Templo del Rayo: Un Vistazo al Pasado.
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Última modificación: 04-05-2024, 06:49 PM por Yoichi Kaname.
Bajo el manto fresco y brumoso de la primavera, emprendo mi viaje hacia el enigmático Templo del Rayo en lo alto de las Montañas Negras. El aire está impregnado con una frescura revitalizante que corta hasta los huesos, recordándome que incluso en esta estación de renacimiento, la naturaleza aún guarda sus secretos más fríos y oscuros.

El mapa que sostengo en mis manos es mi brújula en este paisaje montañoso, una guía constante mientras navego por los senderos empinados y serpenteantes que conducen hacia el templo ancestral. Cada paso que doy está marcado por la sensación del viento que me golpea el rostro, recordándome la fuerza indomable de la montaña.

Mientras avanzo hacia mi destino, no puedo evitar sentir una profunda curiosidad por el pasado del Templo del Rayo y los eventos que lo llevaron a su estado actual. Se dice que en tiempos antiguos, este templo era el hogar de una congregación de monjes dedicados al estudio y la preservación de los jutsus de elemento rayo. Sin embargo, su historia está manchada por la tragedia y el conflicto.

Fue durante el reinado del antiguo Raikage que el templo sufrió su destino más oscuro. En un acto de furia y desprecio por la oposición de los monjes a su liderazgo, el Raikage ordenó un asalto al templo y la masacre de todos sus habitantes. Imagino que los muros del templo guardan los ecos de aquellos tiempos turbulentos, testigos silenciosos de la sangre y la violencia que una vez los consumió.

Ahora, mientras me acerco al templo en esta fría mañana de primavera, no puedo evitar sentir una sensación de reverencia y respeto por aquellos que vinieron antes que yo. Sus espíritus perduran en los muros de piedra y en los susurros del viento, recordándome la fragilidad de la paz y la importancia de la justicia en nuestro mundo.

Finalmente, el templo se yergue ante mí, una fortaleza imponente que desafía al cielo con su presencia majestuosa que me invita a adentrarme en sus dominios y descubrir los misterios que aguardan en su interior.

Con el corazón lleno de determinación y el espíritu templado por el frío de la montaña, me preparo para cruzar el umbral del templo y enfrentar los desafíos que me aguardan. EN esta estación de transición, estoy listo para sumergirme en la aventura que aguarda en el corazón del Templo del Rayo.
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Tal y como cobraba la historia durante el reinado del antiguo Raikage el templo se convirtió en una campo de batalla de los monjes contra los ninjas que apoyaban la ideología del gobernante, fueron muchas muertes aunque en mayoría de los monjes, ya estos cansados de aquella guerra se rindieron para aceptar sus ideologías y poder mantener vivo su clan, para ese entonces  Noelia apenas tenía 3 años, no recordaba aquella tragedia y era lo mejor, ahora ya joven con 18 años se encontraba limpiando el templo por dentro todo era silencio pues los monjes más ancianos se encontraban meditando o durmiendo mientras que su padre estaban talvez caminando por el bosque y su madre lavando ropa, todo en ese lugar era pacífico hasta que escucho unas pisadas en la entrada, dejando lo que tenia que hacer para caminar hasta el entrada.

-un chico?..es raro ver gente por estos lugares.. estará perdido?-penso mientras se acercaba cuidadosamente hacia la entrada aunque trataba de esconderse para no ser vista, hacía un poco de frío el clima pero ya estaba acostumbrada a ese clima, tomo algo de valor y camino hasta estar en frente del joven- disculpe..puedo ayudarle en algo? 

La joven se veía seria, su tono de voz fue algo delicado pero a la vez firme, tratando de ser un poco amable aunque su rostro demostrará lo contrario, está traía puesto un traje de sacerdotisa y tenía su largo pelo amarro con una cinta, era delgada aunque por el traje no se podía ver bien su físico aunque eso no es importante ahora.
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Escucho ligeras pisadas. Alguien se acerca a la entrada y mis sentidos se agudizan, alerta ante la presencia desconocida. Una figura se materializa frente a mí, una joven de aspecto serio pero delicado. Me enfrento a una mezcla de emociones: curiosidad, alivio y un destello de sorpresa.

-Me temo que sí, estoy un poco perdido -respondo con una sonrisa ligeramente nerviosa, consciente de la solemnidad del lugar en el que me encuentro y reconociendo la presencia imponente de la joven sacerdotisa-. Busco conocer más sobre la historia y los secretos de este antiguo templo. Soy Takeichi, y este lugar me ha estado intrigando desde hace ya un tiempo.

