[Mercado Negro - Pasado] Una tras otra
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Última modificación: 26-01-2023, 02:42 AM por Gea.
Las personas siempre tenían una parte mala en ellas, una parte que solo buscaba por su bien y crear el caos frente al mundo que les rodeaba. El robo y el asesinato estaban a la orden del día entre los que caminábamos más en la sombra que a la luz del día. Los que no teníamos un hogar predestinado al que volver y vivíamos al límite, sacando las castañas del fuego cuando podíamos. En algunas ocasiones estábamos obligados a tomar lugares y decisiones para las que no estábamos preparados. El día de hoy estaría caminando en los parajes cercanos a lo que muchos conocíamos como el núcleo de la perversión y del lugar donde impensables negocios se llevaban a cabo. Aquel lugar donde cuerpos sin vida estarían expuestos como si de un muñeco se tratase, partes del cuerpo mutiladas, frasquitos con dedos, globos oculares… todo allí se vendía y con todo se negociaba. También era cierto que si querías abrir un negocio, ya fuera de prostitución o de asesinos a sueldo, aquel era el lugar. Por eso mismo nada más que entrara en aquel lugar, mi sexto sentido – hablando claramente de mi poder sensorial – estaría activo en cuanto un pie pisara en el primer escalón que pisara.

Mi sensor estaba en su máximo esplendor de poder, pero con un corto alcance para preservar su potencia. A decir verdad tampoco necesitaba demasiado rango, tan solo lo necesario para mantener mi seguridad. Iría detectando chakras muy potentes, algunos no a muy alto nivel pero cuyos cuerpos se notaban preparados para el combate cuerpo a cuerpo. Allí la gente iba a veces de incógnito, solamente mostrando los ojos y yendo tapados hasta el cogote. Por mi parte llevaría un conjunto de pantalón y top deportivo, ambos de un color crema, además de una capa con una capucha que estaría cayendo por mi nuca sin usarse. Mi pelo iría hecho una coleta como siempre. Mis orbes puestos un poco en todos los puestos que estarían entrando en mi campo de visión. Sin tener que acercarme demasiado, no había venido a por nada en concreto, solamente buscaría ver que era lo nuevo que había por un lugar que habría visitado varias veces y que en multitud de ocasiones habría comprado aquí. No era cliente habitual, pero si solía hacerme con depende que sangre para mis experimentos, aunque hoy venía bastante centrada en ver las nuevas esferas y sus usos, además de los nuevos venenos para mis armas. No solía usarlas realmente como tal, pero muchas veces las bañaba en veneno para que fuera más fácil la caza.

Una vez en el puesto indicado, un hombre de avanzada edad con una pierna de palo y un parche en el ojo – algo así como un pirata ya retirado después de tantos años de servicio – me atendería. – Mmm… – Gruñiría a modo de saludo mientras que una cara de asco sería puesta. Quizás era porque era mujer, aunque estaba bastante acostumbrada a que me tratasen de aquella forma allí, por eso mismo tan solo ignoraría y seguiría a lo mío. Los venenos y demás no habrían cambiado demasiado, los había para atacar directamente dependiendo que sentidos de la persona, así como su sistema nervioso o motriz. – Interesante… – Expresaría siguiendo mirando y sin percatarme de que un fuerte chakra había entrado en mi red de defensa.
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Lugar: Desconocido
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Un cielo teñido de un rojo anaranjado, y unas nubes apenas distinguibles surcaban lentamente los cielos sobre aquella tierra, una ligera y aun ligeramente cálida brisa soplaba con calma en aquel ambiente, logrando mecer con sutileza las ramas de aquellos árboles, generando que las hojas de los mismos se rozaran unas con otras, generando aquel suave, y pacifico sonido natural. En lo alto del cielo parvadas de aves sobrevolaban el lugar, dejando escuchar sus graznidos al pasar, mientras en la tierra, el conjunto de sonidos de aquellos pequeños animales nocturnos empezaba hacerse notar, una serenata natural, exquisita cuanto menos, pero aquellos que apreciaban la paz de la naturaleza; Entre aquellos sonidos limpios, un sonido metálico hacía eco, pasos, pasos lentos para continuos, dichos pasos se mezclaban lentamente con aquella serenata natural, como si los mismos fuesen cubiertos por la naturaleza, o así se buscaba hacerlo, el sonido de aquellos pasos, lentamente se hacían más claros con el pasar del tiempo.

De entre los árboles de los alrededores, la figura de una mujer se hizo presente, una mujer de piel canela, poseedora de una larga cabellera platinada, dividida en diversos mechones, algunos más largos que otros, siendo los más largos aquellos que rozaban ligeramente el suelo, por donde la misma caminaba; En su rostro unos hermosos ojos dorados brillaban con intensidad, mostrándose incluso a la distancia, aquella joven mujer avanzaba a paso lento entre aquellos árboles; Pues a sus espaldas cargaba con un cuerpo inerte, el cadáver de algún mal vivido a cual le había llegado la hora de su muerte, por lo que el paso de la joven mujer no podría ser demasiado apresurado, ya que al apresurarse demasiado podría dañar el cadáver que cargaba a sus espaldas.

Aquella mujer, continuo su camino durante algún tiempo más, hasta finalmente llegar al lugar predestinado, aquel lugar no era otro más que la parte más baja de un pequeño desnivel de la tierra, una pared de roca escarpada, la que a primera vista daba a entender que debía de ser escalada para continuar con su camino, pero eso sería solo para aquellos que no conocieran o tuviesen información de ante mano. La joven mujer giro su rostro de un lado al otro con lentitud, inspeccionando que no hubiese nadie más a su alrededor, y con solo unos pocos segundos le fue suficiente para confirmarlo, aquel sonido metálico de sus pisadas nuevamente hacía eco en el ambiente, su dirección era fija, caminaba directamente hacia la pared de piedra, pero en vez de colisionar contra la misma, esta fue atravesada, y como si de un acto de magia se tratara aquella mujer desapareció.

