Otro día en las nubes
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El ambiente que rodeaba el País del Rayo siempre era uno que exhibía hostilidad hacia sus visitantes más inexpertos. Siendo único por estar mayormente compuesto por terreno montañoso de sorprendentes, casi asfixiantes alturas, todo personal que tuviese intenciones bélicas en la zona se encontraba de cara con un obstáculo difícil de flanquear: La diferencia de oxígeno, usualmente abundante en otras zonas del mundo, se veía drásticamente reducida aquí. Pero los locales han aprendido a vivir tranquilamente con estás dificultades e incluso lograr proezas que pocos lograrían.

Pero claro, esos son shinobis, y Kunoichis, si no pudieran lograrlo seguro Kumogakure no sato acabaría perdiendo toda su potencia militar y el respeto de las demás naciones que ha cosechado con sus años. En el caso de la gente común como Zeta, vivir el día a día era el único reto al cual enfrentarse, vivir para comer, comer para vivir y si eres alguien responsable trabajar para tener comodidades pero Zeta no tenía ese sentido de responsabilidad, su trabajo era robar la comida que necesitaría para ese día y practicar su canto, necesitaba crear más canciones para hacerse un nombre en la aldea.

Oye, Zeta. Te estaba buscando mano, esta noche habrá una batalla de rap, se puede ganar buena lana ¿Te vas a apuntar?-en medio de la avenida principal, Zeta había sido detenido por un hombre de pintas extravagantes y tabaco en boca, lo conocía, lo consideraba un compadre así que obviamente lo saludo con un abrazo de macho y palmadas en la espalda-Hombre la pregunta ofende, obviamente voy a entrar y les voy a demostrar quién manda por este barrio-se rieron por la gran idea de ganar dinero simplemente haciendo algo de rap, el hombre cuyo nombre es Ho sacó de su bolsillo una bolsa con polvo blanco-Mira lo que le quité a los idiotas de la zona Norte. Este si que es del bueno hermano. Deberías probarlo-insistió acercando la mercancía a Zeta el cuál lo rechazo-Tu estás claro que yo no le jalo a eso, prefiero tener ideas frescas para mí arte. Esa porquería te chinga el cerebro ¿No ves como te deja a ti?-se rieron pues mentiras no eran-Bueno, cuídate por ahí, te veo está noche-Dale pue, nos vemos esta noche Ho-y tras un abrazo de machos se despidieron.

Zeta siguió el trayecto de la avenida principal, murmurando la canción que estaba componiendo, mirar a la gente hacer sus cosas le daba inspiración para nuevos versos que de seguro serían un éxito.
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Las montañas custodiaban secretos antiguos, y las luces de la aldea destellaban con la energía de quienes buscaban su propio camino en medio de la rutina diaria.
Mientras seguía el trayecto de la avenida principal, observaba a la gente inmersa en sus actividades, algunos con movimientos cansados como esperando ansiosos la última hora del día de trabajo para marcharse a casa. Mi presencia pasaba desapercibida entre los lugareños y eso de alguna manera me daba una sensación de seguridad, pese a las tantas cosas que había escuchado de aquella región, en principio no parecía peligrosa << al menos hasta ahora... >>. El murmullo de una canción me sacó de mis pensamientos, el sonido de una voz masculina se entrelazaba con el susurro del viento, creando una sinfonía improvisada que resonaba en los callejones de Kumogakure.

Sin darme cuenta me quedé allí parada observando al jovencito, tal vez como de mi edad, intentaba percibir con claridad las palabras que decía, aquella extraña melodía parecía pegajosa. Sólo faltaron algunos segundos para percatarme de que mis acciones - o inacciones - podrían parecer impertinentes para el extraño, así que me limité a saludar amablemente. - Emm... ¿Hola? - Pese a ello, por dentro temía haber cometido un error que pudiera costarme caro, después de todo ya me habían advertido que aquella aldea era como una cuna para la delincuencia. << Si, soy una ladrona, pero no una criminal de sangre fría. >>
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Los puestos de mercado abriertos hace horas ofrecian una variedad de productos frescos que llenaban el ambiente con sus aromas tentadores. Las calles rebosan de vida, con shinobis y aldeanos yendo y viniendo en sus quehaceres diarios. Los niños correteaban con mochilas a cuestas, emocionados por el inicio de una semana fe vacaciones. Los vendedores callejeros anunciaban sus mercancías con entusiasmo, creando un bullicio algo insoportable que era acompañado con el canto de los pájaros de estación.

Eran una buena base para que Zeta pudiera componer algo sencillito pero con ritmo y que sin darse cuenta habia atrapado la atención de alguien. El moreno seguía cantando a lo bajo mientras caminaba cuando de pronto se le acercó una mujer, Zeta la miró algo sorprendido y por costumbre exclamó.

Mujer fantasma-es que esa piel palida y cabellera blanca siempre lo asociaba de esa manera pero al verla detenidamente notó que no era fantasma ni la mujer albina que conoció hace un tiempo, aunque a decir verdad, mucha, mucha diferencia no habia.

