25 de Ichigatsu del 15 D.Y - 03:44 p.m
Afueras de Kirigakure, País del Agua
Como era costumbre en aquella época del año, el ambiente por la isla donde se encontraba Kirigakure era frío y oscuro por aquella niebla que probablemente nunca desaparecería. Después de pasarse la mañana patrullando la Zona Residencial, Kano había decidido que aquel día por fin era el adecuado para usar el Kuchiyose. Ahora que por fin formaba parte de las filas imperialistas, quería fortalecerse lo más rápidamente posible para hacerse un nombre y ascender. Habían pasado ya varias semanas desde lo sucedido en Iwagakure, y poco a poco parecía que las pesadillas al respecto no le afectaban tanto. ¿Se estaría insensibilizando? Probablemente, pero si no quería volverse loco no le quedaba otra. Tenía un objetivo muy claro, que aunque se lo hubieran impuesto, lo seguiría pese conllevara ensuciarse las manos: borrar las manchas que sus padres habían dejado en su familia, y recuperar el honor de su apellido.
Creyó que el mejor lugar para realizar aquella técnica era en las afueras de la aldea, ya que no tenía ni idea de qué era lo que iba a invocar ni lo que iba a pasar. Tan solo tenía conocimiento de aspectos básicos que le explicaron cuando le enseñaron la técnica, como que con aquel jutsu podría llegar a firmar un pacto de invocación y ser el maestro de un animal que podría ayudarle en los combates. Ahora mismo, la mayoría de sus ases bajo la manga se centraban en el control de campo así que no le vendría mal aprender nuevos jutsus diferentes que le permitieran aumentar su arsenal y volverlo un enemigo más temible. Era cuestión de tiempo que volvieran a asignarle una misión peligrosa, así que debía estar a la altura.
Mordió con fuerza la piel de su pulgar hasta que consiguió hacerse una herida; la sangre comenzó a gotear por su mano, y hasta se escurrió una gota por su brazo. Después de eso haría una tanda de sellos, y con decisión colocó su extremidad herida en el suelo. Bajo este se formaron varios kanjis, y cuando entraron en contacto con su sangre expulsaron un pequeño banco de humo. Kano tosió y se cubrió la boca con el brazo, y cuando este se disipó pudo ver enfrente de él a una intimidante araña negra, la más grande que había visto en su vida ya que le llegaba por las rodillas. El animal le miró y analizó con su decena de ojos en silencio, y por otro lado el Kurama dio un bote por el susto que le dio su aparición. Él había imaginado que invocaría a un gato, o a una tortuga, así que le tomó bastante por sorpresa darse cuenta que su afinidad era con una de las criaturas peores vistas: las arañas.
Creyó que el mejor lugar para realizar aquella técnica era en las afueras de la aldea, ya que no tenía ni idea de qué era lo que iba a invocar ni lo que iba a pasar. Tan solo tenía conocimiento de aspectos básicos que le explicaron cuando le enseñaron la técnica, como que con aquel jutsu podría llegar a firmar un pacto de invocación y ser el maestro de un animal que podría ayudarle en los combates. Ahora mismo, la mayoría de sus ases bajo la manga se centraban en el control de campo así que no le vendría mal aprender nuevos jutsus diferentes que le permitieran aumentar su arsenal y volverlo un enemigo más temible. Era cuestión de tiempo que volvieran a asignarle una misión peligrosa, así que debía estar a la altura.
Mordió con fuerza la piel de su pulgar hasta que consiguió hacerse una herida; la sangre comenzó a gotear por su mano, y hasta se escurrió una gota por su brazo. Después de eso haría una tanda de sellos, y con decisión colocó su extremidad herida en el suelo. Bajo este se formaron varios kanjis, y cuando entraron en contacto con su sangre expulsaron un pequeño banco de humo. Kano tosió y se cubrió la boca con el brazo, y cuando este se disipó pudo ver enfrente de él a una intimidante araña negra, la más grande que había visto en su vida ya que le llegaba por las rodillas. El animal le miró y analizó con su decena de ojos en silencio, y por otro lado el Kurama dio un bote por el susto que le dio su aparición. Él había imaginado que invocaría a un gato, o a una tortuga, así que le tomó bastante por sorpresa darse cuenta que su afinidad era con una de las criaturas peores vistas: las arañas.
