Los Grandes Archivos [Autonarrada D]
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Los Grandes Archivos
4 de Febrero del 16
Kirigakure no Sato
Academia Ninja


Esa mañana amanecí exhausta por todo el esfuerzo de la jornada anterior. Me arrastre hasta la pica del baño para mirarme en el espejo, mi rostro era horrible; se me podían apreciar algunas ojeras por no haber dormido bien, mi cabello estaba hecho un desastre, lo cual es normal cuando te acuestas inmediatamente después de bañarte y el pelo aun estaba húmedo. Y en especial mejor no hablemos del dolor físico que aun era presente en diversas zonas del cuerpo, en especial las lumbares.

Arreglada como mejor pude, me arrastre hasta la cocina donde me esperaba mi padre con el desayuno para variar — Menos mal que ya te levantaste, estaba por ir a buscarte — Me diría mientras servía una infusión que aliviaba los dolores como la que me tome por la noche — De hecho quería dormir un poco más, estoy aun exhausta... — Empecé a morder mis tostadas sin siquiera ponerle un poco de miel o mermelada a la primera, solo quería morirme un poco por algún rincón — Ya lo supongo, pero es que hace un rato paso un mensajero que traía una carta del edificio del Mizukage.

Mi cerebro tardo unos segundos en procesar la noticia, hasta que finalmente al despejarme me trague de golpe los restos de la tostada que aun tenia en mi boca, casi atragantándome porque debería haber masticado más — Chofff Chofff... Haberlo dicho antes hombre — Me levante tomando la carta que me extendía de su mano y la abrí al momento para leerlo, por un momento temí que no fuera una reprimenda por el mal trabajo de ayer.  Pero el contenido del manuscrito seria muy diferente a lo esperado — ¡Mierda! — Exclame un poco alarmada cuando termine de leer — ¡Ay no tengo tiempo, debo cambiarme! — Solté al momento lo que eme quedaba de tostada la cual caería en el plato — ¿Pero que pasa, que te dicen? — Se preguntaría mi padre, aunque mantenía su parsimonia y tranquilidad habitual — ¡Que tengo que estar en una hora en la academia para una misión — Me bebí la infusión de un trago largo y me fui a cambiar.

Salí de casa algo apurada y con paso ligero para llegar a la academia, por suerte no estaba lejos porque no me imaginaba corriendo a toda velocidad hacia ella en mis condiciones. Y bueno que podemos decir de la que seria mi tercera misión, no sonaba muy bien lo que la carta mencionaba "Limpiar y ordenar el archivo de la academia" Hace poco que sido una estudiante de ese mismo lugar. Y evidentemente le toco ir a los archivos alguna vez a buscar algo que un profesor solicitaba para clase; y lo que se dice muy ordenados no estaban, de hecho costaba un poco buscar cualquier cosa. Pero el lado positivo de la situación es que seria un trabajo un poco más cómodo y relajado tras lo de ayer.

Llegue a la academia, donde me pude reunir con Oshikuro-sensei; fue uno de mis instructores durante mi etapa de estudiante, no mucho tiempo dado que se ocupaba de una parte más teórica, pero le conocía. No es necesario entrar en grandes detalles de las explicaciones y charla que tuvimos el sensei y yo, podría ir para largo, pero en resumidas cuentas me conto un poco la rutina que íbamos a llevar para poder ordenar ese archivo.

Fui yo quien comenzó sacando unas esterillas al patio más próximo al archivo preparándolas y fijándolas bien al suelo para evitar que una posible ráfaga de viento se las llevara volando — Menos mal que hoy hace un buen día — Diría mirando al sol que brillaba en medio de un cielo azul, con apenas alguna blanca nube flotando — Cierto es, deberíamos haberlo hecho en los salones si hubiera demasiada humedad por la niebla o amenaza de lluvia — Oshikuro estaba saliendo del archivo con la primera tanda de libros. Los mismos los iríamos colocando de pie de forma individual sobre las esterillas, abiertos para que se ventilaran las hojas, eliminando así restos de humedad y polvo que con el tiempo podrían haber podrido o estropeado los libros. Por suerte eso con los pergaminos no pasaba al estar mejor sellados y tenerlos bien almacenados, aun así los sacábamos para ventilarlos tambien un poco.

Mientras los libros se ventilaban, bajo la supervisión de Kuroneko-sensei, que tenia a los alumnos por una zona cercana entrenando un poco su resistencia, una forma sutil de decir que los tenia dando vueltas sin parar alrededor de la escuela. Pero mientras vigilaba que nadie se llevara los libros o pergaminos, aunque evidentemente las cosas secretas o importantes no estaban en ese lugar, yo y el sensei fuimos limpiando un poco el polvo acumulado de las estanterías y preparando los siguientes lotes de libros que iríamos sacando cuando los otros se airearan. Lo más importante fue ir revisando como volveríamos a clasificar y colocar los libros para que fueran más fáciles de encontrar y evitar el desorden que había. Al final se opto por lo más practico, por categorías y orden alfabético, es engorroso y tedioso de hacer al principio, pero luego es lo más eficiente.

Al final no nos tomo tanto tiempo, apenas eran las cuatro de la tarde cuando habíamos terminado. El archivo tenia mucho mejor aspecto y ya no había por las mesas libros amontonados al azar — Has hecho un buen trabajo jovencita, espero que te este yendo bien tras la graduación — Me comentaría de una forma amable, lo cierto es que el hombre siempre me había tratado bastante bien — Bueno esta siendo difícil, evidentemente los primeros pasos no iban a ser fáciles para una alumna tan desastrosa como yo — Intenté decir en un tono bromista, aunque claramente no era una broma sino una dura realidad — Oiga Oshikuro-sensei, si se quedara un rato por los archivos, le importa si le acompaño un rato leyendo algo? — Siempre me gusto leer y lo cierto es que ordenando los libros vi algunos de botánica que estaban interesantes para curiosear un poco — Ohh, pero claro que si, siempre es bueno tener un poco de compañía, no suele pasar mucho tiempo la gente en los archivos — Eso era cierto, lo habitual es venir, solicitar un libro e irse, poca interacción más.

Pasamos la tarde juntos, él parecía estar haciendo un poco de inventario de los libros, seguramente para llevar un registro de lo que se lleva la gente. Mientras tanto yo conseguir leer algunos libros de plantas curiosos. Aunque el problema vino cuando trate de alcanzar un libro que estaba muy alto en la estantería y por querer intentar cogerlo con cuidado, me descuide y tropecé, haciendo que al intentar sujetarme por reflejo a la estantería cayera un balde de la misma con múltiples libros lloviendo sobre mi — Lo siento mucho, enseguida los vuelvo a ordenar... — Diría desde el suelo, claramente mostrando que no me había hecho ningún daño, salvo en la dignidad — Veo que hay cosas que no cambian — Un pequeño dardo en mi corazón, vestigio de mis múltiples tropiezos en la academia. Pero bueno ningún libro se daño y volví a ordenar todo...
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Misión Finalizada

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