The Red Guard [Saga]
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Última modificación: 25-06-2024, 06:23 AM por Loremaster.
26 de Enero 16 DK
País del Fuego, Konohagakure
Horas de la mañana.

Los aldeanos más débiles mentalmente, que creían en los ideales de Aiko Nezu, habían sufrido un terrible lavado de cerebro por parte de las influencias Imperiales. La noticia que decepcionó a muchos, fue anunciada en la mañana por distintos medios de comunicación, que transmitían la información mediante pantallas en edificios reconocidos, por la gran aldea. Los transeúntes se detienen, antes de cruzar las calles y voltean sus curiosas y sorprendidas miradas, escuchando atentos. Las dudas surgen y los murmullos comienzan, los que creían en ella de verdad, sabía que no era así, sólo era un truco más del Imperio Boshoku. Por otro lado, aquellos dominados por la ideología esclavistas, se alegran.

El escuadrón Anbu confirma la traición de la Hokage, tras meses de investigación y bajo una estricta vigilancia. Descubriendo sus conexiones con Loh Yamanaka y planes de conspiración contra Konoha.  La jovencita reportera y emisaria de Boshoku hace una leve pausa tragando saliva. — En otras palabras, el consejo de ancianos tiene un anuncio especial que darles y ordena a todos los habitantes a reunirse en la Torre Hokage, al atardecer. Se castigará con una ejecución pública cualquier ausencia. — Las pantallas se apagan y vuelven a encenderse, comenzando a operar como lo hacen habitualmente.

Los aldeanos dominados por el miedo, sabían que debían asistir a la hora indicada, saben muy bien de lo que son capaces y nadie quiere morir. Por otro lado, en algún rincón de la aldea tenemos al consejo de ancianos, reunidos en una oscura sala. La luz blanca ilumina sólo el centro de la gran mesa y sus miradas, permanecen ensombrecidas y ocultas.  — Es cuestión de tiempo para que finalmente la maten. —  Una voz misteriosa se escucha al igual que unos pasos entre el silencio. — Los preparativos están listos. Indra dará el golpe final. — Ho'Jin el líder del clan Aburame golpea fuertemente su asiento — ¡Se burló de todos nosotros! Merece un castigo peor que la muerte. — Expresó decepcionado. — Ya, ya. Calmate, siempre tienes que ser tan dramático. Déjame explicarte cuál es el plan... Cuando el Dios del Fuego es presentado ante los ojos del mundo, Indra Tatsumaki arrasará con el Bosque de la Muerte, sabemos que Aiko lo eligió como campo de batalla porque es su sitio favorito para entrenar y en los exámenes Chūnin de su generación, fue reconocida por completar la segunda fase en una hora. —

— El Dios del Fuego ¿Eh? Irónicamente será un Sarutobi. Quien iba a pensar que él sería la persona elegida por nosotros para extinguir la voluntad del fuego. — Diría entre risas un sujeto enmascarado. Luego es interrumpido, por el actual líder del clan Akimichi, este hombre demostró inseguridad y desconfianza, ganandose miradas fulminantes. Sí... PERO, aún así no debemos confiarnos y no subestimar esta maldita "Voluntad del Fuego". ¿Tienes idea de lo vergonzoso qué sería para nosotros? No. No sólo eso, todos y cada uno de nosotros morirá a manos del Raijin y Suijin... Si esto no sale como lo tiene planeado. — Una voz distante y madura, bebe un sorbo de Sake para aclarar la garganta y responde. — ¿De qué mierda estás hablando tú? Nuestros oficiales de más alto rango están preparados y están listos para la batalla, listos para morir por nosotros. Así es la guerra, ancianos y ancianas como nosotros la declaran, para que los jóvenes la luchen por nosotros. Su tono despreocupante no sorprendió a nadie, pues todos tienen ese mismo pensar. El consejo se queda discutiendo y realizando los preparativos para la gran revelación, pues no disponían de mucho tiempo.

