Las olas que ocultan secretos [Priv Tōitsu no Suna]
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31 De Enero
País de las Olas//5PM

Tras lo cometido en las las tierra de las estrellas Ukiso había logrado sobrevivir y con sus aliados, los cuales habían echo buenas jugadas y todo había salido modernamente bien, el objetivo aun que no se había cumplido habían echo re nombre y fama de que algo se venia algo que todo podría cambiar, y justo por lo mismo estaba aquí el chunnin de la hoja, venia camuflado como de un joven pesquero de la zona, con unas vestimentas que mostraban descuido y algo de suciedad tenia una caña de madera algo vieja pero aun utilizable y sobre todo un pergamino en su espalda que simulaba una alfombra para pasar desapercibido, además de unas hojas que con símbolos en sus caderas, las cuales estaban amarradas a una cuerda que estaba en la cintura del chico, pero incluso aun así se veía bastante llamativo por su cabello carmesí y mientras esperaba al lado de una tienda en las calles de un pueblito costero de la zona de esta isla, esperaba con un cartel totalmente improvisado que decía " únete a los tiempo de cambios, si quieres saber la verdad Contáctame ", aun que sabia que sonaba como un loco Ukiso esperaba que alguien de interés le hablara para unirlo a su grupo, después de todo esta era la fachada que quería aparentar, no qué llamar la atención y lo mucho quería parecer como un joven loco. 

Y aunque dudaba de que tan bueno seria haber buscado gente en este lugar, tenia la confianza que alguien de las tierras del fuego o del agua vinieran a estas zonas o incluso algún ninja independiente, pero hasta ahora solo le tocaba esperar, mientras miraba la gente pasar.
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Me hallaba transitando por este rincón del mundo, notablemente distante de cualquier vestigio de la civilización avanzada y pujante a la que estaba acostumbrada. Era plenamente consciente de las leyendas que, aunque desgastadas por el tiempo, aún susurraban los ecos de aquel puente, reconstruido en incontables ocasiones, y del héroe emergido de las tierras del fuego. Sin embargo, mi presencia en este lugar no obedecía a un deseo de sumergirme en la rica historia que lo envolvía; si me dieran a elegir, francamente, habría preferido hallarme en cualquier otro sitio. Pero este lugar se erigía como un oasis necesario para reponer fuerzas antes de emprender la travesía hacia el vasto continente occidental del País del Fuego, convirtiéndose así en una escala prácticamente ineludible.

Disponía de unas pocas horas libres antes de que zarpara la siguiente nave hacia aquellos horizontes lejanos, lo que me impulsó a deambular sin rumbo fijo. Quién sabe... tal vez el destino me deparara algún encuentro o descubrimiento de interés. Después de todo, si aspiraba a que mi nombre resonara en los confines del mundo, era imperativo tejer lazos y dejar mi huella en los más diversos enclaves.

Así, con un espíritu mitad resignado, mitad aventurero, me adentré en las entrañas de este lugar, dejando que mis pasos me guiaran a través de sus calles empedradas y sus misterios ocultos. Cada rincón parecía susurrar historias de un pasado glorioso y tumultuoso, invitándome a imaginar las vidas que se habían entrelazado en este cruce de caminos del destino. Y aunque mi estancia era transitoria, no pude evitar sentirme parte de una trama mucho más amplia, un eslabón en la cadena interminable de viajeros que, por una razón u otra, habían encontrado un momento de reposo en este lugar olvidado por el tiempo.

En ese momento, mis ojos se detuvieron, casi por casualidad, sobre un cartel que parecía haber soportado mejores tiempos. Desgastado por los elementos, este portaba inscritos unos caracteres que, entrelazándose entre sí, formaban una frase envuelta en un halo de misterio: "Únete a los tiempos de cambios, si quieres saber la verdad. Contáctame". La curiosidad se apoderó de mí mientras me preguntaba, '¿Qué tiempos de cambios?' Mi mente daba vueltas alrededor de esa frase, intentando descifrar su significado oculto.

Justo al lado del cartel, mi atención fue capturada por la presencia de un joven cuya apariencia dejaba mucho que desear. Su aspecto era el de alguien que había conocido tiempos mejores, y su vestimenta sugería que podría tratarse de un pescador local. Sin embargo, una pregunta se formaba en mi mente, creciendo con cada segundo que pasaba observándolo: ¿Qué relación podría tener la pesca con los mencionados "tiempos de cambios"?

