[Misión B] Examen de supervivencia
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7 de febrero // 4pm
País de las Montañas

Tras una serie de acuerdos políticos entre tres países con la intención de mejorar sus relaciones, tres shinobis serían seleccionados y tendrían la oportunidad de participar en un evento local del País de las Montañas llamado el examen de supervivencia. A diferencia de los antiguos exámenes chūnin que se realizaban a gran escala, donde los shinobis se enfrentaban en duelos entre ellos, este era un entrenamiento puramente de supervivencia. Por tradición, los shinobis locales de la región isleña se enfrentaban a las adversidades de su propia nación, como las grandes y empinadas montañas y cerros, los valles frondosos a las faldas de estos, llenos de animales, y algunos ríos bastante pequeños. Todo esto era lo que los tres shinobis encontrarían en el lugar donde tendrían que debutar.

Aquellos tres afortunados llegaron juntos en un barco oficial, pero pequeño, de Kirigakure. Durante el viaje, cada uno tuvo tiempo de observar las bellezas del mar y todas sus maravillas. Una vez que Relincho, Gyojin y Daiki llegaron a las costas de la isla, fueron recibidos por un jounin de la zona, uno de los encargados de supervisar todo y, en especial, de hacerse cargo de los invitados. - Bienvenidos, shinobis  espero que  el viaje no hubiera sido incomodo, tengo fe que disfrutaran de esta actividad antigua que se hace en la nación  - menciono el joven de pelo albino, mientras con su mano le hacia señas que lo siguieran hacia las profundidades de la isla.
Jouunin


Mientras más se adentraban los tres shinobis, podían escuchar los cantos de algunas aves y ver los árboles y el evidente, aunque no muy grande, camino de tierra que se dirigía a un lugar desconocido para ellos. A medida que se acercaban más, podían escuchar el bullicio de la gente y el movimiento, lo que indicaba que se acercaban a su objetivo.
Estando ya en el lugar, los tres observaron una gran cantidad de genin y algunos chūnin del país que participaban. La mayoría de ellos estaban dialogando, evidentemente esperando a que se dieran las órdenes para hacer algo más.
- Está por comenzar el examen, chicos, así que si quieren pueden hablar entre ustedes o con los demás genin de la zona. No hagan desmadres y todo irá bien. Yo iré a hablar con los otros supervisores que ya llegaron - dijo mientras se dirigía a un grupo más reducido y aislado de shinobis.

Ahora dependía completamente de los chicos decidir qué hacer para matar el tiempo. Incluso podrían hablar en lo que parecía ser el lugar de una pequeña fogata apagada, que tenía troncos alrededor sin usar.

El tiempo para postear de 48 horas ya ha expirado.

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Última modificación: 02-06-2024, 06:19 PM por Gyojin Hozuki.
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¡Una misión fuera de la aldea! Aquella era una noticia fascinante para Gyojin. El chico apenas podía contener la emoción cuando su hermano mayor le entregó el sobre con las especificaciones de su nueva tarea. Rango B. Dos veces más alta y peligrosa que cualquier misión realizada antes. Pasó días sin poder dormir de la pura excitación, imaginando lo que sería vivir las aventuras de las que sus hermanos tanto le hablaban. El día que le tocó dejar la aldea para embarcarse en la misión, abrazó con todas sus fuerzas a Gogetsu, a quien le prometió comportarse durante el tiempo que estaría fuera. También escuchó los sermones de mamá y papá. Sus otros dos hermanos no se encontraban allí presentes para despedirse, pero sabía que, al igual que él en los próximos minutos, se encontraban fuera de la aldea.

Acompañado por otros Genin y ninjas de mayor rango que les supervisarían, Gyojin viajó hasta el País de las Montañas. El viaje se hizo interminable, pero finalmente el grupo de ninjas alcanzó las costas de una isla. Allí, serían recibidos por un Jounin. El hombre peliblanco dijo unas pocas palabras, se dio media vuelta y, con un ademán, les indicó para que siguieran sus pasos.

