2 de Diciembre del 14 D.Y (05:40 p.m)
Campo de entrenamiento, Kumogakure no sato
Campo de entrenamiento, Kumogakure no sato
─ Oye Yurio, he tenido un mal día y necesito intercambiar golpes con alguien, ¿te apetece? ─el hombre reptil acababa de llegar al campo de entrenamiento con cara de pocos amigos, ya que acababan de confirmarle que había recibido una sanción por faltar el respeto a un superior; sin lugar a dudas, el Jounin con el que había viajado a Kouten era el causante de eso, consiguiendo que Kutsuki tuviera que pagar una multa. Aunque el tema del dinero no es lo que le jodía más, sino no haber sido capaz ni de meterle un puñetazo para que por lo menos hubiera valido la pena.
El chico al que se había dirigido se giró para mirarle, arqueando una ceja divertido mientras se encogía de hombros y chocaba su puño contra su palma como un gesto desafiante─. Venga va, por qué no, entrenar solo es aburrido ─le contestó con una sonrisa orgullosa. Era un joven de 20 años, de cabello amarillo y igual de alto que él; se conocían desde hace unos 6 meses, y de hecho habían salido varias veces de fiesta juntos.
Tras aceptar el desafío, ambos Genins se colocaron en una zona donde no hubiera nadie, separados por apenas unos 5 metros─. ¿Cómo que has tenido un mal día, qué ha pasado? ─antes de comenzar a combatir, le preguntó aquello a su amigo en una mezcla de curiosidad y lástima. Sin embargo el hombre dragón no le respondió, y en lugar de eso unas pequeñas escamas se formaron sobre su piel y sus músculos crecieron un poco─. Como sea, que no se te vaya la pinza eh, que mañana tengo una misión ─rodó los ojos y juntó sus manos, ya en postura de combate.
El chico al que se había dirigido se giró para mirarle, arqueando una ceja divertido mientras se encogía de hombros y chocaba su puño contra su palma como un gesto desafiante─. Venga va, por qué no, entrenar solo es aburrido ─le contestó con una sonrisa orgullosa. Era un joven de 20 años, de cabello amarillo y igual de alto que él; se conocían desde hace unos 6 meses, y de hecho habían salido varias veces de fiesta juntos.
Tras aceptar el desafío, ambos Genins se colocaron en una zona donde no hubiera nadie, separados por apenas unos 5 metros─. ¿Cómo que has tenido un mal día, qué ha pasado? ─antes de comenzar a combatir, le preguntó aquello a su amigo en una mezcla de curiosidad y lástima. Sin embargo el hombre dragón no le respondió, y en lugar de eso unas pequeñas escamas se formaron sobre su piel y sus músculos crecieron un poco─. Como sea, que no se te vaya la pinza eh, que mañana tengo una misión ─rodó los ojos y juntó sus manos, ya en postura de combate.
Ambos hicieron sellos a la vez y a la misma velocidad; Yurio acumuló chakra Fuuton para generar una fuerte corriente de aire, y el Tokage en cambio generó tres proyectiles de fuego que fueron directos hacia su rival. La primera bola de fuego chocó contra la corriente, disipándola totalmente el avance y permitiendo que las otras dos tuvieran vía libre. Impactaron contra el pecho del peliamarillo, quien hizo una mueca de dolor y fue empujado 5 metros hacia atrás por las explosiones. Ryu al observar aquella escena relamió sus labios con su lengua viperina y un brillo depredador se encendió en sus ojos grisáceos.
Sin querer darle tiempo a su rival para reaccionar y volver a atacar, corrió para avalanzarse contra él mientras acumulaba chakra en sus puños. Al final se colocó frente a Yurio, quien aún seguía un poco aturdido por el Katon, y le conectó una ráfaga de golpes los cuales principalmente fueron directos a su cara. El contrario no pudo ni defenderse, saliendo despedido hacia atrás una vez más, pero la cosa no se quedaba ahí. Poco después de asimilar el par de hostias que había recibido, el hombre reptil ya se le había avalanzándo encima lanzándole una poderosa patada que impactó contra su pecho y una vez más le lanzó por los aires, aunque el espacio no era tan grande así que chocó contra una pared del campo de entrenamiento.
Kutsuki vio como su compañero caía al suelo después de impactar contra el muro, incapaz de continuar con el combate. Apretó sus afilados dientes, molesto por el hecho de que el entrenamiento hubiera acabado tan pronto─. ¡No me seas debilucho, levanta! ─le gritó, pero la única respuesta que recibió fue una muy mala mirada por parte de Yurio mientras mantenía una mano sobre su pecho, adolorido. El pelinegro iba a acercarse a él, pero tras dar un paso se dio cuenta del cansancio que llevaba encima después de haber gastado tanto chakra de golpe, y después de refunfuñar un insulto al aire sus músculos comenzaron a encogerse y las escamas desaparecieron─. Bueno... Capaz sí es buena idea parar ya. ¿Te apetece ir a comer una hamburguesa? ─le preguntó al peliamarillo, quien negó con la cabeza indignado mientras intentaba limpiarse la sangre de su cara, aunque sin éxito─. Vete a la mierda Ryu, no quiero volver a saber nada más de ti en la vida.
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