La incongruencia entre la figura del joven pescador y el enigmático mensaje del cartel añadía una capa de intriga a la atmósfera ya de por sí cargada de misterio que envolvía el lugar. Era como si aquel cartel maltrecho y aquel joven desaliñado fueran piezas de un rompecabezas mucho más grande, cuya imagen final aún estaba lejos de revelarse ante mí. O quizás, simplemente estaba aburrida de esperar. Fue así como, casi sin darme cuenta, me dejé llevar por el juego propuesto por aquel muchacho. Con un gesto tan sutil como significativo, elevé mi mano en un saludo, un puente silencioso pero elocuente hacia la aventura que se insinuaba en su presencia.

-Sabes que, tengo unas cuantas horas libres. Asi que jugare a tu juego. Sayuri- Extendia la mano para darle un apreton.
Pasivas
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Después de instalarse un tiempo en el país del fuego, más exactamente en la aldea de la hoja su estancia no ha Sido para nada molesta, le ha parecido bastante placentera, conoció nuevas personas entre ellas a la señorita Kaname.

De las pocas personas que conocía este sujeto sus emociones y convicciones le habían parecido agradables de momento, aunque no las entendió del todo al no estar vinculado con ellas de manera más personal. Posteriormente de abandonar la aldea y verse sumergido en el mundo ninja, dónde cualquier conflicto podría pasar por cuestiones totalmente equivocadas.

Si viaje al país de las olas no fue de negocios, nisiquiera planeado, solamente se dejó llevar y fue en línea recta por su propio camino y terminó allí, de todas maneras quien podría querer hacerle algo a un señor que solamente está pasando por ahí, o al menos si pudieran hacerle algo. Después de vagar un rato, parar en un restaurante y comprase una bebida refrescante por puro placer (porque no le urge la necesidad humana de los antojos porque no es capaz de tener hambre o sed) y ver los alrededores un rato, leerse un libro teniendo todo el día libre para hacer lo que quisiera vería un cartel con unas palabras que a ojos del cambia-formas le parecían vagas sin más "únete a los tiempos de cambios, si quieres saber la verdad contactame". -Ya estos "monos" dicen tener la verdad?, que verdad más te importaría que de la que vives todos los días?-. Cuestiono el albino activando su detección de chakra, logrando ver un rastro de chakra, simple pero recto, de color verde agua, muy parecido al aro de las auroras boreales y a su vez, otro de color celeste, pero este era brillante y transparente, como el cristal, no...como un diamante en bruto, identificando 2 personas curiosamente con el chakra más fuerte, un peli turquesa y una chica muy joven de cabello violeta.
Kanchi no Jutsu

Memorización de Chakra

Pensó un rato si buscar el rastro o no, no le daba importancia lo de ese cartel, el puede saber la verdad con solo verla así que oír a un loco no le serviría de mucho, pero...si este loco tenía conexiones?, algo grande entre manos?, se le haría muy divertido y muy beneficioso para si mismo, sin más pensamiento, se escondió en un callejón dónde nadie fuera capaz de verlo y al tocar su propio cuerpo de la nada empezaba a mutar, tomando la forma de una mujer esbelta, alta, albina con un hermoso vestido rojo.
Yakobu no hashigo

Dirigiéndose sin muchos problemas hacia donde estaban ambos. Sin esperar mucho se pondría atrás de sayuri para apoyarse en sus hombros e inclinarse hacia adelante quedando ella como una especie de soporte. -Hola buenos días chicos, disculpen la molestía, oigan cuando empezará el espectáculo que decía el cartel de afuera?, se ve interesante que diga sobre la verdad jejeje-. Pregunto aquella mujer con una voz angelical, Sayuri si usaba bien su olfato sabría que cargaba un perfume bastante oloroso de damisela y de paso el olor de una mujer muy refinada. en caso de que Sayuri se quitará la mujer se iría hacia adelante aunque no llegaría a hacerse daño, preguntando lo anterior.
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Suisei Ren se despertó temprano por la mañana en una habitación de hotel barato en una pequeña aldea en el país de las Olas. El sonido de las olas rompiendo en la costa y el suave murmullo de la ciudad despertaron sus sentidos mientras se levantaba de la cama con pesar. Había renegado de su pueblo, de su clan, de su hogar en Konoha, y ahora se encontraba sola en un lugar desconocido, lejos de todo lo que una vez había conocido. Pese a ver aprendido muchas cosas en el poco periodo de tiempo que tuvo como renegada si ya existiendo un gran vacío en su interior, era posiblemente por la falta de las personas que amaba... Pues pese a que siempre fue odiada por su padre al final había encontrado una familia donde había sido aceptada... Y decidió dejar eso atrás por el capricho de buscar su propia senda.