Mientras hablo, observo con respeto a la joven, notando su porte sereno pero firme, y el aura de autoridad que emana a pesar de su aparente juventud. Su traje de sacerdotisa le confiere una elegancia austera, y su cabello amarrado con una cinta le da un aire de misterio y tradición.

-¿Podrías guiarme un poco por este lugar? Me encantaría aprender más sobre su historia y quizás encontrar algunas respuestas a mis preguntas -agrego, manteniendo mi tono amable y respetuoso, consciente de que estoy entrando en un territorio sagrado y lleno de significado para aquellos que lo habitan. Espero que el templo me perdone la mentirilla.
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Última modificación: 06-05-2024, 09:44 PM por Noelia.
La joven escucho todo lo dicho por el chico en total silencio, poniendo atención a cada una de sus palabras le entró curiosidad¿Porque tanto interés en el templo? Todo el mundo sabía el trágico destino que tuvo y que los sobrevivientes lograron reconstruir el templo guardo su gran majestuosidad. Por lo que la joven suspiro un poco y decidió hablar.

-entiendo...la historia de este lugar ya es conocida, todo lo que se sabe es la verdad cualquiera de mis familiares dira lo mismo y sobre los secretos...no creo que podamos contarte eso pues como dice la palabra misma, son secretos, solamente los miembros del clan lo saben...-lo dijo de forma respetuosa y sería, se mantenía firme pues no podían simplemente decir sus cosas a gente desconocida, igualmente todo clan e personas tienen sus secretos algunos pequeños y otros grandes..- y si puedo guiarte, darte un pequeño tour por el templo...

La joven aclaró un poco su garganta, no quería ser maleducada así que le hizo un leve revencia y lo miro- perdon..no me presenté antes...soy Noelia..Noelia miroku y es un gusto conocerlo joven Takeichi -dijo haciéndose a un lado de la puerta por si el joven decidía entrar por completo al templo.- 

Por dentro en el templo se veía muy bien cuidado y en buenas condiciones, el césped bien podado y con algunas flores y árboles como decoración de aquel lugar, a un lado izquierdo se encontraba el lugar donde rezaban, aquel lugar estaba lleno de inciensos por lo que en el aire se podía oler los dulces olores de lavanda, flores, en si mucho olores ricos y ya un poco más al fondo se encontraba la entrada al templo que era el hogar de la joven sacerdotisa y algunos miembros del clan Miroku que decidieron quedarse en ese lugar pues algunos de ellos habia decidido ir a la ciudad y empezar su vida ayudando a las demas personas en la ciudad.
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La joven sacerdotisa, Noelia Miroku, me recibió con una serenidad que contrastaba con la solemnidad del lugar. Sus palabras resonaban en el aire, revelando tanto como ocultaban, y me dejaban con una sensación de intriga aún mayor.

—Entiendo —respondí, asintiendo con respeto ante su explicación sobre los secretos del templo. No era de extrañar que guardaran celosamente su conocimiento, especialmente si estaba relacionado con su historia y tradiciones ancestrales—. Agradezco tu disposición para guiarme por este lugar tan sagrado.

Con un ligero gesto de cortesía, seguí a Noelia hacia el interior del templo. Mis sentidos se vieron abrumados por la fragancia dulce de los inciensos y el ambiente de paz que reinaba en el lugar. Cada rincón parecía estar imbuido de historia y significado, y me sentí humilde ante la oportunidad de explorar este santuario ancestral.


Mientras caminábamos, mi curiosidad crecía con cada paso, y me preguntaba qué otros secretos guardaba este lugar y qué historias podrían contarse entre sus muros. Sin embargo, me recordé a mí mismo ser respetuoso con la privacidad y las tradiciones de Noelia y su clan, consciente de que no todas las respuestas podían ser reveladas a un extraño.

Mis ojos se detenían ocasionalmente en los antiguos grabados que adornaban las paredes, representaciones de batallas y ceremonias que hablaban de un pasado lleno de misterio y grandeza. Entre los símbolos y las figuras, mi atención se desviaba hacia los rincones oscuros y los compartimentos cerrados, preguntándome qué enigmas podrían esconderse detrás de esas puertas antiguas.

En silencio, mi mente vagaba hacia los arcaicos jutsu del elemento rayo que los antiguos monjes solían resguardar con tanto recelo. Me intrigaba la idea de descubrir aquellos conocimientos perdidos, de aprender los secretos que habían sido transmitidos de generación en generación dentro de este santuario sagrado. Aunque sabía que no sería fácil obtener acceso a tales enseñanzas, la mera posibilidad de desentrañar esos misterios me impulsaba a seguir adelante con renovado interés.