ost


Cuando la tarde finalmente cayó, tal cual como la emisaria de Boshoku notificó en la mañana: los aldeanos acudieron a la torre Hokage, llevándose incluso a sus hijos. Algo grande y especial está a punto de suceder o eso pensaba la mayoría. Hasta que en el tejado, un Jōnin de peli azul es el primero en hacer acto de presencia, hablando por un micrófono. Los altavoces intensifican su tono de voz y los medios de comunicación transmiten en vivo, no sólo en el País del Fuego, también en el Rayo, Agua, Viento y Tierra. Incluyendo también algunos países menores. — ¡Por orden del Imperio Boshoku, estamos reunidos aquí para tratar una delicada situación! Aiko Nezu le ha dado la espalda a toda la aldea y a su gente, nos ha engañado. Nos ha escupido en la cara, para al final irse corriendo con las colas entre las patas. — El público yace en silencio, y los que no creían en eso, se esforzaban por no demostrar expresiones molestas o tristes, no querían ser ejecutados. — En su lugar... ¡Kami-sama nos ha bendecido con un nuevo Dios en nuestro mundo! Nos complace revelarles... ¡Al Dios del Fuego! — ¿Esperaban leer Hokage? Esa palabra había muerto hoy, junto con las esperanzas de una población encadenada. La voluntad del fuego se extinguió, aparentemente, en ese tan amargo momento para hombres y mujeres. — ¡¡Sarutobi... Ryōga!! — La elección perfecta entre las filas. El único sin un historial de traición, el único sin rumores, conocido por ser un Shinobi justo y verdaderamente fuerte para ocupar el cargo. Los demás Senchō presente en el tejado, reunidos en una fila horizontal, bajaron sus miradas. Pues, no esperaban que él fuera elegido. — Ahhh... Que maldito fastidio será esto. — Suspiraría dando pasos hacia adelante, a la par que se colocaba un sombrero y capa. El Jōnin que peli azul, realiza una reverencia y se hace a un lado permitiendo que Ryōga se acerque y salude a su gente con una sonrisa incómoda, los más fieles al Imperio, gritaban y alababan su nombre como si de un verdadero Dios en este mundo mortal, se tratase.



26 de Enero 16 D.K
País del Fuego, Bosque de la Muerte
Horas de la tarde



La preparación de los Criminales del Fuego y Aiko Nezu estaba totalmente lista. El bosque de la muerte, mítico lugar elegido como escenario para una masacre, era el campo ideal para los Ninjas cercanos para Aiko, bien se sabe que también era usado para actividades delictivas por parte de Suiko, la cabeza al mando de las triadas en el País del Fuego. Hombres y mujeres, intercambiaban mirada fríamente, compartiendo un único pensamiento por el momento: acabar con su vida o acabará con la mía. Los Rebeldes en mayor medida lo tenían más que claro, conocían el adoctrinamiento temprano hacia los niños y niñas mediante la formación académica. Así que se podría decir que, un simple Genin está preparado para morir e incluso cometer actos de baja moralidad, los soldados del Imperio no son para nada normales.

Un oficial de muy alto rango en las filas de Boshoku, luchando por el Dios del Fuego, ríe ante las palabras del pobre desgraciado Rebelde, que busca levantar la moral a sus soldados. — ¿Escucharon eso? ¡JAJAJAJA! — El oficial giraría en redondo buscando la mirada de los cientos de hombres y mujeres, posicionados en distintos puntos. Todos reirían, pero no eran capaces de ver, que esas palabras transmitían poder y determinación.


Sin embargo, la realidad de la guerra es otra. El pobre desgraciado con la percepción de la realidad alterada, murió llegando a pensar una sola cosa, en lo que la luz de sus ojos se apaga y la sangre recorre el rostro en hileras. No había tiempo para lamentos, todos los presentes saben de ante mano que también pueden morir de la misma forma, hasta peor. El ruido de las explosiones y árboles cayendo, resuena con potencia, obligando a las villas pequeñas más cercanas a evacuar. Por un lado, un dúo de Imperiales asesinaban a un muchacho rebelde, tomando sus brazos y apuñalandolo varias veces con un muy filoso Kunai en el abdomen. Desde otro punto del campo de batalla, una inmensa explosión producto de un estallido de llamas Katon, envuelve el cuerpo de un pelotón Imperial. Estos desafortunados corrían quemándose vivos, pero nadie iba a salvarlos. Las bajas eran mutuas, incrementándose enormemente; el terreno estaba adornado con distintos cuerpos, algunos irreconocibles. Unos cuantos Ninjas con extremidades mutiladas, se arrastraban como gusanos buscando cobertura en algún punto, pero terminaban siendo presas por más explosiones.



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Era el final de aquel primer mes de un nuevo año y el ermitaño se encontraba en una de sus nuevas oficinas gestionando documentos y planificando su próxima misión, como nuevo sencho de la Aldea era imprescindible gestionar reclutamientos y ocuparse de deberes propicios de su oficio. Desde su ubicación en aquel puesto de avanzada, ubicado a pocos kilometros de la Aldea, escucho el primer aviso. Durante la mañana fueron rumores los cuales el peliblanco atendió con suma precaución y más a sabiendas de que la crisis era cercana, según como había previsto, el conflicto era inminente y esto era prueba de ello. No fue hasta la tardecita que confirmo sus sospechas, junto a quien debía proteger, mientras conversaban sobre el futuro de la Aldea, un llamado de urgencia se hizo presente en la radio.

