[Flashback] Una chispa indomable
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Era un caluroso día de verano, el sol abrasador hacía que las calles brillaran bajo su intensa luz. Entre el bullicio de los comerciantes y los nobles que paseaban por aquella zona comercial, un niño se encontraba a pie de calle, sentado en una esquina con la mano extendida, pidiendo limosna a los transeúntes.

Ryu, con tan solo siete años, estaba delgado y sucio. Sus ropas estaban desgarradas y llenas de mugre, y su cabello, enmarañado, caía sobre sus ojos amarillos que reflejaban una mezcla de desesperación y determinación. A pesar de su apariencia lamentable, había una chispa de orgullo en su mirada, una fuerza inquebrantable que desmentía su frágil estado físico.

Los minutos pasaban lentamente, y la mayoría de las personas ignoraban al pequeño, apresurándose a continuar con sus compras y negocios. De vez en cuando, alguien arrojaba una moneda en su dirección, pero esas ocasiones eran escasas.

De repente, un comerciante de la zona se acercó a él con una expresión furiosa en su rostro─. ¡Oye, mocoso! ¡Lárgate de aquí! ─ gritó el hombre, atronando por encima del murmullo de la multitud─. ¡Con tu olor espantas a mi clientela!

El Tokage levantó la mirada, encontrándose con los ojos inyectados de ira del comerciante. Aunque el miedo revoloteaba en su estómago, la chispa de orgullo y determinación en sus ojos no se apagó. Con un esfuerzo, se puso de pie y enfrentó al hombre, manteniendo la espalda recta a pesar de su delgadez.

¿Por qué no te largas tú? ─ replicó con una voz sorprendentemente firme para su edad─. Solo estoy aquí porque no tengo otro lugar a donde ir. ¡No estoy haciendo daño a nadie!

El comerciante, sorprendido por la respuesta del niño, frunció el ceño aún más─. ¡No me hables así, niñato! ¡Esta es mi área y no quiero verte aquí!

Ryu apretó los puños, sintiendo la rabia arder dentro de él─. ¡No tienes derecho a echarme! ¡Solo estoy tratando de sobrevivir!

La confrontación atrajo la atención de algunos transeúntes que comenzaron a murmurar entre ellos. El comerciante, consciente de las miradas curiosas, se sintió humillado y retrocedió un paso─. ¡Estás advertido! ¡No quiero volver a verte aquí! ─ vociferó, antes de dar media vuelta y alejarse apresuradamente.

El muchachi permaneció en su lugar, respirando con dificultad. Sentía una mezcla de triunfo y temor, pero sobre todo, sentía que había defendido su dignidad. Volvió a sentarse en la esquina, ajustando su posición. Sabía que su vida no sería fácil, pero también sabía que no permitiría que nadie lo pisoteara sin luchar. Y así, con los ojos aun brillando con esa chispa indomable, continuó pidiendo limosna.
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Lady
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Última modificación: 22-07-2024, 01:34 PM por Ryu Kutsuki.
Mientras las sombras alargadas de la tarde se convertían en un manto oscuro sobre la ciudad, Ryu decidió que era momento de buscar refugio. El aire se volvió más frío y el bullicio del día dio paso al silencio inquietante de la noche. Sus pies descalzos golpeaban suavemente las piedras del camino mientras se alejaba de la zona comercial, con sus pensamientos sumidos en una mezcla de frustración y hambre.

Las calles de la ciudad, normalmente bulliciosas, estaban casi desiertas. Las tiendas cerradas y las pocas luces de las farolas proyectaban un brillo tenue y parpadeante. El Tokage sabía que quedarse allí no era seguro; los peligros de la noche eran muchos, y él solo era un niño indefenso.

Sin embargo, no se dio cuenta de que estaba siendo seguido. El comerciante que lo había intentado echar, ahora acompañado por otros cuatro hombres robustos, había decidido darle una lección. Habían esperado pacientemente a que la oscuridad se asentara, sabiendo que entonces podrían actuar sin ser vistos.

Ahí está el mocoso ─ susurró uno de los hombres, apuntando hacia Ryu.

El niño, ajeno al peligro inminente, continuó su camino hasta que una mano ruda lo agarró del hombro y lo lanzó contra la pared. El impacto lo dejó aturdido, y su cuerpo delgado se deslizó hasta quedar sentado en el suelo.

Te dije que te largaras de aquí ─ gruñó el comerciante─. ¿Creías que podrías salirte con la tuya?

El muchacho levantó la mirada, con sus ojos llenos de rabia y miedo─. No tengo a dónde ir, qué querías que hiciera ─ respondió con voz temblorosa, pero firme─. Además, no tienes derecho a tratarme así.

El comerciante se echó a reír, un sonido áspero y cruel─. ¿Ah, sí? Pues te vamos a enseñar una lección que no olvidarás.