Emmm ¿hola?-Zeta no sabía para que o que le habian saludado pero no le costaba nada devolver el saludo. Luego cayó en cuenta que posiblemente (y casi que confirmado) era una extranjera y podía estar perdida-Si andas perdida habla con un shinobi, ya sabes, esos con un placa de metal con el dibujo de una nube-Zeta no sabía que logos tenían otras aldeas pero sabía que eran distintas así que era bueno recalcar que aquí era una nube por obvias razones.
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Mientras pronunciaba mis palabras, mi mente bullía con un río de pensamientos. La sugerencia de aquél extraño sobre buscar a un shinobi con una placa de metal con el dibujo de una nube resonó en mi mente. La alusión a los shinobis me trajo nuevamente a la realidad de este lugar, lleno de jerarquías que hasta entonces habían hecho parte sólo de mis memorias de infancia. Pero antes, su expresión de asombro me causó bastante gracia - No soy una mujer fantasma, aunque entiendo la confusión -

Aunque apreciaba la inesperada hospitalidad del extraño al ofrecerme buscar ayuda, una sombra de cautela se instaló en mi interior. Mis ojos observaban detenidamente cada detalle del entorno, tratando de descifrar el código no hablado de Kumogakure. La belleza de las montañas se entrelazaba con la intriga, y mi curiosidad crecía a cada paso que avanzaba en estas tierras desconocidas <<Quizás mi decisión de explorar estas tierras no sea tan trivial como pensé>> Me dije. - En realidad no estoy perdida... bueno - me interrumpí porque, a ciencia cierta, escasamente sabía dónde estaba, pero no hacia dónde iría y mi rumbo era sencillamente impredecible. - No necesito ayuda, más bien me pareció interesante el ritmo que cantabas ¿es un son de aquí? - No es como si me generase una gran intriga, pero me parecía agradable, ¿y si era algún son que pudiera aprender para cantar en mi camino hacia el País del Agua? Cualquier cosa que esa libertad inigualable de viajar al viento y sin ataduras me regalase era bienvenida.
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La gente de Kumogakure no sato son en su mayoría de un tono de piel bronceada o más oscura como es el caso de Zeta, por ello ver a una mujer tan pálida con una cabellera del mismo tono y ropa tan exhuberante hace pensar a cualquiera que se trata de un viejo espíritu que al no poder alcanzar la luz se quedó vagando por las calles del País pero obvio, los fantasmas no existen por lo que eras normal que por segunda vez Zeta haya confundido a un extranjero como un fantasma.

Quizás nuevas fachas te darían un toque más vivo-sugirió a la mujer, bueno, él no era el mejor para decir que debía cambiarse de ropa, ha estado usando ese conjunto por 3 años y eso por qué lo encontró en la basura y si antigua ropa ya estaba peor que coleto de cocina.

Establecido en que la mujer no era fantasma sino extranjera, Zeta le sugirió buscar ayuda a los profesionales ¿Y quiénes mejores con los shinobis y/o Kunoichis de la nube? Pues quizás un viejo sabio pero Zeta no era uno ni lo otro. La mujer mencionó que no estaba perdida, bueno, eso según ella y por lo tanto no necesitaba ayuda, así mejor, Zeta simplemente debía dejar en paz y si se perdía él ya no iba a estar cerca para auxiliarla.

El moreno se sorprendió al oír la pregunta, no sabía que lo estuvieran escuchando mientras cantaba en voz baja, tal vez levantó más su voz de lo que en realidad creyó pero bueno, saber que a alguien le atrajo su melodía le daba esperanza de que a todos les gustara el día que por fin lo cantara en un escenario.

Es un pequeño trabajo personal mío. Así que... si, es originario de la Nube. Pero aún no está del todo completo pero hey, mañana va a ver un mini show en la plaza si todavía sigues por aquí puede que me escuches cantarla-tendría que ponerse toda la noche a ponerle las letras que faltaban pero ya andaba emocionado del resultado que podía sacar ¡Ojalá ganar muchas propinas!
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Última modificación: 03-03-2024, 05:05 PM por Teh.
Me causó gracia y asentí en cuanto a eso de cambiar mis fachas, normalmente pediría un poco de consideración, pero teniendo en cuenta que en mi accidentado viaje apenas había mantenido la cabeza en su lugar, sin darme cuenta todo lo demás había pasado a un segundo plano, <<ja... ¿cómo estará mi peinado ahora?>> Podía dar cuenta de la última vez que me di un baño, fue pocas horas antes de salir de Konohagakure. Y ahora estaba allí, con la melena seguramente enmarañada y una moda improvisada. - Seguro. En cuanto halle un lugar para quedarme haré unos cuantos arreglos je - Respondí, con una sonrisa cansada pero sincera.
El desconocido había hecho una pausa tras su observación respecto a mi apariencia y luego pasó a hablar de su trabajo musical <<Es un artista. Tan joven... ¡Impresionante!... Y, por otro lado, yo... una vagabunda... desocupada... Y supongo que tenemos la misma edad...>> Largué un suspiro como si descargara con ello mis cavilaciones y las abandonase al aire. - Mis oídos estarán ansiosos por escuchar ese show en la plaza. - Respondí ya con más entusiasmo. <<Bueno, al fin algo interesante qué hacer>> La energía del desconocido era contagiosa, podía sentir cierta emoción al escuchar sus palabras, la creatividad que le pone a su música es evidente y ciertamente logró intrigarme aquella faceta artística.
- Ah, por cierto. Mi nombre es Teh. - Agregué - ¿A qué hora será el show? -
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La ropa de la mujer no encaja demaciado con Kumogakure y por ello Zeta le sugirió cambiarse un poco, sorprendentemente la mujer no lo tomó a mal, al contrario, le dió la razón y explicó que apenas tuviera un lugar donde quedarse de cambiaría a mejor.

Hay varios departamentos en alquiler en la zona residencial si solo buscas algo temporal. Pero si buscas ya algo fijo pues no sé. Habrá alguien que tendrá su casa en venta supongo-Zeta tenía suerte que su maestro le diera cobijo en su viejo dojo, ya al menos no tenía que dormir en la calle o en los techos como antes.

