¿Otro día de rutina?
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04 de Enero. Año 15 D.Y
País del Fuego
09.00 Horas.


 
Un hombre joven de caballera negra y larga caminaba sin prisa a lo largo del sendero principal, mismo que se encontraba casi despejado en su totalidad, eran pocos los viajeros que lo habían transitado hoy, probablemente el clima frío característico del invierno tenía algo que ver con ello.
 
No es una vista tan agradable en esta época del año —. Murmuró el pelinegro para si mismo. El otoño recién había terminado y muchos de los árboles que bordeaban el camino aún se encontraban carente de hojas, haciendo mucho menos densa la vegetación de la región. Sin duda, Khal prefería por mucho las estaciones cálidas, se sentía más a gusto, más identificado.
 
El Uchiha no tenía ningún objetivo particular en mente, tampoco había sido asignado para una misión y mucho menos había quedado para encontrarse con alguien, entonces, ¿por qué estaba deambulando a tan tempranas horas de la mañana?. La razón era tan sencilla como aburrida, simplemente se trataba de un recorrido rutinario. Había que estar seguro de que no existían anomalías o irregularidades y, en caso de haberlas, registrarlas y presentarlas en la aldea para que se les diese el debido seguimiento.
 
Que aburriciooooooooón — Finalmente, tras algunos minutos más de tediosa caminata, dejó escapar sus pensamientos con un gran lamento.
Khal: Hablando — || « Pensando » 
Khaleesi: Hablando — || ~ Pensando ~ 
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No tardaría en divisar a un hombre joven de negra y larga cabellera. Caminaba sin prisa a lo largo del sendero principal, el cual estaba despejado casi por completo, pues eran pocos los viajeros que lo estaban transitando. Aquello se debiera probablemente al frío típico del invierno del País del Fuego. Lo vi desde uno de los márgenes, pues me acercaba a él de manera perpendicular y con tranquilidad.

Vestía con mi vestimenta habitual y por encima de todo una capa negra con capucha larga, que si bien no impedía que se me viera el rostro, sí me protegía muy eficientemente del frío y del viento. Una suave brisa mecía las escasas hojas que aún colgaban de las ramas y acariciaba la tierra del sendero. Sin duda, hacía frío y aunque la temperatura había alcanzado su mínimo al romper el alba, todavía quedaba mucho de aquello. Había salido de la aldea temprano, casi casi con los primeros rayos del sol. ¿Por qué? Simplemente porque al alba había una gran actividad aviar y había querido escaparme para disfrutar de un rato de dibujo con un paisaje y una banda sonora inmejorable. Aquellos paseos en solitario me hacían feliz y me distraían de la rutina del día a día.

-Aburrimiento. Se dice aburrimiento – gritaría desde una distancia superior a los diez metros para hacerme notar, si es que no lo había hecho ya. Instantes antes de interrumpir el paseo tranquilo del joven, había lanzado un kunai frente a él, que se clavaría en el suelo a dos metros si se detenía o mínimo un metro si no se había percatado del lanzamiento y había seguido su paso sin más. Aquello había ido sin ninguna pretensión de herir al joven, pero sí para disparar su estado de alerta y así quizás arrancarle el tedio del cuerpo.
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Se supone que, al estar en un patrullaje de rutina, Khal debía mantener un mínimo de atención en los alrededores, pero al parecer simplemente estaba dando pasos sin tener en cuenta nada más, definitivamente alguien no estaba haciendo bien su trabajo. Por lo anterior, ni siquiera notó como un arma arrojadiza se acercó hasta su posición, no sería sino hasta que se clavó en el suelo cuando finalmente reaccionó. «¿Un kunai?» el jounin de la hoja caía en cuenta de lo que descuidado que estaba siendo, adoptando una actitud un poco más alerta.
 
