Una pequeña novela fan made, hecho respecto a mi propuesta de "La Saga Deva" y el cómo reimaginé a los Otsutsukis, en vez de aliens como entes espirituales o dioses.
Espero les guste:
Capítulo 1.- Asura
Pese a haber reunido a varios ninjas de élite, cosa que rara vez se le era concedido, el noble Orochi no permitiría que alguien más obtuviese el poder antes que él. Rodeándose de los más "fieles" shinobis a su disposición, casi todos mercenarios, partió en conjunto con el séquito hacia las arenas de más allá del País del Viento, en donde enormes huesos de animales se erigían como estructuras de marfil, blancas, como una ciudad surreal.
Meses, sino que más de un año de investigación, estudiando rumores, escuchando sermores aburridos de distintos sacerdotes y tras cobrar y deber unos favores a la Yakuza, finalmente habían localizado uno de los tantos artefactos míticos mencionados en las antiguas religiones. Había intentado obtener las máscaras Uzumaki, pero el clan había logrado esconderlas de sus hombres y los "kami" no le otorgaron permiso para esculcar a uno de sus mejores clanes, sin embargo, existían registros de otros artefactos.
-Maldita sea, los mercenarios son cada vez peores. Desde no pudieron recuperar los kunai de ese maldito Eifen, no confío ya en ninguno de ellos- gruñía Orochi, mientras bebía saque en su cómodo cojín, mientras él y su tienda eran cargados a través del desierto por sus esclavos.
Uno de los shinobi que yacían junto a él, Ranma Uchiha, sólo escuchaba sus quejas. A ambos lados de él había ninjas sensores.
-Señor, ya estamos cerca del templo. Sería mejor que usted espere aquí afuera en lo que nosotros...- decía Ranma, cuando Orochi dió un golpe a su asiento con su botella de sake.
-¿Para que ustedes que? ¿Se lleven el artefacto? Si alguien tocará el "báculo de la vida" seré yo- dijo Orochi. Del coraje casi se caía su diminuta corona sobre su calva cabeza.
Ranma sólo volteó de nuevo al frente, ignorando el comportamiento de su superior. Finalmente, un enorme cráneo reptiliano que emergía entre la arena, indicaba la entrada a una extraña caverna. Columnas de marfil se erigían a ambos lados, y los huesos también habían sido labrados para crear escaleras.
Pronto, los ninjas entraron por delante, observando hacia todos lados. Ranma Uchiha y sus sensores, una chica voluptuosa de cabello negro largo y un fleco sobre su gente, de clan Hyuga; y el otro era un chico Aburame con el rostro cubierto por una máscara de gas y vestido con una capa negra; los tres se detuvieron.
El pasillo ante ellos dio paso a una enorme cámara que se extendía hasta donde alcanzaba la vista, pero antes de terminar, se interrumpía dando paso a un enorme pastizal fértil con árboles frutales, fuentes de agua y restos de mármol de una antigua ciudad.
-Alto- advirtió Ranma, deteniendo al séquito. Orochi observó hacia todos lados. El eco de la cámara retumbó la orden dada por el Uchiha.
-¿Que sucede?- cuestionó Orochi.
-Oyuki, Menma, confirmen ¿eso de allá es un humano?- cuestionó Ranma a sus dos sensores.
-En efecto, parece un humano, pero su chakra es... anómalo- dijo Oyuki, la chica Hyuga con su Byakugan activo.
-Mis jutsus me indican una fuente de chakra dorado, muy intenso. Mis Rinkaichu y Kochu están alterados- dijo Menma, el Aburame.
-Escuadrón, avancen en posición defensiva- dijo Ranma, acercándose hacia ese misterioso jardín con ruinas.
Conforme se acercaban, notaban el sonido de un arpa sonar y, en una especie de cuadrilátero de roca blanca, aún con trozos de columnas que en el pasado elevaron un templo, se erigía en el centro un bastón de color blanco con dos serpientes plateadas enrolladas a su alrededor y encontrándose en la punta.
-!Esa es!- gritó Orochi, poniéndose de pie sobre su asiento- !Es el báculo de la vida! ¡La vida eterna es mía!
Tras decir esto, el sonido del arpa se acercó y debajo de un enorme árbol de cerezo en flor apareció un sujeto extraño. Su piel era blanca como la nieve y tan tersa como la porcelana más fina. Sus ojos eran blancos, al igual que su cabello que estaba atado en forma de una cola de caballo y, por el frente, dos flecos caían. Vestía con ropajes blancos, y en su rostro, pintura negra similar a la que usaban los antiguos chamanes.
