[Avanzada B] Pais de los Demonios...
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Iwagakure no Sato, Zona residencial, Planta media- 5:30 AM, 10 de febrero 16DK

 Era un día tranquilo en Iwagakure, Kyoko Onikuma se encontraba sentada en su estudio, revisando algunos informes de misiones anteriores mientras esperaba la llegada de su esposo, Ashura Onikuma, líder del clan Onikuma. La puerta se abrió y Ashura entró con paso firme, una expresión seria en su rostro. Kyoko levantó la mirada y le entregó un informe con los detalles de la solicitud de ayuda para ir al "País de los Demonios" en los "Países del Mar del Este". Ashura tomó el informe y lo leyó detenidamente, frunciendo el ceño mientras absorbía la información.

- Ashura, necesitamos discutir sobre esta misión. Es peligrosa y los riesgos son altos... -dijo Kyoko con voz suave pero firme- ¿Estás seguro de que es una buena idea embarcarnos en esta aventura? - Ashura miró a su esposa con determinación en los ojos y asintió. Aquella misión consistía en recuperar un par de reliquias que yacían en el Antiguo Templo demoniaco en el pais de los Demonios, una tierra olvidada y desolada, casi devastada por completo tras la guerra. Si en antaño no se conocía nada sobre ella... ahora los únicos que sabían algo eran los que tenían su origen o familiaridad con aquellas tierras... 

- Es una oportunidad única, Kyoko. Los artefactos que se encuentran en el Templo de los Demonios son de gran valor para nuestro clan y para Iwa. Además, si logramos llevar a cabo esta misión con éxito, ganaremos renombre y respeto en los Países del Mar del Este- Kyoko suspiró, sabiendo que Ashura tenía razón. La misión era arriesgada, pero también era una oportunidad para demostrar la fuerza y la valentía del clan Onikuma.

- ¿Y quiénes piensas reclutar para esta misión? - preguntó Kyoko, preocupada por la seguridad de los miembros del clan. Era claro que ellos no podían ir, ambos tenían responsabilidades con el clan y debían cumplirlas. Sin embargo debían recuperar los artefactos del pais de los demonios para tenerlos resguardados en el nuevo templo en construcción, Cosa que Ashura queria llevar a cabo, quizás por un simple capricho o quizás por algo mas... Lo único que se rumoreaba entre los miembros del clan fuera de esa habitación en la que ambos estaban era que esa fue la meta que se impuso el Onikuma cuando tomo el cargo como líder del clan.

 Ashura se sentó frente a su esposa y comenzó a listar a los ninjas más experimentados y valientes del clan que podrían unirse a la misión... Después de una larga discusión, Ashura y Kyoko finalmente llegaron a un acuerdo sobre los detalles de la misión y empezaron a preparar la convocatoria para reclutar a los participantes. Sabían que el camino por delante sería difícil, pero estaban dispuestos a arriesgarlo todo por el bien del clan y de Iwa. Por lo que el anuncio de que una misión no se hizo esperar y se esparció por el mundo rápidamente, incluyendo las tierras de la hoja y la tierra del rayo.

Onikuma Ashura


Onikuma Kyoko


Pais de los Demonios, Ruinas del Templo de los Demonios, 5:30 AM, 10 de febrero 16DK


 Mientras tanto en otro lugar... en las profundidades de aquellas ruinas demoniacas... - Hierro y Plata como base...Piedras y el Archiduque de Pactos como cimientos...Mi maestro Nightmare como ancestro...Las puertas cardinales se cierran...Comienza desde la corona y sigue el camino bifurcado que te lleva al reino... - Una especie de cantico se entonaba por el lugar, lo que parecía ser cantico de invocación resonaba por aquellas ruinas mientras varios destellos cubrían el área...- Mittasae... Mittasae... Mittasae... Mittasae... Mittasae...- aquellas palabras se repetían una y otra vez...