Casi en simultáneo con eso, una voz para nada melódica se pronunciaría a gritos desde algunos metros a la distancia. El Uchiha alzaría la mirada, que previamente se había desviado hacia el kunai, y notaría una esbelta silueta cubierta por una capa negra con capucha larga, que si bien no impedía que se le viera el rostro, sí que la protegía muy eficientemente del frío y del viento.
 
Khal frunció el ceño, cómo se atrevía esa chica desconocida a corregirle su manera de expresarse. Caminó 4 o 5 pasos más dando zancadas largas hasta que la distancia entre ellos se redujo a la mitad, siendo más fácil la comunicación desde esa posición. — Si yo digo que se dice aburrición, entonces es aburrición. ¿Oíste? niñita.. — Dada la vestimenta de su contraparte, el Uchiha no podía inferir mucho de ella. Tan solo sabía que era una niña y que, seguramente, era alguien irritante. 
 
Oh, casi lo olvido, intenta no jugar con esas cosas — ahí Khal giró medio torso y señaló con el pulgar hacia el kunai clavado en el suelo, para posteriormente regresar su atención hacia la fémina. — Se que puede parecerte divertido, pero eso no es juguete, niña —. Haciendo énfasis en la última palabra, el pelinegro esbozó una ligera sonrisa burlona hacia la chica encapuchada.
Khal: Hablando — || « Pensando » 
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Mi intervención no debió sentarle demasiado bien al tipo de melena azabache a juzgar por sus palabras y actitud. Redujo la distancia a la mitad de unas pocas zancadas. Hecho esto, hizo hincapié en su error demostrando así una arrogancia tan grande que no cabía en su fornido y apuesto cuerpo. Le aguanté el tipo sin decir nada con la sonrisa en el rostro en todo momento. No contento con ello, quiso aleccionarme sobre la peligrosidad de jugar con kunais, tratándome como si fuera una infante que aún se escondía en las faldas de su madre. Fue ahí entonces cuando contuve una ligera carcajada, que no tardaría en liberar en forma de venganza – No te preocupes – inicié la réplica bajándome la capucha para que me viera el rostro sin impedimentos – Igual tú no estás acostumbrado a manejar cosas de envergadura… - dejé reposar y que la última palabra ganara peso. Durante el breve silencio desvié ligeramente la mirada a su entrepierna – Pero para mí eso es pequeñito – junté los dedos índice y pulgar para formar un círculo, aunque abierto por una pequeña separación al tiempo señalé el kunai. Nuevamente miré su entrepierna – pero yo juego con cosas… más grandes… - concluí apartando la capa para mostrar la empuñadura de la katana.

Comencé a observar con atención la reacción del joven. Mi semblante no podía ser más burlón y divertido. Sin haberlo planeado había encontrado a un bufón del cual conseguir alguna sonrisa y carcajada a su costa – Si quieres puedo enseñarte a usarlo… - agregué irónica para seguir con la risa a costa del tipo – Si es que no te da miedo, claro… - suponía que para esas alturas la sonrisa burlona que había dibujado se habría ido y transformado en una expresión de ira o algo similar. Me preguntaba si todo aquello terminaría en una batalla dialéctica o si pasaríamos a algo más que las palabras y con ello combatir el frío que reinaba en el País del Fuego en ese momento.
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La chica, tras escuchar las palabras del jounin, bajaría su capucha, dejando al descubierto su cabellera color zanahoria. Eso sorprendió un poco al Uchiha, quien la había imaginado con un aspecto más infantil. Ese concepto que inicialmente -y sin fundamentos- él había establecido de Shikabira, quedaría evidenciado como totalmente erróneo cuando ella abrió la boca.
 
«Por alguna razón me da que ella no se está refiriendo al kunai e.e» Khal no era muy bueno pillando indirectas, o quizás sí había entendido a lo que se refería su contraparte, pero quería convencerse a si mismo de que ese no era el caso, una delicada mujer no podría expresarse de esa manera, o al menos eso pensaba él.
 