Ese ser tocaba un arpa y parecía poner poca atención a los visitantes. Se acercó al báculo y con tan sólo rozarlo con sus dedos, provocó que se escondiera dentro de su manga.
-!Atrápenlo, tráiganme ese báculo!-ordenó Orochi, rabioso.
Los ninjas arrojaron sus kunai simultáneamente, previamente atados con sellos explosivos. Una enorme explosión sacudió la tierra pero parecía no haber causado daño alguno al terreno ni al sujeto.
-Están en territorio sagrado, les pido que guarden respeto- dijo el hombre con voz dulce y calmada.
-¿Quién eres? ¿Que es este lugar?- cuestionó Ranma.
-He tenido muchos nombres a lo largo del tiempo, pero me conocen como Nagasura, y estas son las ruinas de la antigua ciudad de los caballos. El sabio de los equinos vio aquí la última batalla contra los "asura"... pero de eso hace ya miles de años- dijo aquel joven, volviendo a tocar su arpa.
Uno de los ninjas del escuadrón, Reyuto Yotsuki, dio un potente salto hacia Nagasura. Su mano iba envuelta en un filo eléctrico y sus cinco dedos iban erectos. Un resplandor dorado iluminó el antebrazo del joven y detuvo el golpe del Yotsuki, quien al ver uno de sus más poderosos ataques detenidos, giró sobre su mismo para dar una potente patada, pero fue detenido por el otro brazo de su objetivo.
-Son los hijos de Hagoromo, ya veo. Así que ustedes tienen el don del chakra... una versión- dijo el ser, colocando su mano sobre el pecho de su rival, generando un resplandor seguido de una explosión dorada que, pese a su fuerza, no lo arrojó, simplemente quedó de pie.
Los otros ninjas recurrieron a sus jutsus, lanzando flamas, rayos, aire cortante o misiles de chakra de distintos tipos, pero todo parecía no provocar nada de daño, ni siquiera a las ruinas ni al pasto.
Tan rápido como un rayo, Ranma lanzó varios kunais marcados hacia Nagasura, quien esquivó sin dificultad. Sin embargo, apenas pudo evitar un veloz corte de la espada del Uchiha.
-¿Porque me atacan, acaso buscan destruir lo que queda del templo del Pegaso?- exclamó Nagasura, tratando de tomar distancia del Uchiha. Una nube de insectos intentó envolverlo, pero tras realizar un sello, un aura dorada le envolvió, repeliendo el ataque de los insectos Aburame.
-No sabemos nada del templo del Pegaso, ni de los sabios de los caballos ni nada de lo que nos has contado, sólo queremos el báculo- dijo Ranma, activando su Magenkyo Sharingan. Miles de cadenas al rojo vivo emergieron del suelo e intentaron sujetar a Nagasura, pero éste simplemente dejó que pasaran a través de él sin recibir daño.
-¿Que es esa habilidad?- cuestionó Menma.
Oyuki vio su chakra desaparecer brevemente, como si hubiera parpadeado al momento de recibir el ataque.
-Es como aquel sujeto en la Cuarta Guerra Ninja- dijo Oyuki, quien esperaba el momento adecuado para atacar.
-Entiendo- dijo Ranma. Los tres realizaron sellos. Ranma hizo crecer plumas sobre su piel, Menma invocó un sapo enorme y Oyuki hizo que su piel se volviera oscura y su vello corporal creciera.
-Entiendo, los ignorantes pueden ser peligrosos. Ignoran la guerra entre Asuras y Devas, miles de años antes de que surgieran los primeros clanes. El chakra que corre por sus venas fue un regalo, sin embargo, antes de éste se usaban otros tipos de chakras. El natural, que están empleando ahora y el de origen espiritual... por tanto, no entienden la importancia de que resguarde estos artefactos- dijo Nagasura- tras la batalla, solo quedamos unos en "El mundo Impuro" para proteger estos santuarios.
-!No nos importan tus cuentos, danos el báculo!- bramó Orochi como un animal iracundo- !Mátenlo!