Juntos, se adentraron en las profundidades de la isla. Una caminata de pocos minutos les llevó hasta una zona repleta de gente. Shinobis como él, para ser más específicos. Jamás había visto tantos ninjas juntos, ni siquiera en los entrenamientos de la academia. No pudo evitar sonreír, emocionado. Aquella sí que sería una misión. El Jounin les dio al grupito unas últimas indicaciones y se retiró, dejándolos para poder conversar entre ellos si así lo querían.

¿De qué creen que va esto? —preguntó Gyojin al resto, intentando romper el hielo.

 ¿Creen que nos hagan luchar? —agregó, asustado y emocionado en igual medida.
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Última modificación: 02-06-2024, 06:47 PM por Relincho.
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Relincho había llegado al examen de supervivencia. Su misión era sobrevivir.
Y ya estaba a punto de darle un infarto.

"Respira. ¿Supervivencia? Si eso lo tienes dominado. Eres un experto en sobrevivir todos los días. No hay día que pase en el que no te levantes y digas «debería estar muerto». ¡Y sobrevives! ¿Qué otro ninja tiene ese mérito?" dialogó para sí mismo. Relincho estaba teniendo una de sus muchas crisis de inseguridad. Primero entró en pánico solo por tener que hacer un examen con otros ninjas, algunos de ellos de su misma aldea, que con toda certeza estarían mucho más preparados que él. Segundo, porque el examen era de supervivencia. Y a Relincho no se le daban bien los exámenes. ¿Y eso qué significaba? Que si suspendía un examen de supervivencia, ¡podía morir!
Por eso sus esfuerzos se centraban, en ese momento, en tranquilizarse. "Tienes razón", se dijo, más calmado ". Ningún otro ninja es más fuerte que yo en eso, en sobrevivir".

Justo en ese momento, la mirada de Relincho se encontró con una mole. Una mole de ninja. Era un joven gennin de la Villa Oculta entre las Rocas, pero Relincho lo vio tan grande, musculoso e imponente que dudó sobre si, realmente, aquel shinobi podría ocultarse entre las rocas. Más bien se podría hacer pasar por una.
"Esto es un desastre. Voy a morir. Conocen mi mayor miedo. ¡Morir!". Relinchó continuo en su espiral de negatividad. En ese momento, Relincho notó que su mirada se cruzaba con la de otro ninja. Era un delgado, pero alto gennin de Kumogakure. No parecía tan fuerte físicamente, pero Relincho podía leer en sus ojos la palabra «muerte». Y esos ojos lo estaban mirando a él. "Mierda, y seguro que también conocen mi mayor debilidad. ¡Que soy débil!".

Que los otros participantes y ninjas mirasen a Relincho no era raro. Llevaba una máscara hiperrealista de caballo. Pero aun así, no era algo que Relincho llevaba bien.
Ante el anuncio del instructor, este les dijo que podían hablar. Pero Relincho pensaba otra cosa. "Esto es una mentira. Esto es parte de la prueba. Seguro. Seguro que no vuelve a aparecer" se decía. "Maldita sea. Y yo no tengo nada que hacer. Voy a morir en este momento."

En seguida, Relincho llegó a una conclusión. Si es por supervivencia, las mejores especies son las que consiguen no ser cazadas. Las que consiguen pasar desapercibidas. Por eso, trazó su brillante plan, y pasó a la acción. Relincho se quedó sentado, algo escondido, al borde de un árbol, y se quedó quieto. Totalmente quieto.
"Pringados, ya lo he dominado" pensó. "Voy ganando".
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Última modificación: 03-06-2024, 02:05 AM por Daiki.
A Daiki viajar siempre le causaba cierta molestia, le obligaba a confiar en extraños y perder de vista todo lo que le resultaba familiar y confortable, sobre todo sus amistades y su casa. De alguna forma se sentía en un pequeño desequilibrio, no sentía nada como suyo, excepto lo más esencial, el aire, las horas del descanso, los sueños, el cielo o el mar. Durante todo el trayecto se mostró callado y observador, no estaba especialmente entusiasmado pero confiaba en que aquella aventura mereciera la pena.