Su sorpresa solo aumentaría cuando ella apartó un poco su capucha para dejar entrever la empuñadura de una katana. — Fiuuu —. Suspiró con alivio. «Así que a eso se refería cuando dijo que jugaba con cosas más grandes, por un momento pensé que...» pero no era el momento de divagar con eso, ahora, justo frente a él, una mujer se mostraba así misma con un arma de filo de alta mortalidad.
 
Khal frunció ligeramente el ceño, aunque no se le veía enojado, ni siquiera particularmente molesto o incómodo. ¿Qué era entonces aquello que causaba el cambio en su semblante?. Simple, su mente se encontraba en una encrucijada. Por un lado, quería saber si la peli naranja era tan hábil con la katana como lo era con la labia, pero, por otro lado, si la chica resultaba ser una simple civil juguetona y él la lastimaba cuando se supone que debía estar de patrullaje, estaba convencido de que le reducirían su paga. También estaba la posibilidad de que ella fuera una rebelde o criminal, pero eso fue algo que se le ocurriría solo hasta el final.
 
Antes de continuar, ¿eres alguien mala? — Preguntó un poco más serio con respecto al tono que hasta hace poco había utilizado. — No me interesa realmente con qué facción te identificas, me refiero a si estás en conflicto con los intereses de Konoha —. A Khal no le importaba demasiado el como se había segmentado el mundo. Imperiales, criminales, rebeldes, a él le daba igual. Tan solo tenía dos deseos, el primero era proteger la integridad de la villa y el segundo -y más importante- era enfrentarse a ninjas poderosos. Dependiendo de la respuesta de Shikabira, decidiría como encararla.
 
Y solo para que te quede claro, ¡esa katana aún se quedaría corta! — Concluyó recuperando su tono habitual. Junto con sus palabras, también colocó ambas manos a la altura de la cadera, a forma de asas de alguna copa. El Uchiha no se dejaría intimidar por una niñata.
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Aquel tipo no pareció inmutarse ante mis provocaciones. ¿No las habría entendido? Tan solo mostró algo de sorpresa al mostrarle la katana, lo que me arrancó una leve sonrisa de orgullo. Frunció el ceño en un momento, pasando así de la sorpresa a la seriedad sin haber mediado palabra alguna por ninguna de las dos partes. Parecía pensativo, así que lo dejé meditar tranquilo, sin moverme, pero sin retirar la mirada del tipo. En el cielo revoloteaban las aves menos madrugadoras, tratando de cazar algún insecto despistado, aunque en esa época del año insectos había pocos… ¿De qué se alimentarían?

-¿Mala? - repetí algo extrañada. Me tomé unos instantes antes de seguir – Sí. Supongo que para alguien lo seré. Al final esos juicios de valores siempre se reducen al prisma y perspectiva con la que se mire – añadí encongiéndome de hombros – Supongo que también seré buena para otros… - guardé silencio unos segundos - ¡Oh, eso! Mis intereses están alineados con los de Konohagakure no sato – respondí con sinceridad - ¿Algún problema con ello? - pregunté algo más amenazadora y segura de mí misma, desenvainando con el pulgar un par de centímetros de hoja que reflejaría los rayos de sol. Con ese simple gesto mostraría que no llevaba el arma para intimidar, sino que no me era extraño empuñarla. Aquel mero contacto me fue suficiente para conectar con el arma, concentrarme en ella y ser plenamente consciente de su peso, longitud y manejabilidad.

La tensión se rebajaría con la siguiente frase del tipo, que conseguiría robarme una ligera carcajada burlona – Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces – repliqué bajándole los humos. Era muy típico que los hombres relacionaran su hombría y masculinidad con el tamaño de sus genitales, fanfarroneando la mayoría de las veces de lo que se deseaba y no de lo que se tenía – Amén que de nada sirve tener una katana muy grande si no se sabe empuñar. Al final solo consigues cortarte tú mismo… - ¿querría acaso enseñarme sus cualidades?
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La chica de cabellos naranjas no era tan simple como parecía, su personalidad podría traducirse como algo traviesa, o juguetona y muestra de ello se reflejaba en su manera de responder. Si bien, al principio sus palabras hicieron a Khal mantenerse algo dubitativo, cuando expresó que sus intereses estaban alineados con los de la aldea, sintió alivio. 
 