-En ese caso...- dijo Nagasura con mirada de decepción, sacando de la manga de su ropa una especie de báculo dorado con la cara de un demonio en la punta- Narayanastra
Ranma Uchiha tomó distancia, e intentó someterlo en un genjutsu, pero el aura dorada bloqueaba su chakra. Menma invocó un enorme sapo de 18 metros de altura, así como invocó 2 sapos pequeños y ancianos en sus hombros, así como 3 nubes masivas de insectos. Oyuki también realizó sus invocaciones, invocando un oso espectral y uno normal, e incrementó su pelaje y sus rasgos de oso, usando su jutsu médico para potenciar sus golpes.
-Narayanastra- dijo Nagasura, apuntando su báculo hacia el grupo de ninjas. Un poderoso misil de energía carmesí salió disparado hacia el cielo, para luego dividirse en miles de misiles de chakra que comenzaron a dirigirse hacia sus enemigos. El sonido de los misiles surcando el aire era atronador, aterrando sus mentes.
El resto de ninjas crearon escudos elementales y barreras de chakra. Uno de ellos, incluso, invocó un enorme muro de acero que cayó del cielo frente a ellos.
La lluvia de fuego bombardeó todo el lugar, arrasando con el muro de acero, destruyendo las barreras elementales y de chakra. Ranma apenas logró protegerse invocando sus cadenas, las cuales fueron hechas pedazos, pero permitiéndole esquivar. Los sapos fueron desinvocados al no poder resistir el bombardeo, así como las nubes de insectos que quedaron calcinadas.
-!Mierda!- gritó Menma, alzando sus brazos para generar una barrera de chakra, la cual se destrozó como si fuera cristal y su cuerpo quedó seriamente golpeado y quemado por el bombardeo, siendo lanzado por los aires.
Aunque los osos intentaron proteger a Oyuki, estos fueron destruídos. Oyuki logró activar un rombo de chakra oculto en sus senos, canalizando su regeneración mientras con chakra dorado en sus puños golpeó los misiles.
-Maldita sea- se quejó Oyuki, logrando salvarse por poco, pero con los huesos de sus manos rotos y su piel quemada.
Un misil cayó directamente sobre Orochi, el cual con terror de ver su vida en peligro, se agachó sobre el suelo y se protegió la cabeza con sus manos. El misil cayó sobre él, pero no hizo nada con su explosión. El mismo Orochi estaba sorprendido.
Ranma apenas había logrado ver como su señor logró sobrevivir.
El polvo del campo de combate se apartó y entre las ruinas se veían los cuerpos destrozados y quemados de los shinobi. Menma tenía todos los huesos de su cuerpo rotos, Oyuki apenas estaba regenerando sus manos y reponiéndose del gasto de chakra, mientras que Ranma era el único que seguía de pie. Orochi se levantó y revisó su cuerpo, notando que estaba a salvo.
-Así que así funciona tu arma- dijo Ranma, avanzando hacia Nagasura.
Nagasura arrojó su báculo hacia un lado, y tras unos sellos, moldeó su chakra dorado en forma de una espada.
-Eres inteligente, descendiente de Hagoromo, dime ¿como debo recordar tu nombre?- cuestionó Nagasura con una sonrisa.
-Soy Ranma Uchiha, Jounin de Élite de Konoha y leal al imperio de Kami sama- dijo Ranma, desenvainando su espada.
A una velocidad sobre humana, incluso para estándares ninjas, ambos corrieron hacia el otro y chocaron sus espadas. Destellos de luz indicaban donde las espadas chocaban, ya que no era fácil seguir su velocidad.
Oyuki, en cuanto logró regenerar sus manos, se acercó para curar a Menma, pero iba a tardar demasiado, por lo que se lo llevó consigo y a Orochi a un lugar más seguro.
-Ya veo, entre más te resistas al poder de esa arma más fuerte se vuelve ¿no es así?- cuestionó Ranma durante su enfrentamiento.
-Eres listo, Ranma Uchiha. Por eso te contaré un secreto... estas armas están protegidas en las ruinas de los santuarios, sacarlas alertará a los enemigos- dijo Nagasura- si ellos despiertan, la guerra de los Devas volverá a suceder.
Ranma aprovechó un momento para acercarse al báculo que Nagasura soltó, y tras levantarlo apuntó a su rival.
-¿Usarás mi arma en mi contra? Sabes que se cómo evitar su castigo- dijo Nagasura.
-No se quienes hayan sido los Devas, los Asuras o los putos Pegasos, pero ahora estas armas servirán a la gloria de los Kami- dijo Ranma, lanzando una serie de ondas de corte para rematar con el báculo, activándolo- sino te proteges, los cortes te matarán. Si te proteges, el arma te matará.
