Última modificación: 20-07-2024, 11:27 AM por Takeshi Kurosawa.
Era una mañana fresca y soleada en Iwagakure cuando Takeshi se dirigió al centro de la aldea, donde se encontraban los almacenes de recursos. Allí, el encargado de logística le esperaba con un carro tirado por una mula, cargado con varios paquetes de provisiones y materiales esenciales destinados a la ciudad de Io.
-Hola, Takeshi- dijo el encargado, entregándole las riendas del carro. -Este es el cargamento para la ciudad de Io. Asegúrate de que llegue en buen estado. Es un viaje largo, así que toma las precauciones necesarias.-
-Entendido.- respondió Takeshi, tomando las riendas y subiendo al carro.
Comenzó su travesía por los caminos de montaña que conectaban Iwagakure con la ciudad de Io. El paisaje era impresionante: altas montañas rodeaban los senderos, y el aire estaba impregnado del aroma fresco de los pinos. A medida que avanzaba, pudo ver cómo los campos de cultivo se extendían a lo lejos, y pequeños riachuelos serpenteaban por los valles. Los primeros dos horas de viaje fueron tranquilas, y el ritmo constante de la mula y el crujido de las ruedas sobre el suelo creaban una atmósfera pacífica.
Hasta que el paisaje cambió abruptamente cuando Takeshi se adentró en una zona más densa de bosque. Los árboles eran más altos y la visibilidad se reducía. De repente, un grupo de seis bandidos emergió de entre los árboles, rodeando el camino y bloqueando el paso. Tres de ellos llevaban arcos mientras que los otros llevaban espadas, tenían una apariencia desaliñada pero amenazante. Takeshi no se lo pensó ni un segundo y empezó a concentrar chakra por su cuerpo.
-Me temo que hasta aquí llegas chico... Será mejor que bajes del carro y nos entregues todo.- Dijo el que parecía el líder dando unos pasos hacia delante.- ¿O acaso quieres morir?-Peguntó de forma amenazante.
- Por supuesto que no. Pero tampoco dejaré que os llevéis el carro.-Dijo con una mirada fría y decidida mientras se ponía en pie- Os recomendaría que me dejaseis marchar, sino queréis tener problemas.
-¿Problemas un niño como tú? -Dijo entre carcajadas- No me hagas reír ¡Disparad!-
-Hola, Takeshi- dijo el encargado, entregándole las riendas del carro. -Este es el cargamento para la ciudad de Io. Asegúrate de que llegue en buen estado. Es un viaje largo, así que toma las precauciones necesarias.-
-Entendido.- respondió Takeshi, tomando las riendas y subiendo al carro.
Comenzó su travesía por los caminos de montaña que conectaban Iwagakure con la ciudad de Io. El paisaje era impresionante: altas montañas rodeaban los senderos, y el aire estaba impregnado del aroma fresco de los pinos. A medida que avanzaba, pudo ver cómo los campos de cultivo se extendían a lo lejos, y pequeños riachuelos serpenteaban por los valles. Los primeros dos horas de viaje fueron tranquilas, y el ritmo constante de la mula y el crujido de las ruedas sobre el suelo creaban una atmósfera pacífica.
Hasta que el paisaje cambió abruptamente cuando Takeshi se adentró en una zona más densa de bosque. Los árboles eran más altos y la visibilidad se reducía. De repente, un grupo de seis bandidos emergió de entre los árboles, rodeando el camino y bloqueando el paso. Tres de ellos llevaban arcos mientras que los otros llevaban espadas, tenían una apariencia desaliñada pero amenazante. Takeshi no se lo pensó ni un segundo y empezó a concentrar chakra por su cuerpo.
-Me temo que hasta aquí llegas chico... Será mejor que bajes del carro y nos entregues todo.- Dijo el que parecía el líder dando unos pasos hacia delante.- ¿O acaso quieres morir?-Peguntó de forma amenazante.
- Por supuesto que no. Pero tampoco dejaré que os llevéis el carro.-Dijo con una mirada fría y decidida mientras se ponía en pie- Os recomendaría que me dejaseis marchar, sino queréis tener problemas.
-¿Problemas un niño como tú? -Dijo entre carcajadas- No me hagas reír ¡Disparad!-
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