Ya veo... un nuevo Hokage...
Dios del Fuego querrás decir...
Si... si... eso mismo...
 disculpe mi torpeza, tantos títulos me tienen algo mareado, aunque debo admitir que me parece un poco ostentoso...
¿Un Sarutobi? sin dudas un digno representante de la nación, estoy ansioso por conocerlo...
Vete preparando, lo más probable es que se vengan tiempo movidos joven Hyuga, el Imperio te necesita más que nunca...
Como usted ordene...
Recuerda no subestimar a los líderes, debes aprender de ellos y procurar no desobedecer,
te conozco Satoru y si estas a mi lado es porque valoro tus habilidades, pero es importante
que en estos tiempo de fragilidad la nación se mantenga unida...
Usted manda jefe, me mantendré al margen, y sabe, más que nadie, que mi voluntad esta con Konoha...
Temó por la seguridad de nuestra aldea, y más luego de escuchar este anuncio, espero que el resto de las Aldeas se lo tome a bien y nos brinden apoyo... Le pido por favor se oculte en mi ausencia...
No te preocupes por mi Satoru, continuare mi viaje hacía mi hogar, allí te esperare...

 Aunque sus palabras sonarán tranquilas la mente del ermitaño se encontraba en conflicto, y sobre todo al pensar en las posibles victimas de un suceso como este, mantuvo su calma y temple como buen profesional que era, algo que había aprendido con el tiempo y los años, siempre actuar desde la razón y no dejarse llevar por los impulsos.
 Satoru conversaba con uno de los nobles el cual estaba a su cargo y protección, en su dialogo conjeturaban sobre el futuro de la villa y cual sería el método correcto para sopesar la carga de un Hokage traidor, a partir de entonces solo quedaría hacer los preparativos para las horas venideras y ponerse en búsqueda de un equipo leal. Conforme los minutos pasaban Satoru se preparaba y comenzaba su viaje hacia Konohagakure.



 La velocidad de su viaje era la misma que la de cualquier Shinobi en apuros, sabía que no podía faltar su presencia en la villa, debía llegar cuanto antes, por eso mismo es que no se detuvo en ningún lugar,  atravesó praderas y bosques a una velocidad magistral, poco más de una hora tardó en llegar. Vestido con su ya algo gastado chaleco Chuunin, bandana y túnica Azul, daba pasos y saltos hacia su destino. Al presenciar en la distancia su hogar decidió detenerse unos momentos para tomar aliento y observar, luego continuo su marcha. Observo desde la distancia las puertas de su aldea que se encontraban completamente vacías, el tono de conflicto ya se sentía en el aire, silencio y gritos en la lejanía, la crisis era palpable, al menos era lo que presentía el ermitaño al ver la escena poco usual de su aldea vacía, aún no estaba al tanto de los acontecimientos pero suponía que la caída del Hokage, a diferencia de el, su pueblo lo sentiría con pesar y desconcierto...

 ¿Qué demonios pasa aquí?

 Con exhaustivo ímpetu empezó a consolidar una pequeña formación de Shinobi aprovechando su alto cargo, una suerte de escuadrón con cualquiera que pasará por allí y pertenezca al Imperio, era mejor ir juntos que moverse separados, era imprescindible moverse en equipo y procurar cuidarse los unos a los otros, sin el respaldo de sus aliados sería tarea difícil mantener la seguridad de la villa. Distinguió un grupo de shinobi a pocos metros de El y no dudó en llamar su atención. No permitirá el descontrol ni el pánico, su rol allí sería preservar la vida de sus compañeros y sopesar sus temores, una vez afianzadas las bases emprender viaje a donde lo llamen.

 EY! ustedes! vengan aquí!
Formaremos un pequeño escuadrón,
díganme las ultimas novedades...
es imprescindible mantenernos unidos...


Cita:OFF: Satoru llega a la Aldea y se queda en la puerta, esperara las instrucciones y luego iría al sector más cercano a la villa ( 1 o 2).

Estadísticas de Satoru Hyuga

inventario
Satoru
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Issei se adentraba rápidamente en el Bosque de la Muerte, mientras su mente era un torbellino de pensamientos. Aunque la política del País del Fuego le resultaba indiferente, sabía que su lealtad al Imperio del Agua era incuestionable. Esta misión representaba una valiosa oportunidad para ganar reputación y quizás asegurar un lugar más destacado en el Imperio. La imagen de su esposa e hijos le daba la fuerza necesaria para seguir adelante. Los recuerdos de la guerra contra el País del Rayo, una época oscura en la que estuvo a punto de quitarse la vida, ahora le infundían la determinación para enfrentar cualquier desafío que se presentara.

El rugido lejano de explosiones y el crujido de ramas rotas bajo sus pies le recordaban la brutal realidad de la guerra. A medida que avanzaba, su mente se centraba en su deber, dejando atrás las dudas y los miedos. La visión de su esposa e hijos le proporcionaba un ancla, una razón para luchar y sobrevivir en medio del caos.