Nagasura se volvió "intangible" brevemente, esquivando así los cortes del kenjutsu, sin embargo, en cuanto el misil del báculo fue disparado, la lluvia de fuego cayó sobre el Uchiha.
-La particularidad del arma, es que no puede ser usada dos veces seguidas. La primera atacará al objetivo, la segunda al portador- Dijo Nagasura con una sonrisa en la boca.
El intenso bombardeo masivo arrasó con la figura del Uchiha, haciendo colapsar parte de las ruinas y del templo.
Las rocas cayeron incluso sobre Oyuki y Orochi, pero un medianamente curado Menma los arrojó a un lado, evitando que cayeran sobre ellos.
-!Menma!- gritó Oyuki, viendo cómo una roca aplastaba a su amigo.
Tras el bombardeo, una espada atravesó el pecho de Nagasura. Detrás de él, estaba Ranma, quien jadeaba y sangraba de ambos ojos.
-Izanagi- murmuró el Uchiha, pero de su boca también brotó sangre. El aura dorada de su rival se había condensado en forma de un pincho que atravesó su estómago.
-No alcanzaremos a ver la nueva guerra- dijo Nagasura, retirándose la espada del pecho mientras tambaleada hacia el árbol de cerezo para caer sobre éste- pero nos has condenado.
De sus ropas dejó caer el báculo blanco, el cual tomó un malherido Ranma, para luego retirarse del lugar, apretando con su mano su herida.
-Estaremos listos- dijo el Uchiha.
Oyuki podía ver el chakra de su compañero desvanecerse, así que se apuró a apartar las rocas del lugar. Había consumido mucho chakra previamente, salvándose e intentando salvar a Menma, pero ahora usaría lo que le quedaba para quitar las rocas del paso. Frente a frente, Ranma caminó hacia Oyuki.
-Misión cumplida- dijo Ranma, extendiéndole el báculo a la chica para caer inmediatamente al suelo, desangrado.
-Ranma, señor Ranma por favor- exclamó Oyuki, intentando salvarlo con su botiquín médico, pero fue en vano.
Orochi tomó el báculo y comenzó a reír.
-Al fin la vida eterna es mía, que estupidez no usarlo para salvarse- exclamó el noble.
Oyuki, con una mirada asesina volteó a verle.
-Porque ya no le quedaba chakra, ni a mí tampoco... esas armas consumen mucho chakra- dijo Oyuki.
-Como sea, regrésame pronto a mi castillo, necesito activar esto... pero cúbrelo bien, no podemos dejar que nadie más lo vea- dijo Orochi sin decir más, arrojando el báculo a un lado de la kunoichi, quien todavía trataba de reanimar a su compañero.
-Bien... necesitaré tiempo para reabaster mi chakra... en tanto enterraré a mis compañeros- dijo la chica.
-!Que estorbo, tu deber es llevarme cuanto antes y a salvo a mi castillo!- bramó Orochi.
-Lo haré, cuando haya recuperado mi chakra- dijo Oyuki, conteniendo sus lágrimas.
....
En algún lugar remoto, en el corazón del País de los Demonios, un sujeto que había estado en meditación durante cientos o miles de años finalmente abrió los ojos. El brillo de sus ojos, cuya mirada delataba su odio, era de color carmesí. Su cuerpo era musculoso era totalmente blanco, con líneas de chakra carmesí sobre su cuerpo. Sus largos cabellos blancos llegaban hasta sus pies, y su ropa blanca aún seguía pulcra como el día en el que entró en letargo en su meditación. Sus discípulos abrieron los ojos a la vez que él. Sus pieles también eran blancas y sus rostros estaban pintados con líneas carmesí.
-Los "astras" han sido revelados- dijo uno de los discípulos.
-Los Devas han fallado en ocultarlas, señor, es momento de tomar los santuarios- dijo otro discípulo.
-Lo sé... es hora de que reclamemos el poder de este plano y el otro... pronto no habrá mundo Puro ni Impuro, solamente el Imperio Asura- dijo con voz ronca, grave y atronadora ese sujeto, levantándose imponentemente de su lugar. Detrás de él, un altar a dos figuras yacían erigidas en roca. Una a Lord Jashín y la otra a una entidad misteriosa e incluso aún más demoníaca. Era el fundador de su clan y el responsable de la guerra espiritual hace miles de años: Lord Azura.