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Lugar: Entrada Norte del Mercado Negro.
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Un pasillo oscuro apenas ilumino por antorchas, y unas escaleras descendientes sin un final aparente, era todo lo que se encontraba a la vista de aquella joven mujer de cabellos platinados, el eco metálico de sus pasos retumbaba en sus oídos, cada paso, cada respiración, todo aquello repicaba en sus oídos, mientras descendía lentamente por aquellas escaleras de piedra, con cada paso que daba más se sumergía en las profundidades de aquel abismo; Mas no tardo demasiado en finalmente llegar a su verdadero destino, un lugar de mala muerte, un lugar donde aquellos que viven en la oscuridad del mundo se reúnen, un lugar donde proliferan los asesinos, un mundo completamente opuesto al mundo fuera de aquellas paredes de piedra, el mundo oscuro, era la forma en que más le gustaba referirse al lugar a la joven mujer, para otros era más aún más simple de nombrar, Mercado Negro era como los demás lo llamaban.

“Odio este maldito lugar, este maldito olor a muerto, y su maldita suciedad”

Pensaba la joven mientras caminaba con una muesca de asco dibujada en su rostro, y claramente el olor del ambiente no le ayudaba para nada, las callejuelas eran estrechas, máximo dos personas podrían transitar por ellas sin colisionar, claramente dejando de lado aquellos que se detenían en los puestos varios a realizar sus respectivas compras, o ventas de los bienes que poseían, o bien de los cuerpos que cargaban, como era el caso de la joven. A su paso, numerosos ojos se posaban sobre ella, o más bien sobre la mercancía que cargaba consigo, más de uno intento detenerle, más ninguno lo logro, pues bastaba una mirada con aquellos ojos dorados para que los que se interpusieran en su camino se apartasen.

“Ratas asquerosas, acaso creen que soy alguien a quien pueden estafar”

Una mirada fulminante se hacía presente en su semblante, para que aquellos pensaban interponerse en su camino, lo pensaran dos veces antes de hacerlo, recibía miradas de odio de todas direcciones, pero, poco o nada le importaban, poco paso antes de llegar al puesto al que habitualmente vendía su “mercancía”, pero para su sorpresa, no había nada más que un espacio vació, y un chasquido de su lengua fue suficiente para que la misma retomara su caminar. Su paso por los diversos puestos no fue más que una pérdida de tiempo, ya que muchos ofrecían poco o menos por aquel cuerpo a su espalda.

“El próximo es el último”

Su semblante no podía mostrar aún más molestia, el precio que ofrecían por su mercancía no podía ser más bajo, su último intento estaba con el puesto de un anciano, un viejo truhan con parche en un ojo, y una pata de palo, no dialogo palabra alguna, y simplemente dejo caer aquel cuerpo, mientras observaba aquel anciano, cuya mirada de desprecio no hacía más que incomodarle, aun más de lo que estaba.

No quiero escuchar mierda, si ofreces menos de dos mil, me largo.
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.-¿Estás seguro de que podemos confiar en este tipo?.- Un lugar como aquel, un recinto destinado a todo tipo de tratos muchas veces se podía convertir en un sitio no lo suficientemente bullicioso como para ocultar todo lo que se deseaba .-Dentro de los últimos quince años es el único que se ha logrado mantener vigente... Se las ingenió para sobrevivir y permanecer intacto, tal y como se lee en los registros.- Dos hombres de bastante estatura parecían mantener una conversación algo incómoda, mejor dicho, aun cuando ambos demostraban cierto dominio sobre el tema que los convocaba, parecían no poder lograr un acuerdo .-Claro, suponiendo que sea "el mismo".- Se encontraban sentados en la parte trasera de un pequeño local, en acuerdo con el dueño habían logrado concertar una reunión a lo menos "particular"... Frente a ellos, una figura conocida, al menos dentro del rubro criminal en el bajo mundo, un símbolo más que un ser humano, una "idea" más que un hombre propiamente tal, un sujeto a los que pocos habían siquiera podido ver parte de su rostro, pues siempre se encontraba cubierto con una máscara que simulaba al Ying y el Yang .-Si necesitan algún tipo de demostración, aquí lo tienen.- Shujin, a esas alturas acostumbrado a un ritmo de muerte y convencido de que el fin justifica los medios, lanzó sobre una pequeña mesa que los separaba un par de bandanas pertenecientes a Amegakure, Kumogakure y Kirigakure .-Rebeldes opositores al régimen: Toru en la Lluvia, Kaname en las Nubes y Sousuke en la Niebla... Líderes de células "terroristas" responsables de grandes pérdidas Imperiales, todos Shinobi, escoria que debía ser erradicada.- Ese discurso sí les debía de ser familiar a los dos sujetos que compartían habitación con el Enmascarado, después de todo, era bien sabido que dentro del bajo mundo probablemente no existía un cazador de ninjas con un currículum como el de esa extraña máscara. El haber liderado durante breve tiempo una organización, el haberse adjudicado una serie de atentados en diversos países e incluso el haber sido visto en directo enfrentamiento con un Kage durante la guerra lo hacían acreedor de reputación, la suficiente como para que hubiesen confiado en él para tan importante petición .-El informante solicitó este requisito para concertar la reunión en primer lugar, si aun consideran que no es suficiente, agradecería que no me hicieran perder más tiempo.- La voz del Enmascarado era profunda y bastante seria, su tono lograba llegar a cada rincón de la habitación sin siquiera hacer un esfuerzo, estaba acostumbrado a los negocios de ese estilo y para él las reuniones contractuales eran del todo naturales. Esa sin lugar a dudas era una buena señal, al menos para los dos sujetos allí presentes quienes con sus rostros encapuchados dejaron ver una media sonrisa en sus rostros.