Zeta mencionó sobre su afán por cantar dada la pregunta que le hizo la mujer, además le ofreció ir al show de mañana para demostrarle su nueva rola pero la mujer se veía algo cabizbaja, quizás estaba cansada de viajar o algo por el estilo pues aquel suspiro dejaba en claro que bien, bien no estaba.

Zeta iba a decir algo pero en ese momento la mujer se presentó y preguntó a qué hora iba a ser el show. El moreno sonrió divertido y pasó a presentarse también-¿T? Je, pues yo soy Z. Jajaja pensé que solo la gente de Kumo le daban nombres de letras a sus hijos-no todos los de Kumo se llamaban como una letra del abecedario pero si que era bastante normal encontrarse con alguien con un nombre así, los más comunes son N y A.

El show es a las 2pm. Tendrás mucho tiempo para alistarte. Por cierto ¿Te pasa algo? No soy quien para decirlo pero te ves mal. Cansada y algo tu sabes, como triste o así-eso no era asunto de él pero ya que le había levantado los ánimos al hablar sobre su música era ley regresarle el favor.
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- Si, no creo que vaya a quedarme mucho tiempo, como mucho tal vez un mes... - Respondí cuando el joven me habló sobre los pisos de alquiler. En el fondo sabía que era difícil eso de encontrar un sitio por la bendita burocracia, sobre todo siendo extranjera, así que no había hecho esfuerzos por ir a buscar un piso pues imaginaba ya que lo pasaría mal al menos durante la primera parte del trayecto. Supuse que sería más fácil si hallaba algo simple, una habitación quizás, que allí nadie haría preguntas simplemente recibirían el dinero de la estadía, como en otros lugares que había visitado durante el viaje. - Me gustaría encontrar algo simple, supongo que un departamento requerirá de cierta documentación que ahora mismo no podría proveer -

El comentario de Z sobre los nombres de letras sacó una ligera risa de mi parte. - Sí, supongo que aquí será una tradición bastante peculiar aquello de los nombres. En realidad, el significado de mi nombre es un poco más complicado, pero no quiero aburrirte con eso. - Comenté con una sonrisa, apreciando la informalidad de la conversación. Ignoraba que fuese algo común en aquella población, lo de tener o, al menos, presentarse con nombres de letras y me pareció algo colorido.

- Definitivamente estaré allí a las 2 pm. Será interesante ver qué tipo de música produces. - Mi mente ya estaba pensando en cómo pasaría el tiempo antes del espectáculo, ¿qué ropa debería usar?... Si era un mini show sería algo en tarimas o un espectáculo improvisado <<No puede ser improvisado, está planificado con tiempo... Deberá estar lleno para las 2, quizá debería estar un poco antes para encontrar un buen lugar>> Me descubrí embotada en mis pensamientos, cuando la voz amable de Z me llamó de regreso a nuestra conversación. Su observación sobre mi apariencia me tomó un poco por sorpresa. No estaba acostumbrada a que los desconocidos se preocuparan por mi estado de ánimo, de hecho, no estaba acostumbrada a que alguien se preocupara por mí. Un escalofrío recorrió mi espalda, pero lo disimulé con una risa nerviosa. - Buen ojo, Z. Ha sido un viaje algo accidentado hasta aquí. - Le dije, tratando de restarle importancia a la situación.

Me tomé un momento antes de continuar, pensando en cómo explicar sin entrar en demasiados detalles. - Supongo que todos llevamos nuestras propias historias y las batallas que enfrentamos. Pero bueno, estoy aquí para encontrar algo nuevo, tal vez un poco de música y distracción. - Sentía como si mis palabras flotaban en el aire, y mi mirada se perdió momentáneamente en la distancia mientras pensaba en mi propia travesía.

La conversación ligera con Z estaba teniendo un efecto inesperado. Mi curiosidad por su música y la amabilidad casual me estaban brindando un respiro de las preocupaciones más profundas que cargaba. Pero no significaba que fuese a dejar sobre el recién conocido mis preocupaciones ni cargas, aunque le estaba agradecida por su apreciación - Gracias por preguntar, Z. - Sonreí. - A veces una charla amistosa es precisamente lo que se necesita para cambiar la perspectiva. -

Miré a mi alrededor, como si recién descubriera el lugar, - Si no es una intromisión, ¿puedo preguntarte a qué te dedicas?... - Luego, al instante de decir aquellas palabras, agregué - Espero no estar interrumpiendo tu camino hacia el trabajo o algo así. - un poco avergonzada.
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Un mes es bastante tiempo jeje-escuchar que la chica no pensaba quedarse por mucho tiempo pero luego oír que se quedaría por un mes lo hizo dar su opinión de forma automática que cierta sonrisa maliciosa. Y es que es verdad, en un mes pueden pasar mil y un cosas, para Zeta ya una semana es bastante tiempo, un mes es exagerado y un año es una eternidad.

La mujer explicó que quería encontrar algo sencillo y que no pidiera documentación ¿Acaso seria fugitiva? Que guay, ahora le interesaba más a Zeta tenerla cerca-Conozco un lugar apartado, barato y con lo esencial. Tampoco es tan feo, solo le hace falta nueva pintura-así es, Zeta estaba hablando del dojo de su maestro dónde él vivía junto a su mejor amigo. Quizás eran muchos hombres pero con cuartos separados con suficiente espacio y baño propio estaría bien para ella-Es un viejo dojo con zonas de cuartos. Tranquila hay baño con duchas y como está por las montañas también hay aguas termales-no podían ofrecerle comida a la cama o limpieza de cuarto como en algunos hoteles pero hey, mejor que la calle y más barato que un cuarto de hotel si que era.