Espero les guste:
Saga Deva
Capítulo 1.- Asura
Pese a haber reunido a varios ninjas de élite, cosa que rara vez se le era concedido, el noble Orochi no permitiría que alguien más obtuviese el poder antes que él. Rodeándose de los más "fieles" shinobis a su disposición, casi todos mercenarios, partió en conjunto con el séquito hacia las arenas de más allá del País del Viento, en donde enormes huesos de animales se erigían como estructuras de marfil, blancas, como una ciudad surreal.
Meses, sino que más de un año de investigación, estudiando rumores, escuchando sermores aburridos de distintos sacerdotes y tras cobrar y deber unos favores a la Yakuza, finalmente habían localizado uno de los tantos artefactos míticos mencionados en las antiguas religiones. Había intentado obtener las máscaras Uzumaki, pero el clan había logrado esconderlas de sus hombres y los "kami" no le otorgaron permiso para esculcar a uno de sus mejores clanes, sin embargo, existían registros de otros artefactos.
-Maldita sea, los mercenarios son cada vez peores. Desde no pudieron recuperar los kunai de ese maldito Eifen, no confío ya en ninguno de ellos- gruñía Orochi, mientras bebía saque en su cómodo cojín, mientras él y su tienda eran cargados a través del desierto por sus esclavos.
Uno de los shinobi que yacían junto a él, Ranma Uchiha, sólo escuchaba sus quejas. A ambos lados de él había ninjas sensores.
-Señor, ya estamos cerca del templo. Sería mejor que usted espere aquí afuera en lo que nosotros...- decía Ranma, cuando Orochi dió un golpe a su asiento con su botella de sake.
-¿Para que ustedes que? ¿Se lleven el artefacto? Si alguien tocará el "báculo de la vida" seré yo- dijo Orochi. Del coraje casi se caía su diminuta corona sobre su calva cabeza.
Ranma sólo volteó de nuevo al frente, ignorando el comportamiento de su superior. Finalmente, un enorme cráneo reptiliano que emergía entre la arena, indicaba la entrada a una extraña caverna. Columnas de marfil se erigían a ambos lados, y los huesos también habían sido labrados para crear escaleras.
Pronto, los ninjas entraron por delante, observando hacia todos lados. Ranma Uchiha y sus sensores, una chica voluptuosa de cabello negro largo y un fleco sobre su gente, de clan Hyuga; y el otro era un chico Aburame con el rostro cubierto por una máscara de gas y vestido con una capa negra; los tres se detuvieron.
El pasillo ante ellos dio paso a una enorme cámara que se extendía hasta donde alcanzaba la vista, pero antes de terminar, se interrumpía dando paso a un enorme pastizal fértil con árboles frutales, fuentes de agua y restos de mármol de una antigua ciudad.
-Alto- advirtió Ranma, deteniendo al séquito. Orochi observó hacia todos lados. El eco de la cámara retumbó la orden dada por el Uchiha.
-¿Que sucede?- cuestionó Orochi.
-Oyuki, Menma, confirmen ¿eso de allá es un humano?- cuestionó Ranma a sus dos sensores.
-En efecto, parece un humano, pero su chakra es... anómalo- dijo Oyuki, la chica Hyuga con su Byakugan activo.
-Mis jutsus me indican una fuente de chakra dorado, muy intenso. Mis Rinkaichu y Kochu están alterados- dijo Menma, el Aburame.
-Escuadrón, avancen en posición defensiva- dijo Ranma, acercándose hacia ese misterioso jardín con ruinas.
Conforme se acercaban, notaban el sonido de un arpa sonar y, en una especie de cuadrilátero de roca blanca, aún con trozos de columnas que en el pasado elevaron un templo, se erigía en el centro un bastón de color blanco con dos serpientes plateadas enrolladas a su alrededor y encontrándose en la punta.
-!Esa es!- gritó Orochi, poniéndose de pie sobre su asiento- !Es el báculo de la vida! ¡La vida eterna es mía!
Tras decir esto, el sonido del arpa se acercó y debajo de un enorme árbol de cerezo en flor apareció un sujeto extraño. Su piel era blanca como la nieve y tan tersa como la porcelana más fina. Sus ojos eran blancos, al igual que su cabello que estaba atado en forma de una cola de caballo y, por el frente, dos flecos caían. Vestía con ropajes blancos, y en su rostro, pintura negra similar a la que usaban los antiguos chamanes.