El chico de los pinceles se mostró atento y colaborativo ante las indicaciones del amable jounin de pelo albino. Daiki no era alguien especialmente sociable, más bien era un tipo bastante solitario y para colmo no estaba acostumbrado a relacionarse con shinobis de otras aldeas, pero trató de hacer un pequeño esfuerzo por integrarse tratando de ser atento y amable con todos los que estaban a su alrededor, incluso aquel tipo que portaba una desconcertante máscara de cabeza caballo hiperrealista, aquello posiblemente era lo más raro y original que había presenciado en mucho tiempo.

-La verdad es que no tengo mucha idea de a lo que va esto, pero no parece que quieran hacernos luchar.- Dijo respondiendo a Gyojin mientras permanecía a su lado, ojeando todo a su alrededor, especialmente a los otros ninjas que hablaban entre ellos y venían de aquí para allá.

-Quizás la prueba ya ha comenzado y todavía no nos hemos dado cuenta de lo que están evaluando. El jounin de antes definió la actividad como "antigua"No sé muy bien lo que quería decir con eso.- Dijo sin más.

-Disculpa, Gyojin. ¿Te puedo hacer una pregunta? Quizás tú conoces un poco mejor a Relincho. ¿Sabes por qué lleva esa máscara de cabeza de caballo?- Preguntó mientras miraba discretamente al shinobi que andaba algo más apartado que el resto, él seguía portando aquella inconfundible máscara.
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La introducción de la propia Onmyoji había sido toda una sorpresa incluso para ella. Según ella había entendido, había un examen o una actividad respecto a la supervivencia y justamente se daba en otro país incluso. No le habían comentado mucho al respecto, y más bien se podía decir que tampoco le dieron mucha elección a la hora de elegir si asistir o no, las órdenes debían ser acatadas. Desafortunadamente, aquel día se presentó gris, y no era por el tiempo del que todavía no se había percatado en sí mismo. Se trataba de una tonalidad gris porque no encontraba muchas esperanzas en su futuro, y pensar en "sobrevivir" le hacía ir a un pasado del que no estaba especialmente orgullosa. « Quizá no me venga del todo mal, al final... tal vez si hubiera pasado por algo como esto antes... ». No, no podía seguir por esa línea de pensamientos. « Tal vez ellos no estarían muertos... ». La imagen de sus padres pasó por mente, sintiéndose una cría de nuevo ante una necesidad imperiosa de ir a los brazos de ellos.

Desgraciadamente, no había tiempo para algo así, tampoco estaban ellos y eso no iba a cambiar. Por esa misma razón, viajó por detrás del resto porque le informaron más tarde, teniendo que tomar el viaje también hacia un lugar tan, tan, lejano. Había sido debidamente acompañada y, con suerte, había llegado unos minutos más tarde del resto ser reunido. Para entonces, ya habían sido introducidos y dejados para que entre ellos hicieran tiempo antes de comenzar. Pudo ver a ese grupo tan pintoresco del que le habían hablado, y no hablaba simplemente por el señor con cabeza de caballo que se le había plantado delante de sí misma como si fuera lo más normal ver algo así en el mundo. Sin mediar palabra, aún, se acercó al resto del grupo y finalmente se plantó junto a Daiki y Gyojin, también porque Relincho había decidido apartarse y no se fijó aún a donde.

