[Misión simple D] Sueños y Esperanzas
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Última modificación: 13-05-2024, 03:13 AM por Zenka.
[Imagen: a6cb99c25d179434731a9ab3f0193ed5.jpg]

Orfanato Kibou
3PM

Aquel antiguo orfanato, hecho de los árboles más resistentes de la zona y decorado para transmitir una sensación de seguridad y comodidad a los jóvenes para que pudieran sentirse seguros y cómodos en su nuevo hogar, aquel lugar recibiría hoy unas visitas agendadas gracias a que las Niñeras se harían cargo de buscar shinobis interesados en educar a aquellos jóvenes para formarlos como futuros shinobis de la nación del té, algo que durante estas semanas aquel lugar había logrado sin muchos problemas para conseguir gente que supiera de distintos ámbitos para formar a shinobis y hoy seria el primer día en que aquellos maestros fueran de otra zonas que no fueran locales, mas darle a las clases un toque de diversidad, aunque claro todo esto estaría supervisado por dos personas.

Sakura (さくら)

Haruto (晴人)

Aquellas dos entidades estarían esperando en la entrada, junto el sonido de algunas avecillas y los grandes arboles que habitan a los alrededores del establecimiento ya que estaba ubicado un tanto lejos de un pueblo que estaba por la zona, siendo un lugar de calma en general. - Deberían de llegar alguien pronto, ¿estas segura Sakura que les diste bien la hora en el pergamino? - dijo Hakuro mientras miraba a la chica de reojo mientras estaba con los brazos cruzados atrás de su espalda. - Tranquilo lo recuerdo bien, ya llegara alguien piensa que son de lugares zonas lejanas, es normal - dijo la chica con su tono optimista, mientras dentro de su mente reflexionaba un poco sobre que decía aquel pergamino.

Cita:
Se busca shinobis de otras naciones para educar a los jóvenes en las artes ninjas en el Orfanato Kibou, ubicado en el País del Té, dependiendo de su desempeño se vera la ganancia de Ryos hora: 3pm aprox Dia 12 de febrero.

- See creo que algo así decía el texto - pensó Sakura mientras a la lejanía comenzaba a ver como tres figuras se asomaban. - Ojala todo esto salga bien.. - pensó Hakuro mientras al igual que su compañera observaba atentamente la llegada de los shinobis.