Al llegar a una colina, el espadachín divisó a lo lejos el escuadrón de Satoru. El peliblanco, a quien recordaba claramente de su reciente reunión, estaba organizando a los shinobis con eficiencia y calma. La presencia de aquel Sencho le infundió una cierta tranquilidad en medio del caos. Sin dudarlo, descendió la colina, decidido a unirse a ellos. Recordaba cómo él había compartido su preocupación por la situación, y ahora veía una oportunidad para colaborar nuevamente.

Satoru —llamó el Kenju al acercarse, buscando captar su atención—. Parece que la situación es peor de lo que imaginábamos.

Observó el entorno caótico con atención, notando las explosiones resonando en la distancia y el humo elevándose hacia el cielo como fantasmas oscuros. La escena era un infierno en la tierra, pero no era la primera vez que se enfrentaba a un panorama tan desolador.

He estado pensando en nuestras opciones —dijo Issei, dirigiendo su mirada al peliblanco y al resto del escuadrón—. La situación aquí es un verdadero infierno, pero hemos pasado por peores. Debemos mantenernos unidos y avanzar con cautela.

El viento comenzó a soplar con más fuerza, haciendo que las hojas y ramas se agitaran violentamente alrededor de ellos. El sonido del viento, similar a un lamento de la naturaleza, se mezclaba con los ecos de la batalla, creando un ambiente aún más tenso y opresivo. El pelinegro podía sentir el frío calando en sus huesos, pero se negaba a dejar que eso lo afectara.

¿Cuál es el plan? —preguntó, dirigiéndose a su actual líder de escuadrón—. Debemos asegurarnos de que nuestra formación sea sólida antes de adentrarnos más en el bosque.

Mientras esperaba la respuesta, sus pensamientos volaron a los recuerdos dolorosos que intentaban abrumarlo. Pero a pesar de la tensión y la carga emocional que llevaba, sabía que debía demostrar que estaba a la altura del desafío. Sus compañeros contaban con él, y estaba decidido a no defraudarlos. Con cada respiración, reafirmaba su compromiso con la misión y con aquellos a quienes debía proteger.

Mantengamos la calma y enfoquémonos en nuestros objetivos. Juntos podemos superar esto —añadió, infundiendo ánimo y determinación en sus palabras.

La mirada del kirinense se endureció, reflejando su resolución inquebrantable. La misión era peligrosa, pero su experiencia y la fuerza de su espíritu eran sus mejores armas. En ese momento, decidió que no importaba lo que el destino les deparara, él estaría listo para enfrentarlo, liderando con valentía y determinación.

Off
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Pasivas
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No era habitual en absoluto que la de cabello azabache oyera noticias, de hecho solía evitarlas nada más que por ahorrarse la molestia que le ocasionaba. Incluso, rara vez en Ichiraku Ramen lo hacían. El comercio ahora era diferente y aunque el original Ichiraku no existiera ya, su familia había seguido con el legado teniendo ahora establecimientos por el resto del mundo. Kaname, recién pasados unos meses frecuentó el lugar donde ahora solían poner cerca de las horas de la mañana, los anuncios del imperio. La interrupción ese día fue extraña, se estaba aseverando la traición de Aiko Nezu, y posterior a la sentencia de aquella chica, un silencio sepulcral enmudeció el recinto al tiempo que unos hacían malas caras otros parecían querer festejar la labor de la Hokage.

La Senju no pudo evitar tragar con esfuerzo, se había esperado todo, menos que a su regreso estuviera pasado justo esto. La guerra civil en Konoha veía venir, pero más que esa delgada línea hubiera pendido de un hilo, jamás había pasado nada. Esto por el contrario era diferente y claro, ella ahora la líder del clan Senju, como tal, no podía eludir la responsabilidad de estar ahí donde se les estaba citando. Se movió justo después de pagar a su casa y una vez ahí, armó sus armas, tal y como lo hacía siempre, preparando las que se lanzaban con algún hilo pegado o kunais con sellos explosivos que seguramente usaría en algún momento. Tomó sus cosas, las que sellaba en el pergamino y se preparó. Bien sabía que las cosas iban a complicarse, todo, una vez en su sitio, fue preciso para darle el tiempo de tener un corto descanso, darse una ducha y salir a la hora en la que debían estar todos en la torre Hokage.

Una vez ahí notó a toda la muchedumbre, todo el mundo, temeroso o no, de que el imperio fuera a cumplir su amenaza, se reunió en el sitio indicado. Ella, por su parte, estaba respaldada por el resto del clan, estaban como un punto rojo todos juntos hacia el lado derecho de la torre —Empieza ahora…— dijo por lo bajo a los que pudieran oírla justo antes de que un chico peliazul tomara la vocería. Sus palabras no generaron respuesta, por el contrario, a duras penas podía oírse la respiración de unos cuantos y los cuchicheos de niños preguntando si estaba pasando algo.