Muy buenas... — Se llevaría la mano al pecho, haciendo una ligera reverencia. — Soy Onmyoji Noa, vuestra compañera. — Y supuso que eso traería preguntas, ya que no había llegado con ellos. — Me avisaron de que podría unirme y asistiros en este acontecimiento de la forma más útil. — Trató de aquel modo responder a las posibles dudas que pudieran plantearse. ¿Quizá su apellido traería a los curiosos? Siempre había estado en la sombra, debía quizá pertenecer a ella, pero sin embargo ahí estaba frente a ellos, mirando luego de reojo hacia el señor caballo con un rostro inexpresivo, aunque por dentro juzgaba las apariencias sin pena alguna.

Llevó las manos tras la espalda, miró nuevamente a los dos integrantes que se encontraban más juntos. — Disculpenme... — Finalmente, buscó acercarse a Relincho, girándose incluso con e y se tuvo que detener porque había perdido al mismo de vista, o al menos de donde le había visto previamente. — Quizá lo mejor sea desaparecer de simple vista como lo hizo él... — Nombró indirectamente al Sr. Caballo, dando aquel consejo mientras se acercaba a un árbol por si de él tendría que hacer uso de cobertura.
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Última modificación: 14-06-2024, 04:28 PM por Zenka.
Tras unos minutos en los que los shinobis extranjeros tuvieron la oportunidad de conocerse un poco, los shinobis de alto rango continuaban planificando. No tardaron mucho en terminar lo que discutían en aquel grupo cerrado. El shinobi que los había acompañado se había ido.

- ¡Atención! Como bien saben, han sido convocados para los exámenes de supervivencia de nuestra nación, con el fin de mejorar a los shinobis de nuestras tierras -anunció un jounin de pelo blanco y ojos azules como el cielo, o incluso más. Además, tenía un bigote del mismo color que su cabello.
Jounnin

- Tendrán que superar varios obstáculos. El primero se dará justo aquí abajo. ¡Todos formen dos filas! - ordenó el jounin de bigote albino y ojos claros. Las filas se formaron rápidamente, y una vez listas, se dio la orden al primer grupo, que incluía a Sayuri y Noa, de caminar hacia el borde de un barranco de aproximadamente 30 metros de altura.

- Caminen unos metros por el barranco y quédense quietos. Tendrán que soportar allí durante unos minutos, mientras les caen proyectiles - dijo el jounin, notando cómo varios shinobis ya estaban tensos por lo que podría suceder.

- Segundo grupo, tiren estas piedras a los que están abajo. No se resistan, recuerden que esto es un examen. Ante cualquier peligro, estaremos aquí para intervenir, así que no se preocupen - mencionó mientras los shinobis de mayor rango generaban numerosos proyectiles rocosos del tamaño de una cabeza humana.

El trabajo del Gyojin era nada mas que eso tirarle diferentes proyectiles a sus amigos y ver como estos reaccionaban para defenderse sin moverse de la zona, todo dependería de el y cuanto veces quisiera tirarle piedras a sus amigos.

Reglas
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Gyojin le dirigió una cálida sonrisa a Relincho al verlo llegar. Era imposible no reconocer al genin con esa característica máscara de caballo que siempre llevaba puesta. Relincho parecía ensimismado en sus pensamientos, así que Gyojin prefirió no iniciar una conversación.

Por otro lado, el chico de rostro afilado respondió a la pregunta de Gyojin, quien agradeció tener a alguien con quien conversar. Charlar siempre calmaba sus nervios, y ese día en particular se encontraba sumamente ansioso. El joven Hozuki asintió en respuesta a las palabras del chico. Sí, era bastante probable que la prueba hubiese comenzado sin previo aviso.

No tengo ni la más mínima idea —respondió Gyojin ante la pregunta sobre Relincho—. Nunca me he molestado en preguntarle.

Justo cuando se disponía a decir algo más, una chica se unió al pequeño grupo. Gyojin estaba seguro de haberla visto antes, pero no recordaba dónde. Tal vez si llevase una máscara de caballo en todo momento habría sido más fácil reconocerla. Era difícil no hablar de eso.