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Última modificación: 13-05-2024, 11:34 PM por Chõsami Akimichi.
Chõsami poseía una vida muy tranquila en su amada Konohagakure, habían pasado varios años desde que abandonó esa tonta idea de ser shinobi y ahora vivía en paz cocinando los mejores platillos que sus manos le permitían crear. El restaurante iba excelente, los clientes no faltaban, los ingredientes siempre eran de buena calidad, los utensilios hacían lo suyo y todos parecían irse con una sonrisa después de culminar con su comida, no importa si al llegar estaban tristes o enojados pues barriga llena, corazón contento.
Pero un día, el padre del muchacho se le acercó con una noticia interesante-Mira esto hijo. El País del Té busca shinobis para enseñarle a huérfanos a ser ninjas ¿Puedes creerlo?-se le escuchaba decepcionado y Chõsami suspiró mientras clavaba su cuchillo en la tabla para picar-No puedo comprender la necesidad de volver a toda alma un arma para la guerra ¿Que acaso esos niños no han perdido ya mucho?-Chõsami miró a su padre como si él tuviera las respuestas ante sus preguntas aunque a decir verdad, no eran ningun misterio.
Quizás deberías ir, hijo mío-confesó y Chõsami lo miró confuso-¿Por qué yo entre tantos shinobis?-su pregunta rápidamente fue contestada-Por que eres de los pocos que le puedes enseñar a esos niños que hay otras formas de continuar sus vidas. Hijo mío, muestrales la belleza de cocinar-el hombre tomó las manos de su hijo, inspirado con aquella idea, Chõsami lo miró con una sonrisa decidida y aceptó-Lo haré, padre, les mostraré que un cuchillo es más valioso en la cocina que en el cuello de un enemigo.
Chõsami hizo el papeleo para viajar hasta el País de té y se llevó consigo una enorme mochila de viaje donde llevaría muchas especias, ollas, sartenes , platos, cucharas, comida empaquetada y en lata, aceites y más, todo lo necesario para cocinar una comoda exquisita en cualquier lugar y momento. Su viaje no sería corto pero no por ello matador, Chõsami sabía que cada paso que daba lo acercaba más hasta aquel orfanato y su meta de enseñar un estilo de vida más noble que la guerra y mucho más delicioso.
Al fin llegaría a aquel orfanato, su enorme estatura parecía aún más grande con su mochila en su espalda que le hizo de sombra en gran parte de su viaje. Su vestimenta era la usual, representante de su orgulloso trabajo como cheff, no mostraba ni una sola mancha de suciedad y aunque su frente tenía algunas gotas de sudor,  se había logrado mantener fresco con algunas técnicas Fuuton. Sacó un pañuelo y limpió su frente mientras miraba desde arriba a aquellos que se encontraban parados en la entrada del orfanato-Muy buenas, encantado. Soy Chõsami Akimichi y vengo de parte de Konoha-sus ojos entrecerrados y sonrisa amigable acompañaban de una forma adorable su cara regordeta, demostrando ser alguien bueno y amable del cual confiar.
Estadísticas de Chõsami Akimichi
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En Kirigakure, la chica del Clan Yuki se enteró por su madre que uno de los orfanatos del País del Té buscaba a algunos Shinobis para comenzar a instruir a los pequeños de ese orfanato en las Artes Ninja. Para la madre de Miku, la misión era muy sencilla, mucho para lo que ella hacia, pues era una Jounin de Kirigakure. Además de eso, tenía que cuidar a varios pacientes del Hospital de la Niebla, ya que era una Ninja Médico bastante dedicada. Con eso, decidió entregarle la misión a su hija y que ella fuera la encargada de cumplirla, no sin antes recordarle algo, tenía que hacer que esos pequeños aprendieran responsablemente el uso de éstas artes.

Fue así que la Yuki salió de Kirigakure y comenzó con su viaje hacia el dichoso orfanato del País del Té. Como de costumbre, tuvo que viajar en barco hacia aquel lugar, pues su aldea natal se encontraba en medio de una isla, isla que estaba en medio del mar, aveces le disgustaba un poco la ubicación de Kiri por los muchos viajes en barco que tiene que hacer, siendo que las otras aldeas se podría decir que estaban práctica conectadas.

En el camino en tierra, sufrió un poco, el calor del lugar la hacía querer tirarse al suelo y descansar, pero tenía el tiempo encima. Su cuerpo no estaba del todo acostumbrado a ese tipo de temperaturas, pues Kirigakure era una aldea en mayoría húmeda, pero con esfuerzo logró llegar al lugar. En la entrada del orfanato, ya se encontraban dos personas adultas, presumiblemente, los encargados de aquel orfanato, además de un chico gordito con una enorme mochila y vestimenta para nada igual a la que podría llevar generalmente un Shinobi.

La Yuki llegó y se colocó a un lado del Akimichi y luego de un largo suspiro de cansancio decidió presentarse. - Soy Miku Yuki, vengo por parte de Kirigakure… disculpen si tardé un poco, Kirigakure si que está lejos de aquí… -. Dijo la Yuki antes de recomponerse y esperar indicaciones de aquellas personas.
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Un día en el bar donde la joven trabajaba junto a su madre y compañeros, llegó una carta desde el conocido país del Té, tenía una caligrafía bastante decente, así que se trataba de un adulto quien daba el comunicado, jamás había salido del país, nisiquiera para una misión, pero no era de mucha importancia, debía enseñarle a niños las bases shinobis como se las enseñaron a ella una vez; cual era el problema?, que no quería hacerlo.