Por otro lado, cuando se presentaron fue bastante cómico que la chica tuviera el nombre de una letra a pesar de ser de otro País. Ella explicó que si nombre tenía otro motivo por ser así pero no quería aburrir al chico con detalles Zeta chasqueó la lengua y se encogió de hombros divertido por tal estupidez-Ay venga ya, si a ti no te molesta contarmelo ¿Por qué a mí me molestaría escucharte? Soy medio chismoso. Una historia nueva es buena idea para una canción-aunque es verdad que Zeta no podía crear una canción de un momento a otro, tener bases le ayudaba a ir moldeando la cosa hasta tener algo molón.

El show de mañana sería de lo más interesante ahora que Zeta se sentía inspirado y la verdad esperaba que la chica disfrutara del buen ánimo que la gente de la nube puede garantizar en ese tipo de eventos. Pero Teh parecía algo agotada, Zeta al mencionar eso logró hacer reír a la chica que solo mencionó lo difícil de su viaje-Pues claro, tengo un excelente ojo para muchas cosas. Pero entiendo, nunca he viajado pero puedo imaginar lo duro de la idea-si Zeta no se ha ido de Kumogakure ha sido por qué el viaje se ve excesivamente duro y aquí está relativamente  cómodo aunque aún no tenga lujos.

Teh explicó que algo sobre las batallas y no sé qué, sonó inspirador pero cuando alguien dice algo muy sabio a Zeta se le apaga el cerebro por esos segundos y responde en automático-Oh, si, seguro. Estoy de acuerdo-era una mala maña que adquirió tras vivir tanto tiempo con su maestro que se creía un sabio ermitaño.

Su mente volvió a este plano terrenal cuando la chica le preguntó a qué se dedicaba ¿Acaso no sé lo había dicho ya? Pensó que ya se lo había dicho... Al parecer ella pensó que trabajaba de algo más pues creía que lo estaba retrasando-Yo vivo de mi música. Y algunas peleas clandestinas. Así que no, no me retrasas. Tengo tiempo para completar la letra de mi canción-quizas sonaba arrogante pero creeme, si Zeta se hubiera ido directo a casa como pensaba hacer de seguro se hubiera puesto a hacer otras cosas antes que su canción. Por qué así es él, deja todo a última hora.
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No pude evitar esbozar una sonrisa cómplice ante el comentario de Zeta, respecto al mes que quizá pudiera quedarme en la aldea. Los meses, para mí, eran una suerte de cajas de sorpresas; en tan poco tiempo, las vidas podían dar giros inesperados, y esa idea me resultaba tan intrigante como emocionante. Aunque a él le parecía un montón, para mí eran realmente pocos días. Luego, según la descripción que hizo Zeta del lugar que conocía, barato y con lo esencial, sonaba exactamente lo que necesitaba. Asentí agradecida, apreciando la generosidad implícita en su ofrecimiento. Zeta parecía estar dispuesto a compartir el conocimiento de lugares especiales en la aldea, y eso me hacía sentir un poco más en confianza. - Por supuesto, un dojo es un lugar perfecto, más espacioso de lo que imaginé poder encontrar, gracias. -

La curiosidad de Zeta sobre mi nombre fue recibida con una risa suave de mi parte. Su respuesta, sin embargo, me hizo reconsiderar el misterio detrás de mi nombre. Quizás compartirla no sería tan aburrido después de todo. — Es cierto, no me molesta contarlo. Mi nombre proviene de una antigua lengua de mis ancestros. Los abuelos eran quienes asignaban nombres a sus nietos, según las falencias de los padres, para que pudiesen corregirlas antes de morir. - Sonreí con sarcasmo. - Mis padres nunca pensaron en los demás, siempre estaban primero en cualquiera de sus decisiones. Así que. Soy "Teh" porque significa "tu", es curioso, je pero aunque pensaron en "tu" durante 14 años, nunca realmente aprendieron la lección — comenté con una mirada juguetona. - No sé si eso te ayude con ideas para otra canción, pero ojalá sirva de algo. -

La referencia a su habilidad para crear canciones a partir de historias resonó en mí. La creatividad es una virtud, y la capacidad de Zeta para extraer arte de la vida cotidiana era algo que estaba aprendiendo a admirar. <<Tiene que ser muy bueno, ¿cómo sacará tiempo para hacer sus labores diarias y lograr inspiración para crear sus letras? >> Mientras acomodaba mis ideas, la mención de las peleas clandestinas provocó mi curiosidad. Algo en la dualidad de su vida, entre la música y las luchas, me intrigaba. Pero al menos ya podía comprender con claridad, era envidiable, podía vivir de su música <<Pero por qué nunca escuché de él>> desde mi perspectiva tenía que ser alguien muy bueno para darse ese lujo de vivir del arte. — Vivir de tu música y participar en peleas clandestinas suena como una combinación fascinante. ¿Cómo manejas ese ...equilibrio? —pregunté, genuinamente interesada en conocer más sobre el tejido de la vida de Zeta. Su afirmación de tener tiempo para completar la letra de su canción me hizo sonreír. Estoy de acuerdo en que, a veces, la inspiración se encuentra en la vida misma, y el arte florece en los momentos más inesperados, pero la música era como poesía, si, a veces podía golpear y destrozarte, pero no en sentido literal... <<...o tal vez si>>

Mi mente estaba llena de impresiones y emociones mientras continuábamos conversando. Con Zeta como guía improvisado, estaba segura de que mi estancia en Kumogakure prometía ser inolvidable. Empezaba a imaginar aquel lugar, darme un baño de agua caliente, caminar por la aldea para conocer lugares nuevos para mí e icónicos para el mundo, beber café calentito, además acompañada de alguien con arte para inventar y destruir, no había algo rutinario en aquellas cosas y así empezaba a recargarme.
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Teh se quería quedar un mes, para ella era muy poco tiempo pero para Zeta era mucho, por ello decidió mencionar sobre aquel dijo dónde residía tras oír que la mujer no sabía donde quedarse. Por suerte a Teh le gustó la idea y le agradeció al moreno por ofrecerle tal lugar-Nah, no me agradezcas. Vas a pagar así que más bien me haces un favor-mencionó totalmente despreocupado pues ese dinero le venía de perlas al bolsillo y lo único que tenía que hacer era llevarla hasta aquel dojo.