Un placer, Noa —saludó Gyojin con una sonrisa—. Creo que...

Quería explicar algo más cuando de repente se escuchó un "¡Atención!" Gyojin giró el rostro en dirección de la voz. Se trataba de un hombre bigotudo que había llamado la atención de todos los presentes. El hombre procedió a explicar que la misión consistía en superar una serie de obstáculos. "Genial", pensó el joven peliblanco mientras se formaba en una de las dos filas, tal y como se le había ordenado. Las instrucciones se dieron a toda prisa, y Gyojin apenas tuvo tiempo de procesar lo que ocurría. Antes de darse cuenta, se encontraba en la parte alta del terreno, junto al primer grupo, posicionados en un barranco de unos 30 metros de altura. Su tarea era arrojar piedras gigantes al primer grupo que se encontraba abajo. Aquello no le agradaba en lo absoluto, ya que prefería trabajar junto al pequeño grupo que recién comenzaba a conocer. "Órdenes son órdenes", pensó el Hozuki con resignación.

Tomó una de las piedras con cierta facilidad, a pesar de su tamaño, y la arrojó con todas sus fuerzas en dirección de Noa. Un instante después, tomó otra piedra y la lanzó hacia Sayuri.

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Estadísticas de Gyojin Hozuki
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Última modificación: 19-06-2024, 04:38 AM por Sayuri.
Un sujeto de tez clara y cabello albino se nos acercaba para darnos instrucciones sobre el entrenamiento o examen que íbamos a realizar. Este evento se repetía año tras año en este inhóspito y casi olvidado lugar, alejado de toda civilización conocida. Habíamos llegado aquí por invitación de la isla misma, para participar en una serie de pruebas de supervivencia. Éramos cuatro o cinco los genin seleccionados, y yo estaba entre ellos. Me acompañaban tres usuarios más de Kirigakure, aunque hasta el momento no había tenido la oportunidad de interactuar con ellos. Sin embargo, intentando recordar sus rostros, me percaté de que posiblemente los había visto durante nuestro tiempo en la academia, ya que no nos habíamos graduado hace mucho.

¿Cómo no recordar a alguien que llevaba una cabeza de caballo para cubrir su rostro? Sí, tal como lo cuento. Uno de los participantes caminaba siempre con esa máscara peculiar. No entendía la razón, pero decidí que no era asunto mío y lo dejé pasar. También me intrigaba otro de los participantes, que era extremadamente joven y pequeño. '¿Dónde estaban los padres de esta criatura?' Me pregunté por un momento. Tal vez era un prodigio de la aldea y lo habían enviado aquí a poner a prueba sus habilidades. 'Espero que no me hayan mandado para ser su guardaespaldas ni nada similar,' pensé mientras observaba con atención a mis compañeros. 'Bueno... sigue siendo un compañero de armas... tendré que protegerlo si se pone en peligro igual'.

-¿Qué tal, muchachos? Disculpen la tardanza. Me detuve más atrás para admirar unas flores violetas, bien hermosas. Por suerte, este sendero detallado solo lleva a este lugar, así que pude seguirlos sin problema.- Me disculpé con el grupo, explicando mi breve desaparición minutos antes. Lo importante era que ya estábamos todos reunidos. -Soy Sayuri, un gusto hacer esta prueba con ustedes. Estoy ansiosa por saber que nos espera.- Después de unas rápidas presentaciones, nos encontramos frente a nuestro instructor.

Las primeras en actuar éramos Noa y yo. La miré de reojo, esbozando una leve sonrisa y haciendo un pequeño guiño para infundir confianza y camaradería, con la intención de aliviar cualquier tensión. -¿Lista?- le pregunté amablemente mientras concentraba chakra en mis pies, siguiendo las órdenes del jounin. 
Kinobori no Waza

Me preparé para el descenso, mientras me colocaba en la posición exacta que el instructor había señalado. -¿Pero puedo usar jutsus o solo debo esquivarlos y golpearlos?- pregunté, tratando de despejar la nube de dudas que empezaba a formarse en mi mente. 'Mierda, no me escuchó, creo...', pensé para mis adentros, la incertidumbre empezaba a devorar mis nervios. Se suponía que los otros chicos nos lanzarían piedras y, básicamente, debíamos aguantar y resistir el tiempo que pudiéramos.