-Realmente ellos me enferman...-. Diría con palabras hirientes mientras estaba con la cabeza pegada a la barra del bar, uno de sus compañeros se acercó a ver qué pasaba y leyó la carta, no sabiendo el descontento de la jovencita. -Tsukumo, que no lo sabes?, sabes porque me uni a las fuerzas militares no?-. Después de decir estas palabras el chico ladeó con la cabeza en señal de que no sabía las razones de porque una chica tan joven de 16 años se adentraria en ese mundo.

-Por el amor de Dios Tsukumo fue por ustedes...yo tengo la tarea de protegerme a mi misma y a los que quiero, volví al mundo de dónde vienen las raíces de mi familia por ello, no quiero que nadie de aquí sufra-. Dijo algo ahogada por tener pegada la cabeza en esa mesa, después se levantó de allí y suspiró. -Nunca conocí a papá, tengo a mamá, los tengo a ustedes...esas criaturas no tienen a nadie, no tienen familia, no tienen conocidos, y viven todos juntos en un lugar donde yo que se tantas cosas que suceden...y los quieren volver militares?, es, es...-. Dijo con un mirada a un lado ya casi que se le escapaban las lágrimas a la joven, el sujeto solo la abrazo en ese momento (cabe destacar que tiene doble de edad que ella así que no piensen mal eh) tratando de consolarla, su familia había sido arrebatada en una guerra por imperiales y rebeldes, creyendo una injusticia que niños pequeños los obliguen a tener ese camino. Comentó en un instante, que podía enseñarles otra cosa, si quieren ser ninjas por su cuenta está bien, no hay que romper los sueños de un niño, sin embargo, cuando ya no tienen nada que defender, cuando no quieren y cuando el fondo de su corazón quieren ser algo más en sus vidas hay que alentar sus sueños, no corromperlos con la sangre que se derrama todos los días allí.

Las palabras convencieron a la descendiente de los Izuno, asintiendo en su proceso. Se alistó, se puso su chaqueta característica, su camisa y traje normal con que trabaja como Shinobi y trabaja en el bar, a los niños que no quisiesen eso en su vida, les daría otras opciones, no para que sean las primeras filas de una guerra donde todos mueren.

País del Té

Hana llegó en un barco, ella sabía cómo era la vida en la navegación de uno así que mareos no tuvo, raro sabiendo que estuvo pasando de barco en barco para llegar hasta allí, aunque salió algo tarde.

Se llevó bastantes botellas de agua congeladas para la ocasión, en el caso de que el calor fuese tan extremo el hielo se derritiria pero no llegaría a calentarse el agua lo suficientemente rápido, se mantendría fría todo el tiempo por ese método, y vaya que le funcionó, estuvo constantemente tomando agua y echándose la encima para soportar el calor del lugar. Kiri normalmente es una aldea fría y húmeda, como cualquier dirigente de allí, no estaba para nada acostumbrada a ese cambio tan repentino en su temperatura corporal, por lo cual su termorregulación actuaba las lento de lo usual.

Al llegar estaba algo empapada, por estar haciendo este procedimiento a diestra y siniestra, sus superiores la verían pero su estado más bien la refrescaba bastante, a su lado, estaban un gordito que sinceramente era bastante adorable con su pancita y una joven que parecía casi de su edad. -Llegue tarde, lo siento, mi nombre es Hana Airashi de Kirigakure, buenas a todos-. Dijo saludando a los presentes de manera feliz esperando órdenes.
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Los dos profesores observarían cómo, con el paso del tiempo, cada vez llegarían más interesados al orfanato, hasta alcanzar un máximo de tres personas. En ese momento, Sakura y el Jounnin Haruto podrían presentarse con tranquilidad, siendo Sakura la primera en hacerlo. - ¡Bienvenidos! Soy Sakura, la profesora de cultura e historia de este lugar, además de una de las niñeras del orfanato. Como saben, estábamos buscando personas con talento y determinación que pudieran enseñar a los chicos el arte de ser un shinobi. Aunque ya conocen lo básico, si pueden enseñarles algo intermedio o algún jutsu típico de su aldea, estaríamos encantados, ¿verdad, Haruto? - diría la chica, mientras lo miraba, esperando alguna respuesta de él.