─ Uhhh... Hola, soy Kano Kurama. ¿Tu cómo te llamas? ─tartamudeó un poco, inseguro, pero trató de erguir la espalda y levantar la barbilla para dar una mejor impresión. El insecto no le quitó el ojo de encima y no contestó nada durante los primeros segundos, cosa que incomodó más al adolescente y hizo que una gota de sudor cayera por su frente. ¿Y si le atacaba? Quizá era una araña con un veneno mortal─. Me llamo Miho, soy el portavoz de la tribu principal del Bosque Kasukanage ─finalmente se presentaría el ser, logrando arrebatar un suspiro aliviado al Kurama. Su voz era bastante aguda, aunque tenía un aire siniestro y oscuro─. ¿Kasukanaqué? ¿Dónde está eso?
─ En un lugar inaccesible para los humanos. En resumen, es la región sabia de las Arañas ─Miho mostró tener bastante paciencia, aunque por su tono quedaba claro que las preguntas estaban empezando a cansarle─. ¿Qué hace un niño invocándome? Sabes que perfectamente podría paralizarte con mi veneno y enrollarte para comerte más tarde, ¿no? ─un escalofrío recorrió la espalda del joven shinobi de arriba a abajo por aquella amenaza─. Ehhh... Me gustaría firmar para formar parte de vuestro pacto. Necesito fortalecerme lo máximo que pueda, y sé que vosotras me podríais ayudar.
La viuda negra soltó una sonora carcajada cuando escuchó la respuesta del adolescente y le apuntó con una de sus afiladas patas─. ¿Dejar a un crío ser el maestro? ¿Estás riéndote de nosotras, humano? ─pasó de la risa a la amenaza, aunque sus palabras no lograron asustar al Kurama sino que todo lo contrario. Estaba harto de que le subestimaran por ser joven─. Ponme a prueba y te demostraré que soy digno. Llevo toda mi vida entrenando sin descanso, así que déjame por lo menos intentarlo ─no sabía de dónde había sacado ese carácter, aunque lo más probable es que su trabajo estuviera fortaleciendo su espíritu y cabezonería.
─ Está bien, te voy a dar una oportunidad. Pero a cambio, si fallas la prueba te asfixiaré con mis telarañas y te comeré junto a mis compañeras ─Kano dudó un poco por aquella apuesta, pero al final sacó todo el valor que tenía dentro para extender su mano y agarrar una pata del animal, como si se la estuviera estrechando─. Trato hecho ─respondió con el tono más seguro que pudo mientras clavaba sus ojos en los de Mihu. En realidad estaba muy preocupado, pero no debía titubear si quería ganarse el respeto del portavoz.
Sin más preámbulos, el insecto retrocedió un poco y empezó escupir un poco de telaraña mientras la amasaba con sus queliceros─. Aparta niño, o sino ni siquiera vas a poder empezar la prueba ─tras sus palabras, lanzó la bola hacia adelante y el Kurama por los pelos la esquivó, ya que le rozó la cabeza. Esta impactaría contra un árbol, creando instantáneamente una plataforma de aquel material de 10x10 el cual se sostenía por encima del suelo gracias a las ramas y la vegetación─. Tienes que subirte a la telaraña y vendarte los ojos. Las arañas somos muy sensibles a las vibraciones que generan nuestras presas en nuestras redes, y buscamos que nuestros portadores sean igual de perceptivos. Deberás esquivar y resistir mis ataques únicamente guiándote por eso, y conseguir darme un golpe; mi veneno no puede llegar a matarte, pero si consigo picarte varias veces quedarás paralizado y habrás perdido.
─ ¿Pelear con los ojos vendados, acaso es eso posible? ─pensó el niño bastante asustado, pero avanzó hasta la tela de araña. Antes de nada la tocó con un dedo, dándose cuenta de que era extremadamente pegajosa, por lo que agitó su mano para despegarse y canalizó chakra en sus pies. Después de eso dio un salto para subirse encima. Se tambaleó un poco ya que era bastante inestable, pero gracias al chakra sus pies no se pegaron así que pudo equilibrarse. Se quitó la bandana de su aldea que llevaba en la frente, se la puso en los ojos y la ató con un nudo fuerte─. Tengo que admitir que tienes agallas, muchacho. Te voy a dejar unos segundos para concentrarte, así que hazlo bien si no quieres morir.