¿Un nuevo…Dios?— pensó la Senju al tiempo que alzaba su ceja. —Tan rápido han podido tomar la elección del próximo Hokage?— mordió su labio inferior con algo de preocupación —¿Tienen algo más planeado?...Tks… Esta gente... ¿Dónde estará Adán ahora?— seguía diciéndose a sus adentros.

No se hizo esperar, quienes estaban acorde, incluso varios del clan Senju por no llamar a su mayoría, soltó gritos de jolgorio al tiempo que aplaudían y silbaban con fuerza. La multitud se disipó y posteriormente fue llamada a una reunión en donde se le designaba llamar a su clan para contrarrestar las acciones de Aiko en el bosque de la muerte. Ella realmente no tenía gestos expresivos, solía afirmar a las órdenes que se le daban y así como entró a la oficina por la misión del nuevo Dios, también había ido a su clan y buscado a varios muchos que compartían el ideal del imperio y los que no, obligados por portar la bandana como shinobis, debían ir al enfrentamiento.

Era en parte un problema grande que Konoha estuviera dividida, no todos los aliados de los rebeldes y de Aiko estaban por fuera, de hecho, muchos de ellos ahora estaban “apoyando” al imperio y esa tarea de ir a un enfrentamiento donde tendrían que aniquilar a otros con sus mismos ideales, nada más para demostrar dónde estaba su lealtad no era fácil. De entre los pelotones, se escuchó una voz estruendosa que parecía animar a los aliados rebeldes, pero la misma a los pocos segundos había sido silenciada.

Un escalofrío recorrió la columna vertebral de la Senju al tiempo que apretaba con fuerza a Yumeko y sus dientes parecían querer rechinar. —Maldita guerra…— pensó mientras esperó las órdenes. Pronto, el ruido estridente de la guerra se hizo sentir: gritos de llanto, de quejidos, de ahogos, de técnicas, el sonido metálico de armas contra otras y ese olor metálico de la sangre empezaba a hacerse más fuerte. Había empezado, se podía incluso el crujir de árboles que eran destruidos a efectos de la guerra. Una llamarada barrería con algunos del imperio mientras que por el otro lado parecía ser el imperio el que ganaba terreno. Ella debía decidirse por uno de los dos, ¿cuál sería?

Los segundos perdidos eran oro, no podía darse el lujo de esperar y ser atacada, pero no solo ella, sino su clan, quien estaba ahí soportando las labores de “un pez gordo” como lo era el líder del mismo clan Senju.

Vamos, avancemos por ahí— dijo a los de su clan de inmediatamente la siguieron. El lado de la llamarada parecía ser más afectado, pero ella era usuaria del suiton, podría contrarrestarlos y su clan estaba ahí también para respaldarla si es que hacía falta. Pondría los ojos en el que parecía ser el comandante de aquel pelotón, el mismo que había hablado antes. —¿Hay alguna orden en específico?— esperó respuesta de él aunque intuía que solo debían matar a todo el que se les atravesara, no más, y bueno, si podían conquistar el fuerte en el centro del bosque, que seguro era el objetivo militar.

Datos Bélicos

Inventario

Resumen
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Hablo - Pienso - Narro
Creaciones - Cronología - Id. falsa

Bonus

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No sabía hasta qué punto me estaba metiendo en la boca del lobo de aquella manera. Como antigua combatiente fiel contra el Imperio era algo extraño ahora estar trabajando para ellos, hasta el día de hoy solamente había hecho trabajos sencillos, nada demasiado peligroso ni demasiado involucrado en sus planes… claro, todo hasta el día de hoy donde me había llegado el aviso de que todo aquel que trabajase para el Imperio en Konoha había sido llamado a la guerra, había sido llamado a las filas de combate donde se daría primero la información detallada de lo que estaba ocurriendo.

No fue si no cuando el discurso fue dado que la información llegó y, sencilla y llanamente, tocaba armar kilombo. Se armaría una buena y seguramente habría muchos cadáveres, así que era algo que me interesaba. El jugoso botín del cuerpo de la Hokage era algo que me llamaba muchísimo la atención, por eso mismo me tocaba muy de cerca estar bien posicionada en la misión. Así mismo, aunque no formaba parte de ninguno de los clanes emblemáticos de la aldea que me tocaba defender, me posicioné cerca de los shinobis del Clan Senju, justo detrás de una mujer que parecía estar al mando, o casi lo parecía. Su cabello azabache llegaba hasta casi hasta sus nalgas, lo que me recordó lo que había sido la locura de mi vida cuando hacía un par de días había teñido mi cabello al más puro color del fuego.