- Exactamente, Sakura. Espero que ustedes puedan enseñarles a los chicos todo sobre ser un shinobi. Yo les enseñé lo esencial, pero igualmente los invito a entrar. -
dijo mientras se dirigían hacia lo que era un sector donde hacían sus practicas  para los chicos. y en este mismo estaban varios sentados en el suelo esperando todos jovenes que rondaban entre los 10 y 18 años. - Gracias Huki por traer a los chicos  de forma adelantada - diría Haruto a una de a la niñera, la cual se largaría hacia otros lares del establecimiento.

[Imagen: 1ea491d7a290644e570022bd27abc8d6.jpg]

Era un lugar bastante bello la luz entraba en el lugar, haciendo que todo estuviera bastante iluminado y hermoso, mientras tanto Sakura haría un comentario. - Bueno chicos ellos serán sus maestros por estas horas, cualquier duda les pueden hacer, no tengan miedo pero antes dejen que se presenten. - dijo la chica con una sonrisa
mientras el grupo de chicos y chicas susurraban algunas cosas y se miraban entre ellos aun que guardando silencio, aun que habrían 3 chicos los cuales cada uno tendría un comportamiento bastante diferente hacia los ninjas extranjeros.

Un chico de pelo apagado y ojos cristalizados de color celeste, miraba fijamente Hana como si de alguna forma intenta ver a través de su alma, pero incluso así aquel chico de aproximadamente 17 años simplemente no dejaría de verla con cierto grado de profundidad y curiosidad mirando de abajo hacia arriba.

chico


El segundo caso se trataría de una chica, joven de pelo blanco, el cual abrazaba un peluche de un mapache, a diferencia del primer chico seria mucho mas amable con los tres o esa sensación daba incluso levantaría la mano esperando a que le dieran la oportunidad de hablar.


chica


y el ultimo era un chico posiblemente el segundo mas joven de 15 de  una vibra fría y sabia, parecía saber bastante de las cosas pero igual se le notaba un tanto ególatra con solo verlo y a diferencia de los demás seria el único en preguntar primero sin esperar mucho. - ¿perdón Profesora Sakura pero la curiosidad me mata estos shinobis pertenecen algún clan? creo que uno de ellos si pero quiero confírmalo - dijo el chico en un tono lento pero seguro mientras miraba al Akimichi y esperaba alguna respuesta de este en especial ya que por su apariencia debía le recordaba algo que había leído una vez -  dijo aquel muchacho mientras todos esperaban alguna respuesta y presentación de sus senséis.

chico
 

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Tras la llegada de Chõsami a las puertas del orfanato llegaron dos chicas de parte de Kirigakure, una poseía un cabello rojizo y ojos azules, la cual se presentó como Miku Yuki y la otra poseía cabello negro y ojos marrones de nombre Airashi Hana.

El amable gigante solo mantenía una sonrisa con la presencia de sus nuevas compañeras, ahora era turno de los representantes del orfanato de presentarse, la primera fue la mujer que se presentó como Sakura. Sakura les dió la bienvenida y mencionó ser la profesora de historia y cultura, ella reveló el nombre de su compañero y quizás eso lo detuvo a presentarse.

Es un gusto conocerlos-renpondió amablemente antes de entrar y ser guiado hasta donde sé ubicaban los niños. Sakura les mencionó a los niños que Chõsami y las chicas de Kiri eran los ninjas que les darían clase hoy, esto obviamente creó susurros entre todos aunque dos destacaban, no solo por su edad sino también por su osadia.

