Zadimus estaba caminando hacia su casa, regresando de jugar con sus amigos luego de una tarde ajetreada, sin embargo justo cuando estaba apunto de entrar, notaría algo que no cuadraba. La puerta estaba abierta, sin razón aparente. Justo abriendo un poco la puerta, diría con cuidado mirando alrededor de casa. - ¿Hola, hay alguien en casa?
Justo en ese momento vería a su madre y su padre atados y amordazados en el salón, además, su padre tendría los ojos tapados también, y justamente cuando los ve en ese estado intentaría ayudarlos, pero algo noquearía a Zadimus, dejándolo inconsciente en el suelo, cuando recuperó la consciencia, escucharía las voces de su padre y un misterioso hombre, posiblemente el secuestrador hablando, miraría al secuestrador con furia, curiosamente no le había atado ni amordazado, sin embargo sintió el dolor en su cabeza, no podía escuchar con claridad lo que decían, pero la rabia inundaba sus sentidos, casi como si tuviese ganas de atacar a ese hombre, de hecho se levantó lo más lento posible y buscando lo más parecido a un arma, concretamente un kunai que se mostraba presente en la mesa y se lanzaría contra la espalda del hombre gritando, sus ojos se volverían ojos sangre, como si hubiese despertado algo. - DEJALOS EN PAZ
El hombre se percataría al instante, y bloquearía el kunai con rapidez, para agarrarle del cuello, -Lo siento chico, pero tu Sharingan no te ayudará -. Pero justo cuando estaba por rematarlo, unos ojos rojos aparecieron en la oscuridad, los cuales habían estado observando todo... y todo se volvió sombrío para Zadimus. Al final el joven despertó sin saber quien era ese hombre ni quienes fueron esos ojos rojos que le ayudaron, sin embargo si pudo saber que despertó en su interior, era el sharingan, un Dojutsu el cual su clan llevaba desde generaciones Sin embargo aun tenía dudas en su mente las cuales quería aclarar, pero seguramente con el tiempo las descubriría. Por ahora, decidió descansar para el siguiente día, con el fin de aprender el próximo día
Justo en ese momento vería a su madre y su padre atados y amordazados en el salón, además, su padre tendría los ojos tapados también, y justamente cuando los ve en ese estado intentaría ayudarlos, pero algo noquearía a Zadimus, dejándolo inconsciente en el suelo, cuando recuperó la consciencia, escucharía las voces de su padre y un misterioso hombre, posiblemente el secuestrador hablando, miraría al secuestrador con furia, curiosamente no le había atado ni amordazado, sin embargo sintió el dolor en su cabeza, no podía escuchar con claridad lo que decían, pero la rabia inundaba sus sentidos, casi como si tuviese ganas de atacar a ese hombre, de hecho se levantó lo más lento posible y buscando lo más parecido a un arma, concretamente un kunai que se mostraba presente en la mesa y se lanzaría contra la espalda del hombre gritando, sus ojos se volverían ojos sangre, como si hubiese despertado algo. - DEJALOS EN PAZ
El hombre se percataría al instante, y bloquearía el kunai con rapidez, para agarrarle del cuello, -Lo siento chico, pero tu Sharingan no te ayudará -. Pero justo cuando estaba por rematarlo, unos ojos rojos aparecieron en la oscuridad, los cuales habían estado observando todo... y todo se volvió sombrío para Zadimus. Al final el joven despertó sin saber quien era ese hombre ni quienes fueron esos ojos rojos que le ayudaron, sin embargo si pudo saber que despertó en su interior, era el sharingan, un Dojutsu el cual su clan llevaba desde generaciones Sin embargo aun tenía dudas en su mente las cuales quería aclarar, pero seguramente con el tiempo las descubriría. Por ahora, decidió descansar para el siguiente día, con el fin de aprender el próximo día