.-Está bien "señor", le ruego preste atención, el anciano no nos ha dado mucho tiempo, su tienda es de las más seguras de este sitio pero, también es de los lugares más concurridos.- Al parecer, finalmente comenzaría la conversación que había llevado a Shujin a ese preciso lugar dentro del Mercado Negro .-Precisamos la "recuperación" de un importante "valor político" para nuestro mundo.- Dijo uno de los hombre poniendo sobre la mesa un pequeño papel con el Kanji del Hokagre dibujado en él y un pequeño mapa con ubicaciones señaladas .-Comprenderá que ha pasado mucho tiempo desde la última vez  que fue visto y hasta hace poco se desconocía su paradero exacto, pero hemos podido confirmar que lo que buscamos suele rondar por la zona señalada aquí.- Indicó en los documentos entregados .-Comprendo, aunque no parece lógico buscar a quien según dicen ha abandonado el reino de los vivos.- El Enmascarado manejaba algo de información, entendía que la búsqueda del antiguo Hokage jamás sería fructífera puesto que, según se rumoreaba su desaparición estaba más cercana a la muerte que al retiro deliberado .-En efecto "señor", no es a él a quien buscará en este lugar, a nosotros nos interesa su "legado" más que su propia persona o sus restos.- ¿Legado? Si es que aquellos sujetos se referían en esos términos al objetivo principal de esa manera quería decir que efectivamente los rumores eran ciertos... La "voluntad de fuego" seguía viva en algún lugar de aquel País a la espera de poder consumir todo a su paso, era un buen inicio .-A su llegada encontrará dos jóvenes, un varón y una mujer, ella mayor que él y significativamente más problemática... Se requiere su pronta y completa eliminación, este encargo no admitirá testigo alguno.- Eso complicaba las cosas, si una parte de los sujetos podía ser considerado directamente como un peligro, requeriría entonces de medidas mucho más serias... Desde ese minuto en adelante Shujin debería tener en consideración la posibilidad del combate directo pero ¿Qué tan inteligente era enfrentarse con un rival completamente a ciegas? Probablemente muy poco en esa situación, un combate sin información sólo se debía realizar en caso de emergencia .-Finalmente, una vez el encargo haya sido asegurado, deberá dirigirse a este lugar.- Un sobre fue entregado al Enmascarado .-No nos interesan los métodos utilizados, mucho menos las condiciones en las que sea entregado.- Poco a poco ambos hombres encapuchados se pusieron de pie y se encaminaron hacia la salida de la habitación, una salida que daba directamente a la parte trasera del largo mostrador perteneciente a un anciano cojo y tuerto .-Ha sido un placer hacer negocios con usted.- Poco a poco fueron saliendo de la tienda, no sin antes brindar una corta reverencia hacia el dueño del lugar .-Ha sido un placer anciano.- Fue lo último que dijeron antes de abandonar el lugar.

Tras ellos la figura del Enmascarado no podía ser ignorada, Shujin había abandonado también la habitación en la trastienda y se había posicionado junto al anciano .-Ignoraba que tenías ese tipo de relaciones, anciano.- Dijo sin esperar una pronta respuesta .-Ahora comprendo tu acceso a tal variedad de venenos.- Era cierto, aquel lugar era frecuentado por muchos interesados en el mundo de los brebajes y sustancias "particulares", no era extraño ver siempre interesados rondando la tienda en la búsqueda de alguna oferta, pero aquel hombre era difícil en el trato, como si en realidad jamás estuviese dispuesto a comerciar sino más bien a vanagloriarse de sus pertenencias, como si el acceso a ese tipo de mercancía le diese un estatus distinto a sus vecinos... No estaba del todo errado, las apariencias eran importantes en medio de las sombras, después de todo en medio de la oscuridad todos eran iguales .-Lo que no entiendo es...- Fue en ese instante cuando la oculta mirada de Shujin se dirigió hacia una chica al otro lado del mostrador, era una mujer joven de unos ojos cuyo destacaba dentro del común que se solía ver en el lugar .-¿Aun mantienes la manía de comprar cadáveres?... Reflejo quizás de querer recuperar esa pierna faltante.- En ningún momento el Enmascarado dirigiría la palabra a aquella mujer, nunca había sido su costumbre ni tampoco lo sería en ese momento, Shujin comprendía cuales eran las "mejores" formas de relacionarse en ese lugar: Pregunta poco, habla lo justo. .-Tiene carácter, ¿Será nueva?... Que triviales nos hemos vuelto para comerciar con la misma muerte.- Mientras el antiguo shinobi de Iwagakure se mantenía reflexionando sobre dicha acción, su mirada seguía recorriendo la tienda, poco a poco comenzaba a llegar más gente pero muchos al verle inmediatamente emprendían otro rumbo ¿Ese era el precio que implicaba recorrer la senda de los sacrificios? .-¿Y ella? Tampoco había visto su rostro antes... ¿Interesada en venenos?.- Algo definitivamente no iba bien ¿Qué tan normal era toparse con dos caras nuevas justo después de tan importante reunión? Ni siquiera había que meditarlo mucho, un Kunai ya se había deslizado por debajo de una de sus mangas para llegar directamente a su mano derecha. Nunca se debía confiar .-¿Los habrán seguido? Será mejor estar preparado.-
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Un presagio bastante latente dentro de mi corazón me decía que tenía que tener cuidado hasta de mi propia sombra, al menos tras el momento que mis pasos irían haciéndose paso dentro de las tinieblas de lo que muchos llamaban el mercado donde todo podía ser llevado a cabo. De un minuto a otro, mis pasos fueron dubitativos hasta llegar al propio lugar que había estado buscando una vez llegado al lugar, por hoy estaría interesada en brebajes y poco más, pues los encargos que últimamente estarían llegando a mis manos estarían bastante cerca de llenar mis manos de sangre. Era algo a lo que yendo en solitario tendría que ir acostumbrándome mientras que las vidas pasaban y pasaban por mis manos.

Mi sensor seguiría ocupándose de reconocer el terreno, y quizás fuera el hecho de estar ocupada en los productos que estaba viendo o lo que fuera, que no me daría cuenta del chakra que se me estaría acercando hasta apenas tenerla a un metro de distancia. Me haría a un lado de forma un tanto brusca mientras que una mirada furtiva dejaría paso a un par de pasos a un lado para alejarme de aquel chakra. Una chica de unos quince o veinte centímetros menos de estatura que yo misma estaría cargando a sus espaldas lo que parecía ser el cadáver de un muerto, seguramente para sacar algo de dinero por él. Su voz resonó latente y un tanto amenazante mientras que yo miraba la escena con curiosidad. Pedía un precio un poco desorbitante y hablaba segura de si misma, lo que me llevaría a pensar que quizás era alguien con bastante experiencia en aquellos lugares. ¿Sería la única que no me había llenado todavía las manos de sangre, al menos, de forma directa? > ¿Dos mil? Ni que fuera alguien importante… < Pensaría sin apenas decir nada. No era mi asunto y no me iba a meter donde no me llamaban, pero estaba bastante segura de que aquel viejo no parecía bajarse del carro de ofrecerle quinientos ryos menos. Y aunque estuviera de acuerdo con la opinión del hombre, ¿quién era yo para meterme en asuntos del bajo mundo? Me quedaría tranquila, sin mucho que hacer ni decir más que hacer como que estaría bajo la premisa del interés que me había traído allí.

