[Misión Autonarrada] La Sombra del Pergamino Perdido
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Última modificación: 05-07-2024, 08:09 PM por Kyoshiro.
La Sombra del Pergamino Perdido
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Hace un tiempo atrás...

El sol se ocultaba tras las montañas cuando Kyoshiro llegó a Ciudad IO por tercera vez en siete meses. Su última visita había sido para reparar el sistema de calefacción de un hotel durante una gala. Mientras caminaba por las calles, su mente se debatía entre la frustración por sus recientes fracasos y la necesidad constante de aprender y descubrir. Fue entonces cuando el destino le presentó una oportunidad para reestablecer sus finanzas. Escuchó a un grupo de hombres discutiendo sobre un valioso pergamino perdido y el problema que enfrentaban. Se habían retrasado en la oficina de correos donde debían enviar una solicitud para una misión a Iwagakure. El hombre más estresado, vestido con el uniforme del museo, había llegado tarde porque se había detenido a hablar con su futura esposa.

Kyoshiro, curioso y necesitado de dinero, se acercó al grupo y escuchó atentamente. La recompensa por el pergamino era considerable, pero los hombres consideraban contratar a alguien de Iwagakure. Kyoshiro intervino, ofreciendo realizar la misión por la mitad del costo con la misma eficacia. Aunque su ego y necesidad de validación lo llevaban a sobrestimar sus habilidades, confiaba en su ingenio para sortear cualquier obstáculo y resolver problemas complejos rápidamente. Los hombres, sin opciones debido a la amenaza de despido, aceptaron la oferta a regañadientes.

Kyoshiro se dirigió al museo local para investigar. Su papel era el de actuar como un militar de Iwa, ya que el museo solo aceptaría personal militar para una misión de cuidado especial. El aire en el museo le recordó a las bibliotecas de su antiguo refugio, evocando tiempos más simples. Pasó exactamente dos horas revisando el lugar del robo, los registros del pergamino robado, el libro de visitas y cualquier otra información relevante, hasta formular una teoría inicial.

Observó el lugar del robo con minuciosidad, notando huellas casi imperceptibles en el suelo de mármol. Aunque inicialmente difíciles de identificar, una vez detectadas, eran claras. Rastreando las huellas, dedujo que alguien había entrado por una ventana lateral durante la madrugada. El piso lodoso seco fuera de la ventana indicaba que el perpetrador había entrado después de la última limpieza nocturna, que se realizaba alrededor de medianoche. Esto le llevó a concluir que el robo había ocurrido después de esa ronda de limpieza, posiblemente en la madrugada.

Kyoshiro habló con el director del museo, un hombre mayor que estaba preocupado y se había quedado en el trabajo. El director reveló que el pergamino contenía técnicas secretas prohibidas, muy codiciadas por quienes tenían intenciones nefastas. Cuando Kyoshiro preguntó sobre incidentes previos relacionados con la seguridad del museo, el director inicialmente negó, pero luego recordó un incidente con un antiguo empleado que había sido despedido hace un año por casi perder el pergamino al colocarlo en la caja equivocada.

Kyoshiro indagó más sobre el despido del ex empleado, pero el director afirmó que no hubo problemas posteriores y que había oído rumores de que el ex empleado había sido visto frecuentando un templo al sur del museo y había desaparecido poco después. Kyoshiro, con esta información, hizo una última pregunta sobre anomalías en el sistema de seguridad la noche del robo. El director mencionó una sombra rápida captada por las cámaras a las tres de la mañana, justo después de la última ronda de los guardias. Esta pista confirmaba a Kyoshiro que el ex empleado del museo era un sospechoso principal, ya que solo alguien que conociera bien el horario de limpieza y las rondas de los guardias podría haber planeado el robo.

Encontrar al ex empleado fue relativamente fácil. Vivía en la ciudad y aún residía en el mismo apartamento. Kyoshiro esperó a que llegara a su casa, observándolo desde un café cercano. El ex empleado llegó cubierto de barro seco, que coincidía con las huellas de la escena del robo. Tres horas después, el hombre salió vestido con ropa más limpia y Kyoshiro decidió seguirlo discretamente.

El ex empleado se dirigió hacia el sur, pasando por calles y callejones hasta llegar a un sendero que se adentraba en el bosque. Kyoshiro lo siguió, observando que el hombre llevaba una mochila de tamaño considerable, posiblemente con algo pesado. Después de unos veinte minutos, el ex empleado llegó al antiguo templo abandonado, un lugar que Kyoshiro ya había oído mencionar. La estructura del templo, rodeada de vegetación densa, estaba en ruinas y emanaba un aura de misterio.

El ex empleado dejó la mochila en la entrada del templo antes de entrar. Kyoshiro se acercó sigilosamente a la mochila y, al examinarla, encontró herramientas rudimentarias, libros antiguos y amuletos relacionados con el culto. El hallazgo más revelador fue un mapa detallado del templo con anotaciones sobre lugares de interés.

Con esta evidencia, Kyoshiro decidió infiltrarse en el templo. Aprovechó la oscuridad para moverse sin ser visto y se adentró en el laberinto de corredores y habitaciones en ruinas. Las paredes estaban cubiertas de polvo y telarañas, y el aire olía a humedad y descomposición. Con una linterna tenue, siguió las indicaciones del mapa, evitando trampas y zonas peligrosas. Finalmente, encontró una pared falsa como indicaba el mapa. Desplazó la pared con cuidado, revelando un pasaje que llevaba a una habitación secreta. Dentro, encontró el pergamino guardado en una caja de madera antigua con runas protectoras. Al guardar el pergamino en su mochila, escuchó pasos apresurados y murmullos en el templo. Al parecer, no estaba solo; el culto había llegado para proteger el lugar.

Kyoshiro se escondió detrás de una columna mientras un grupo de figuras enmascaradas con túnicas oscuras y antorchas registraba el templo. Sabía que debía actuar con rapidez. Creó una distracción arrojando piedras para desviar la atención del grupo y se dirigió a un pasaje lateral que parecía llevar a una salida. El túnel era estrecho y parcialmente bloqueado, pero era su mejor opción para escapar.

Mientras avanzaba, escuchó los pasos del grupo del culto acercándose. Recordó una táctica de distracción y arrojó piedras hacia el otro lado del túnel. La distracción funcionó y el grupo se desvió hacia el sonido. Kyoshiro continuó por el túnel, que se estrechaba y se inclinaba, hasta llegar a un claro exterior cubierto de vegetación densa. Aunque el camino estaba despejado, no podía relajarse. Con el pergamino asegurado y el corazón aún acelerado, se adentró en el claro, buscando una vía de escape entre los árboles.
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Misión Finalizada

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