satoru ya estaba en Konoha puesto que debía ponerse al día con su licencia de Genin oficial, ya era hora de certificar sus habilidades así podría seguir recorriendo otros paises en búsqueda de conocimiento, aunque sabido por el, cada 30 días debía volver a la Aldea para no generar preocupaciones de sus superiores, esto no le generaba inconveniente solo que debía gestionar bien sus recursos para siempre llegar a tiempo.
Satoru se asombro, la Aldea crecía a pasos agigantados, un mes había pasado desde que partió y ya se veían nuevas edificaciones, aquellos edificios mas viejos eran remplazados por nuevos de mayor envergadura, algunas calles asfaltadas, entre otros cambios.. Dejaban a Satoru un tanto nostálgico , tenia algunos leves recuerdos de su infancia, quizá era todo producto de su mente y el pasar de los años, Satoru recordaba a la Hoja como un caos constante, este parecía otro lugar. Al momento de atravesar las inmensas puertas, un halo de alegría lleno el corazón de Satoru este era su hogar! se maravillo por la cantidad de personas que había. Los últimos años Satoru se había dedicado a explorar aldeas mas pequeñas, por lo que había perdido costumbre de aquella masividad acogedora como lo es Konoha. Durante sus viajes había conocido la soledad en su máximo esplendor ya que viajaba solo y ocasionalmente cruzaba caminos con comerciantes o otros shinobi, los cuales normalmente acompañarían a veces por días otras veces solo una noche, en fin, Satoru siempre disfrutaba conversar con los demás, en especial con ancianos ya que ellos según Satoru son los máximos exponentes de la Sabiduría.
-Este es el corazón de Konoha.- pensó Satoru al mismo tiempo que brotaba una lagrima de sus ojos.
Murmullos, risas, algún que otro conflicto de intereses todo parecía estar en orden, hasta los animales iban y venían con total felicidad. Le asombro ver algunos edificios de gran altura e inclusive algunas calles ya pavimentadas. La sociedad moderna había llegado. También podía verse en la Altura los monumentos representativos de los Hokages, y una sutil polución en el aire.
Satoru guiado por su instinto se adentro en la ciudad y espero sentado a que apareciese algún Ninja que le pudiese indicar el camino hacia la academia.
-Disculpe señor- diría Satoru
El Chunin lo miraría con un gesto poco amable
-Que se te ofrece?- le respondería el Chunin Desconocido
-Estoy buscando la Academia ninja para postularme ¿seria tan amable de indicarme el camino?-
-Claro, debes seguir por esta calle luego giras a la derecha y allí termina el Mercado luego caminas unas cinco cuadras en dirección norte y llegaras.- respondió el Chunin.
-Muchas gracias.- respondió Satoru haciendo un saludo mientras se dirigía en la dirección indicada.
Al cabo de unos minutos habría llegado a la famosa Academia de la cual tanto le habían hablado, lo siguiente seria presentarse como ninja oficial de la Aldea y empezar a entrenar. Aunque por dentro su mayor curiosidad era encontrarse con algún miembro del Clan Hyuga...
Satoru se asombro, la Aldea crecía a pasos agigantados, un mes había pasado desde que partió y ya se veían nuevas edificaciones, aquellos edificios mas viejos eran remplazados por nuevos de mayor envergadura, algunas calles asfaltadas, entre otros cambios.. Dejaban a Satoru un tanto nostálgico , tenia algunos leves recuerdos de su infancia, quizá era todo producto de su mente y el pasar de los años, Satoru recordaba a la Hoja como un caos constante, este parecía otro lugar. Al momento de atravesar las inmensas puertas, un halo de alegría lleno el corazón de Satoru este era su hogar! se maravillo por la cantidad de personas que había. Los últimos años Satoru se había dedicado a explorar aldeas mas pequeñas, por lo que había perdido costumbre de aquella masividad acogedora como lo es Konoha. Durante sus viajes había conocido la soledad en su máximo esplendor ya que viajaba solo y ocasionalmente cruzaba caminos con comerciantes o otros shinobi, los cuales normalmente acompañarían a veces por días otras veces solo una noche, en fin, Satoru siempre disfrutaba conversar con los demás, en especial con ancianos ya que ellos según Satoru son los máximos exponentes de la Sabiduría.
-Este es el corazón de Konoha.- pensó Satoru al mismo tiempo que brotaba una lagrima de sus ojos.
Murmullos, risas, algún que otro conflicto de intereses todo parecía estar en orden, hasta los animales iban y venían con total felicidad. Le asombro ver algunos edificios de gran altura e inclusive algunas calles ya pavimentadas. La sociedad moderna había llegado. También podía verse en la Altura los monumentos representativos de los Hokages, y una sutil polución en el aire.
Satoru guiado por su instinto se adentro en la ciudad y espero sentado a que apareciese algún Ninja que le pudiese indicar el camino hacia la academia.
-Disculpe señor- diría Satoru
El Chunin lo miraría con un gesto poco amable
-Que se te ofrece?- le respondería el Chunin Desconocido
-Estoy buscando la Academia ninja para postularme ¿seria tan amable de indicarme el camino?-
-Claro, debes seguir por esta calle luego giras a la derecha y allí termina el Mercado luego caminas unas cinco cuadras en dirección norte y llegaras.- respondió el Chunin.
-Muchas gracias.- respondió Satoru haciendo un saludo mientras se dirigía en la dirección indicada.
Al cabo de unos minutos habría llegado a la famosa Academia de la cual tanto le habían hablado, lo siguiente seria presentarse como ninja oficial de la Aldea y empezar a entrenar. Aunque por dentro su mayor curiosidad era encontrarse con algún miembro del Clan Hyuga...