¿Qué? Sin duda estaría un tanto preocupada por lo que estaría por venir. Aquel chakra si que era algo fuera de lo común, de hecho, sugeriría que estaría más o menos a mi nivel de reservas. Podía ver como el chakra iba acercándose, de frente a mí, y acercándose más. Cuando las cartas se pusieron sobre la mesa y la historia se iba poniendo más interesante, dos encapuchados saldrían de la trastienda mientras que el portador de aquel chakra tan interesante saldría tras ellos. Mi curiosidad quizás me llevase a estar en la horca, aunque como se solía decir, otra raya más al tigre no le haría ningún daño. Su voz resonaría imponente, hablaría directamente hacia el viejo mientras que le preguntaría acerca de sus negocios. > Interesante… le habla como si le conociera de siempre, ¿otro más acostumbrado a los bajos fondos? < Mis labios estarían sellados viendo la escenas mientras que los actores, algunos tras máscaras un tanto espeluznante, se hacían un lugar en el teatro dejando en claro su papel. Algunos protagonistas, otros antagonistas. Solo quedaba ver a que llevaba todo aquello.

Tras aquello la escena se había frenado. Quedaría por ver que era lo que tenía que decir la mujer con el cuerpo a cuestas. Varias chakras de menor intensidad pasarían por detrás de mí, seguramente en búsqueda de lo que fueran a pedir por allí. – Oye viejo… ¿tienes algo para el sistema nervioso? – Preguntaría mirando directamente hacia el anciano y posando mis ojos también en el enmascarado. Parecía estar como en casa. Interesante. Sin perder hilo de la situación habría almacenado parte de las almas de aquellos que me rodeaban y los incluiría en mi diccionario. > Rico… rico… < Pensaría pasándome la lengua por los labios para humedecerlos, el frío y la humedad de aquel lugar no era buen presagio para según que partes de mi cuerpo.
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Su introducción ante el dueño del local, bien sabia no había sido la mejor, ni mucho menos la más educada, sin embargo, en tal ambiente lleno de criminales, bandidos, y malvivientes, no era un lugar en el que la educación o etiqueta básica tuviese cabida, puesto que en dicho lugar predominaba el lenguaje burdo, crudo, y agresivo, y ciertamente, la presencia de mujeres en lugares como esos simplemente era aceptada, y acogida como si fuese alguna prostituta más del montón, por lo que debía de sobreactuar semejante papel, buscando quizás, sacar algún provecho de aquello; Mas sin embargo, la mirada inquisitiva de aquel anciano sobre la joven mujer, decía más que mil palabras, en su intento de intimidación, intercambio miradas con el anciano por un par de segundos, aunque al final, parecía que aquello sería una batalla perdida para la joven mujer, que aunque superaba por mucho la altura del anciano, aquello no le intimidaba en lo más mínimo, de hecho incluso parecía no importarle, ni mucho menos molestarle.

Antes de que la joven mujer pudiese siquiera intercambiar palabra con aquel anciano, dos sujetos con negras vestiduras, e incluso encapuchados salieron de la tras tienda del anciano. El aire que desprendían aquellos sujetos le dejaba saber a la joven mujer que ambos eran fuertes, lo suficiente como para darle una entretenida pelea a la joven, más, sin embargo, justo detrás de aquellos sujetos, la presencia de un hombre de vestiduras igualmente negras, tal y como los anteriores, salvo que, a diferencia de aquellos, este poseía una máscara bicolor sobre su rostro; El solo ver aquel sujeto, hacia saltar todos los sentidos de la joven mujer, llegando incluso a dar uno que otro paso hacia atrás, más sin embargo, su mirada continuaba clavada sobre aquel sujeto al otro lado del mostrador.

“Este...este es fuerte, muy fuerte”

Sin siquiera quitarle la mirada de encima, la joven trago en seco, y seguido a ello, desvió su mirada, buscando evitar contacto con aquel sujeto, más en su rango de visión aparecía otra mujer, aquella mujer era claramente más baja, puesto que claro, la morena se encontraba en sus respectivas plataformas, que claramente le hacían ver como una mujer enorme, pero volviendo al tema; Aquella mujer que se mostraba frente a sus ojos, se notaba tranquila, mientras observaba diversos frascos de lo que potencialmente podrían ser venenos varios, pero aquello no quitaba el hecho de que fuese una mujer igual de monstruosa que aquel sujeto detrás del mostrador.

“¿Acaso hoy es el día en que los monstruos aparecen?”

Se cuestión a sus adentros, al mismo tiempo en que una leve sonrisa se empezaba a dibujar en su semblante, y con aquella sonrisa dibuja, y sus nervios bajo control, se aproximó a la joven mujer, cuyo cabello se encontraba recogido en una coleta, pero su aproximación, no sería algo normal, por lo menos no para la contraria, puesto que, para la morena ese tipo de aproximación era lo habitual, ahora ¿De qué tipo de aproximación estamos hablando? Hablamos de una aproximación sumamente invasiva, ¿Qué tanto? Lo suficiente como para que su rostro, y el de la contraria, colisionaran.

Tu...y ese maldito hombre de ahí -Dijo señalando al enmascarado- Son asquerosamente fuertes.

Menciono la joven, mostrando ahora aquella sonrisa dibujada en su rostro en dirección al enmascarado, y en un acto seguido, la joven dejaría caer el cadáver de su espalda, para dar un golpe con ambas manos sobre el mostrador con sus manos bien abiertas, observo de nueva cuenta al anciano, mientras aún se encontraba sonriente, aunque cabe decir que aquella sonrisa, se encontraba ligada con un profundo éxtasis, y al mismo tiempo con ligeros toques de nerviosismo.