 - Repítelo cinco veces...- Pero cuando cada uno este lleno, destrúyelo...Preparado...Te lo ordeno, ven a mí...- No era una sola voz la que entonaba el cantico, eran varias... Quizás 7 o 9 voces diferentes... cada una entonaba dicho cantico al unísono, mientras que desde lo mas superior de un viejo pilar, estaban paradas tres siluetas viendo el ritual- Nightmare-sama, todo va según lo planeado... a este paso el ritual se completara y lo conseguiremos... Sera la victoria de Kuroiyoake...- una de las sombras hablo, con una voz bastante femenina y emocionada, parecía estar extasiada por lo que sus ojos presenciaban- Chumbalaka... chumba... chumbalaka...- la otra sombra, cuyo cuerpo no era del todo visible debido a la oscuridad altamente presente en el lugar, parecía hablar mediante una extraña lengua- Cállate Cóndor, simplemente sabandija de pacotilla- aquel comentario de la mujer hizo que la sombra, ahora denominada "Cóndor" guardara silencio.

 - Contemplad... El nacimiento de las kemono Nichibotsu...- diría la sombra del medio levantando las manos al cielo, como si de una alabanza se tratara... A la par que aquel ritual continuaba entonándose- Siguiendo las normas del Kappubun, responde si aceptas mi voluntad y razón...- Juro aquí que seré todo lo bueno del mundo eterno...- Que expondré todo el mal del mundo eterno...- Por los nueve pecados que acogen tres poderosas palabras, ven a mi desde el círculo del desastre...- Ira...- Orgullo...- Vanidad...- Envidia...- Avaricia...- Miedo...- Gula...- Lujuria...- Pereza...- Surge... Guardian del Desastre...- tras culminar aquel cantico, 9 gritos de dolor o furia resonaron por todo el lugar y por primera vez en todo el rato, en los labios de Nightmare se dibujo una sonrisa.

 - Nightmare-sama... esta... esta... ¿¡ESTA SONRIENDO!?- aquella mujer parecía comprendida- ¡CHUMBALAKA!... ¡CHUMBALAKA!... ¡CHUMBALA!...- Silencio... interrumpen el momento... Bien... Kuroiyoake ya conocen su misión... BEATRICE DESPAISTAR... CONDOR... ICHIWRATH... ustedes se quedan aquí...- diría aquel hombre mientras los demás se disipaban, cada uno formaba equipos y se iban del lugar...- Bien... nos quedaremos aquí...- fueron las ultimas palabras de Nightmare quien tenia una sonrisa de jubilo y desdén en su rostro...

Nightmare

Beatrice Despaistar

Condor

Ichiwrath


Iwagakure no Sato, Zona residencial, Planta media- 11:30 AM, 12 de febrero 16DK

 Unos días después en el pais de la tierra la pareja de Onikuma se encontraba esperando a los shinobis citados, Mientras esperaban también miraban un mapa y  sacaban algunas cuentas para el viaje, ambos habían reunido los recursos suficientes para emprender el viaje con aquel grupo de Ninjas.

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Como era costumbre, podía pasar los días en las cuevas, entrenando y meditando. Hacía poco había regresado de la misión en donde resguardamos objetos del clan, sin embargo, esta vez había que ir a por ellos hasta el País de los Demonios por ellos.

En cuanto regresé a mi casa, una carta de color carmesí con letras escritas en chakra negro yacía sobre la mesa del comedor. Volteé a ambos lados.

Una sensación extraña recorrió mi cuerpo, el misticismo alrededor de aquel encargo era palpable.

-Es hora- decía el frente de la carta, y al reverso, el lugar, el día y la hora.

Guardé la carta entre mis ropas y aprovecharía para descansar ese día. Tomaría un baño, cenaría y dormiría temprano.