– Me imagino que matarlos a todos, ¿no? – Expresaría ante la pregunta de la joven de cabellos azabache y ante la atenta mirada de los que me hubieran escuchado. Podía sonar fuerte o incluso desalmado, pero la guerra era así, o comías o te comían. – Mi nombre es Gea, encantada – Expresaría saludando a los que serían mis compañeros en aquella misión. Miré hacia el frente mientras que fruncía el ceño, esto se pondría complicado, así que tocaba concentrarse.


Datos
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Resumen
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Un nuevo Hokage, pero esta vez nombrado como "Dios del Fuego", era muy pretencioso. Arrogancia, corrupción y brutalidad, la misma con la que fueron convocados todos los aldeanos en frente de la torre.

-¿Vas a luchar por la kage o la vas a perseguir?- decía una voz, una silueta moviéndose entre los lienzos, casi como si pudiera interactuar con las pinturas. Nadie sabía de su existencia, pero poca relevancia tendría.

El artista, por su cuenta, contaba con varios "esclavos de tinta" y "emaki tensei" a su alrededor, transformados en personajes de anime, arrebatándolos de sus antiguas vidas como criminales y como gente indeseable que nadie se tomaría la molestia en buscar.

Las ropas blancas manchadas con pincelazos y manchas de tinta de colores, el cabello recogido en una coleta y una sonrisa maniaca.

-Konoha me acogió cuando nadie más lo hizo, lo correcto es corresponder. Si me doy prisa, podrían permitir que me quede con la hokage como mi nueva chica de caricatura. De ellos depende Mangagakure- le dije a esa sombra en los pergaminos. Me había perseguido desde lo sucedido en la "Torre de Papel", y los eventos de Benji y la Máquina de Tinta.

Tomé mis cosas y me dirigiría hacia donde el anuncio se daría.

Llegaría hasta el punto en donde comenzaría la cacería. Llevaría conmigo mis pergaminos y mis artes, portando la bandana ninja en mi cintura.

Conseguiría gente para mi Emaki Tensei, gente que pudiera y supiera combatir, para asegurar el futuro de mi empresa. Trasladarme desde mi parque temático era sólo el comienzo, ahora debía entrar en acción. 

No, no estaba enloqueciendo lentamente, sino que la mente como la realidad, era remodelable como la arcilla y se lo mostraría al mundo.

Ya habían llegado algunos a la zona de reunión. Sin embargo, el caos también había empezado. Explosiones, combates, asesinatos, todo se había desatado. Tantos recursos desperdiciados.

Aguardaría a las órdenes de mis superiores antes de ingresar en el campo de batalla que se extendía delante de mí.

Nagato Emaki
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Última modificación: 29-06-2024, 06:37 AM por Loremaster.
Musacus

Los horrores de la guerra sin lugar a dudas llegarían a traumar a muchos, a lo largo del tiempo. Pero en el campo de batalla actual, escuadrones enemigos mantenían combates cortos y épicos, las bajas seguían siendo casi iguales para todos los bandos. Los gritos, las explosiones y los árboles cayendo, despejaban el camino dando en ciertas zonas del extenso bosque poblado por miles de árboles. Entre los presentes se encontraba Musacus, un oficial Imperial de alto rango, aparece a su costado izquierdo, diez minutos después. Agachado y envuelto en un remolino de hojas danzantes, deja en claro el uso de una técnica ninja de desplazamiento rápido. — ¡Señor! Abre un pergamino. — ¡Por órdenes del Dios del Fuego! ¡Su presencia se requiere al sur, lo estamos perdiendo! Según la información detallada, hay un enemigo poderoso que está comenzando a ganar terreno, diezmando a los nuestros y no podemos darlos el lujo de perder ese punto estratégico. —


Cuando el mensaje y orden directa fue entregado, el oficial vuelve a esfumarse continuando con sus tareas de reconocimiento y movilización de tropas. Dos Shinobi encapuchados aparecen frente a Satoru. — Nosotros nos encargaremos de escoltarte y guiarte. Las órdenes son la eliminación directa de Adan Yamanaka y sus pelotones, confíamos en usted para realizar esta tarea de vital importancia para el Imperio Boshoku, buscamos darle un golpe en la moral. — Los dos encapuchados se movilizan en el árido, con trincheras y árboles, sorteando todo con una velocidad sorprendente e incluso, iban abriendo el camino, hacia todo aquel rebelde que buscara interponerse en el camino del Hyūga, demostrando un excelente Taijutsu y movilidad.