Anciano, la mitad, solo dame la mitad por el cuerpo... -Comento dejando salir una leve risilla- Gracias a ti, acabo de encontrar dos monstruos excepcionales.
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¿Cuál era el siguiente paso? Probablemente emprender dirección al País del Fuego, si bien el plazo para cumplir con la tarea encomendada le daba suficiente tiempo como para tomar las cosas con calma, eso no quería decir que Shujin no iniciaría una investigación meticulosa acerca de todo el asunto... Sus opciones no eran demasiadas, la información recibida era en extremo vaga como para poder actuar con mucha ligereza, en razón de ello, aparentemente su única alternativa era "volver al pasado" .-Es probable que una buena salida del problema tenga cabellera rubia.- Era cierto, según tenía entendido el antiguo shinobi de Iwagakure, en aquel país aun debía estar ejerciendo medicina una de las únicas personas cercanas que no había desaparecido aun de toda la existencia .-Ahora, sería bueno tener una salida tan rápida y efectiva para "este" problema.- Tras la máscara, la mirada de Shujin se había quedado fija en las dos mujeres que habían entrado en la tienda, definitivamente su presencia en el lugar no era común, esos rostros no se habían dejado ver por el Mercado Negro con mucha frecuencia o al menos nunca se habían topado con él en el pasado. En cierto punto resultaba ser una obviedad, ambos rostros resultaban ser sumamente jóvenes, debían ser mujeres cuyo tiempo dentro del rubro en las sombras era reciente... Pero no por esa razón debían ser tomadas a la ligera. 

Estar interesada en cierto tipo de venenos en desmedro de otros sitios indicaba en primer lugar un cierto conocimiento que diferenciaba a algunos compradores de otros, no era azaroso, la fortuna muchas veces había abandonado ya la vida de cualquiera que recorriera esos pasillos; Por otra parte, el cargar con un muerto a las espaldas ya de por sí mostraba superioridad al menos ante una víctima que se consideraba "valiosa" si es que acaso se deseaba conseguir de ella un buen rédito. El bajo mundo funcionaba de aquella manera: por momento críptico al mismo tiempo que simple y evidente, el Enmascarado lo sabía, su propia mente muchas veces funcionaba de una forma parecida y por supuesto su cuerpo respaldaba todas esas impresiones por medio de reflejos casi instintivos. El kunai aferrado firmemente a su mano fue presionado aun con más fuerza al advertir que la joven que cargaba al muerto rápidamente se movió para dar alcance a la otra desconocida, sus movimientos eran rápidos pero probablemente demasiado llamativos para un entorno como ese... ¿Buscaba problemas? ¿Era parte del despiste? Al tiempo en que muchas interrogantes comenzaban a asomar por la mente de Shujin, de pronto todas serían interrumpidas por la voz que más se había dejado escuchar en el lugar .-No se acostumbra ver una personalidad como esa por estos lugares.- Era claro que desbordaba energía y por sobre todo temeridad, inocencia o naturalidad, cualquiera fuese el caso el resultado era el mismo .-En un mundo de máscaras y engaños... Pareciera ser que el viento no ha dejado de soplar a su alrededor.- Probablemente ese pensamiento era el que más arraigado estaba en Shujin desde que tenía conciencia, desde siempre había considerado mucho más valiosa la naturalidad del ser humano que el adoctrinamiento y la alienación .-Has conseguido comensales bastante particulares últimamente, anciano ¿No estarás perdiendo cuidado?.- Un comentario al aire, uno que no esperaba respuesta.

De todas formas, antes de que aquel hombre viejo y tuerto pudiese hacer algo, un nuevo movimiento fue realizado, una propuesta inesperada acompañada de una expresión aun más singular, aquella mujer deliberadamente se había desprendido de su carga y con un semblante digno del más puro placer. Pudo haber sido nuevamente un acto carente de peligro, perfectamente aquel rápido movimiento y golpe realizado podían ser el simple reflejo de una mujer que no conocía otras formas o bien no se terminaba de acostumbrar a las apariencias dentro del Mercado Negro, en realidad no importaba cuales fueran las causas de tal movimiento, ante algo como eso el cuerpo de Shujin estaba predispuesto a reaccionar. El movimiento del Enmascarado sería rápido, tanto y como sus habilidades le permitían, de estar junto al viejo se acercaría lo más posible a la figura de aquella mujer, quedando ambos frente a frente y sólo divididos por el mostrador, el Kunai empuñado y brillante, siempre en dirección al rostro de ella, una clara y para nada disimulada amenaza .-Quieta, "Niña Montaña".- La voz de Shujin sería firme, una demanda más que una solicitud .-Los monstruos son reales, no hagas movimientos idiotas sin pensar.- Pudiese ser que aquella última declaración más que una reprimenda fuese un consejo, en cierto sentido la naturalidad con la que esa gran chica se desenvolvía seguía siendo un aspecto interesante a ojos del antiguo líder de Rieki, aunque claro, el tono con el que hablaba muchas veces impedía el diferenciar intenciones .-Piénsalo dos veces antes de ejecutar cualquier movimiento.- Sin quererlo, habían logrado ponerlo en alerta .-Tú, mujer de la coleta.- Observó en ese momento a la muchacha que parecía interesarse en los venenos .-¿Tienes algún tipo de relación con ella? Sus rostros no son habituales ¿Han sido enviadas por alguien en especial?.- No tenía la necesidad de rodeos, Shujin a esas alturas confiaba plenamente en sus capacidades, al tiempo en que también había aprendido a actuar con completa superioridad; En ocasiones una batalla era innecesaria cuando el simple choque de voluntades y espíritus lograba establecer límites claros en las relaciones .-No descartaría que fuesen kunoichi de alguna aldea cercana.-
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La escena estaría tomando forma, y aunque mi pregunta hacia el viejo sería hecha de manera directa, no recibiría más que una respuesta basta y cruda con un gesto estirando el brazo y señalándome de mala gana un pequeño frasco de los que allí había. El frasco era de cristal, su contenido era azul, aunque no sabía si era porque el producto fuera así o porque los translúcido del cristal hacia verse así. La luz tampoco ayudaba a que se viese bien. Entre tanto tampoco les perdía la pista a los dos monstruos de chakra que tendría al lado. La chica estaría en su propio debate con el viejo, que a base de miradas, parecía no estar demasiado de acuerdo con el precio del cuerpo que esta traía. Aquel enmascarado cuyo chakra era preocupantemente alto hablaría de manera directa y sencilla con el viejo, que aunque no daría una sola palabra al aire, estaría bastante tranquilo y sin mucha preocupación, todo dado seguramente por la persona que tendría al lado.