Uno de los hombres le propinó una patada en el estómago, haciendo que Ryu se doblara de dolor. Otro le agarró del cabello, tirándolo hacia atrás. El miedo comenzó a transformarse en una desesperación pura, y en ese momento, algo dentro de él cambió.
De repente, sintió una fuerza desconocida recorrer su cuerpo. Su piel comenzó a endurecerse y cubrirse de pequeñas escamas oscuras. Los hombres retrocedieron, sorprendidos y asustados por la transformación.

¿Qué demonios...? ─ murmuró uno de ellos, mirando las escamas con los ojos muy abiertos.

El pobre niño se levantó lentamente, con su mirada brillando con una luz feroz y sus dientes mostrando una serie de colmillos afilados. Un gruñido profundo, casi animal, salió de su garganta. La furia que sentía se había convertido en una fuerza tangible, imparable.

Uno de los hombres, más valiente o más tonto que los demás, intentó golpearlo de nuevo. El puño chocó contra las escamas de su brazo sin causar daño alguno. En respuesta, Ryu saltó sobre él con la velocidad de una bestia, mordiéndole el hombro con fuerza. El hombre gritó de dolor cuando los colmillos arrancaron un trozo de su carne.

Los otros hombres, paralizados por el miedo, se quedaron donde estaban, incapaces de comprender lo que estaban viendo. El comerciante, pálido y tembloroso, dio un paso atrás─. ¡Esto no es posible...!

El Tokage se volvió hacia ellos, con la sangre del hombre manchando sus labios y escamas─. ¡Largaos! ─ gruñó con voz ronca y llena de una rabia inhumana. Los hombres no necesitaron que se lo dijeran dos veces. Recogieron a su compañero herido y huyeron, dejando a Ryu solo en la calle vacía.
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Lady
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Desde las sombras, un hombre observaba la escena con atención. No era un matón cualquiera, sino alguien entrenado, alguien que reconocía el potencial en bruto cuando lo veía. Se acercó lentamente, sin intención de esconderse pero tampoco de alarmar al joven Tokage.

Ryu, aún con el instinto de lucha aflorando, giró bruscamente hacia él, con un gruñido que resonó en la quietud de la noche. Un manto de chakra de color naranja intenso envolvió su cuerpo, y, ante los ojos del hombre, surgieron lo que parecían ser nueve colas ondeando con furia detrás de él.

Fascinante... ─ murmuró el desconocido para sí mismo, reconociendo la técnica de las escamas y la manifestación del chakra.

El muchachi estaba listo para lanzarse al ataque, pero el hombre no mostró miedo. En su lugar, sus ojos brillaron con asombro y un destello de reconocimiento. Sabía lo que veía, y no era algo que encontrara todos los días─. Tranquilo, chico ─ dijo con una voz calmada, alzando las manos en un gesto de paz─. No vengo a hacerte daño.

Aún recubierto por el manto de chakra, gruñó, sin bajar la guardia. La figura frente a él mantuvo su postura relajada, mostrando una calma que parecía desconcertante.

Sé lo que eres ─ continuó el hombre─. Y también sé que no perteneces a estas calles. Tu poder... es algo raro y valioso.

El joven Tokage dudó por un momento, con su respiración aún pesada. El chakra a su alrededor comenzó a fluctuar, mostrando su conflicto interno entre el miedo y la curiosidad.

¿Qué sabes tú sobre mí? ─ masculló con la voz cargada de desconfianza.

El hombre sonrió ligeramente, inclinando la cabeza en un gesto de respeto─. Sé más de lo que piensas. Mi nombre es Daiki, y soy un Tokage al igual que tú. Puedo ayudarte a controlar ese poder, a entenderlo y usarlo para algo más que sobrevivir.

Ryu lo miró con escepticismo, pero también con una chispa de esperanza. La promesa de un destino diferente, de no tener que vivir siempre como un mendigo, era tentadora─. ¿Por qué querrías ayudarme? ─ preguntó, sin bajar la guardia del todo.

Porque veo en ti el potencial para ser grande ─ respondió Daiki, con sinceridad en su voz─. No soy alguien que deje pasar una oportunidad como esta. Con mi entrenamiento, podrías ser mucho más que un simple mendigo.

El chakra naranja alrededor de Ryu comenzó a desvanecerse lentamente, mientras el muchacho evaluaba las palabras del hombre frente a él. La posibilidad de cambiar su vida, de aprender y crecer, era algo que nunca había imaginado posible desde la muerte de sus padres─. ¿Y si no quiero? ─ desafió, aún manteniendo una pizca de su espíritu combativo.

El hombre sonrió, mostrando paciencia y comprensión─. Entonces te dejaré ir, sin forzarte a nada. Pero creo que sabes, en el fondo, que tienes más que ganar quedándote conmigo. Piénsalo, una vida mejor está a tu alcance.

El pequeño, sintiendo la sinceridad en las palabras de Daiki, finalmente dejó caer su guardia. Las escamas en su piel comenzaron a desaparecer, y el niño, agotado pero decidido, asintió lentamente─. Está bien ─ dijo con un suspiro─. Enséñame lo que sabes.

Daiki extendió una mano hacia él, y Ryu la tomó con cierta vacilación. En ese momento, supo que su vida estaba a punto de cambiar para siempre.


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