Ese ser tocaba un arpa y parecía poner poca atención a los visitantes. Se acercó al báculo y con tan sólo rozarlo con sus dedos, provocó que se escondiera dentro de su manga.
-!Atrápenlo, tráiganme ese báculo!-ordenó Orochi, rabioso.
Los ninjas arrojaron sus kunai simultáneamente, previamente atados con sellos explosivos. Una enorme explosión sacudió la tierra pero parecía no haber causado daño alguno al terreno ni al sujeto.
-Están en territorio sagrado, les pido que guarden respeto- dijo el hombre con voz dulce y calmada.
-¿Quién eres? ¿Que es este lugar?- cuestionó Ranma.
-He tenido muchos nombres a lo largo del tiempo, pero me conocen como Nagasura, y estas son las ruinas de la antigua ciudad de los caballos. El sabio de los equinos vio aquí la última batalla contra los "asura"... pero de eso hace ya miles de años- dijo aquel joven, volviendo a tocar su arpa.
Uno de los ninjas del escuadrón, Reyuto Yotsuki, dio un potente salto hacia Nagasura. Su mano iba envuelta en un filo eléctrico y sus cinco dedos iban erectos. Un resplandor dorado iluminó el antebrazo del joven y detuvo el golpe del Yotsuki, quien al ver uno de sus más poderosos ataques detenidos, giró sobre su mismo para dar una potente patada, pero fue detenido por el otro brazo de su objetivo.
-Son los hijos de Hagoromo, ya veo. Así que ustedes tienen el don del chakra... una versión- dijo el ser, colocando su mano sobre el pecho de su rival, generando un resplandor seguido de una explosión dorada que, pese a su fuerza, no lo arrojó, simplemente quedó de pie.
Los otros ninjas recurrieron a sus jutsus, lanzando flamas, rayos, aire cortante o misiles de chakra de distintos tipos, pero todo parecía no provocar nada de daño, ni siquiera a las ruinas ni al pasto.
Tan rápido como un rayo, Ranma lanzó varios kunais marcados hacia Nagasura, quien esquivó sin dificultad. Sin embargo, apenas pudo evitar un veloz corte de la espada del Uchiha.
-¿Porque me atacan, acaso buscan destruir lo que queda del templo del Pegaso?- exclamó Nagasura, tratando de tomar distancia del Uchiha. Una nube de insectos intentó envolverlo, pero tras realizar un sello, un aura dorada le envolvió, repeliendo el ataque de los insectos Aburame.
-No sabemos nada del templo del Pegaso, ni de los sabios de los caballos ni nada de lo que nos has contado, sólo queremos el báculo- dijo Ranma, activando su Magenkyo Sharingan. Miles de cadenas al rojo vivo emergieron del suelo e intentaron sujetar a Nagasura, pero éste simplemente dejó que pasaran a través de él sin recibir daño.
-¿Que es esa habilidad?- cuestionó Menma.
Oyuki vio su chakra desaparecer brevemente, como si hubiera parpadeado al momento de recibir el ataque.
-Es como aquel sujeto en la Cuarta Guerra Ninja- dijo Oyuki, quien esperaba el momento adecuado para atacar.
-Entiendo- dijo Ranma. Los tres realizaron sellos. Ranma hizo crecer plumas sobre su piel, Menma invocó un sapo enorme y Oyuki hizo que su piel se volviera oscura y su vello corporal creciera.
-Entiendo, los ignorantes pueden ser peligrosos. Ignoran la guerra entre Asuras y Devas, miles de años antes de que surgieran los primeros clanes. El chakra que corre por sus venas fue un regalo, sin embargo, antes de éste se usaban otros tipos de chakras. El natural, que están empleando ahora y el de origen espiritual... por tanto, no entienden la importancia de que resguarde estos artefactos- dijo Nagasura- tras la batalla, solo quedamos unos en "El mundo Impuro" para proteger estos santuarios.
-!No nos importan tus cuentos, danos el báculo!- bramó Orochi como un animal iracundo- !Mátenlo!