Más o menos todo parecía calmarse cuando, de un fuerte movimiento la joven soltó el cuerpo de su lugar e invadió en gran medida mi espacio vital. Su movimiento fue rápido, sin duda era alguien dotado de rapidez a pesar de aquellas plataformas que llevaba, pero seguramente no contaba con que antes de llegar a su destino, un kunai se interpondría entre mi cuerpo y su abdomen. De forma sutil y rápida habría cambiado mi semblante a uno más serio y el arma de punta afilada habría bajado por mi brazo hasta llegar a mi mano. – Sepárate lentamente y no sufrirás daños – Expresaría con el ceño ligeramente fruncido y una voz más grave, susurrante, esperaría a guardar el kunai de nuevo en el compartimento en mi muñeca hasta que fuera de nuevo necesario. Tras aquel pequeño impedimento e inconveniente que me haría ponerme más a la defensiva, la niña de zapatos altos se abalanzaría contra el mostrador y de un golpe seco saltarían las alarmas del lugar. El enmascarado también reaccionaría poniéndose a la defensiva, sacando un kunai y apodándola como la “Niña Montaña” cosa que, aunque no lo mostraría en mi semblante, me haría gracia. > Esto se está poniendo cada vez más interesante < Pensaría para mí.

Aquel golpe y aquel movimiento irían acompañados de un pequeño y sencillo consejo del que iba escondido tras una máscara. Tras aquello sus palabras irían dirigidas a mí. ¿Mujer de la coleta? Levantaría una ceja hasta el punto en que seguramente aquel hombre se daría cuenta de mi descontento. – No sabía que tenía que andar dando explicaciones a desconocidos, hombre de la máscara – Expresaría apoyando mi peso en la pierna derecha. Mi rostro no era habitual porque no solía moverme por estos bajos fondos, a decir verdad, pues en el equipo que antes formaba no era yo quién hacía el trabajo sucio de venir a husmear en estos lugares, yo solo investigaba con lo que me traían, y con eso era suficiente. Ahora estaba sola y me tocaba moverme por aquí. – De todos modos, no creo que si fuera conocida le hubiera sacado un kunai por acercarse – Mencionaría poniendo mis ojos en blanco por el fastidio de aquella situación. > Yo venía a comprar tranquilamente, maldita sea, no a meterme en líos < Pensaría sin apenas mover los labios. Mi posición ligeramente más atrás que la gigante de dos metros en su diagonal a su derecho me dejaría una visión perfecta de la escena.

Por otra parte, el último comentario del de la máscara hacia nuestra procedencia me irritaría en gran medida. No todas las personas estábamos encadenadas a una aldea, no todas necesitábamos de su protección ni todas necesitábamos que nos enseñaran el arte de la supervivencia. Por mi parte habría entrenado casi siempre sola, nunca había necesitado de nuevo pues mis esfuerzos habían sido suficientes para sacarme mis propias castañas del fuego, quizás fuera por eso por lo que aquellos comentarios me ponían enferma. – No a todos nos encadenan a una aldea, las hay que preferimos ir por libre – Expresaría cruzando mi brazos a la altura del pecho. Aunque la posición pareciera relajada, estaría preparado por si aquello iba a más. Entre tanto a mi espalda varias personas de chakra casi minúsculos se habrían parado a presenciar la escena pues, como si aquel teatro no fuera suficiente con los actores principales, también parecíamos tener público, o más bien aves carroñeras que estarían preparadas para robar lo que pudieran de en medio de una trifulca.
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En la vida hay una teoría que dice que: “Una acción conlleva una reacción igual u opuesta como respuesta a dicha acción” y ciertamente, la situación actual en la que se encontraba aquella joven mujer representaba exactamente aquella teoría ¿Por qué? Primero, se acercó de forma imprudente a una persona mucho más fuerte que ella, y esta le termino amenazando con un Kunai en un costado de su cuerpo, aunque esta solo le pedía que se alejase lentamente. Luego, en segundo lugar, se manifestó de forma un “poco” violenta y exaltada por la situación en la que se encontraba, puesto que toparse con personas tan monstruosamente fuertes como esas que tenía a su alrededor, le era demasiado exquisito como para poder reprimir aquel éxtasis que le causaba, por lo que termino golpeando aquel mostrador, cosa que definitivamente disparaba todas las señales de alerta de aquel sujeto enmascarado, y en solo unas pocas fracciones de segundos, el mismo terminaría parado justo frente a la joven de platinados cabellos, mientras apuntaba directamente al rostro de la misma. 

Sorpresa era la expresión más remarcable en el rostro de la joven de piel morena, aquella acción definitivamente logro detenerle de forma casi inmediata, seguido a aquello, la voz del enmascarado repico en sus oídos, pero el nombre de “Niña Montaña” que le fue dado por el enmascarado, le dejo incluso más descolocada que la misma amenaza con el Kunai, seguido a aquellas palabras de parte del Enmascarado, la joven no pudo evitar colocar una ligera sonrisa en su semblante, todo gracias a esa afirmación, esa sola afirmación, era casi un motivo de celebración para ella, pues el hecho de saber que existían más monstruos como ellos, le causaba muchas más emoción de la que podrían siquiera imaginar.

Es... estas diciendo ¿Que hay más como ustedes? -Menciono con un tono de voz algo tembloroso- ¿Lo estas diciendo en serio? ¿De verdad? ¿¡VERDAD!?

La sonrisa en su rostro era innegable, y sus ojos se encontraban abiertos a mas no poder, todo su cuerpo temblaba de la emoción que sentía ante aquellas palabras, tanto que termino llevando su mano diestra hasta su rostro para cubrir aquella sonrisa que se mostraba en sus labios. Si bien, el enmascarado, y la otra mujer intercambiaron palabras, poco y menos le interesaba a la morena, puesto que en su mente solo pasaban imágenes casi tangibles de sujetos tan fuertes como ellos, más, sin embargo, su mente volvió a la realidad tras una pregunta por parte del enmascarado, pregunta que fue respondida casi instantáneamente por parte de la joven de la coleta.