Por otro lado, Teh era modesta y priorizaba la comodidad del contrario sobre su capacidad de expresarse (vaya eso sonó muy listo) y pos, por ello Zeta decidió insistir que no era necesario callarse algo que quisiera contar, al final y al cabo lo peor que podía hacer era ignorarle.

Pero este no fue el caso, Zeta escuchó la historia de Teh, fue de lo más curioso saber que sus abuelos le dieron ese nombre y que significa "tu" en un idioma poco usado-Ya va, ya va, tiempo. ¿Tons? ¿Tus abuelos te llamaron "tu" para que tus padres te dijeran "tu no hagas eso" o "tu deja de llorar"?-preguntó y se rió por su broma pues le parecía curioso todo el asunto.

Teh lo miró y esperó que su historia lo ayudara con una canción, Zeta sonrió de forma cómplice y aceptó-La verdad es que si. Ese "tu, tu" rima mucho y ¿Sabes? No paras de sonreir. Eso me gusta, me anima a componerte algo-era sincero por que no veía problema en serlo y es era cierto haberla conocido le estaba ayudando con una lluvia de ideas.

Teh se quedó pensando y preguntó sobre el trabajo del muchacho, este respondió con sinceridad (más o menos) pues resaltó que vivía con su música y algunas peleas clandestinas. Esto al parecer llamó más el interés de la mujer asia él-¿Equi... librio?-no, no había entendido la pregunta de la mujer, no le veía lo raro de cantar y pelear ¿Por qué habría un des vanlace en primer lugar? Cantar de día y pelear de noche era facilisimo.

Bueno, no sé. Supongo que cuando te gusta algo y eres bueno logras hacerlo-diría así sin más, no sabia como explicarlo a la perfección asi que lo explicaría de la forma mas simple posible según él.

Zeta empezó a caminar y le hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera. Sería su guía al final, le explicaría donde quedaba la biblioteca, los restaurantes, la zona residencial, el supermercado, tiendas de ropa, etc, etc. Cuando salieron de la aldea Zeta empezó a cantar mientras subían unas escaleras de una montañita cercana, ahí se ubicaba el dojo casi abandonado, tristemente el viejo maestro que vive ahí ya no tenía alumnos siendo los únicos Zeta y su mejor amigo pero aunque al menos ya no tiene telarañas ni full polvo, todavía le hacía falta pintura como el mismo Zeta mencionó.

Canción
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La respuesta de Zeta fue tan natural y despreocupada que me resultó familiar, como si nos conociésemos hace mucho tiempo. Su actitud desinteresada pero amigable me hizo sentir bienvenida en este lugar tan peculiar como Kumogakure. << Siendo mi primera vez aquí, no podría hacer una crítica negativa de esta aldea... Al menos hasta ahora... >> Así que cuando mencionó el tema del alojamiento, era evidente que no sería gratis, pero no pude evitar agradecerle sinceramente, aunque él lo tomó con total naturalidad. Es cierto que pagaría por el hospedaje, pero su gesto generoso no pasó desapercibido para mí. - Claro. -

También aprovechó para hacer alguna broma respecto a mi nombre, tras haber escuchado mi historia sobre el origen de mi nombre, Zeta respondió con su característico humor, sacándome una risa genuina. Sus bromas me ayudaron a relajarme un poco más, haciendo que la conversación fluyera de manera más fluida y cómoda. - Y si, era una costumbre bastante peculiar je - Agregué.

Cuando mencioné mi interés en su música y cómo esperaba que mi historia pudiera inspirarle, su respuesta fue más bien amigable, no sé si se hacía el loco o si realmente era buen material. En el fondo supongo que me alegró saber que mi historia podría contribuir de alguna manera a su creatividad, pero su entusiasmo por componer una nueva canción y poder presenciar en algún momento el nacimiento de esta me daba ciertas ansias. Por otro lado, su explicación sobre su trabajo como músico y luchador clandestino parecía sincera, aunque algo confusa para mí al principio. Sin embargo, su forma sencilla de abordar el tema me ayudó a entender mejor su perspectiva. Admiro su pasión por lo que hace y su habilidad para encontrar equilibrio entre dos mundos que creo que son realmente opuestos, <<Puede ser que a lo mejor toda su música tenga ese toque rebelde que boxea con las palabras... >>

Observé atentamente a Zeta mientras caminábamos por las calles de la aldea, siguiendo sus indicaciones con curiosidad. La idea de tener un guía tan servicial y amable me reconfortaba, especialmente después de mi agotador viaje. Asentí con agradecimiento a cada explicación sobre los diferentes lugares que me señalaba, desde la biblioteca hasta el supermercado, absorbiendo cada detalle con interés.
Cuando finalmente salimos de la bulliciosa aldea y ascendimos por las escaleras hacia la montañita cercana, no pude evitar sentir una mezcla de emociones. El paisaje pintoresco que se extendía ante mis ojos me dejó maravillada, y la idea de quedarme en un lugar tan tranquilo y apartado como el dojo casi abandonado despertó mi curiosidad.