Primero una chica que de forma educada pero ansiosa levantaba su mano con la esperanza de que la dejaran hablar y el otro un chico que a diferencia de su compañera no esperó a tener permiso para hablar, simplemente lo hizo ya que tenía dudas de Chõsami.

Bueno, me presentaré yo primero entonces. Luego lo harán mis compañeras y ahí podrás hablar, niña con peluche de mapache-quiso aclarar eso para que la chica pudiera bajar su mano y esperar pacientemente su oportunidad para hablar.

Mi nombre es Chõsami Akimichi y pertenezco al clan Akimichi de Konohagakure. Mi clan es capaz de usar el chakra para aumentar nuestro tamaño y fuerza, además podemos convertir grasa en chakra, mientras más gordito el Akimichi, más chakra posee-habló con orgullo y perdonaría cualquier burla por parte de los jóvenes, quizás mas tarde pudiera hacerle alguna demostración en un lugar mas grande.

Por los momentos las presentaciones serían importantes y luego serían las dudas de los jóvenes, apenas empezaba todo esto pero ya Chõsami quería saber más de como se desarrollaba todo.
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La chica había llegado tarde, estaba empapada, algo sudorizada y cansada de tanto calor que estaba haciendo en el lugar, no era un ambiente al que estaba acostumbrada, siempre prefirió el frío y la humedad que existía en el país del agua.

Una vez estuvo al frente, saludo y espero las órdenes indicadas, una vez presentados todos, la chica miraría a sus compañeros con un tono de mucha emoción. -Es un gusto conocerlos a ustedes también-. Dijo ofreciendo la mano a ambos, dándoles una cálida sonrisa antes de entrar al orfanato.

Era un lugar que era bastante minimalista, la decoración le gustaba aunque parecía más una artillería dedicada a crear ninjas, lo cual le recordaba su disgusto a ir hasta allá a ser de colaboración, notó la fría mirada de un chico de un año mayor que ella, lo logro observar con el rabillo de su ojo y no pudo ocultar un escalofrío en su espalda por más que nada, su nerviosismo a ser el centro de atención por demasiado tiempo y más cuando no le hablan.

Una vez los chicos dieron sus dudas Hana se quedó atrás de los 2 chicos, más por no saber comunicarse muy bien con niños y jóvenes de edades tan cortas, incluso se estaban interrumpiendo el uno al otro en una oportunidad que se vio claramente que un chico había hablado preguntándose sobre un clan. Chosami fue el primero en hablar, curiosamente pertenecía a un clan donde su fuerte era convertir grasa en chakra, así que eso explicaba mucho mejor que fuese algo obeso, la chica quedó sorprendida por tal explicación, fue su turno y miró a los chicos no sabiendo que decir. -Ammm...Holi jejeje...soy Hana Airashi, vengo de Kirigakure emm...aunque tenga un apellido diferente soy descendiente de un clan errante conocido como el clan Izuno, somos espiritistas...más exactamente de espíritus gato, obteniendo posesiones de ellos que nos otorgan sus habilidades, es algo...dificil de explicar comparado a mi compañero Chosami, pero es básicamente eso-. Dijo algo apenada por no ser más específica sobre el funcionamiento de su familia, más porque ella misma necesitaba informarse más sobre sus antiguas raíces.
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La Kunoichi de la Niebla no era una persona muy habladora que digamos, por eso mismo, se limitó a escuchar las palabras de ambos encargados de aquel orfanato en el País del Té. Aunque si, ella siempre trataba de ser amable con las personas, por eso dejaba de lado su timidez para poder presentarse de forma adecuada y corresponder a los gestos de educación de sus compañeros, entregando su mano a su paisana del Agua.