Sumido en una total oscuridad, Kano trató de concentrarse para anticiparse a los ataques del animal. Era una tarea complicada, ya que debía dividir su atención en detectar las vibraciones que sintieran sus pies, escuchar con la mayor claridad posible y tratar de notar su presencia. Creyó estar haciéndolo bien, pero después de unos pocos segundos, sin dar ningún aviso, sintió como algo mordía su hombro. Sintió con total detalle como el veneno de la araña entraba en su torrente sanguíneo, extendiéndose un horrible dolor por cada uno de sus músculos─. ¡Agh, mierda! ─ Su cuerpo se tensó involuntariamente volviendo sus movimientos más rígidos, aunque por el momento aún podía moverse.
─ Fu fu fu... Ya debes saberlo, pero has cavado tu propia tumba chiquillo ─nuevamente la viuda negra se abalanzó contra el adolescente, aunque gracias a que había hablado antes Kano pudo deducir su localización y esquivar el segundo ataque─. ¡No me subestimes! ─con la adrenalina disparada, el moreno puso todos sus esfuerzos para sentir aquella telaraña como una parte más de su cuerpo. Mihu trató de placarle una decena de veces más, pero mostrando una gran habilidad esquivó cada uno de ellos; el problema es que por culpa del veneno estaba empezando a sentirse agotado.
─ Cada vez te mueves peor. Lo siento mucho niño, pero a este ritmo no vas a estar a la altura; aún ni has intentado golpearme ─diría la viuda negra evidentemente decepcionada─. Acabemos con esto de una vez. Me gusta jugar con la comida, pero eres muy aburrido ─el Kurama no supo cómo, pero Mihu se movió aún más rápido de lo normal y le placó, haciéndole caer de espaldas en la red y aprisionándole bajo su cuerpo. Le mordió un total de 4 veces, acelerando el efecto del veneno. Él gritó de dolor y se retorció, pero poco a poco sus músculos se pusieron tan rígidos que era incapaz de moverse. Después de eso, sentiría como el animal se quitaba de encima suyo y le ponía sus patas encima para enrollarle con aquella sustancia pegajosa y hacer un capullo alrededor de él ─. Fu fu fu fu, hace mucho que no como la carne de un niño, estoy deseando probarte.
...
¿Y así acababa todo? ¿Muriendo después de haber sido humillado por una araña?
...
A Kano le comenzaba a faltar el aire, y viéndose totalmente derrotado dejó de intentar resistirse─. Tiene razón... Me he confiado demasiado. No soy lo suficientemente bueno ─cuando estaba a punto de aceptar su destino, varias imágenes vinieron a su cabeza. Recordó aquella cena de empresa donde conoció a varios shinobis bastante peculiares, y cuando después de la misión de Iwagakure varios compañeros le consolaron. No entendía muy bien por qué le había venido eso a la cabeza, pero no pudo evitar darle varias vueltas─. Pero me da mucha rabia morir ahora, que estoy empezando a hacerme un sitio en el mundo. Antes nunca había tenido compañeros ni aliados... Pero ahora sí. Quizá aún no tengo ningún amigo, pero por fin formo parte de algo. No quiero rendirme ahora, aún no. Además, aún no he levantado el honor de mi familia.
Había algo que la araña no sabía, y es que Kano había sufrido castigos muy duros por parte de su abuelo durante su infancia. Estaba tan acostumbrado al dolor, que de alguna manera había aprendido a ignorarlo para no sufrir más. En su mano derecha comenzó a arremolinarse una gran cantidad de chakra oscuro hasta que este tomó forma de una bola. Gracias a esa gran energía rompería la telaraña que le mantenía inmovilizado, y mientras apretaba sus dientes estampó aquella técnica contra el abdomen del animal. Mihu salió volando por la fuerza del impacto, sin esperar el ataque de Kano, y cayó boca arriba en el suelo.
...