Kaname, Gea, Nagato y Issei 


Los presentes, son convocados a una reunión de emergencia por el coronel Makoto. — ¡Bishamon Senju, Kenju Issei, Gea, y Nagato! ¡REPORTARSE ANTE MI PRESENCIA INMEDIATAMENTE! — El impacto de un Kirin resonaría en el actual campo de batalla, matando a una veintena de Imperiales. Las llamaradas y chorros de agua, continuamente colisionan en el campo de batalla. El sujeto permanencia de pie con una mano encima en el mango de la Katana, se trataba de un espadachín muy bien entrenado.  — ¡La situación actual es esta! Tenemos un caos en el sector 1, nombrado estratégicamente como el Sector Moeru. Por otro lado, el sector 2 reconocido como el sector Shukuba, describen la presencia de Shinobi y Kunoichi muy poderosos! —  Los presentes escucharían el rápido mensaje, pues no había mucho tiempo para hablar entre todos, un descuido significaba perder la vida. — ¡Se requiere la presencia de nuestro mayor poderío militar en esta zona para eliminar las amenazas identificadas como la guardia roja! Pero, para llegar a estos sectores no será tan fácil como creen, pues tendrán que abrirse paso en todo este caos. —



Cientos de Shinobi y Kunoichi se acercan a la ubicación de los valientes Imperiales que lucharán en nombre del Imperio Boshoku y el mismísimo Dios del Fuego. — ¡MATEN LOS A TODOS! ¡NOS ENCARGAREMOS DE ABRIR EL PASO! — Los jóvenes carnadas avanzan en el campo de batalla, esperando la movilización de sus actuales líderes. Un gran grupo iría rumbo al sector Moeru, siendo interceptados por una gran línea defensiva rebelde. Los Shinobi que eligieron ir por este camino, debían abrirse paso y apoyar a sus soldados rasos o de lo contrario, acabarían perdiendo y sucumbiendo ante las fuerzas enemigas.



El segundo grupo iría al sector Shukuba, los soldados rasos avanzan feroces entre todo el caos y muerte. Este gran número de militares del Imperio, terminaría requiriendo el apoyo también de Ninjas experimentados, por lo que si eran derrotados, los rebeldes ganarían más terreno y sería una gran pérdida para el Dios del Fuego y todo su arsenal militar. A diferencia del primer grupo, el camino a la localización parecía estar ligeramente despejado, pero no por eso lucía menos peligroso. La presencia del enemigo, sigue estando allí y deberán derrotarlos a todos, dirigiendo a los pobres desgraciados cuya única orden es protegerlos. Cada camino, se distanciaría mucho del otro, por lo que tendrían que volver a atravesar el mismo peligro para apoyar a un aliado y no todas las veces se corre con la misma suerte.











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Última modificación: 29-06-2024, 11:23 AM por Kenju Issei. Razón: Añadir banda sonora :pa:

La gravedad de la situación era evidente; los rostros tensos de los presentes y el tono urgente de las órdenes lo confirmaban. Musacus debía partir al sur de inmediato para contrarrestar la amenaza creciente. La presión del momento no dejó lugar a dudas sobre la importancia de su misión. Cada segundo contaba y la estabilidad del frente dependía de decisiones rápidas y precisas.

No te preocupes, Satoru —dijo Issei con una firmeza que reflejaba su convicción inquebrantable, deseándole suerte—. Yo me encargaré de liderar al escuadrón en tu ausencia.

Consciente de la responsabilidad que ahora recaía sobre sus hombros, se dirigió a la reunión de emergencia convocada por el coronel Makoto. Al llegar, encontraría a otros tres shinobis ya presentes. Escuchó las instrucciones con una voluntad férrea, con su mente aguda y enfocada en cada palabra del coronel, listo para llevar a cabo su deber con la precisión y el liderazgo que la situación exigía.

El Kenju asintió una vez más, esta vez con una mezcla de concentración y determinación, y se dirigió sin dudarlo al sector Shukuba. Mientras avanzaba, realizó una compleja secuencia de sellos, y una gema de color rojo sangre que brillaba levemente se formó en su pecho. Era una técnica que había estado perfeccionando a lo largo de los años, y esta era la primera vez que podría desatarla. La gema potenció su propio poder, y la energía fluyó a través de su cuerpo.

Suishō no Kenshi

Desenvainó su katana con un movimiento fluido, el metal brillaba bajo la tenue luz que se filtraba entre las copas de los árboles. Con una concentración absoluta, canalizó su chakra a través de la hoja, sintiendo cómo la energía vibraba y resonaba en el acero, imbuyéndolo con una fuerza extraordinaria. Su mirada, llena de una ferocidad inquebrantable, destellaba con una intensidad. Mientras se preparaba para dirigir a su escuadrón, su presencia imponía respeto y confianza para guiarlos con una autoridad innata y un liderazgo incuestionable.

Chakura Ha

¡Mantened la formación y no os separéis! —ordenó con voz autoritaria, propia de un líder sanguinario del País del Agua—. Aseguraos de cubrir los flancos y la retaguardia, no os confiéis. Voy a abrirnos el paso directamente.