Dentro del orfanato, el equipo de los tres Ninjas fueron llevados hasta el lugar en donde se encontraban reunidos todos los chicos que lamentablemente no tenían una familia, eso hacía sentir a Miku algo de pena y tristeza por ellos, pues ella nunca había pasado por esa sensación de saber que posiblemente estás solo en el mundo y lo único que tienes a un encargado de crecerte pata después poder “sacarte” del orfanato.

Miku se mantuvo callada como siempre, escuchando las preguntas de los jóvenes y las palabras que Chōsami soltaba con tanta naturalidad y firmeza, seguido de su compañera Hana, quien no se veía tan confiada como el Akimichi de Konohagakure, pero si era muchísimo más segura que la Yuki. Cuando Hana terminó de hablar, Miku supo que era su turno, así que decidió suspirar un poco y mantener una posición firme para ser escuchada por los jóvenes del orfanato.

- De igual forma que mis compañeros… Debo presentarme… Soy Miku, perteneciente al Clan Yuki de Kirigakure… Nuestro principal fuerte radica en combinar los Elementos básicos, Suiton y Fuuton para lograr un Elemento avanzado conocido como Hyōton. Básicamente… son técnicas de Hielo… -. Cuando su presentación terminó, la Yuki sentía que se caía de la vergüenza, no estaba acostumbrada a hablar tan seguido y menos en frente de tantas personas. Ella agachó un poco su cabeza y se colocó a unos centímetros detrás de sus compañeros a la espera de las opiniones de los chicos.
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Todos los niños estaban bastante sorprendidos por las habilidades de los chicos, al menos según lo que decían. En especial, los profesores también estaban intrigados.
¡Qué interesantes! No me esperaba más de los interesados. Tal vez algún día puedan ayudarme con más cosas, en especial el chico. Tal vez pueda preparar muy buena comida —dijo Sakura, sin poder ocultar su entusiasmo. —Ay, Sakura... —pensó Haruto, suspirando ante la respuesta entusiasta de su compañera.
Volviendo su atención a los tres chicos que eran los más llamativos del grupo, Haruto habló con voz firme y clara. —Bueno, chicos, ustedes serán los primeros en poner a prueba a estos shinobis —dijo Haruto, señalando a los tres chicos con una expresión decidida.
Los niños se miraron entre sí, emocionados por la oportunidad de entrenar con los nuevos shinobis. El primero en hablar fue un chico de lentes, que siempre parecía tener una sensación "fría".

Yo quiero entrenar con la Yuki... Es bueno que haya llegado un pariente a estas tierras —mencionó con una voz calmada pero decidida sabiendo el clan de su rival tenia ventaja y mas si aprendía algo mas avanzado de lo que ya sabia.

La más pequeña del grupo, que siempre llevaba un peluche de mapache, levantó la mano emocionada. 

¡Yo quiero entrenar con el chico, profesor Haruto! —dijo con un brillo de emoción en los ojos típica de la juventud de una niña de su edad.

Finalmente, un chico de pelo apagado, que hasta ahora había permanecido en silencio, habló con una voz suave pero segura de si mismo aquel chico no tenia ningun miedo a enfrentarse con la chica y posiblemente fuera el mas fuerte de los tres.

Y yo voy a entrenar con la Izuno. Esa chica parece bastante interesante para entrenar —dijo, mirando a Izuno con una expresión de curiosidad.

Haruto sonrió ante la determinación de los niños. Sabía que esta sería una gran oportunidad para todos, tanto para los shinobis como para los niños.
Muy bien, entonces. ¡Empecemos con el entrenamiento! —anunció Haruto, dando inicio a lo que sería una experiencia inolvidable para todos los presentes.
Los shinobis se prepararon para el entrenamiento, cada uno con su nuevo aprendiz al lado. Mientras tanto, los demás niños y profesores observaban con atención, ansiosos por ver cómo se desarrollaría esta nueva etapa en su formación.

