[Entrenamiento] Raibarukuran ft.Muken

08:19 p.m

Afueras de Kirigakure, País del Agua

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La luna apenas se asomaba por el horizonte, pero en Kirigakure el cielo ya se había teñido de color azabache alertando de la llegada de la noche, aunque también se podía distinguir una enorme nube que cubría gran parte de lo que se veía. Si ya la constante niebla de la zona hacía de por si que el ambiente fuera bastante húmedo, a aquella hora se sumaba el hecho de que hacía menos de treinta minutos había llovido torrencialmente. Kano se encontraba en las afueras de su aldea, disfrutando de la tranquilidad que el bosque le podía dar. Había sido un día duro y su tía estaba de mal humor, así que prefería alargar un poco su vuelta a casa para encontrársela dormida y no tener que lidiar con su enfado.

Se encontraba sentado en el suelo, sin preocuparse por ensuciarse aunque la tierra estuviera llena de charcos. Su mano acariciaba una pequeña zona de césped, embobado con las pequeñas gotas que reposaban sobre él─. Tengo la sensación de que hoy no voy a dormir, el día ya ha sido lo bastante duro para encima tener que aguantar las pesadillas ─murmuraría refunfuñado para sí mismo y levantó la cabeza para pegar un vistazo a sus alrededores. Estaba en una zona bastante llana y llena de árboles partidos. Hacía ya bastantes años que iba allí a entrenar en solitario, ya que no molestaba a nadie y no debía preocuparse tanto por no sobrepasarse.

Soltó un suspiro suave, en una mezcla de resignación y apatía, y se llevó las manos a la nuca mientras levantaba su vista al cielo─. Con esta niebla es imposible ver nada... Y yo que quería ver las estrellas.

Una leve nube de lluvia toma por sorpresa al joven Uchiha el cual no dudo en cubrirse bajo la copa de un gran árbol, - ¿El clima en kirigakure siempre será así de lluvioso? Creo que por nada le dicen el país del agua. – pensó mientras observaba caer las gotas de agua. Tras treinta minutos de un fuerte chaparon las nubes negras se alejaron, mostrando así un hermoso cielo de color azabache. Caminando por el bosque el Uchiha se queda un rato hipnotizado por la belleza del lugar, no pudiendo evitar sacar su armónica y empezar a tocar una melodía para acompañar la belleza del momento.

Sonido de la armónica

La melodía no duro mucho, lo suficiente como para despejar la mente del Uchiha, quien empezó a caminar nuevamente en dirección a la aldea. 

Al seguir su camino, el Uchiha se topa con un llano del bosque en donde puede ver a un joven chico -Oh mira que tenemos aquí. - levantando su mano el shinobi saludo al joven a la distancia, -Con la neblina que hay en el lugar apenas si pude notarte, consulta niño ¿Sabes en que dirección se encuentra la aldea? -

Mientras se encontraba perdido en su pequeño mundo, a lo lejos el Kurama fue capaz de distinguir el sonido de una armónica. Cerró los ojos, disfrutando de la melodía hasta que esta llegó a su fin; siempre le había gustado la música, ya que era lo único que conseguía que por unos segundos desconectara de todo lo que le rodeaba─. Si tuviera tiempo, me encantaría aprender a tocar algún instrumento. Aunque seguro que la tía Akira me lo rompería nada más verlo, piensa que las aficiones solo son una pérdida de energía... 

Después de algunos minutos, sus orbes ámbar lograron identificar a un hombre que se le acercó; su cabello era castaño oscuro y no parecía muy alto, aunque en comparación a Kano probablemente le sacaría más de una cabeza. Le pareció notar que tenía ambos ojos de diferente color, algo que llamó su atención, pero tampoco es que pudiera fijarse bien en los detalles del contrario por culpa de la niebla.

El moreno se incorporó para levantarse del suelo y se pasó las manos por los pantalones para quitarse el polvo, aunque poco pudo hacer ya que estaban empapados─. Uh... Está por allí ─contestó tímidamente a su pregunta mientras señalaba con el índice el sur-oeste, sin ser demasiado específico. Después de hablar se lo quedó mirando, analizándole de arriba a abajo sin preocuparse mucho en incomodarle─. ¿Quién eres? No pareces de la isla ─esta vez el que haría la pregunta sería él, mientras ladeaba la cabeza como un niño curioso.

Después de darle las indicaciones, el hombre se marcharía en dirección a la aldea. Tan rápido como había aparecido, la curiosidad del adolescente se esfumó─. Ese chico tenía un aire a mi primo. Quizá somos parientes lejanos ─tras aquella inútil conclusión, una suave brisa gélida le congeló de arriba a abajo ya que su ropa estaba bastante húmeda. Comenzó a tiritar, cosa que notó enseguida y le sacó un suspiro resignado─. Supongo que ya es hora de volver a casa.

Sin más preámbulos, comenzaría a andar para volver a la aldea, aunque planeaba hacer un rodeo considerable para alargar su paseo lo máximo posible. Varias veces estuvo a punto de tropezar por algún charco, pero por suerte tuvo los suficientes reflejos para evitarlos. Lo que le faltaba era que nada más volver a casa recibiera una bronca por estar lleno de barro.

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