─ En un lugar inaccesible para los humanos. En resumen, es la región sabia de las Arañas ─Miho mostró tener bastante paciencia, aunque por su tono quedaba claro que las preguntas estaban empezando a cansarle─. ¿Qué hace un niño invocándome? Sabes que perfectamente podría paralizarte con mi veneno y enrollarte para comerte más tarde, ¿no? ─un escalofrío recorrió la espalda del joven shinobi de arriba a abajo por aquella amenaza─. Ehhh... Me gustaría firmar para formar parte de vuestro pacto. Necesito fortalecerme lo máximo que pueda, y sé que vosotras me podríais ayudar.
La viuda negra soltó una sonora carcajada cuando escuchó la respuesta del adolescente y le apuntó con una de sus afiladas patas─. ¿Dejar a un crío ser el maestro? ¿Estás riéndote de nosotras, humano? ─pasó de la risa a la amenaza, aunque sus palabras no lograron asustar al Kurama sino que todo lo contrario. Estaba harto de que le subestimaran por ser joven─. Ponme a prueba y te demostraré que soy digno. Llevo toda mi vida entrenando sin descanso, así que déjame por lo menos intentarlo ─no sabía de dónde había sacado ese carácter, aunque lo más probable es que su trabajo estuviera fortaleciendo su espíritu y cabezonería.
─ Está bien, te voy a dar una oportunidad. Pero a cambio, si fallas la prueba te asfixiaré con mis telarañas y te comeré junto a mis compañeras ─Kano dudó un poco por aquella apuesta, pero al final sacó todo el valor que tenía dentro para extender su mano y agarrar una pata del animal, como si se la estuviera estrechando─. Trato hecho ─respondió con el tono más seguro que pudo mientras clavaba sus ojos en los de Mihu. En realidad estaba muy preocupado, pero no debía titubear si quería ganarse el respeto del portavoz.
Sin más preámbulos, el insecto retrocedió un poco y empezó escupir un poco de telaraña mientras la amasaba con sus queliceros─. Aparta niño, o sino ni siquiera vas a poder empezar la prueba ─tras sus palabras, lanzó la bola hacia adelante y el Kurama por los pelos la esquivó, ya que le rozó la cabeza. Esta impactaría contra un árbol, creando instantáneamente una plataforma de aquel material de 10x10 el cual se sostenía por encima del suelo gracias a las ramas y la vegetación─. Tienes que subirte a la telaraña y vendarte los ojos. Las arañas somos muy sensibles a las vibraciones que generan nuestras presas en nuestras redes, y buscamos que nuestros portadores sean igual de perceptivos. Deberás esquivar y resistir mis ataques únicamente guiándote por eso, y conseguir darme un golpe; mi veneno no puede llegar a matarte, pero si consigo picarte varias veces quedarás paralizado y habrás perdido.
─ ¿Pelear con los ojos vendados, acaso es eso posible? ─pensó el niño bastante asustado, pero avanzó hasta la tela de araña. Antes de nada la tocó con un dedo, dándose cuenta de que era extremadamente pegajosa, por lo que agitó su mano para despegarse y canalizó chakra en sus pies. Después de eso dio un salto para subirse encima. Se tambaleó un poco ya que era bastante inestable, pero gracias al chakra sus pies no se pegaron así que pudo equilibrarse. Se quitó la bandana de su aldea que llevaba en la frente, se la puso en los ojos y la ató con un nudo fuerte─. Tengo que admitir que tienes agallas, muchacho. Te voy a dejar unos segundos para concentrarte, así que hazlo bien si no quieres morir.
Sumido en una total oscuridad, Kano trató de concentrarse para anticiparse a los ataques del animal. Era una tarea complicada, ya que debía dividir su atención en detectar las vibraciones que sintieran sus pies, escuchar con la mayor claridad posible y tratar de notar su presencia. Creyó estar haciéndolo bien, pero después de unos pocos segundos, sin dar ningún aviso, sintió como algo mordía su hombro. Sintió con total detalle como el veneno de la araña entraba en su torrente sanguíneo, extendiéndose un horrible dolor por cada uno de sus músculos─. ¡Agh, mierda! ─ Su cuerpo se tensó involuntariamente volviendo sus movimientos más rígidos, aunque por el momento aún podía moverse.
