Ego vs Tiburón [Entrenamiento]
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Este sería un día diferente al resto. Estaba pactado un combate con un jounin respetado de la aldea con varios años de experiencia por sobre Nagi. Le costó bastante conseguir esta oportunidad, así que no la desaprovechará. Desde que se confirmó la pelea, el chuunin tuvo bien claro que iría a por todas. Si no iba con la verdadera intención de pasarle por encima, probablemente no tendría oportunidad. La noche anterior fue casi un infierno para él, pues no pudo pegar los ojos en ningún momento. Podría decirse que tenía miedo y no sería del todo una mentira, pero la emoción que recorría cada centímetro de su piel era el ansia de pelear contra alguien fuerte. Ese monstruo que tenía dentro le pedía combatir.

Temprano por la mañana, alrededor de las siete. La cita tenía lugar en una zona alejada de la aldea. Estaba claro que en un combate de tales características no podían poner en riesgo a la población civil. Probablemente haya ninjas en los alrededores vigilando de que todo marche bien. A Nagi se le conoce, es famoso por dejarse llevar a la hora de pelear. Con el paso de los años han tenido que ir enseñándole a controlarse, puesto que en una misión el permitir que sus emociones tomen control de su cuerpo puede provocar que todo resulte fatal. Afortunadamente ha mejorado con el paso del tiempo, pero aún le falta camino por recorrer.

En la espalda llevaba enfundada una wakizashi. Normalmente lleva dos, pero en esta ocasión, al ser especial, el equipamiento cambió. Como se dijo antes, iría en serio. La segunda arma que llevaba era la katana enfundada colgando de un cinturón en su cintura. Su vestimenta se componía de un pantalón azul oscuro y una camiseta del mismo color, pero con tonalidad clara, de manga corta. Siempre usaba prendas bastante “juveniles”, pues lo es, pero que no parecían ser las más aptas y formales para un shinobi. Esas cosas no le importan.

Llegó al lugar claramente primero. Aún quedaban unos minutos para la hora pactada, pero él no aguantó más quedándose esperando en su casa. Al menos estando ahí podía respirar aire fresco y sentirse uno con la naturaleza de los árboles que rodeaban la zona, en especial aquel campo abierto de 30 metros cuadrados. No era un sitio extremadamente grande, pero al menos lo suficiente para que ambos puedan realizar técnicas de un nivel decente. — Debo obligarlo a ir en serio. — Jamás se perdonaría desaprovechar la oportunidad solo provocando que el contrario utilice una parte de su fuerza. Este no era un juego, era una pelea.

OFF ROL
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