Al día siguiente, iría vestido con mis ropajes de Iwa, playera roja manga larga, pantalones rojos y pañoleta roja en la cabeza. Una pañoleta cubría mi boca y nariz, centrando las miradas hacia mi rostro, en mi piel roja y mis ojos carmesí. Mis cuernos sobresalían por la pañoleta en la cabeza. La bandana ninja estaba en mi cuello.

El clima era fresco, como siempre era en las zonas del subsuelo en donde había suficiente ventilación. Avanzaría caminando a paso veloz, hasta llegar a la zona en donde nos reclutaban. Habrían más shinobis, de otras aldeas probablemente, pues esta misión requería de una mano más experta que simples estudiantes.

Llegaría a la zona, en donde miembros del clan Onikuma ya estarían esperando. Era el día y la hora.

-Shen Onikuma, reportándome- les dije, esperando su respuesta.

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Última modificación: 17-04-2024, 04:02 PM por Kiseki.
Las noticias de una misión de una categoría superior a las misiones normales de cualquier Genin se esparcieron rápidamente por las tierras bendecidas por el rayo, varios shinobis trataban esto como una simple misión sin más, pero para los más jóvenes y los más principiantes era perfecta la misión para finalmente comenzar a tallar sus nombres en la gran roca del mundo, más sabiendo que los solicitados se les abriría las puertas de la Roca a petición de un líder de clan de otra tierra.

El joven Kiseki fue el solicitado para tal misión, directamente pedido por aquel reconocido ninja de alta jerarquía en la aldea, enserio?, sabían su nombre en otras tierras?, ni el mismo se la sabía eh, aún teniendo en cuenta que se le trata como otro Genin sin nada especial en el país del Rayo. -Esto es importante, debo apurarme-. Dijo mientras salía de su habitación pero en el proceso terminaba por caerse de las escaleras por ir demasiado apurado. Esto hizo que su madre se asomara para revisar que había sucedido. -Hola Mamá, tengo que salir unos días para Iwagakure-. Dijo viendo a su madre, deseando que lo dejase ir. -Si, he oído todo desde aquí-. Termina abrazando a su hijo. -De verdad estoy feliz por ti, eres mi orgullo y el de tu padre, solamente ten cuidado sí?, me destrozaria el verte con heridas-. Dijo tratando de contenerse, era una misión si, pero era algo importante en la vida de su hijo al ya estarlo reconociendo otras aldeas, la felicidad de Kiseki era el mundo para Izumi, aunque también no soportaría que por eso mismo el esté en peligro. Gracias mamá, de verdad...-. Dijo abrazando a su madre y sentir el calor maternal una vez más manteniendose en los brazos de ella y presionando su estómago con su cabeza en señal de afecto, ahora debía irse, se despidió y se fue por la puerta rumbo a la entrada de la aldea.

Después de un tiempo de navegar en el Zeppelin sin rumbo aparente, llegaría a la aldea de la Roca, tenía una ambientación que a Kiseki siempre le gusto, rústica y firme como la gran mayoría de los ninjas que la componen.

Vago un rato por la aldea hasta llegar al lugar destino, viendo una pareja de personas, pero...tenían cuernos?, eran reales?, ciertamente se había quedado desconcertado por eso mismo, aunque no podía dejar pasar el hecho de que debía presentarse. -Eh...aloha?, Mi nombre es Kiseki, este es el lugar de la misión?-.

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Shikagetsu había recibido la notificación sobre la misión mientras se encontraba en la aldea de Konoha. Después de leer los detalles y evaluar la importancia del encargo, decidió unirse al grupo convocado por los Onikuma. Sabía que la tarea sería arriesgada, pero también comprendía la relevancia de los artefactos que se buscarían en el Templo de los Demonios.

Tras preparar sus provisiones y asegurarse de tener todo lo necesario para el viaje, partió hacia Iwagakure. Con paso firme y decidido, se dirigió hacia el punto de encuentro en Iwagakure. A medida que avanzaba por las calles, se encontró con una mezcla de emoción y nerviosismo. Sabía que la misión sería desafiante, pero también representaba una oportunidad para demostrar su valía como ninja.

