¿Cual era la motivación para continuar haciendo las cosas de la misma manera? ¿Tenía, verdaderamente, sentido alguno seguir prestando servicio para una causa con la cual no compartías ideales?.
Durante los últimos años el mundo ninja había cambiado drásticamente, por supuesto, Konoha no era la excepción. Khal siempre había estado contento y conforme con trabajar junto a sus amigos, acudir a misiones, proteger la aldea, pelear contra sujetos poderosos. No necesitaba mucho más, tampoco le importaba la fama o la fortuna, tener suficiente comida y una cama agradable para descansar, era más que suficiente para él. Al principio no había problema alguno, pero -con el paso de los años- las pequeñas cosas que lo hacían sentirse satisfecho fueron disminuyendo una a una. Antes de que pudiera darse cuenta, ya no salía a misiones con sus compañeros, hacía mucho tiempo que no tenía noticia alguna de Nataku y Sumiko, y había visto morir, en un acto de sacrificio, a su mejor amigo.
Su día a día se había vuelto monótono, incluso dejó de sentir satisfacción de enfrentar adversarios poderosos. Empezó a cuestionarse qué sentido tenía seguir trabajando de esa manera para la aldea y si, para empezar, realmente la estaba protegiendo de algo. El Uchiha nunca estuvo de acuerdo en involucrarse en cuestiones políticas, no le gustaba pensar demasiado, ni desgastarse mentalmente, lo suyo era la acción. Pero, ahora, comenzaba a replantarse su accionar. Quería saber si lo que hacía servía para algo, si ayudaba a la gente, si beneficiaba a su pueblo, o simplemente era un soporte más para que el régimen autoritario se mantuviese de pie.
Khal no compartía precisamente ideales con la facción imperial, pues consideraba que actuar como una dictadura no era el camino correcto para regresar a los agradables tiempos de antaño, aunque debía admitir que había algo de bueno en el establecimiento de un orden y una autoridad. No obstante, tampoco congeniaba con los ideales rebeldes, ya que, aunque buscaban la supresión del yugo del mundo, lo hacían desde una perspectiva liosa, desorganizada y hasta caótica.
El Uchiha tendría algunos días complicados por delante, pero se había decidido por dejar de ser un espectador. Tomaría la iniciativa y pronto revelaría la decisión a la cual había llegado.
Durante los últimos años el mundo ninja había cambiado drásticamente, por supuesto, Konoha no era la excepción. Khal siempre había estado contento y conforme con trabajar junto a sus amigos, acudir a misiones, proteger la aldea, pelear contra sujetos poderosos. No necesitaba mucho más, tampoco le importaba la fama o la fortuna, tener suficiente comida y una cama agradable para descansar, era más que suficiente para él. Al principio no había problema alguno, pero -con el paso de los años- las pequeñas cosas que lo hacían sentirse satisfecho fueron disminuyendo una a una. Antes de que pudiera darse cuenta, ya no salía a misiones con sus compañeros, hacía mucho tiempo que no tenía noticia alguna de Nataku y Sumiko, y había visto morir, en un acto de sacrificio, a su mejor amigo.
Su día a día se había vuelto monótono, incluso dejó de sentir satisfacción de enfrentar adversarios poderosos. Empezó a cuestionarse qué sentido tenía seguir trabajando de esa manera para la aldea y si, para empezar, realmente la estaba protegiendo de algo. El Uchiha nunca estuvo de acuerdo en involucrarse en cuestiones políticas, no le gustaba pensar demasiado, ni desgastarse mentalmente, lo suyo era la acción. Pero, ahora, comenzaba a replantarse su accionar. Quería saber si lo que hacía servía para algo, si ayudaba a la gente, si beneficiaba a su pueblo, o simplemente era un soporte más para que el régimen autoritario se mantuviese de pie.
Khal no compartía precisamente ideales con la facción imperial, pues consideraba que actuar como una dictadura no era el camino correcto para regresar a los agradables tiempos de antaño, aunque debía admitir que había algo de bueno en el establecimiento de un orden y una autoridad. No obstante, tampoco congeniaba con los ideales rebeldes, ya que, aunque buscaban la supresión del yugo del mundo, lo hacían desde una perspectiva liosa, desorganizada y hasta caótica.
El Uchiha tendría algunos días complicados por delante, pero se había decidido por dejar de ser un espectador. Tomaría la iniciativa y pronto revelaría la decisión a la cual había llegado.
Este tema ha sido cerrado.
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