A medida que avanzábamos, el sonido de la voz de Zeta, entonando una melodía, se mezclaba con el suave murmullo del viento. La atmósfera era serena y calmada, y aunque el lugar parecía haber perdido parte de su esplendor en el pasado, aún conservaba un encanto especial. El dojo, con su aspecto modesto pero acogedor, emanaba una sensación de historia y tradición que me resultaba reconfortante. Agradecí a Zeta con una sonrisa sincera por mostrarme el camino y por ser tan generoso al ofrecerme un lugar donde quedarme. Aunque el dojo pudiera parecer abandonado a simple vista, podía percibir la huella de las historias y experiencias que habían ocurrido entre sus paredes. Me sentí agradecida por la oportunidad de formar parte de ese entorno, incluso sabiendo que sería por poco tiempo. La idea de explorar el dojo y conocer más sobre su historia me emocionaba, y mientras continuábamos nuestro camino hacia él, me sentí llena de expectativas y entusiasmo por lo que los próximos días tendrían reservados para mí en aquel lugar tan especial.

- Este parece un lugar ancestral, es hermoso. - Dije, respirando una bocanada de aire mientras con la mirada paseaba todo el lugar - ¿Con quién debo hablar? - Agregué, dirigiéndome a Zeta. - Para el alquiler y eso... -
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La extraña desconocida no era tan mala como cierta extranjera de cabellera blanca y piel pálida que también fue confundida por un espíritu por Zeta. Teh sin duda era más amigable, mucho más pana tu sabes, ese tipo de persona a la que si te provoca invitarle a tomar caña hasta el día siguiente.

Teh es tan buena a comparación de aquella albina que nombre no diré que se reía de los chistes de Zeta aunque fueran sobre su persona (aprende chica, aprende). De paso era mucho mejor extranjera, en vez de andar lanzando técnicas mortíferas de su aldea, ella decidió seguir el consejo de un local y recorrer Kumogakure tranquilamente sin lastimar a nadie (por favor alguien denle la medalla de honor por buena ciudadana).

Y vez de llevarse a Zeta inconsciente al borde de la muerte hasta un hotel para ajam, solo se dejó guiar hasta el dojo dónde vivía Zeta, disfrutando del paisaje de la montaña y la música del moreno que chistosa mente no iba de la mano con el momento pero se le antojó cantar esa canción.-

¿Ancestral? Pos fíjate que nunca lo miré asi. Pa mi es solo un lugar viejo pero comodo. Y Pues el viejo capaz anda durmiendo así que debo despertarlo-comentó mientras miraba su entorno ya familiar pero no por ello bonito, si, apreciaba estar ahí y no la calle pero la verdad, las cosas como son, el lugar anda en sus últimas.
Anciano

Zeta guío a Teh a unas escaleras que llevaban al sótano, por ahí estaban los dormitorios. Caminaron un pasillo hasta llegar a una puerta de metal la cual Zeta golpeó para despertar el viejo-¡Abra la puerta le cayó la gorda! ¡Manos donde pueda verlas y sin chistesitos!-Zeta fingió una voz gruesa y se pudo escuchar como el pobre viejo se habia caido de su cama por el susto-¡COÑODEALAMADRE ZETA!-el anciano gritó enojado, si pudieran verlo notarían que estaba sujetando su pecho como si intentará evitar que se le saliera el corazón.

Pensé que no venías hasta la noche maldito carajito. Ya te abro-diria molesto mientras buscaba las llaves-Mira pero traje a una chica asi que ponte pantalones-advirtió mientras miraba a Teh con una sonrisa cómplice-¡Nada de eso! ¡Les dije a ambos que nada de traer zorras! ¡Son un gasto de dinero nada más! usa tu mano que es gratis-se le escuchaba enojado mientras abría la puerta-Verga pana pero tú eres terco como mula. No es prepago, ella más bien quiere hospedarse un tiempo y te va a pagar-el anciano al fin abrió la puerta, miró a Zeta con enojo y luego a Teh.

¿Enserio te quieres quedar aquí? ¿Eres traficante? Bueno que importa mientras pagues-diria chasqueando la lengua y recibió un cascarron de Zeta-Tratala bien, pendejo, ¿No ves que luego no nos paga?-el anciano suspiró y empezó a mover lla cabeza para aceptar la idea y sus errores-Vale, vale, perdón. Pero si me despiertas de mala me pongo de malas... ¿Quieren un poco de té? Lo hago rapidito-por fin su humor había cambiado a uno más positivo y amable por lo que Zeta aceptó con gusto su propuesta.

No sé si este maleducado te dijo mi nombre, pero soy el maestro Ashe (h) un gusto-nuevamente los nombres con letras estaban presentes.


H
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<<Supongo que es normal, uno termina habituándose a las cosas del lugar en que vive mientras que un extranjero puede ver las cosas con una perspectiva completamente diferente>> Pensé, al escuchar la afirmación de Zeta respecto al lugar en donde se levantaba el viejo dojo. Luego habló, como a la ligera, sobre despertar al anciano y quise detenerlo <<No quiero importunar recién llegando...>> - Ah... eh... mejor - Atiné a decir, antes de percatarme de que mi tono de voz estaba demasiado alto y empecé a susurrar mientras caminaba en puntillas para minimizar el ruido - dejémosssslo domiiiir - alargaba las palabras, como si con ello pudiese llevarlas con precisión a los oídos de Zeta, quien sin percatarse de mi afán ya había llegado a las puertas y empezaba una actuación digna carcajadas, pero de no ser porque tuve miedo de molestar al anciano yo también habría contribuido a la broma. En su lugar, mi corazón estaba a mil y aún quiso saltarme del pecho cuando el anciano respondió con gritos del otro lado de la puerta.

