Una pequeño poblado fue saqueado completamente, esto parecía ser ya algo casi cotidiano. Los hogares y refugios de rebeldes y personas que desaprobaban el imperio eran completamente exterminadas, no había escape, escondite, u otro camino que no fuese la muerte y destrucción; sin embargo, aún quedaban almas bondadosas inclusive en un mundo tan despiadado.
Ahora toda una zona estaba casi hecha ruinas, quedando algunas viviendas y negocios a un extremo del poblado, era seguro que el imperio regresaría a terminar lo que comenzó. La gente sin más opción optó por huir a la frontera más cercana; pero ellos no eran ninjas, no optaban con los recursos necesarios para pagar por transporte y muchas veces morían en el camino, por lo menos lo intentaban, o así lo veían ellos.
Un pequeño grupo de exploración encontró los restos, incendios, destrozos, y algunos cadáveres aún arrumbados a un costado de las viviendas. — Será mejor llamar al grupo de Kitsune.
Replico una voz dulce, sonada bastante por el imperio, ¿Entonces estaba traicionando a la facción? En esta vida la posición no lo era todo, o algunos así pensaban, el estar a favor del imperio no consentía todas las acciones del mismo. Ahora todo quedaba en manos de los líderes de las facciones, si tenían suerte, puede que se resolviese sin pelear.
— Oye Syym, Taka dijo que tú te encargarias de ese problema con el condado Kantō.
— Parece que no han pasado el mejor de los tratos por el imperio, y se piensa que algunos criminales podrían merodear la zona, es mejor que me encargue personalmente con mi propio escuadrón…
— Vaya viejo, ¿Crees que todo sea a causa de esa ejecución?
— No solo es la ejecución, hemos vividos sometidos muchos años, por eso piensan que aún tienen el control.
Los reclutas comenzaron a ser seleccionados específicamente por los rebeldes, era como si hace tiempo estudiasen sus movimientos y pasatiempos, al igual que los criminales, y un imperial seleccionado por la misma Ichigi Heiwa, quien había dado el aviso a la líder rebelde, últimamente Inari – Sama no estaba muy bien, era bastante ansioso y asustadizo por lo que tal vez no pensaba muy bien las cosas después de todo, tendría que enfriar su cabeza un poco antes de continuar con su mandato, o eso es lo que pensaba Heiwa al respecto. Los criminales serían escoltas personales del propio Origami Hān, Shodai Senchō de la facción criminal, ahora todos se preparaban para llegar al punto de encuentro.