—Estoy ansioso por aprender más sobre este templo y sus enseñanzas. ¿Cuál es el siguiente destino en nuestro recorrido?
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La joven mientras caminaba a paso lento miraba de reojo a que chico que supuestamente estaba perdido por más de que había notado como sostenía un mapa muy detallado en su mano y aunque fuera alguien peligroso en ese lugar ella tenia el apoyo y ayuda de sus familiares..y a ella misma pues por más de parecer alguien débil habia entrenado por toda su vida.

-bueno...-dijo para volverse y ver fijamente al chico - podría decir en que tiene curiosidad primero?..así podría mostrarle eso en específico -hablo educad y disimuladamente analizaba al chico, como iba vestido, su rostro, y tampoco lo juzgaria solo por eso por eso siempre dicen "no hay que juzgar un libro por su portada"- 

Esta lo había guiado hasta un pequeño estante que estaba en medio del gran patio, a las afueras de la puerta del templo, quería primero saber cual era la curiosidad de aquel sujeto, esta suspiro un poco, respirando aquel aire frío al cual ya estaba acostumbrada.
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—Entiendo, Noelia. Mi interés radica en los antiguos estudios de los monjes que solían habitar este templo. He escuchado historias sobre sus profundas enseñanzas y sus misteriosos conocimientos, y me intriga aprender más sobre ellos. ¿Podría mostrarme algún lugar donde pueda explorar esos aspectos de la historia del templo?

Hablo con una voz tranquila y respetuosa, tratando de transmitir confianza y sinceridad en mis palabras. Observo a Noelia-san con curiosidad pero también con respeto, consciente de su autoridad en este lugar sagrado.
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-me sorprende un poco que sepas tanto sobre las historias antiguas..pero la verdad es como cualquier otro templo...cada monje y sacerdotisa incluyendo me aprendemos a controlar el poder espiritual y jutsus de la familia, en especial por los que nacemos con los ojos especiales de los Miroku..no todos nacen con ellos..un pequeño dato -hablo amablemente pues sabia que aquel datos ya era conocido y no importaría decirlo para afirmarlo.- 

Cerca de ese lugar se encontraba una estatua donde la joven se detuvo y junto sus manos para rezar, era por respeto y también porque así había sido educada, luego siguió su camino mostrando el gran lugar, pasaron por un pequeño lago para luego estar frente a una tipo casa pero no lo era, si no más bien una biblioteca que siempre es visitada por las pocas personas que llegan por turismo o curiosidades como aquel chico.

-aqui creo que podrías encontrar algo de lo que buscan..algunos libros son realmente interesantes -le sonrió un poco, tampoco quería ser tan seria...-
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Escuché con interés a Noelia hablar sobre el templo y sus prácticas. Aunque la información sobre los ojos especiales de los Miroku ya me era conocida, aprecié la confirmación y el contexto adicional.

—Es fascinante ver cómo cada templo tiene sus propias tradiciones y formas de controlar el poder espiritual. Los ojos especiales de los Miroku son realmente únicos y poderosos. — respondí con una sonrisa amable, mostrando mi aprecio por la información.

Cuando la joven se detuvo para rezar frente a la estatua, respeté el momento, observando la devoción en sus gestos. Continuamos nuestro recorrido hasta llegar a la biblioteca. Miré a mi alrededor, notando la calma y el ambiente de sabiduría que impregnaba el lugar.

—Gracias por mostrarme este lugar. — dije, devolviendo la sonrisa de la joven. — Estoy seguro de que encontraré algo útil aquí. Los libros antiguos siempre tienen algo que enseñar, especialmente en un lugar tan venerado como este.

Me acerqué a una de las estanterías, pasando los dedos suavemente por los lomos de los libros. Me sentía a gusto en la biblioteca, rodeado de conocimiento y tranquilidad.

—¿Hay algún libro en particular que recomiendes? — pregunté, volviendo mi atención a la joven. — Me interesa aprender más sobre las técnicas y la historia de los Miroku.
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Está pensó un poco y saco un libro un poco grueso de la sección de historia para entregarle al chico, era historia del clan.

-tal vez este libro le ayude, es interesante y cuando era pequeña con ese libro me enseñaron la historia de la familia...no le digo yo porque bueno...para algo lo traje aquí no?..-sonrió un poco nerviosa- por haya hay algunos muebles y una mesa donde puede leer tranquilamente igual yo estaré aquí por si necesita ayuda.