¿Conocerla? Para nada. -Comento- Es la primera vez que la veo. -Su rostro parecía ya más calmado, como si el hecho de que le apuntaran con un Kunai al rostro no le molestase en absoluto- Y no, nadie me envió a este lugar, solo vine a deshacerme de “eso” y ganar algo de dinero. -Claramente al decir “eso” se refería al cadáver que se encontraba en el suelo a poco más de medio metro detrás de donde se encontraba- Por cierto, puedes bajarlo, ya es un poco incomodo que me apuntes con un Kunai todo el tiempo.

El tono de su voz fue algo frio y un tanto cortante, pero el hecho de tener todo el tiempo aquel Kunai apuntándole al rostro, ya le tenía un poco nerviosa, aunque no lo demostrara del todo, sabía que, si aquel sujeto enmascarado decidía tomar acción, le sería muy complicado salir de todo el lio que había provocado ella misma; El hecho de emocionarse de aquella forma, siempre le metía en ese tipo de situaciones, o incluso peores, y por ende siempre terminaba envuelta de todo tipo de problemas innecesarios, y aunque intentara evitarlos, siempre terminaba en ellos.

¿Aldea? ¿Acaso me veo como una perra del imperio? -Comento- Se un poco más educado, y no me insultes de esa forma.

Fueron las palabras de la joven, quien se encontraría aun en la misma posición, puesto que la amenaza del enmascarado aun no cesaba, sin embargo, si lograba girar ligeramente su rostro en alguna que otra ocasión, claro, sin quitarle toda la atención a aquel Kunai que le amenazaba, solo para observar por arriba de su hombro derecho a la joven mujer que se encontraba detrás de ella, si aquella mujer de la coleta.

Oí... Mujer de la coleta. -Comento- Puedes despachar a esos buitres que están esperando comerse las sobras.
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.-Sí, es cierto, no te ves como alguien del Imperio.- Una respuesta sencilla pero concisa, una que no buscaba amistarse con nadie pero que tampoco se podía entender como un insulto, al menos a primera vista y si no se estaba demasiado despierto. El Kunai, contrario a lo que aquella extraña mujer de cabellos claros solicitaba o más bien exigía, se mantuvo amenazante ante cualquier movimiento que estuviese fuera de lo normal y es que estaba más que claro, al menos para Shujin, que las palabras en el bajo mundo comúnmente no tenían demasiado valor, hacia años que cuestiones como los compromisos o el mismo honor habían dado lugar a la simple conveniencia .-La norma imperial suele ser mucho menos vistosa, después de todo no se suelen dejar reconocer dentro de espacios que se suponen van contra lo que creen... Deben actuar conforme a las circunstancias asumiendo que somos un mal necesario, en lo que a ti respecta.- Shujin detuvo sus palabras para observar como la expresión de una mujer bajo amenaza distaba mucho de lo que se hubiese esperado normalmente, aquellos ojos y semblante no mostraban temor alguno, sino más bien tranquilidad, costumbre y ya nada de disfrute, goce o éxtasis como antes había expuesto, ¿Por qué esa mujer era capaz de cambiar tan rápidamente de expresiones? ¿Era en algún punto natural su aparente filia hacia lo monstruoso? Era una muchacha particular, sin duda, más allá de sus extravagantes plataformas parecía ser poseedora de un cerebro algo diferente al común, en resumidas cuentas, una digna representante del bajo mundo con la que sí se debía tener cuidado .-Aun no estás en posición de exigir nada, "Niña Montaña".- Por el tono de voz del Enmascarado quedaría claro el hecho de que no estaba bromeando bajo ningún punto de vista, estaba alerta y debía mostrarse confiado ante las desconocidas, como si por simple naturaleza pudiese asumir una superioridad tal que le permitiese mantener a raya a las dos aun cuando fuesen un equipo consolidado... ¿Era aquello una actitud paranoica y persecutoria? Probablemente, después de todo en aquel mundo de mentiras, máscaras y apariencias, Shujin seguía considerando ser el único que actuaba con completa sinceridad 

.-Tú, "Coleta", al menos pareces tener más sentido común... Agradecerás no haber portado las cadenas de una aldea, por mi parte eso te permitirá seguir con vida.- Dentro del Mercado Negro, sin duda alguna el ser que menos necesidad tenía de ocultar sus intenciones debía ser ese sujeto. Todos en el lugar sabían cuáles eran los trabajos a los que más se dedicaba: La exterminación de todo elemento perteneciente al sistema mundial ninja, en otras palabras, Shujin con su disfraz podía ser reconocido perfectamente como uno de los mayores exterminadores shinobi de los últimos años, en ese sentido, que aquella chica hubiese declarado no ser una kunoichi, ya restaba méritos a atentar en contra de su integridad... Un asesinato sin causa no tenía razón de ser ni aun dentro del más podrido de los mundos .-Intuyo entonces que serán errantes o algo por el estilo... Si vinieron a mendigar dinero probablemente su mejor opción sea Yahiko, ex-esposa de este abuelo, ofrece trabajos sencillos a buena paga.- Observó a la mujer de cabellos claros sin mover aun el kunai que le tenía en frente .-Supongo que los trabajos de arrastrar muertos se te dan bien.- Fue sólo en ese momento que Shujin retiró la amenaza sobre la chica .-Tú sí serías un oponente interesante, kunoichi de aldea o no, has demostrado estar viva, al menos tienes una humanidad que arrebatar.- El kunai que antes apuntaba al rostro de la enérgica y alta mujer se clavó firmemente en el mostrador frente a su rostro, un alto al fuego acompañado de un cumplido que al mismo tiempo podría ser una amenaza más.