Bien, si ese es el caso, entonces no hay problema —. Respondería el Uchiha sonriente, aunque ese comentario iba más que nada dirigido hacia él mismo, en un intento de auto convencerse de que no pasaría nada malo si es que ponía a prueba la destreza de la chica con la espada.
 
El extraño momento de tensión que se vio creado, se rompió con una carcajada de Shikabira, quien no dudó en seguir soltando comentarios, o en este caso refranes, para hacer mofa al pelinegro.
 
«Definitivamente ya no estamos hablando de katanas e.e» Khal es una persona muy extrovertida y generalmente siempre va de broma en broma. No le molestaban para nada los comentarios de su contraparte, al contrario, los encontraba cómicos. Apreciaba mucho a las personas que podían permitirse ser ellas mismas con libertad, que eran auténticas, y le daba la sensación que la chica era una persona así. — No eres digna de que desenfunde mi arma — Mencionó mientras alzaba la cabeza y la miraba desde lo alto.
 
Pero te permitiré demostrarme de que estás hecha, si puedes alcanzarme, claro está — Soltada la provocación, el Uchiha se desplazaría con un movimiento rápido para empezar su avance hacia una zona más despejada donde pudieran actuar con mayor libertad, después de todo, aún se encontraban en el sendero principal y no podían causar estragos.
 
Off Rol
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Última modificación: 23-02-2023, 12:49 AM por Shikabira.
Satisfecho. Esa podría ser la palabra que me vino a la mente al ver la reacción a mi respuestra sobre mis intereses y los de Konohagakure no sato. Relajé los músculos un instante ante la satisacción de mi contraparte por simple imitación visual, no obstante seguía alerta por si debía separarle la cabeza de los hombros o duplicar las partes que formaban la totalidad de su cuerpo. No era nada personal, solo un pequeño defecto de formación e instinto forjado durante años.

-¡Oh! - exclamé a medio camino entre la ofensa y la diversión. Dada la inercia que estaba llevando la conversación lo último que esperaba era un desplante velado por parte de aquel tipo. Aunque me negaba a reconocerlo, incluso a mí misma, una pequeña parte de mi ego femenino se vio ofendido por tales palabras. No contento con ello, me desafió a seguirle el paso y demostrarle de lo que era capaz. Al escuchar tal provocación, cambié de nuevo a una expresión confiada y segura en forma de sonrisa.

No dudé en lanzarme a la carrera para seguir sus pasos. Lo haría a escasos pasos tras de él, cuando no en paralelo si me surgía la oportunidad para dejarlo avanzar nuevamente y así permitir que fuera él quién guiara el avance. El intentar ponerme a su vera no era sino para demostrarle que estaba a su altura y si quedaba rezagada era única y exclusivamente porque así lo deseaba y no por superioridad del joven. Aunque habíamos empezado regular, aquel tipo ya me caía bien.

Los pasos nos alejaron del sendero principal. Fue fácil suponer que buscaba un lugar apartado y solitario en el que poder actuar libremente sin precuparse de herir a civiles, comerciantes o cualquier imbécil que no fuera capaz de intuir que acercarse demasiado a un combate podría tener consecuencias perjudiciales para su salud. Claro que de ser el caso quizás lo mejor fuera que no volviera a ver amanecer y un estúpido menos por el que preocuparse. La zona que nos rodeaba comenzaba a volverse más silenciosa si cabía. A penas la leve brisa del vientro entre las ramas de árboles y arbustos y el piar de los pájaros rompían la monotonía del silencio. Durante el avance escuché un ruido que disparó mi estado de alerta; no era más que una liebre escondida.