El viaje fue relativamente tranquilo, aunque largo, permitiéndole reflexionar sobre la misión que se avecinaba y prepararse mentalmente para los desafíos que enfrentaría.



Al llegar al lugar designado, se encontró con Shen y Kiseki, quienes ya estaban allí esperando. Admiró la determinación en sus rostros y les saludó con respeto.

-Buenos días, ustedes deben ser lo sotros shinobi asignados-, dijo con un tono amigable pero decidido. -Soy Shikagetsu de Konoha. Estoy listo para unirme a la misión y colaborar con ustedes para alcanzar nuestros objetivos. Juntos, superaremos cualquier obstáculo que se nos presente- Tras un segundo de silencio miró a Kiseki antes de continuar, -Espera, Kiseki ¿No? nos conocimos en el torneo-. Al terminar sus breves saludos se presentó ante la pareja de líderes del clan y les saludó con respeto.



-Buenas tardes, Onikuma-sama", dijo con cortesía. -He venido en respuesta por parte de la hoja a su solicitud. Estoy listo para partir cuando ustedes lo dispongan y colaborar en lo que sea necesario para llevar a cabo el encargo con éxito-.


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El sol brillaba con intensidad en el cielo despejado mientras Ashura y Kyoko aguardaban con impaciencia la llegada de los shinobis citados en el puerto marítimo del país de la tierra. Habían llegado unos días antes para asegurarse de que todo estuviera listo para la travesía que estaban a punto de emprender.

 Mientras esperaban, la pareja revisaba el mapa detalladamente y sacaban algunas cuentas para planificar el trayecto. Habían calculado la distancia a recorrer, los posibles obstáculos que podrían encontrar en el camino y los recursos necesarios para sobrevivir durante la travesía. Habían reunido provisiones suficientes para abastecerse durante varias semanas, así como armas y herramientas que les serían de utilidad en caso de un encuentro con enemigos.

 Ashura y Kyoko estaban decididos a cumplir con la misión que les habían encomendado y estaban dispuestos a enfrentar cualquier desafío que se les presentara en el camino. A pesar de las incertidumbres y los peligros que les aguardaban, sentían una profunda conexión y confianza mutua que les impulsaba a seguir adelante.

 Finalmente, vislumbraron a lo lejos la silueta de los shinobis llegando al puerto. Con paso decidido, se acercaron para darles la bienvenida y poner en marcha la misión que les esperaba. Juntos, formaban un equipo fuerte y unido, listo para enfrentarse a cualquier adversidad que se les presentara en su camino.

 - Es un honor tenerlos aquí- diría el Onikuma a los Shinobis un vez estuvieran presentes, pues debía ser respetuoso con aquellos que les acompañarían en dirección al pais de los demonios para recuperar aquellas reliquias - Es un honor para nosotros tenerlos aquí, espero que el viaje fuera de su agrado -diría la Onikuma a los Shinobis una vez estuvieran presentes en la sala de reuniones- Les agradezco por acudir a nuestro llamado en este momento crucial para nuestro clan... Como saben, nos encontramos en una situación delicada y necesitamos de su ayuda para recuperar las reliquias perdidas en el país de los demonios- Las palabras del Onikuma eran serias y centradas... Los Shinobis escuchaban atentamente, o al menos esa era la intención, las palabras del Onikuma, conscientes de la importancia de la misión que les había encomendado. Sabían que no sería una tarea fácil, pero estaban dispuestos a arriesgarlo todo por el bien del clan.

-El país de los demonios es un lugar peligroso y lleno de trampas -continuó el Onikuma- Pero confío en que con su habilidad y determinación... - Lograremos superar cualquier obstáculo que se nos presente en el camino- murmuraría la esposa del Onikuma, casi parecía una plegaria 

Los Shinobis asintieron en señal de aceptación, preparados para enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en su camino. Sabían que no podían fallar en esta misión, no solo por el honor del clan, sino también por la seguridad de todos sus seres queridos.

