Última modificación: 08-04-2024, 09:50 AM por Toji Zennin.
En algun punto del pasado...
Esta historia tiene un comienzo en pleno oceano, no muy lejos de la costa Norte del Pais del agua. Aquel dia el cielo parecia que iba a caer sobre la tierra, las nubes negras y violáceas lo cubrian todo y los relampagos decoraban el cielo como ramificaciones de un gran arbol ancestral. Los truenos ensordecian tanto como el viento el cual azotaba con violencia el mar generando gigantescas olas que arrasaban con todo a su paso. Todo era caotico, sin embargo extrañamente solitario, pues en pleno oceano no se veia ni un alma, ni un barco, ni un bote sin importar la direccion en la que mires hasta el horizonte, pues claro, todos los lugareños sabian que estaba pronosticada esta peligrosa tormenta, una que se repite todos los años por estas fechas y que mantiene a todos dentro de sus casas desde que comienza hasta que termina debido a lo peligroso que es salir y suicida navegar.
En aquel violento y cruel oceano nada podia divisarse excepto una cosa, o dos mejor dicho. Dos destellos brillantes que parecian flotar sobre el mar, aquellos destellos de chakra contenian la silueta apenas distinguible de dos personas, un hombre y otra que no podia distinguirse bien su sexo. Ambos estaban enfrentados a escasos metros de distancia, las violentas olas los elevaban y hundian constantemente. — ¡Debo reconocer que tu poder no tiene comparacion, para haberme empujado hasta este punto... jamas habia enfrentado a alguien como tu! — Dijo de pronto la voz del ser masculino, esbozando una sonrisa a su vez que un aura roja intensa que parecia sangre evaporada salia de la comisura de sus labios. La persona frente a él le devolvio la sonrisa y adopto una postura de pelea, parecia lista para atacar en cualquier momento. "Ambos estamos en las ultimas, todo se decidira en este ataque" Penso aquel hombre. — Supongo que no tiene caso decir nada mas... — Las palabras ya sobraban, el hombre tambien adopto una postura de combate, ambos se miraron a los ojos y cuando un rayo cayo justo detras de ambos entonces ambas siluetas, ambos destellos se lanzaron uno contra el otro provocando un estruendo tan fuerte como si un mismisimo rayo hubiera caido en ese sitio, incluso sonando mas fuerte que uno. Este choque fue tan poderoso que un remolino gigante en el mar se formo donde ambas siluetas se encontraban, aunque donde habian dos destellos de luz, ahora no habia ninguno, solo oscuridad absoluta interrumpida por los relampagos.
9 A.M
Ya habia pasado un dia desde que habia iniciado aquella tormenta, esto era solo el comienzo. En la isla del norte la lluvia y el viento azotaban la flora y el pueblo local, las calles estaban desiertas, algunas ventanas se abrian y cerraban violentamente y golpeaban haciendo un ruido estruendoso. La gente se encontraba resguardada en sus hogares y negocios, aun era peligroso salir y no parecia que la cosa fuera a mejorar, se pronosticaba que esto seguiria por varios dias asi. Solo personas muy experimentadas o habilidosas podian circular en el exterior sin correr tanto riesgo. Las olas del mar se estrellaban violentamente contra las playas de la isla, muchas veces esto preocupaba a los lugareños a que algun dia la marea creciera tanto por culpa de esta tormenta que se llevaria a todo el pueblo y sus habitantes consigo, pero aun despues de todos estos años eso jamas habia sucedido.