-Bueno qué, ¿vamos a parar o es que te da miedo empezar?
- me detuve en seco cuando lo consideré oportuno. Estábamos en un pequeño claro, rodeado por árboles de gran envergadura y arbustos de pequeña altura, un metro como máximo. La visibilidad era buena para ambos y el Sol debido a la temprana hora de la mañana no sería capaz de deslumbrar a ninguno de los dos al estar rodeados por vegetación.

Una mano sobre la empuñadura de la katana, asiéndola con firmeza, sintiéndola y siendo plenamente consciente de la misma como si de una proyección natural se tratara al concentrarse en ella. La otra señalanzo al joven con el índice – Prepárate porque pienso hacerte desenfundar algo más que tu juguete...


Atributos
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Última modificación: 02-03-2023, 07:26 PM por Khal.
«Oh es veloz» al ver que la chica pudo ponerse a su misma velocidad y sin aparentemente ningún sobre esfuerzo, el Uchiha se daría cuenta de que esta vez no estaría lidiando con una persona cualquiera, lo cual, por supuesto hacía las cosas mucho más interesantes. Los últimos días habían sido tan aburridos y rutinarios que ahora, por fin, Khal sentía una sensación de inquietud y ansiedad por ver de lo que era capaz su contraparte «tiene que ser fuerte, maldita sea, apuesto a que sí lo es» el maníaco de las peleas trataba de convencerse de que hoy pasaría un momento emocionante.
 
Tras un breve lapso, estarían entrándose a una zona óptima para el enfrentamiento. Ya se habían alejado lo suficiente del sendero principal y, con ello, de la posibilidad de dañar a algún transeúnte o civil. Si alguna persona quedaba atrapada por el fuego cruzado, tendría que ser algún maldito desafortunado o un pobre idiota perdido.
 
Hmm creo que esto es lo suficientemente apartado —. Diría como repuesta a sus palabras. Ella ya se había detenido también. El lugar era ideal para la causa. El claro tenía una forma casi circular, de -quizás- unos 30 metros de diámetro, con varios árboles y arbustos rodeando.
 
Shikabira parecía estar tan ansiosa como Khal. ¿Era ella también una maníaca de los enfrentamientos ?. La peli naranja se llevó una mano a la guarda de su arma y vociferó enseguida.
 
Temo que soy mucho más de lo que puedes manejar, niña — Respondió el jounin con soberbia. Al mismo tiempo, conjuraba una secuencia de sellos a gran velocidad para desplegar un mastín eléctrico en dirección a su contrincante. No tenía idea de qué tan capaz era ella, así que lo mejor sería testearla de a pocas. 
 
La distancia entre Khal y Shikabira era de unos 12 metros y cada uno de ellos tenía unos 9 metros hacia atrás todavía libres, antes de llegar a la zona de arboles. El perro de electricidad avanzaría en línea recta para buscar conectar contra la chica.


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Asentí conforme con las palabras del joven, del cual aún desconocía su nombre, cuando afirmó que ya estábamos lo suficientemente apartados. No pude por menos que contener una risa burlona cuando añadió que era mucho más de lo que podía manejar – Eso ya lo veremos – repliqué.

La soberbia del shinobi vendría acompañada por un relampagueante movimiento de manos. Mal empezaba si quería demostrarme que estaba por encima de mí. En lugar de abalanzarme sobre él para incordiarle y no dejarle crear su jutsu, esperé el breve espacio de tiempo que requirió para completar su conjuro. Hacia mí venía un perro formado por el elemento raiton. Lejos de tratar de huir o esquivarlo, corrí a su encuentro desenvainando el arma prestamente y lanzando dos tajos en forma de equis que buscarían dar muerte al can. De ocurrir así, saltaría hacia adelante para aterrizar a cinco metros del joven, lo que provocaría que el suelo se desquebrajase y el firme que lo sustentaba saliera volando, obligándolo a reaccionar o a dejarlo a mi voluntad.