-Espero que estén listos para demostrar su valía -dijo el Onikuma, mirando directamente a los Shinobis- Confío en que juntos lograremos recuperar las reliquias perdidas y demostrarle al mundo nuestra fuerza y determinación- una actitud optimista por parte de la albina, quien poseía una hermosa sonrisa en su rostro.

 Los Shinobis permanecieron en silencio, absorbiendo las palabras del líder del clan. Sabían que debían estar preparados para cualquier eventualidad y estaban dispuestos a darlo todo por el bien común. - Debo admitir que sois bien parecidos...- comento la esposa del Onikuma, parecía ver cierto atractivo o quizás simplemente por cortesía- Jah? Kiseki... que niño mas mono... ¿Qué edad tienes?... ¿8 años?... me dan ganas de pellizcar tus mejillas... ¡me mono!- parecía un poco interesada en la edad el contrario, su mirada era como la de alguien que estaba afanado por algo. Como una niña recibiendo un nuevo juguete en navidad- Querida contrólate- comentaría Ashura con los ojos entrecerrados- Perdónela Kiseki-kun, a mi esposa le encantan los niños y parte de su sueño es ser bueno...- diría desviándose ligeramente del tema antes de aclarar su voz para continuar con lo verdaderamente importante.

 -Prepárense para partir-dijo el Onikuma, dando por concluida la reunión- Que la protección de los ancestros nos acompañe en esta peligrosa misión- fueron las ultimas palabras dadas por el líder de los Onikuma antes de mirar al tercer demonio presente- Onikuma Shen... me alegra tener a un miembro del clan en esta misión, supongo que comprendes mejor que el resto lo importante que es que cumplan con el objetivo... el fracaso es imperdonable- menciono para retirarse del lugar, caminando en dirección al barco que les llevaría al pais de los demonios.

 Una vez en el barco todos serian divididos en habitaciones diferentes, aunque en el mismo pasillo del barco, el viaje duraría alrededor de 4 días en alta mar con rumbo al pais de los demonios, tierra de nadie posiblemente. Luego de una larga espera terminarían por tocar aquel continente perdido en la historia para que todos bajaran del barco- Al fin... estamos aquí jajaja- comentaría el Onikuma con gran felicidad- Bien... digan, ¿están todos listos?- fue una pregunta clave, pues de ahora en adelante se adentrarían en las profundidades de aquel macabro pais.

 En el país de los demonios, la tierra es envuelta en una oscuridad eterna, donde la luz del sol nunca logra penetrar. Los árboles retorcidos y marchitos se alzan como espectros en un bosque de sombras, sus ramas esqueléticas crujen con un susurro siniestro. Las flores marchitas y ennegrecidas emiten un olor a podredumbre, y sus pétalos caídos parecen lágrimas congeladas en el tiempo.

 La civilización de los habitantes de esta horrible pais es una imagen desoladora de pobreza y desesperación en su máxima expresión. Sus casas, hechas de huesos y piedras, se desmoronan lentamente bajo el peso de la miseria y la podredumbre de un pais que yacía olvidado, una tierra desolada y olvidada... Agobiada por guerras por los pocos recursos que quedaban. Los habitantes de este lugar viven en la penumbra, sus rostros demacrados y sus ojos vacíos de esperanza. La escasez de alimentos y agua los consume lentamente, mientras que enfermedades mortales se propagan sin control.

 Las calles están desiertas, salpicadas de charcos sucios y cadáveres abandonados. El sonido de los lamentos y gemidos se mezcla con el ulular del viento, creando una sinfonía de desolación. En cada esquina se pueden encontrar figuras encapuchadas y silenciosas, observando con indiferencia el sufrimiento que los rodea. En el país de los demonios, la muerte es una compañera constante y la desesperanza una sombra implacable. Es un lugar donde la vida parece estar condenada a la eterna oscuridad, donde la luz de la esperanza se ha apagado para siempre.

