La sombra blanca
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La luz del alba apenas comenzaba a asomar por el horizonte, bañando la aldea de Konohagakure en un tenue resplandor anaranjado. En la cima de una colina, alejada del bullicio del pueblo, se encontraba el joven  
[b]Akira[/b], preparándose para su entrenamiento diario de taijutsu. pertenecia al clan de los ojos blancosy la palma suave pero el queria destacar por lo que no se limitaba al estilo de lapalma suave.
Akira, con tan solo 13 años, era un prodigio en el arte del combate cuerpo a cuerpo. Su cuerpo, delgado pero fibroso, era el resultado de años de entrenamiento incansable. Sus ojos blancos brillaban con determinación mientras observaba el horizonte, respirando profundamente el aire fresco de la mañana.
De pronto, un grito resonó en el aire, rompiendo el silencio de la madrugada. Era su sensei, [b]Hayato[/b], un ninja veterano con una mirada penetrante y una presencia imponente. Hayato se acercó a Akira con pasos firmes, su capa negra ondeando con el viento.
[b]-¡Buenos días, Akira!-,[/b] exclamó Hayato con voz grave. -[b]Hoy trabajaremos en tu velocidad y agilidad. Debes ser como el viento, capaz de moverte sin ser detectado.-
[/b]
Akira asintió con la cabeza, sintiendo una oleada de adrenalina recorrer su cuerpo. Sabía que este entrenamiento sería uno de los más desafiantes hasta ahora.
Hayato comenzó a demostrar una serie de movimientos rápidos y fluidos, como si se deslizara por el aire, apenas y producia algun ruido su sensei parecia una sombra, Akira observaba con atención, tratando de memorizar cada detalle de la técnica. Luego, Hayato le pidió a Akira que repitiera los movimientos.
Al principio, Akira era torpe e inseguro. Sus movimientos eran lentos y descoordinados. Hayato lo observaba en silencio, sin decir una palabra. Pero luego, poco a poco, Akira comenzó a mejorar. Sus movimientos se volvían más fluidos y precisos.
Después de horas de entrenamiento intenso, Akira estaba exhausto, pero también satisfecho. Había aprendido mucho de Hayato y sentía que se había vuelto más fuerte y rápido.
[b]-Buen trabajo, Akira-,[/b] dijo Hayato con una sonrisa. -[b]Has aprendido mucho hoy. Pero recuerda que el entrenamiento nunca termina. Siempre hay algo más que aprender-
[/b]
Akira asintió con la cabeza, sintiendo una profunda gratitud hacia su sensei. Sabía que el camino del ninja era arduo y lleno de desafíos, pero estaba decidido a convertirse en el mejor ninja que pudiera ser.
Mientras el sol comenzaba a elevarse en el cielo, Akira y Hayato descendieron de la colina, regresando a la aldea. Akira sabía que este era solo el comienzo de su viaje, pero estaba seguro de que estaba preparado para cualquier cosa que le deparara el futuro.
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