- ¿Pero qué haceeees? - dije aún entre susurros, como si quisiera gritar con los pulmones hinchados, como si no fuese consciente de que el anciano ya estaba acercándose a nosotros, más despierto que un búho en una fiesta de ratones. Además de la interacción que tuvieron, por un momento, sentí cierta incomodidad, era demasiada información para una conversación tan breve. Aquello me hizo preguntar qué tan limpias estarían las sábanas de mi habitación. <<Tengo que buscar la oportunidad para preguntar por una lavandería... Además, inventarme alguna alergia para explicar mis motivos... supongo, espero que no me pregunten... espero que no sea necesario>>

Pocos segundos después el anciano asomó por la puerta y pareció estudiarme con la mirada, pero luego creo que su expresión fue más de desidia. Quizás eso fue lo que provocó que mis respuestas sonaran más bien como preguntas sin enfoque - ¿sí? ¿trafi... ¿ah sí? - A lo mejor el motivo era que no podía coordinar la verbalización de mis respuestas con mis pensamientos << ¿acaso era normal que vivieran traficantes y prostitutas en aquella casa? ¿por qué duerme sin pantalones? Espero que tenga ropa interior puesta... ¿estoy en peligro? >> Luego y como si se tratara de una pelota que rueda en un plano ligeramente inclinado, a penas por inercia, con una sonrisa nerviosa, extendí mi mano hacia el maestro Ashe en un gesto de saludo. - Un placer conocerlo, maestro Ashe. Espero no haber causado demasiado alboroto - Al momento justo de pronunciar su nombre, algo hizo clic en mi mente << H >> Luego miré a Zeta, quien seguramente estaba ya pensando en el té que nos ofreció el anciano, pero por un momento quise hacer el énfasis en el nombre, sin embargo, no quise ser imprudente y me detuve en mi propio intento de hablar. Supongo que esa inseguridad para comunicarme y para expresarme han estado siempre allí, algo de lo que no puedo desprenderme fácilmente.

- No me gustan mucho las bebidas herbales, pero le agradezco el ofrecimiento. - Mis entrañas son más bien delicadas y prefiero beber té si estoy en casa cerca de un baño. Fuera de casa solamente bebo agua. De cualquier modo, aunque estaba prácticamente en la que sería mi casa de forma temporal, no veía oportunidad alguna para explicar la urgencia de ir al retrete sin que fuese algo vergonzoso, así que por ahora no bebería té. - Ah, mi nombre es Teh y no se preocupe, - Dije, mirando por apenas un instante a Zeta en forma de reproche. - yo le pagaré por el tiempo que me quede en este lugar, sin importar si es usted un traficante. - Mis palabras salieron de mi pecho como aquella pelota imaginaria, por la inercia, sentí como mi rostro se enrojeció de nuevo por el calor que sentía en las mejillas. - No, eso no, es decir, aunque sea un traficante le pago, pero no digo que sea un traficante... Lo de traficante no es cosa mía. -
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Zeta quería despertar a su viejo maestro para que pudiera hablar con Teh sobre el arriendo pero esta pareció no estar muy de acuerdo con la idea aunque no haría mucho para detener a Zeta el cuál entre risas guiaba a la mujer hasta la habitación del anciano para despertarlo de la peor forma.

Ehy, calma, ya es rutina pero sigue siendo súper divertido-le susurró a Teh para tranquilizarla un poco y así entendiera que sin importar lo feo que sonara la conversación era ya algo como el pan de cada día, un pan que podría darle un infarto al viejo.

El show que se armó era digna del Oscar, era tanto el drama entre ellos dos que Teh se veía completamente desubicada intentando recopilar toda es información ramdom. La mujer apenas y podía tartamudear por lo que Ashe estaba algo tosco con ella pensando que era alguien medio lenta.

Teh al fin se armó de valor (o su cuerpo se atrevió a hacer algo solo al fin) y saludó al viejo maestro el cuál con una ceja levantada sostuvo la mano de Teh y negó con l cabeza-Después de unos años viviendo con edte primate es fácil tolerar el alboroto-mencionó chasqueando la lengua.

Teh se negó ante la idea del té (jajá rima) y el maestro se encogió de hombros-Creo que aún queda soda. Sino toma agua a mi me da lo mismo-no podía ofrecer más bebidas aunque quisiera. Las presentación de Teh llegó y Zeta la miró confundido ¿Por qué lo miró así tan feo? ¿Que hizo? Ni idea.

Pero lo que si sé y todos saben es que las siguientes palabras de Teh fueron súper cómicas, pero el maestro H estaba completamente serio, mirando fijamente a Teh que parecía al borde de un ataque de pánico. La tensión aumentaba con cada segundo hasta que de pronto el viejo explotó en carcajadas.

Jajajaja ¡Tranquila! ¡Tranquila! Ya me ha quedado claro que no eres de mal agüero. Aquí nadie es traficante ni nada de eso, yo trabajo limpiando algunas casas y los jóvenes se ganan algunos Ryos peleando. Pero admito que el dinero nos viene bien. ¿Te parece aceptable 150 al mes?-el maestro asumió que no era mucho pero quizás Teh quisiera bajarle un poco el precio.

Bueno vamos arriba a tomar la vaina esa que me dejas picado-insistió Zeta mientras sujetaba de los hombros al anciano para que se moviera.

Subieron hasta la zona de la cocina y el maestro hizo té para él y Z, además le entregó lo que pidiera la chica. La cocina a simple vista era vieja y descuidada pero no estaba sucia, sucia, al final al igual que el resto del dojo solo necesitaba pintura y cierto cuidado manual pero que no había sido llevado a cabo por falta de dinero.