Volví la mirada hacia Noa, tratando de transmitirle algo de ánimo y seguridad. -Pues, buena suerte, Noa.- le dije con una media sonrisa, esforzándome por ocultar mi propia inquietud.

A pesar de que dicen que no hay que mirar hacia abajo en estos momentos, lo hice. Mis ojos se desplazaron involuntariamente hacia la profundidad del acantilado, su vastedad amenazante se extendía como un abismo sin fin. 'Mejor uso jutsus', concluí rápidamente. No podía permitir que el miedo se apoderara de mí; debía demostrar que estaba a la altura del desafío. Concentré mi chakra una vez más, sintiéndolo fluir como una corriente cálida y revitalizante, y me preparé para enfrentar lo que viniera con todas mis fuerzas. -¡Sayuri lista!- Grite con todas mis fuerzas, para que me escuchara sin ningún problema allá en lo alto.

Estadísticas de Sayuri Yuki
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Supuso que las pruebas debían tener un comienzo como todas y no necesariamente debían suponer un gran reto, o es que quizá estaba juzgando demasiado suave lo que estaba comenzando. Miró a todos los presentes una vez las instrucciones fueron hechas, habiendo sido interrumpidas las presentaciones que pudieron darse. Aunque al menos ya conocía a los presentes de vista y nombre, aun tenía muchas cosas que conocer de ellos. Después de conocer toda la información base que necesitaban, miró hacia Sayuri para asentir a la misma. — Si, lista. Te sigo. — Indicó mientras se ajustaba las mangas de sus ropajes como si fuera una mala costumbre y siguió sus pasos con cierta premura. Cuanto antes estuvieran colocadas, antes podrían empezar, principalmente para quitarse de toda esta parafernalia en la que se había visto involucrada.

Kinobori no Waza


Al igual que la chica a la que seguía, descendió de igual modo y con cuidado de no llevarse a esta por delante. Las indicaciones de donde colocarse habían sido claras, pero igualmente esperó primero a la contraria para que se colocase. Escuchó la duda de su compañera y se le generó la misma tan solo en aquel momento. — Ahora que lo dices, no avisaron mucho al respecto. ¿Quizá tan solo con reflejos? — Se encogió de hombros. — O quizá el único requisito sea no movernos y ya. — Buscó entonces calcular las distancias, el lugar y, en especial, desde dónde iban los contrarios a tirar las cosas hacia ella. — Esperemos que sea como fuere, se pueda utilizar lo que sea que no haya sido nombrado lo contrario. — ¿Por qué se complicaba en decir de hacer lo que no habían negado que pudieran hacer? Los nervios le comían, así que se complicó todo en su lengua.

Se colocó en el lugar correspondiente y entonces miró a Sayuri. — A ti también, esperemos que supongan un mínimo reto, aunque no sé cuanto juzgar esto... — Se llevaría las manos a la falda de la camisa tradicional que llevaba para sacudirla. — Quizá haya algo más que no nos han dicho. — ¿Paranoica? Puede, pero era mejor no fiarse del todo, debía quitarse esa confianza de que ser tirada piedras no sería para tanto.

Pensó en todo lo que debía concentrarse, pero no se concentró hasta que realmente escuchó a Sayuri anunciar que estaba lista, siguiéndole la pelivioleta. — ¡Lista! — Anunció tras ella, colocando sus manos a los lados de su cuerpo completamente lista para reaccionar. ¿Cómo las lanzarían? ¿Sería pura punteria o habría más? Se trataban de ninjas, de personas entrenadas para límites insospechados, ¿no era así? Seguramente dejasen usar jutsus, pero de no ser así... debía estar preparada para lo que fuera y dar las órdenes a su cuerpo a tiempo.