─ Fu fu fu... Ya debes saberlo, pero has cavado tu propia tumba chiquillo ─nuevamente la viuda negra se abalanzó contra el adolescente, aunque gracias a que había hablado antes Kano pudo deducir su localización y esquivar el segundo ataque─. ¡No me subestimes! ─con la adrenalina disparada, el moreno puso todos sus esfuerzos para sentir aquella telaraña como una parte más de su cuerpo. Mihu trató de placarle una decena de veces más, pero mostrando una gran habilidad esquivó cada uno de ellos; el problema es que por culpa del veneno estaba empezando a sentirse agotado.
─ Cada vez te mueves peor. Lo siento mucho niño, pero a este ritmo no vas a estar a la altura; aún ni has intentado golpearme ─diría la viuda negra evidentemente decepcionada─. Acabemos con esto de una vez. Me gusta jugar con la comida, pero eres muy aburrido ─el Kurama no supo cómo, pero Mihu se movió aún más rápido de lo normal y le placó, haciéndole caer de espaldas en la red y aprisionándole bajo su cuerpo. Le mordió un total de 4 veces, acelerando el efecto del veneno. Él gritó de dolor y se retorció, pero poco a poco sus músculos se pusieron tan rígidos que era incapaz de moverse. Después de eso, sentiría como el animal se quitaba de encima suyo y le ponía sus patas encima para enrollarle con aquella sustancia pegajosa y hacer un capullo alrededor de él ─. Fu fu fu fu, hace mucho que no como la carne de un niño, estoy deseando probarte.
...
¿Y así acababa todo? ¿Muriendo después de haber sido humillado por una araña?
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A Kano le comenzaba a faltar el aire, y viéndose totalmente derrotado dejó de intentar resistirse─. Tiene razón... Me he confiado demasiado. No soy lo suficientemente bueno ─cuando estaba a punto de aceptar su destino, varias imágenes vinieron a su cabeza. Recordó aquella cena de empresa donde conoció a varios shinobis bastante peculiares, y cuando después de la misión de Iwagakure varios compañeros le consolaron. No entendía muy bien por qué le había venido eso a la cabeza, pero no pudo evitar darle varias vueltas─. Pero me da mucha rabia morir ahora, que estoy empezando a hacerme un sitio en el mundo. Antes nunca había tenido compañeros ni aliados... Pero ahora sí. Quizá aún no tengo ningún amigo, pero por fin formo parte de algo. No quiero rendirme ahora, aún no. Además, aún no he levantado el honor de mi familia.
Había algo que la araña no sabía, y es que Kano había sufrido castigos muy duros por parte de su abuelo durante su infancia. Estaba tan acostumbrado al dolor, que de alguna manera había aprendido a ignorarlo para no sufrir más. En su mano derecha comenzó a arremolinarse una gran cantidad de chakra oscuro hasta que este tomó forma de una bola. Gracias a esa gran energía rompería la telaraña que le mantenía inmovilizado, y mientras apretaba sus dientes estampó aquella técnica contra el abdomen del animal. Mihu salió volando por la fuerza del impacto, sin esperar el ataque de Kano, y cayó boca arriba en el suelo.
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Pasaron varios minutos, donde Mihu y Kano no dijeron nada y se mantuvieron quietos para recuperar las fuerzas. El pequeño apenas podía moverse al principio, pero con el paso de los segundos el efecto del veneno iba desapareciendo. Al final, después de un buen rato, se incorporó y saltó directamente hacia el insecto. Ya se había dado la vuelta, y miraba al moreno mientras frotaba sus patas─. Estaba seguro de que ibas a ser incapaz de actuar con tanto veneno, pero me has sorprendido muchacho ─le diría ligeramente molesta, ya que se había quedado sin merienda─. Un trato es un trato. Has superado la prueba, así que ahora debes firmar el pergamino para oficializar tu pacto ─añadiría y tras un par de segundos, frente al rostro del Kurama apareció un pergamino con una pluma. Levantó su mano temblorosa, ya que aún estaba débil por el efecto residual del veneno, y sin dudarlo firmó.