-En ese caso...- dijo Nagasura con mirada de decepción, sacando de la manga de su ropa una especie de báculo dorado con la cara de un demonio en la punta- Narayanastra
Ranma Uchiha tomó distancia, e intentó someterlo en un genjutsu, pero el aura dorada bloqueaba su chakra. Menma invocó un enorme sapo de 18 metros de altura, así como invocó 2 sapos pequeños y ancianos en sus hombros, así como 3 nubes masivas de insectos. Oyuki también realizó sus invocaciones, invocando un oso espectral y uno normal, e incrementó su pelaje y sus rasgos de oso, usando su jutsu médico para potenciar sus golpes.
-Narayanastra- dijo Nagasura, apuntando su báculo hacia el grupo de ninjas. Un poderoso misil de energía carmesí salió disparado hacia el cielo, para luego dividirse en miles de misiles de chakra que comenzaron a dirigirse hacia sus enemigos. El sonido de los misiles surcando el aire era atronador, aterrando sus mentes.
El resto de ninjas crearon escudos elementales y barreras de chakra. Uno de ellos, incluso, invocó un enorme muro de acero que cayó del cielo frente a ellos.
La lluvia de fuego bombardeó todo el lugar, arrasando con el muro de acero, destruyendo las barreras elementales y de chakra. Ranma apenas logró protegerse invocando sus cadenas, las cuales fueron hechas pedazos, pero permitiéndole esquivar. Los sapos fueron desinvocados al no poder resistir el bombardeo, así como las nubes de insectos que quedaron calcinadas.
-!Mierda!- gritó Menma, alzando sus brazos para generar una barrera de chakra, la cual se destrozó como si fuera cristal y su cuerpo quedó seriamente golpeado y quemado por el bombardeo, siendo lanzado por los aires.
Aunque los osos intentaron proteger a Oyuki, estos fueron destruídos. Oyuki logró activar un rombo de chakra oculto en sus senos, canalizando su regeneración mientras con chakra dorado en sus puños golpeó los misiles.
-Maldita sea- se quejó Oyuki, logrando salvarse por poco, pero con los huesos de sus manos rotos y su piel quemada.
Un misil cayó directamente sobre Orochi, el cual con terror de ver su vida en peligro, se agachó sobre el suelo y se protegió la cabeza con sus manos. El misil cayó sobre él, pero no hizo nada con su explosión. El mismo Orochi estaba sorprendido.
Ranma apenas había logrado ver como su señor logró sobrevivir.
El polvo del campo de combate se apartó y entre las ruinas se veían los cuerpos destrozados y quemados de los shinobi. Menma tenía todos los huesos de su cuerpo rotos, Oyuki apenas estaba regenerando sus manos y reponiéndose del gasto de chakra, mientras que Ranma era el único que seguía de pie. Orochi se levantó y revisó su cuerpo, notando que estaba a salvo.
-Así que así funciona tu arma- dijo Ranma, avanzando hacia Nagasura.
Nagasura arrojó su báculo hacia un lado, y tras unos sellos, moldeó su chakra dorado en forma de una espada.
-Eres inteligente, descendiente de Hagoromo, dime ¿como debo recordar tu nombre?- cuestionó Nagasura con una sonrisa.
-Soy Ranma Uchiha, Jounin de Élite de Konoha y leal al imperio de Kami sama- dijo Ranma, desenvainando su espada.
A una velocidad sobre humana, incluso para estándares ninjas, ambos corrieron hacia el otro y chocaron sus espadas. Destellos de luz indicaban donde las espadas chocaban, ya que no era fácil seguir su velocidad.
Oyuki, en cuanto logró regenerar sus manos, se acercó para curar a Menma, pero iba a tardar demasiado, por lo que se lo llevó consigo y a Orochi a un lugar más seguro.
-Ya veo, entre más te resistas al poder de esa arma más fuerte se vuelve ¿no es así?- cuestionó Ranma durante su enfrentamiento.
-Eres listo, Ranma Uchiha. Por eso te contaré un secreto... estas armas están protegidas en las ruinas de los santuarios, sacarlas alertará a los enemigos- dijo Nagasura- si ellos despiertan, la guerra de los Devas volverá a suceder.
Ranma aprovechó un momento para acercarse al báculo que Nagasura soltó, y tras levantarlo apuntó a su rival.
-¿Usarás mi arma en mi contra? Sabes que se cómo evitar su castigo- dijo Nagasura.
-No se quienes hayan sido los Devas, los Asuras o los putos Pegasos, pero ahora estas armas servirán a la gloria de los Kami- dijo Ranma, lanzando una serie de ondas de corte para rematar con el báculo, activándolo- sino te proteges, los cortes te matarán. Si te proteges, el arma te matará.