El maestro Ashe no solo es bueno para enseñar pelea, también le sabe a la musica. El muy puto toca la guitarra como, bueno, como profesional-agregó Zeta para intentar animar la conversación. 

Los años te dan el tiempo para aprender muchas cosas-completamente cierto, pero muchos no usan dicho tiempo para aprender nada (me incluyo)
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150 al mes era un buen precio, pero yo siempre he sido una tacaña y no es como si consiga el dinero fácilmente. - ¿Qué tal 100? - Propuse, arriesgando algo de dignidad.
Seguí a Zeta y al maestro Ashe hasta la cocina, donde el aroma reconfortante del té recién hecho comenzó a llenar el aire. Observé alrededor, notando la apariencia desgastada pero ordenada de la cocina; ya había atravesado la zona principal, en donde los maderos víctimas del tiempo mostraban sus colores perdidos ahora a penas visibles. La falta de mantenimiento era evidente, pero la limpieza básica mantenía el lugar habitable. No era mejor ni peor que cualquiera de las estancias que había visitado durante mi viaje, << sin duda es más grande que aquella habitación en la playa. >> Había extraños elementos dispuestos por la cocina, no supe si eran decorativos o si por casualidad un día se quedaron en su lugar y ya nadie los movió.

Mientras observaba con curiosidad el lugar, el maestro me brindó un vaso de agua, entonces escuché cuando Zeta elogió las habilidades musicales del maestro Ashe. Sonreí ante la idea de que este anciano aparentemente tranquilo fuera también un talentoso músico. << es increíble lo que puede aprenderse con el paso de los años>> reflexioné sobre la sabiduría y la practicidad que de sus habilidades << es algo así como una versión anciana de Zeta, tiene los mismos dones, si se puede decir de esa forma >>, entonces una idea surgió en mi mente. Después de todo, había venido a Kumogakure no solo para explorar, sino también para mejorar mis habilidades como kunoichi. Dirigí mi atención al maestro Ashe con determinación.

- Maestro Ashe, - dije, sin darme cuenta de que casi di un brinco sobre su humanidad - si no es mucha molestia, me preguntaba si podría entrenar con usted en algún momento. Estoy ansiosa por mejorar mis habilidades y aprender de alguien con su experiencia y conocimiento - solicité con respeto y con extraño afán, esperando que aceptara mi petición. Aunque sabía que mi tiempo en la aldea sería limitado, aprovechar cada oportunidad para fortalecerme era crucial para alcanzar mis objetivos. - Podríamos entrenar juntos, - agregué tras hacer una pausa y mirando a Zeta esta vez - sería una genialidad ¿no? -

Aunque mi cuerpo aún sentía los estragos del largo viaje hasta Kumogakure, la emoción y el deseo de mejorar mis habilidades como kunoichi eclipsaban cualquier sensación de fatiga. Mis músculos estaban cansados por la actividad durante el viaje, pero mi determinación ardía con una intensidad renovada ante la perspectiva de entrenar con el maestro Ashe.
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El maestro propuso 150 Ryos de arriendo para Teh, ella lo pensó y prefirió bajar el precio a 100 dejando una clara cara de molestia en el maestro, si ella no se retractaba él le ofrecería su mano para cerrar el trato-Muy bien, que sean 100-de pronto una gran sonrisa apareció en su rostro y luego se echó a reír-¡Hubiera aceptado 30!-se rió a carcajadas y Zeta también rió de forma más simulada, ese viejo loco obviamente no le iba a dar tanto rollo a una paga que en teoría podría dejarla gratis.

Será interesante tenerte con nosotros-aseguró y se dedicó al té en vez de Teh (jajá). 

Con el té listo, Zeta y el maestro Ashe se dedicaron a disfrutar el rico sabor de su té de manzanilla que parecía calentar sus cuerpos y darles más años de vida. Teh solo tenía un vaso de agua y parecía pensativa pero ambos hombres decidieron disfrutar del silencio para que su té les reanimara sus fuerzas. De pronto Teh se le ocurrió una idea tan espontánea que casi hace que los hombre tiren su té por el susto que ocasionó romper el silencio tan de repente. 

El té por suerte no se votó casi y Teh estaba en espera de una respuesta la cual llegó tras un suspiro-Ya estoy viejo para estos sustos... y pues. No, puedo enseñarte con gusto. Zeta, termina tu té y lleva a Teh a la sala de entrenamientos para empezar ya mismo-ordenó mientras se tomaba su último sorbo de té y Zeta también antes de hablarle a Teh (si, abusé todo lo posible de la palabra)

Esto estará divertido, acompáñame-Zeta guió a la mujer al área de entrenamientos. A pesar de la fachada estaba muy bien equipada, habían pesas, máquinas para hacer ejercicios, algunos cauchos, un ring de combate, saqueo de boxeo y varias cosas más.

Zeta tomó asiento en una de las máquinas para hacer piernas y le señaló a Teh otra máquina para hacer brazos para que tomara asiento-Apenas llegue el maestro te enseñaré todo lo que sé-advirtió con una sonrisa retadora. El maestro Ashe llegó a poco después con dos guitarras, una para Teh y otra para él obviamente.

Oye ¿Y la mía?-No seas flojo, tu busca la tuya-Nah mano, que trampa-el maestro se sentó en un... Ni idea como se llama, es para hacer abdominales pero sin estar en el suelo. Bueno, eso. Para estar frente a Teh.

Muy bien, te enseñaré primero como tocar de forma eficaz los acordes de la guitarra-el maestro sostuvo su guitarra de forma hábil y empezó la explicación. Espera ¿No era esto lo que quería Teh? Bueno es que hablaron de música y pues, el maestro pensó que quería aprender a tocar la guitarra.
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