En una de las playas alejadas del pueblo, una ola gigantesca se estrelló violentamente contra la orilla, y al retirarse el agua como si el mar lo hubiese escupido, un hombre yacía boca arriba totalmente inconsciente, con su ropa destruida y su cuerpo repleto de heridas, golpes, cortaduras, sangre, cualquiera que lo viese podria pensar que estas heridas habian sido ocasionadas por el mar, sin embargo un shinobi experto podria distinguir que la mayoria de las heridas eran de combate. Parecia un cadaver de no ser porque aun su pecho se movia dejando ver sutilmente que aun respiraba de milagro. La vida de aquel hombre pendia de un hilo, parecia que el mar lo habia rechazado. Como sea no le quedaba mucho tiempo, si no recibia tratamiento medico pronto, aquella vida se apagaria bajo aquella lluvia tan cruel
Esta historia tiene un comienzo en pleno oceano, no muy lejos de la costa Norte del Pais del agua. Aquel dia el cielo parecia que iba a caer sobre la tierra, las nubes negras y violáceas lo cubrian todo y los relampagos decoraban el cielo como ramificaciones de un gran arbol ancestral. Los truenos ensordecian tanto como el viento el cual azotaba con violencia el mar generando gigantescas olas que arrasaban con todo a su paso. Todo era caotico, sin embargo extrañamente solitario, pues en pleno oceano no se veia ni un alma, ni un barco, ni un bote sin importar la direccion en la que mires hasta el horizonte, pues claro, todos los lugareños sabian que estaba pronosticada esta peligrosa tormenta, una que se repite todos los años por estas fechas y que mantiene a todos dentro de sus casas desde que comienza hasta que termina debido a lo peligroso que es salir y suicida navegar.
En aquel violento y cruel oceano nada podia divisarse excepto una cosa, o dos mejor dicho. Dos destellos brillantes que parecian flotar sobre el mar, aquellos destellos de chakra contenian la silueta apenas distinguible de dos personas, un hombre y otra que no podia distinguirse bien su sexo. Ambos estaban enfrentados a escasos metros de distancia, las violentas olas los elevaban y hundian constantemente. — ¡Debo reconocer que tu poder no tiene comparacion, para haberme empujado hasta este punto... jamas habia enfrentado a alguien como tu! — Dijo de pronto la voz del ser masculino, esbozando una sonrisa a su vez que un aura roja intensa que parecia sangre evaporada salia de la comisura de sus labios. La persona frente a él le devolvio la sonrisa y adopto una postura de pelea, parecia lista para atacar en cualquier momento. "Ambos estamos en las ultimas, todo se decidira en este ataque" Penso aquel hombre. — Supongo que no tiene caso decir nada mas... — Las palabras ya sobraban, el hombre tambien adopto una postura de combate, ambos se miraron a los ojos y cuando un rayo cayo justo detras de ambos entonces ambas siluetas, ambos destellos se lanzaron uno contra el otro provocando un estruendo tan fuerte como si un mismisimo rayo hubiera caido en ese sitio, incluso sonando mas fuerte que uno. Este choque fue tan poderoso que un remolino gigante en el mar se formo donde ambas siluetas se encontraban, aunque donde habian dos destellos de luz, ahora no habia ninguno, solo oscuridad absoluta interrumpida por los relampagos.
9 A.M
Ya habia pasado un dia desde que habia iniciado aquella tormenta, esto era solo el comienzo. En la isla del norte la lluvia y el viento azotaban la flora y el pueblo local, las calles estaban desiertas, algunas ventanas se abrian y cerraban violentamente y golpeaban haciendo un ruido estruendoso. La gente se encontraba resguardada en sus hogares y negocios, aun era peligroso salir y no parecia que la cosa fuera a mejorar, se pronosticaba que esto seguiria por varios dias asi. Solo personas muy experimentadas o habilidosas podian circular en el exterior sin correr tanto riesgo. Las olas del mar se estrellaban violentamente contra las playas de la isla, muchas veces esto preocupaba a los lugareños a que algun dia la marea creciera tanto por culpa de esta tormenta que se llevaria a todo el pueblo y sus habitantes consigo, pero aun despues de todos estos años eso jamas habia sucedido.
En una de las playas alejadas del pueblo, una ola gigantesca se estrelló violentamente contra la orilla, y al retirarse el agua como si el mar lo hubiese escupido, un hombre yacía boca arriba totalmente inconsciente, con su ropa destruida y su cuerpo repleto de heridas, golpes, cortaduras, sangre, cualquiera que lo viese podria pensar que estas heridas habian sido ocasionadas por el mar, sin embargo un shinobi experto podria distinguir que la mayoria de las heridas eran de combate. Parecia un cadaver de no ser porque aun su pecho se movia dejando ver sutilmente que aun respiraba de milagro. La vida de aquel hombre pendia de un hilo, parecia que el mar lo habia rechazado. Como sea no le quedaba mucho tiempo, si no recibia tratamiento medico pronto, aquella vida se apagaria bajo aquella lluvia tan cruel