Nagasura se volvió "intangible" brevemente, esquivando así los cortes del kenjutsu, sin embargo, en cuanto el misil del báculo fue disparado, la lluvia de fuego cayó sobre el Uchiha.
-La particularidad del arma, es que no puede ser usada dos veces seguidas. La primera atacará al objetivo, la segunda al portador- Dijo Nagasura con una sonrisa en la boca.
El intenso bombardeo masivo arrasó con la figura del Uchiha, haciendo colapsar parte de las ruinas y del templo.
Las rocas cayeron incluso sobre Oyuki y Orochi, pero un medianamente curado Menma los arrojó a un lado, evitando que cayeran sobre ellos.
-!Menma!- gritó Oyuki, viendo cómo una roca aplastaba a su amigo.
Tras el bombardeo, una espada atravesó el pecho de Nagasura. Detrás de él, estaba Ranma, quien jadeaba y sangraba de ambos ojos.
-Izanagi- murmuró el Uchiha, pero de su boca también brotó sangre. El aura dorada de su rival se había condensado en forma de un pincho que atravesó su estómago.
-No alcanzaremos a ver la nueva guerra- dijo Nagasura, retirándose la espada del pecho mientras tambaleada hacia el árbol de cerezo para caer sobre éste- pero nos has condenado.
De sus ropas dejó caer el báculo blanco, el cual tomó un malherido Ranma, para luego retirarse del lugar, apretando con su mano su herida.
-Estaremos listos- dijo el Uchiha.
Oyuki podía ver el chakra de su compañero desvanecerse, así que se apuró a apartar las rocas del lugar. Había consumido mucho chakra previamente, salvándose e intentando salvar a Menma, pero ahora usaría lo que le quedaba para quitar las rocas del paso. Frente a frente, Ranma caminó hacia Oyuki.
-Misión cumplida- dijo Ranma, extendiéndole el báculo a la chica para caer inmediatamente al suelo, desangrado.
-Ranma, señor Ranma por favor- exclamó Oyuki, intentando salvarlo con su botiquín médico, pero fue en vano.
Orochi tomó el báculo y comenzó a reír.
-Al fin la vida eterna es mía, que estupidez no usarlo para salvarse- exclamó el noble.
Oyuki, con una mirada asesina volteó a verle.
-Porque ya no le quedaba chakra, ni a mí tampoco... esas armas consumen mucho chakra- dijo Oyuki.
-Como sea, regrésame pronto a mi castillo, necesito activar esto... pero cúbrelo bien, no podemos dejar que nadie más lo vea- dijo Orochi sin decir más, arrojando el báculo a un lado de la kunoichi, quien todavía trataba de reanimar a su compañero.
-Bien... necesitaré tiempo para reabaster mi chakra... en tanto enterraré a mis compañeros- dijo la chica.
-!Que estorbo, tu deber es llevarme cuanto antes y a salvo a mi castillo!- bramó Orochi.
-Lo haré, cuando haya recuperado mi chakra- dijo Oyuki, conteniendo sus lágrimas.
....
En algún lugar remoto, en el corazón del País de los Demonios, un sujeto que había estado en meditación durante cientos o miles de años finalmente abrió los ojos. El brillo de sus ojos, cuya mirada delataba su odio, era de color carmesí. Su cuerpo era musculoso era totalmente blanco, con líneas de chakra carmesí sobre su cuerpo. Sus largos cabellos blancos llegaban hasta sus pies, y su ropa blanca aún seguía pulcra como el día en el que entró en letargo en su meditación. Sus discípulos abrieron los ojos a la vez que él. Sus pieles también eran blancas y sus rostros estaban pintados con líneas carmesí.
-Los "astras" han sido revelados- dijo uno de los discípulos.
-Los Devas han fallado en ocultarlas, señor, es momento de tomar los santuarios- dijo otro discípulo.
-Lo sé... es hora de que reclamemos el poder de este plano y el otro... pronto no habrá mundo Puro ni Impuro, solamente el Imperio Asura- dijo con voz ronca, grave y atronadora ese sujeto, levantándose imponentemente de su lugar. Detrás de él, un altar a dos figuras yacían erigidas en roca. Una a Lord Jashín y la otra a una entidad misteriosa e incluso aún más demoníaca. Era el fundador de su clan y el responsable de la guerra espiritual hace miles de años: Lord Azura.