Con un grito de guerra, Issei se lanzó hacia los enemigos. Su katana destellaba en el aire, y los ataques fueron directamente sobre los rebeldes con una precisión letal. Se movía como un torbellino, sus ataques eran rápidos y devastadores, apenas visibles si parpadeabas. Era un shinobi letal, una sombra mortal en medio del caos. El Kenju sabía que no podía permitirse fallar. Sus compañeros contaban con él, y estaba decidido a llevarlos a la victoria, no solo por el Imperio, sino por su familia y el futuro que luchaba por asegurar.

La gema en su pecho brillaba con intensidad, alimentando su poder y agudizando sus sentidos—. ¡Adelante! ¡No retrocedáis! ¡No dejéis a ninguno vivo! —su grito resonó a través del campo de batalla, infundiendo valor y determinación.



Chakra: 837/927

Daño: 15 + 110 (por buff de destreza) * 0'6 + 77 * 0'3= 104'1
104'1 + 19 (NIN) + 19 (ESTILO OFENSIVO) + 15 (BUFF TÉCNICA) + 30 (BUFF GEMA) = 187'1

Especialización en Ninjutsu
[tecnicainvalida=ESTIOFE]

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Última modificación: 30-06-2024, 10:48 AM por Kaname.
Justo su pregunta fue respondida y no precisamente por quien esperaba. Se giró levemente para ver con el rabillo del ojo a una peliroja. No era de su clan, pero tenía razón, en la guerra solo había dos opciones, ser presa o el cazador. Afirmó despacio.

Un gusto Gea, mi nombre es Kaname Senju.— sentenció terminando por girarse a esta.

Mordió su pulgas y tras una serie de sellos, apoyaría la mano en el suelo —¡Kuchiyose no jutsu!— gritó al tiempo que una estela de humo presentaba en batalla a los dos ancianos sapos. Ma y pa eran conocidos en el mundo por haber librado grandes batallas con Jiraya, con Naruto y hasta el mismo Boruto. Posteriormente, varios invocadores habrían pasado por ahí y a la fecha, Kaname no era sino otra de las invocadoras del pacto.

¿Y este revuelo? Kana-chan— preguntó pa.

Estaban acostumbrados y entrenados para ese tipo de situaciones, así que, sin esperar mucho más, ambos anfibios saltarían para ubicarse cada uno en los hombros derecho e izquierdo de la Senju.

Ha empezado la guerra civil en Konoha. Por lo que sabemos Aiko ha sido declarada rebelde y se cree que estará aquí, un Sarutobi ahora es el nuevo Hokage. Debemos enfrentarnos con el bando rebelde y tomar la torre en la mitad del bosque de la muerte… Llegar hasta ahí no va a ser nada sencillo, ya saben que hacer, por favor Fukasaku, Sima-Sama— sentenció al tiempo que el combate seguía.

Te aportaremos cuanto podamos Kana-cha’— dijo ma.

Los de su clan se habían empezado a mover, así como ella también, Shima y Fukasaku empezaron a darle puntos de chakra natural para darle fuerza en combate y un poco de reservas de chakra adicional. En el campo de batalla por otro lado, era imposible tomarse un descanso y aunque explicara todo a sus invocaciones para tenerlas enteradas, había seguido esquivando y proporcionando cortes con Yumeko dejando mal heridos a quienes se le atravesaran.

En eso, un grito estruendoso resonó llamando a Bishamon, la difunta líder del clan Senju, por lo que asumió que era ella la que debía tomar ese lugar. Se acercó con una reverencia corta y siempre alerta de lo que pasaba en el campo de batalla. Explosiones, y sonidos de técnicas era lo único que podía sentirse al tiempo que los gritos continuaban haciéndose presentes.

Mi nombre es Kaname Senju, actual líder del clan, ¿En qué podemos apoyar?— dijo a quien la había llamado y posteriormente le escuchó con atención. Afirmó y sentenció —Vamos a Moeru Gea y yo, haremos lo que haga falta para eliminar la amenaza.— Se giró hacia la pelirroja esperando que consintiera sus palabras.

Dicho esto, empezarían a movilizarse con un pelotón dispuesto a abrirles vía, sin embargo, con un par de sellos, la jounnin haría que raíces se hicieran presentes en el campo de batalla desestabilizando a la primera línea de defensa subiendo y bajando, anterando por completo el terreno de juego en 30 metros hacia adelante. Buscaba empujarlos hacia atrás y claro, uno que otro quedaría fuera de combate por las raíces de enorme grosor. Durante la ejecucción, sostuvo el sello y se había quedado inmóvil. El poder de los Senju era algo magnánimo y ella podía dar fe de eso. Avanzaría conforme pudiera y activó el kanchi con el sello de una mano para que nada la tomara por sorpresa. No sabía si haría falta por ahora, pero tampoco iba a arriesgarse.

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