Técnicas
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El mastín eléctrico fue destruido con extrema facilidad. Esa katana no era un juguete, ni estaba de adorno y eso había quedado cien por ciento claro ahora. El ágil movimiento de la peli naranja se concretaría con ella clavando su arma sobre la superficie, con gran potencia. Como consecuencia, una gran porción del terreno se levantó, incluida la zona bajo la cual se encontraba parado Khal.
 
—  Hey hey hey.... ¡eres una chica!. ¡Se supone que seas más refinada! —. Exclamó el Uchiha mientras su cuerpo, por inercia, era separado del suelo y elevado poco más de un metro por el aire.

El jounin sabía que no podía tomarla a la ligera, Shikabira era fuerte, y Hardo un maníaco. Si no empezaba a tomarse las cosas en serio, lo más probable es que terminara con una humillación encima, en el mejor de los  casos.
 
Supongo que también podrás lidiar con esto —. A la par que le desafiaba con su comentario, formó un único sello de manos. Como consecuencia, el suelo bajo los pies de la Uchiha comenzó a temblar hasta romperse y dejar escapar una columna de agua con forma de jabalina que buscaba impactarle sobre el hombro derecho.
 
Tras su acción, Khal esperaría a ver como su contraparte lidiaba con eso. Él había aterrizado ya un metro atrás de su última ubicación.


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Con una gran naturalidad, el joven de largos cabellos azabache mantuvo el equilibrio y preparó su contraofensiva a pesar de que el suelo bajo sus pies había abandonado la estabilidad que lo caracterizaba – Está acostumbrado al combate. No debe ser cualquier pusilánimeTodavía estoy siendo refinada – repliqué con seguridad. No mentía, pues hasta el momento había permanecido a la defensiva y dejando que mi contraparte tuviera toda la iniciativa, más allá de algún comentario mordaz y provocador por mi parte.

El suelo bajo mis pies comenzó a temblar, por lo que adiviné que algo se venía. Salté hacia arriba con la intención de ganar espacio ante el ataque inminente y yo. Del suelo brotaría una lanza de agua que se estrellaría nuevamente contra el filo de mi espada, ahora brillante, que la partiría sin demasiados problemas – Ahora verás lo que es rudeza – avisé al tiempo que sonreía desafiante y confiada. Era tiempo de pasar a la acción. Ignoraba cuán preparado estaba mi rival para lo que se venía, pero más le valía sacar trucos nuevos porque de ahora en adelante no concedería el tiempo necesario para preparar sus jutsus como hasta ahora. Con un simple parpadeo estaría a dos metros de mi rival, frente a él, e ipsofacto un movimiento ascendente liberaría un haz que buscaría herir a mi rival.
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Tecnicas
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El ataque suiton no tuvo suerte, algo, hasta cierto punto, esperado. La usuario de katana había demostrado ser demasiado diestra con su arte, un ataque anunciado, aunque tuviese una potencia aceptable, ciertamente no causaría estragos en alguien de su calibre. Bastaría con blandir nuevamente su arma, que ahora había adquirido un brillo, para lidiar con la amenaza.
 
Entonces demuéstrame de qué eres capaz —. Respondería con confianza el pelinegro. Khal ya había tenido la oportunidad de probar la fuerza de su contraparte en un par de ocasiones, ahora sería su turno de intentar resistir su embate. "Imagino que también utilizará esa espada para atacar" supondría el jounin de la hoja.

No había tiempo para más suposiciones, un movimiento ultra rápido por parte de la peli naranja la situaría a escaso par de metros de Khal. "Mierda mierda mierda". El corto alcance la ponía en una situación favorable para asestar algún tajo, si el hombre quería bloquearlo de alguna manera, tendría que efectuar alguna técnica de uso rápido. Pero interceptar su ataque, con otro, era algo aburrido, el Uchiha, fiel a su estilo, haría las cosas un poco más interesantes.
 