 Sus ojos rojos, característicos de su condición de albina, se llenaron de lágrimas al recordar fragmentos de memorias dolorosas que se agolpaban en su mente como una tormenta imparable. Parecía no querer aceptar todavía la realidad de que había renegado se sentía culpable de darle la espalda a las personas que en su momento la aceptaron... Todos aquellos bellos momentos felices o al menos relativamente felices empezaban a verse como simples acuarelas grises, ella buscaba comprender esas emociones pero su vida tan vacía no le daba muchas opciones. Logrando crear dos elementos únicos y varias técnicas con ellos quizás había igualado a la persona que admiraba o quizás simplemente se había quedado en su sombra con una simple marginada...

 Se levantó con pesadez y se dirigió al baño, donde abrió el grifo de la ducha y dejó que el agua caliente recorriera su cuerpo, intentando ahogar el dolor que la consumía por dentro, en poco tiempo había recorrido tierra y mar sin embargo habían varias lagunas en su mente que la llevaban a dudar, se preguntaba constantemente si ella podría mantenerse firme con esa carga de culpa sobre sí misma mientras los días pasaba más rápido comprendía su error. Se preguntaba por qué Miko le permitió irse y no intentó detenerla.. se preguntó por qué Kin no intentó detenerla, Aunque sabía que Miko posiblemente tendría algo que ver con eso. Cerró los ojos y se dejó llevar por la sensación reconfortante del agua cayendo sobre ella, mientras el te voy a recoger a su tersa piel culpa parecía dominarla cada vez más, mientras las lágrimas se confundían con las gotas que resbalaban por su rostro.

 Los recuerdos seguían invadiendo su mente, siempre se dijo a sí misma que estaría bien por su cuenta... de que no necesitaba a nadie más Pero al final parece que el arma que más le dolió... El entrenamiento que más lastimó... , recordándole momentos de felicidad perdidos en el tiempo, personas que ya no estaban a su lado y palabras que aún resonaban en su cabeza como un eco constante de desesperanza. La confusión y la tristeza la embargaban, haciéndola sentirse más perdida que nunca.

Finalmente, el peso de las emociones fue demasiado para Ren. Se dejó caer al suelo de la ducha, sintiendo cómo el agua la envolvía por completo, como si quisiera arrastrar consigo todos sus pesares y penas. Se permitió llorar, dejando que las lágrimas se mezclaran con el agua que la rodeaba, en un intento desesperado por liberar el dolor que la consumía.

A pesar de ello, Suisei Ren no podía ignorar la sensación de alivio que la había inundado desde que había llegado a dicho pais. La aldea de aquellas tierras le había acogido con los brazos abiertos, ofreciéndole un refugio seguro y protección en un momento en el que se sentía perdida y desamparada. Aunque sabía que sus acciones habían herido a aquellos a quienes amaba en Konoha, no podía negar que estar en la nación de las Olas le proporcionaba una sensación de paz y calma que nunca había experimentado antes.

Mientras caminaba por las calles de la aldea, se dirigió hacia la biblioteca, un lugar que siempre había sido su refugio en tiempos de dificultad. Las estanterías llenas de libros antiguos y conocimiento prohibido le ofrecían consuelo y distracción, permitiéndole perderse en universos alternativos y realidades imaginarias. Sin embargo, esta vez, su mente seguía regresando a Konoha, a la persona que había dejado atrás, a la persona a la que todavía amaba... Pero al estar tan inmersa en sus pensamientos no se habia percatado de que a unos pocos metros de ella, un grupo interesante estaba reunido... Una chica pelimorada, quizás unos pocos año menor que ella, una mujer albina con un refinado vestido y un peliverde... Estando a unos 5 metros de aquel grupo, escucharía algo sobre "Los tiempos de cambio". 

 Poco después reconocería a la pelimorada- Así que la Reina de Hielo esta aquí... ¿acaso pasara algo interesante?... Quien sabe...- diría manteniendo un perfil bajo, en espera de ver que pasaba...
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