Estadísticas de Onmyōji Noa
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El Sendero del Genin

Sin duda, el entrenamiento ninja marcaba un contraste notable con las arduas jornadas en las minas de Iwagakure. Aunque su cuerpo ya no sufría la fatiga extrema de la minería, Defton comprendía que ser un ninja no garantizaba una vida más cómoda. Las palabras “Quizá cuando ascienda…” resonaban en su mente como una promesa incierta. A pesar de las mentiras que se contaba a sí mismo, Defton sabía que su destino estaba inextricablemente ligado al sufrimiento en un mundo gobernado por el odio, donde las verdaderas amistades eran escasas, si no, más bien nulas.

Aquella madrugada previa a su primera misión, el joven Genin no podía apartar la vista del pergamino que reposaba sobre su cama. El “Acuerdo político” que lo llevaba a tierras desconocidas no era precisamente un incentivo, pues él sabía que frases como esas habían sido las causantes de millones de muertes en el pasado y la actualidad. ¿Qué desafíos le esperaban en ese mundo lleno de posibilidades? Era imposible no pensar que la muerte acechaba en cada paso que daba posterior a su graduación, amenazando con borrar todo lo que había construido hasta ahora.
El deber llama”, decía para sí, mientras cerraba el último botón de su chaqueta. El viaje hacia las montañas era un nuevo reto, y las palabras ambiguas del acuerdo político no inspiraban confianza. En un mundo sumido en el odio, creer en tales promesas era arriesgado, pero Defton estaba decidido a enfrentar los riesgos que esto suponía con la llegada del nuevo sol.

Así fue como comenzó. Adentrarse en un país desconocido siempre era emocionante. Los espesos bosques previos al del país de las montañas se extendían ante él, y sus nervios cedían espacio a la sorpresa ante tanta vegetación. Era la primera vez que dejaba Iwagakure, y cada kilómetro recorrido ampliaba su horizonte y su incertidumbre. Varios ríos se extendían por kilómetros, serpenteando entre los árboles, parecían llevar consigo historias ancestrales y secretos ocultos. Defton imaginaba a los antiguos ninjas que habían caminado por esos mismos senderos, enfrentándose a sus propios demonios y desafíos.

Pronto fue interceptado por el equipo organizador del evento justo antes de llegar a la costa.

Luego de las presentaciones, los anfitriones escoltaron a la delegación de Iwagakure al lugar donde se realizarían las pruebas. Una isla a algunos kilómetros mar adentro. Al llegar, se podía ver a ninjas de otros países a la espera de instrucciones. Algunos saludaban, otros más encantados con lo que suponía la flora del lugar. Tan pronto como terminaron de llegar las demás delegaciones, se dio inicio a toda esta aventura. Defton, por su parte, solo observaba desde las sombras el desenvolvimiento de todo.
¡Atención!” Solo bastó ese grito para silenciar el parloteo de quienes esperaban. Aquel Jounin pronto dio las órdenes para el primer reto del día, y así fue como, de buenas a primeras, Defton se encontraba haciendo equipo con un niño de cabello blanco y una mirada alegre que aún hasta este instante no se percataba ni siquiera de su existencia.
Mi nombre es Defton, de Iwagakure no Sato… al parecer, hoy seré quien te ayude a golpear mujeres”, bromeó, ofreciendo una sonrisa alegre y despreocupada, mientras se posicionaba al lado del peli blanco. Acto seguido, tomaba algunas piedras y se disponía a lanzarlas con todas sus fuerzas hacia las kunoichis que se encontraban en el acantilado.
 
<<Quizá me preocupe más de la cuenta>>, pensó , dejando ir algunos proyectiles una vez escucho que estaban preparadas.


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