En vez de retroceder, daría un paso hacia el frente para impulsarse. Una concentración de chakra raiton se manifestaría en forma de filo sobre su brazo y mano derecha, era el chidori eisou. Pero no solo eso, la técnica se vería recubierta por una coloración blanquecina, siendo la marca característica del elemento santidad. 
 
Khal no buscaría atravesar el cuerpo de su contraparte, si no realizar un corte similar al que ella también intentaba hacerle, pero del lado contrario del cuerpo. Así, si no pasaba nada extraordinario, ambos estarían recibiendo un corte sobre la parte izquierda de sus cuerpos.
 
¿Duele, niña? —. Preguntaría Khal con una sonrisa en su rostro. La herida en su cuerpo le ocasionaba ardor y la sangre comenzaba a brotar. 
 
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Aquel tipo aún tendría la osadía de retarme, afianzando mi sonrisa desafiante y confiada. Si todo lo que sabía hacer era lo que había mostrado iba a estar en serios apuros. Bastó el desplazamiento del shunshin y un simple tajo para herirlo, sin embargo la sorpresa sería mutua y el joven de azabaches cabellos vendería caro el corte que estaba a punto de recibir. Lejos de tratar de esquivarlo, huir o simplemente recibir el daño sin opción a reacción, se abalanzó sobre mí para propinarme un corte gemelo al que yo iba a concretar. A diferencia de mi ataque, él lo hizo con un jutsu raiton tan veloz y voraz como había sido mi ataque - ¡Tsk! – que me quejé en el momento del impacto.

-Dímelo tú – repliqué total y completamente eufórica por la adrenalina descargada al daño recibido – Te creía más pusilánime. Me has sorprendido gratamente.

Justo nada más concluir la última palabra y sin dejar ningún lapso de tiempo lancé una estocada directa al torso del joven, sin apuntar a ningún punto vital, que se detendría un instante antes de impactar en caso de que no reaccionara a tiempo. Si nuevamente decidía contraatacar adelantándose, simplemente terminaría ensartándose él mismo en el arma. El arma todavía seguía brillando con un kanji en el filo en la cara posterior a la visión del joven, por lo que este sería invisible para él.

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Vivo por momentos como este —. Respondería sonriente ante las palabras de la chica de los cabellos naranjas. El corte recibido por ella, le generaba una sensación de ardor punzante. Además, su ropaje se había tintado de un color rojo carmesí, pero parecía no importarle mucho al Uchiha, al contrario, lo hacía sentir más entusiasmado.
 
La distancia entre ellos era demasiado corta, la ventaja claramente era para la usuario de Kenjutsu. Khal había comprobado que la chica era fiera, demasiado de hecho. No podía darse el lujo de vacilar más o ir tan suave porque sino acabaría más rallado que un queso. "¿Será que pueda romper su espada?" mientras se cuestionaba eso y sonreía ante la posibilidad de hacerlo, manifestó chakra raiton en exceso sobre su mismo brazo atacante.
 
El Raikiri se manifestaría, pero a diferencia de su forma habitual, lo haría emitiendo rayos de luz blanca, debido al refuerzo del elemento seiton.
 
El brazo electrificado del pelinegro chocaría con la técnica de espada recién liberada por la kunoichi, anulándose mutuamente. Su estoque, sin embargo, sería ligeramente más rápido que el jutsu raiton. De haberlo querido, Shikabira habría asestado otro ataque más. — Uh, parece que has sido más rápida —. Comentaría con una sonrisa el chico a la par que hacía desaparecer la electricidad de su brazo. El punto de este juego lo había ganado la Uchiha, y Khal no tenía reparo alguno en aceptar eso.
 

 
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La respuesta del joven me arrancaría de nuevo una sonrisa cómplice. Lo entendía a las mil maravillas. Esa sensación de euforia, de no caber en uno mismo y de necesitar gritar para contener mínimamente lo que fuera que trataba de hacerte estallar en mil pedazos. De sentirse tan vivo que te creías a la vez invencible y ridículamente vulnerable. Era una sensación que a pesar de todo, enganchaba y en ocasiones no te dabas cuenta que necesitabas vivirlo de nuevo hasta que por azares de la vida aquel torrente de estímulos te devolvían a aquel estado.