 - Este lugar... es deprimente... Ashura... creo que lo mejor es apresurarnos en cumplir nuestro objetivo aquí- dijo la esposa del Onikuma, impactada de modo negativo por lo deprimente del lugar- Tienes razón... lo primero es conseguir información de las ruinas- la primera parte de esta misión era conseguir información sobre el paradero de aquellas Ruinas.

Nota


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Durante los cuatro días de travesía en alta mar, Shikagetsu se sumergió en una rutina de meditación y entrenamiento físico para mantener su mente y cuerpo en perfectas condiciones para la misión que les esperaba en el país de los demonios.

Al amanecer de cada día, Shikagetsu se levantaba antes que el resto del equipo. En la cubierta del barco, encontraba un lugar tranquilo donde podía practicar sus formas de combate, movimientos fluidos y precisos que mostraban la maestría de un verdadero shinobi. Con cada movimiento, buscaba alcanzar la armonía entre su cuerpo y su espíritu, preparándose para los desafíos venideros.

Durante el día, Shikagetsu se mantenía vigilante, observando el horizonte en busca de cualquier señal de peligro. A veces, se unía a Shen Onikuma y Kiseki Chionike en la cubierta, donde compartían historias y reflexiones sobre la misión que les aguardaba. Aunque Shikagetsu hablaba poco, su presencia serena y su sabiduría resonaban entre sus compañeros, infundiéndoles confianza y determinación.

Al caer la noche, Shikagetsu se retiraba a su camarote para meditar y reflexionar en silencio. En la penumbra de su habitación, encontraba paz y claridad mental, preparándose para enfrentar los desafíos del día siguiente.

Durante el viaje en barco, Shikagetsu buscaba oportunidades para interactuar con sus compañeros de equipo cada que le era posible. 



En una ocasión, mientras se encontraba en la cubierta del barco observando el horizonte, Shikagetsu se acercó a Shen, el joven de tan peculair aspecto, quien también estaba contemplando el mar. Con un gesto respetuoso, Shikagetsu se inclinó ligeramente y dijo: -Shen-sama, ¿cómo se siente ante la perspectiva de regresar al país de los demonios después de tanto tiempo?-

En otro momento, Shikagetsu se encontró compartiendo una comida con Kiseki Chionike en la cubierta. Observando la curiosidad en los ojos del joven shinobi, Shikagetsu decidió entablar una conversación. -Kiseki, ¿qué te llevó a unirte a esta misión?-, preguntó con amabilidad.
Shikagetsu asintió, impresionado por la determinación y la humildad de Kiseki Chionike. "Estoy seguro de que demostrarás ser un activo valioso para nuestro equipo", dijo con sinceridad.

En cada interacción, Shikagetsu trataba de entender y hacer alguna especíe de lazos con los presentes fiel a las enseñanzas del país del fuego
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El chico escuchó y acepto cordialmente las palabras de aquellos onikuma, había llegado al lugar correcto, había empezado la misión, las indicaciones le fueron proporcionadas en ese momento, era importante, debian dirigirse a un pais sumamente peligroso, habia escucjado historias, leyendas había escuchado de un cierto pais, donde criaturas inusuales habitaban alli.

Ya actualmente eran rumores, pero con verlos sabía que la leyenda era real, parecían demonios perfectamente, demonios como salían en caricaturas y cosas parecidas, cuernos grandes y fornidos aunque les faltaba la cola y el tridente eran amenazantes. La misión trataba de recuperar ciertas reliquias, importantes para el clan Onikuma, de gran valor para ellos, debían recuperarlas superando los peligros que se presentarían en aquel lugar misterioso para cualquiera.