Está miro al chico disimuladamente aún debería estar alerta, igualmente aquellos libros importantes se encontraban escondidos en otra parte del templo, pues era primordial cuidar la información de su clan.
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Última modificación: 06-06-2024, 04:12 AM por Yoichi Kaname.
Tomé el libro que la joven me ofreció, notando su grosor y el peso de la historia que contenía. Su nerviosa sonrisa me hizo sonreír también, apreciando su esfuerzo por compartir algo tan valioso.

—Gracias, este libro parece realmente interesante. Me alegra que hayas decidido compartirlo conmigo. — dije, tratando de aliviar su nerviosismo. — Entiendo perfectamente, hay algo especial en descubrir la historia a través de los propios textos.

Miré hacia la mesa y los muebles que había señalado, un lugar perfecto para sumergirme en la lectura.

—Voy a empezar a leer allí, y te agradeceré mucho si puedo recurrir a ti para cualquier duda que tenga. — agregué, sonriendo con sinceridad.

Me dirigí a la mesa, sentándome con el libro y abriéndolo con cuidado. Sabía que estaba en un lugar donde la información era muy protegida, y apreciaba la oportunidad de aprender más sobre el clan Miroku. Mientras leía, sentía la mirada de la joven sobre mí, alerta pero también confiada en nuestra interacción. Me concentré en las páginas, sabiendo que cada palabra era un puente hacia la rica historia de su familia.

A medida que avanzaba en la lectura, el sonido de las hojas pasando se mezclaba con el suave murmullo del viento fuera del templo. El contenido del libro era fascinante, detallando las hazañas y retos de las generaciones pasadas de los Miroku. Sin embargo, después de un tiempo, mis párpados comenzaron a sentirse pesados.

La calidez del ambiente, el silencio casi sagrado de la biblioteca y la profundidad de la historia me envolvieron como una manta suave. Sentí mis ojos cerrarse por breves momentos, pero la sensación de cansancio era abrumadora. Poco a poco, sin darme cuenta, me fui deslizando en un sueño profundo.

Desperté sobresaltado, parpadeando para ajustar mis ojos a la oscuridad. La noche había caído, y la biblioteca estaba sumida en sombras. La única luz provenía de la luna, que se filtraba a través de las ventanas altas, creando un ambiente tranquilo y misterioso.

Me levanté lentamente, sintiendo el entumecimiento en mis extremidades por haber estado en la misma posición tanto tiempo. Miré alrededor, tratando de orientarme.
La joven había dejado una lámpara encendida en una esquina, proporcionando un pequeño punto de luz y recordándome que no estaba completamente solo.

—Vaya, parece que me quedé dormido. — murmuré para mí mismo, estirándome un poco.

Recogí el libro y me dirigí hacia la lámpara, agradecido por la luz tenue que guiaba mis pasos. Mientras caminaba, no podía evitar sentir una mezcla de vergüenza y tranquilidad. Había venido en busca de conocimiento, y aunque había sucumbido al sueño, me despertaba con una renovada curiosidad y respeto por el lugar y su historia.
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Una vez llego la noche y notar que el joven aun no salía de la biblioteca, fue donde lo había dejado para comprobar si ya estaba despierto o en su contrario dormido pero cuando ingreso el estaba alado de luz con el libro en mano y leyendo. 

-buenas noches joven, durmió bien? -esta sonrió un poco y en su tono de voz había un poco de gracia, quería ser un poco mas sociable y amable con el invitado y no tan seria además de que le recordaba que ella mismo se ah quedado dormida mientras lee y en su caso no despierta al día siguiente- bueno no se preocupe por eso, supongo que viene cansado del viaje, este lugar si esta muy lejos de la ciudad -hubo un pequeño silencio por parte de la chica- bueno mi familia ya ceno pero usted no, dejamos un poco de comida para usted por lo que si me permite déjeme guiarlo hasta el comedor -después de decir eso esta se dio la media vuelta para poder salir primero esperando que el chico la siguiera hacia donde anteriormente ella había dicho.- 

todo estaba muy oscuro pero gracias a algunos pequeñas luces se podia ver el camino, todo es silencioso solamente con el sonido de las pisadas de ambos jóvenes junto a leve chirrido de los grillos en el monte y el viento un poco helado como es de acostumbrar en la noche, una vez llegaron al lugar la comida para el joven ya estaba servida por lo cual la joven lo dejo solo para no incomodarlo.
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