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Chõsami se presentó ante el público infantil y le contó un poco sobre su clan de una forma sencilla para que lograrán hacerse una idea de lo que un Akimichi era capaz. Después de él vino la chica de cabello negro, al parecer su clan no es originario del País del Agua y sus habilidades giraban en torno a los espíritus gatos, curioso, el padre de Chõsami siempre le decía que Kiri estaba llena de clanes demoníacos. Pero bueno, con dos chicas de Kiri aquí presentes se puede confirmar o no eso. La chica callada vendría de última, ella pertenece al clan Yuki y aunque Chõsami comprendió lo que dijo le preocupaba un poco que los niños no entendieran sobre los elementos avanzados y tal.

Quizás ciegos por el asombro o satisfechos con la explicaciones, los niños no hicieron preguntas, no siquiera aquella niña que hace algunos minutos mantenía bien alto su mano. Pero bueno, eso significaba que al menos habían dado buen impresión. Los profesores también estaban maravillados con aquel trío y la mujer, Sakura, esperaba que Chõsami la ayudara con la comida, algo que hizo sonreír al Akimichi.

Por supuesto que sí. De hecho espero que me den tiempo para darle algunas clases de cocina a los jóvenes presentes-el Akimichi levantaría y bajaría sus hombros rápidamente para que la mochila se moviera, dando a entender que había venido preparado para aquello.

El profesor decidió que ya era momento para un pequeño entrenamiento, posiblemente quería ver cómo sus estudiantes más sobresalientes usaban todo lo aprendido contra los ninjas visitantes, a Chõsami le pareció algo precipitado pero la emoción en los jóvenes le hizo mantenerse callado y con una gran sonrisa en su rostro, no iba a quitarles sus ganas de aprender sobre la marcha.

La primera en ser escogida fue la chica Yuki, al parecer aquel chico que tanto la miraba no iba a perder su oportunidad de luchar contra ella. Luego fue Chõsami, este fue elegido por la pequeña niña que parecía estar llena de energía. Había que ser sinceros, el Akimichi no esperaba tal resultado pero claramente no se negaría.

Será un gusto entrenar contigo-sonrió y e hizo una llave reverencia.

Ahora era turno de la Izuno, quien sería elegida por un chico bastante confiado de sí mismo. Era momento de llevar a práctica lo aprendido pero un salón de clases no era el mejor sitio-Vayamos afuera para no romper nada-sugirió y apuntó a la salida.
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Miku esperó pacientemente a que ambos encargados del orfanato terminaran de hablar entre ellos y elogiar al trío de Ninjas que habían visitado el orfanato. Aunque ciertamente, Miku no sabía que más decir luego de presentarse, no fue hasta que a sus oídos llegaron las palabras de aquel chico de apariencia gentil, pero de voz fría.

Los ojos de Miku se abrieron ligeramente al escuchar sus palabras, rápidamente entendió que aquel niño pertenecía al mismo clan que ella, y ciertamente empezaba a sentir una ligera emoción de poder conocer a más gente de los Yuki y poder enseñarles lo que ella ya sabía.

La Yuki estaba maquinando si cerebro para saber que responderte al joven y poder comenzar con el entrenamiento designado, pero su atención se desvió ligeramente al escuchar al Akimichi mencionar algo muy importante, y es que era vital que el entrenamiento se llevara afuera, no solo por la cuestión del espacio, sino también para evitar dañar las instalaciones o los objetos dentro del orfanato — Claro… Vayamos afuera junto a Chosami… Podemos romper algo aquí… — Dijo de forma tímida la Kunoichi de la Niebla mientras empezaba a caminar a paso lento hacía la puerta de entrada y salida del orfanato, esperando que el joven de las gafas la siguiera.

Ahora tenía otra cosa en la cabeza y eso era el cómo empezar con el entrenamiento, talvez podía comenzar con alguna técnica Hyōton, o un simple Suiton. Fuese como fuese, Miku solo esperaría a que el chico la siguiera hacia afuera del orfanato para poder empezar con el entrenamiento indicado por los encargados.
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