Después de las palabras la esposa habló, miro a los jóvenes que estaban allí, después se fijó en el albino preguntándole su edad. -Tengo 12 señora, gracias por su cortesía-. Diría inocentemente, la señora se resistía la tentación de pellizcar las mejillas del albino, el esposo interrumpió suplicando su perdón. -No se disculpe señor, si lo hacía no me hubiese molestado-. Habló escuchando que el deseo de la Onikuma era ser...bueno el chico entendió rápidamente, era curioso, la única persona que lo trataba así era su madre quien ya tenía 2 hijos y estaba esperando otros 2 más.

Una vez se terminó todo el barco les esperaba, el albino solo pudo admirar el barco y correr infantilmente para entrar en el, era un chico que se había metido en muchas cosas pero no dejaba de ser un niño, se debía tener en cuenta. Durante esos días de travesía en el barco el joven solamente podía disfrutar, era la primera vez que estaba en altamar, viendo a sus compañeros sentirse indentificados por igual.

Vigilaba la cubierta cada tanto, incluso hacia el atrevimiento de lanzarse al agua y agarrar un pez de vez en cuando, inclusive por primera vez en su vida logro observar y tener un tiburón pegado a el, el chiquillo lo abrazaba fuertemente como hacia con un peluche. El tal animal obviamente no se podía mover, debido a que el albino se aseguraba de tener pegado a el meramente la espalda alejando la boca lo más posible.

Sin ningún rasguño saldría de su juego previo, despidiéndose del tiburón el cual se fue rápidamente sin mirar atrás no queriendo volver a ver al niñito. Una ves se encontró con shikagetsu, un señor con quien habia combatido anteriormente en el torneo de artes marciales, aunque si, no sabría como se dirigiría a el después de lo que hizo Shidou con el. -Nada en especial, me gusta ayudar a la gente-. Admitió siendo sincero, la respuesta al Nara al parecer le gustó.

Le comento algo que lo hizo sonreir. -Gracias Shikagetsu, se perfectamente que tú serás importante también, te necesitaremos a ti y al chico de cuernos-. Dijo sonriéndole siendo amable, esperando que el viaje terminara para empezar la búsqueda.
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Finalmente habían llegado todos. Tras esto, los líderes del clan se mostraron ante nosotros y mencionaron la misión de la cual ya me habían dicho en la reunión del clan.

Un niño blanco de ojos rojos y cabello blanco, se presentó como Kiseki.

Shikagetsu, un ninja de konoha llegó después, presentándose ante nosotros. Al parecer, él y Kiseki se conocían por un torneo.

-Soy Shen- les dije, haciendo una pequeña reverencia.

Escuché atentamente lo que los miembros del clan nos dijeron, incluso, la parte en la que la esposa del líder quería pellizcar las mejillas de Kiseki, sin embargo, el líder me miró y expresó su interés en el éxito de la misión.

-Comprendo la importancia de la misión, Ashura Sama- diría, asintiendo con la cabeza. Finalmente llegaríamos a un barco en donde demoraríamos 4 días en llegar.

En ese tiempo, había hablado con Shikagetsu.

-¿Regresar al país de los demonios? Debo decir que la razón por la que me fuí de ahí era que Iwa era mucho mejor- le respondí- este páramo oscuro realmente es triste y desolador. Aunque para nosotros es un "ambiente agradable", la pobreza y la persecusión nos hacía la vida difícil.

Tras las órdenes de los líderes del clan, buscaríamos pistas sobre las ruinas. Vería el páramo. Sabía que preguntar por el templo de los demonios podría traer problemas, así que pensaría en una alternativa.

-¿Será que busquemos el centro de una aldea para buscar pistas en las bibliotecas y registros? Quizás incluso algún templo sepa algo al respecto- les comentaría a Ashura y Kyoko Sama, y esperaría a ver las respuestas de mis compañeros.
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