El ataque no impactaría, pues la rapidez del mismo había sido suficiente para que mi rival no pudiera reaccionar. Intuía que en otras circunstancias sí hubiera podido hacerlo, mas no debía esperarse algo así y había conseguido pillado desprevenido – Eso parece… - comenté con una sonrisa de satisfacción y orgullo en el rostro. Retiré la punta del arma del torso del joven ampliando la distancia de unos escasos centímetros hasta varias decenas de ellos. Bajé la punta, de tal forma que ahora apuntaba al suelo, y recogí la pose hasta una más ergonómica y natural carente de hostilidad. Sin decir nada, me llevé la hoja de la extensión de mi brazo al tajo que me había provocado el joven de cabellos azabaches - ¡TSSSSSK! Pica. Eso me dejará marca… - comenté cauterizando la herida con mi arma al tiempo que formaba una mueca de dolor por la intensa y aguda sensación. Aquello detendría el flujo de sangre que manaba de la herida y que ya había manchado buena parte de la ropa que llevaba puesta. Aquel día lo recordaría el resto de mi vida al verme la cicatriz que quedaría - ¿Puedo? – pregunté acercando el arma lentamente, pero sin llegar a tocarlo. A medida que la hoja se acercara podría notar que desprendía calor, fruto de mi chakra de naturaleza katon. El corte hermano al mío no era mortal, pero sí debía escocerle a rabiar. También cabía la posibilidad de que se infectara.

-Por cierto, me llamo Shikabira – me presenté sin haber hecho contacto todavía con el arma en su cuerpo, fuera cual fuera su respuesta – Te dolerá, pero al menos detendrá la hemorragia y evitará que se infecte – informé con sinceridad. En su mano estaba creerme o marcharse con el tajo todavía abierto.

Tecnica

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Última modificación: 30-04-2023, 04:28 AM por Khal.
El cruce de habilidades había terminado y así lo entendieron ambos. Parecía que incluso habían llevado a un nivel mayor al esperado el entrenamiento, pues seguramente ninguno de ellos esperaba resultar con cortes largos en el cuerpo, aunque tampoco era algo anormal cuando dos ninjas de alto nivel se enfrentan aún en buenos términos.
 
Khal observaría como la kunoichi decidía cauterizar el corte que había sido producido por su raiton, parecía algo dolororoso y lo dejó de manifiesto con una mueca en su rostro. Además, ella ofreció realizar el mismo tratamiento sobre el Uchiha. — Ahora que se me ha pasado la adrenalina del momento, seguramente dolerá —. Dijo mientras descubría esa porción de su piel y acercaba su cuerpo para recibir la asistencia de Shikabira.
 
Un gusto, Shika —. Sonrió el pelinegro mientras hacía un juego de palabras con la abreviación de su nombre. Una mueca también se produjo en el joven, ahora que su cuerpo comenzaba a enfriarse, el ardor de la herida se sentía más. — Soy Khal —. También se presentó.
 
Curiosamente ninguno de ellos había decidido usar su apellido para presentarse, ¿cuál sería la reacción de ambos cuando se enteraran de que están emparentados en el mismo clan?. Khal esperaría a que su herida fuera tratada y posteriormente continuaría para seguir realizando sus labores, ya había perdido mucho tiempo y, después de todo, aún se encontraba de guardia.
 
— Edit para no hacer doble post —

Después de que las heridas de ambos fueron atendidas, cada uno partió para seguir nuevos rumbos. ¿Se volverán a encontrar en alguna otra ocasión estos shinobis?

Este tema ha sido cerrado.

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ENTRENAMIENTO FINALIZADO
recompensas


Offrol: no estoy muy deacuerdo con el resultado pero respetaré la decisión de los participantes. Felicidades 

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