¿Y luego? ¿Qué se supone que había que hacer en aquel momento? La situación indicaba que, de manera intencional o no, lo único que se había conseguido con plena claridad había sido ser objeto de muchas miradas por parte de desconocidos, aquello nunca era señal positiva dentro del rubro, ser el centro de atención tan despreocupadamente era lanzar una moneda al aire, nunca se sabía con seguridad quienes de los allí presentes estaban tras de ti o habían pactado alguna captura con alguien más... El bajo mundo sólo era un lugar de enemigos .-No, esos de ahí no son buitres... Considerar que esas miradas pertenecen a carroñeros sería ser un tanto ilusos. Asesinos, contrabandistas o lo peor de todo: Informantes.- Otra vez su tono era seco y bastante grave .-Ponernos en los ojos de los depredadores es contraproducente, además, quienes pudiesen estar tras nuestros pasos ya sabrán precisamente dónde estamos... Pero, quien sabe, probablemente esta "Enana" de cabellos plateados gusta de ser depredada.- Si es que se podía llegar a una conclusión rápida, tenía que ser aquella... Una mujer que había demostrado tener la habilidad como para trabajar de asesina o cazarrecompensas no podía tener una mentalidad tan errática, aquello probablemente estaba más pensado de lo que se veía a simple vista .-¿Es que acaso puedes saber quienes de los allí presentes son realmente fuertes o dejas que el destino te sorprenda? Conozco a un hombre capaz de leer cambios en el chakra del ambiente....- Era cierto, aquel hombre de Sunagakure, el mismo que había iniciado su propio camino de resolución podía siempre anteponerse a los movimientos del resto, podía ver en la oscuridad y los engaños... Un ser humano realmente problemático .-No, lo dudo, tu expresión de emoción y éxtasis frente a la posibilidad de tener personas fuertes frente a ti no sería tan grande, si pudieras "verlo"... Los buscarías y tu manera de hacerlo es algo diferente.- Si bien eran ideas preliminares, a Shujin le gustaba sacar conclusiones rápidamente, no importaba si estaban erradas o no, pero siempre era preferible tener una mínima idea de lo que le rodeaba en vez de caminar a ciegas .-Si no desean convertirse en algo parecido a eso.- Apuntó al cadáver que había traído la mujer alta .-Será mejor que se larguen de aquí.- Dijo finalmente a ambas chicas.
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La situación era cada vez más extraña. Por el momento teníamos a la “Niña Montaña”, o así la había apodado el enmascarado que habría salido de entre bambalinas, seguramente de hacer algún tipo de negocio turbio con aquellos que se habían retirado. La primera tenía un carácter bastante peculiar, a decir verdad, pues aunque pareciera que tenía problemas de autocontrol, también parecía tener un cambio de humor bastante drástico, seguramente fruto de algún trauma pasado o simplemente que ella era así, tan pronto podía estar en frente de tu cara a apenas unos centímetros donde ambas narices podían rozarse que se comportaba normal y pedía que bajaran un simple kunai que la estaría apuntando. También era sencillo opinar cuando no era yo a la que estaban amenazando, aunque a decir verdad yo no había hecho nada para merecer aquello, en cambio la niña montaña ya parecía haber hecho un pequeño escándalo, pues las gentes que habría detrás nuestro se habrían parado, ya fuera para esperar a ver si alguna trifulca empezaba para sumarse o robar lo que pudieran o para informar a quién fuera de nuestra posición. A decir verdad, y pensándolo fríamente yo no tenía nadie que me persiguiese. O eso quería pensar.

Por la otra parte teníamos a un enmascarado que sin duda no parece de hablar, su voz resonaba grave, como seguro de lo que estaba diciendo a todos los niveles. No parecía alguien que se andaba con chiquitas, aunque sus constantes preguntas denotaban cierta incomodidad, era lógica tratándose de alguien con experiencia en aquellos bajos fondos. Nunca sabías si te podías fiar de alguien aquí o de si alguien iría a darte la puñalada por la espalda.

Cuando la escena continuó, alcé una ceja y con ironía miraría hacia atrás. La Niña Montaña me habría pedido si podía despacharme a los que estaban mirando a nuestras espaldas, a lo que simplemente negué con la cabeza molesta y no respondería, obviamente sin moverme de donde estaba. No tenía por qué ocuparme de algo que ella misma había creado montando escándalo. Tras aquello el enmascarado seguiría hablando, como dando lecciones de vida y moral a todos los allí presentes. Me molestaba aquella actitud, sus palabras sonaban superiores, como de alguien que sabía que estaba por encima de alguien simplemente por haber vivido más. Me daban escalofríos solo de pensar lo arrogante que podía llegar a parecer. Tras la pregunta de nuestra procedencia, y sin haber dado una explicación clara por mi parte, aun así, la respuesta del hombre no tardó en llegar, dando a entender que me perdonaba la vida. Yo por mi parte haría una mueca de nuevo de incredulidad. > Menudo cantamañanas < Pensaría para mí, mi rostro ya lo decía todo, así que no debía dar muchas más palabras que me pudieran comprometer.

Tras darnos una especie de consejo sobre los lugares donde podríamos ir para nuestros quehaceres, respondí. – Llevo aquí cinco minutos mientras que no paráis de decir gilipolleces intentando que este viejo tan poco hospitalario me diga lo que estoy buscando – Expresaría sin razones para irme de allí. De poco servían ya las amenazas contra mí, y menos en un lugar donde sabía que me podía defender. – Que fastidio – Mencionaría girándome con una mueca de clara molestia. Quizás fuera la poca acción que parecía que iba a haber o quizás fue mi cara de malas pulgas, pero varios de los que estarían husmeando y esperando a ver qué pasaba seguirían su camino. – Eso es, eso es… seguid que aquí no hay nada que ver – Diría haciendo un ademán con mi falanges diestros, como echando a los que restaban. Poco caso me harían.

El enmascarado seguiría con su actitud altanera y barrería de un plumazo su pensamiento hacia la loca que tendría a un lado. Sin duda tenía un juicio bastante acertado a lo que yo misma había pensado. El chakra de la mujer no parecía estar emitiendo nada, estaba calmado y sin ofrecer ninguna expansión de chakra ante mis ojos, por lo que los pensamientos hechos palabras de aquel hombre eran acertados, al menos a mi modo de verlo. Su chakra también estaría calmado, o al menos eso parecía, tan solo eran sus movimientos los que denotaban cierta hostilidad clavando aquel kunai en el centro del mostrador. Claramente viendo que aquello no iba a ir a ningún lado y simplemente había sido un encuentro entre la locura de la mujer con zancos y la manía persecutoria de un enmascarado con problemas de confianza, haría uso de mi capacidad torácica para hablarle directamente al viejo del lugar sin ningún distracción por parte de nadie, preguntándole acerca del veneno que andaba buscando. Este, después de llamarle la atención de escuchar mi voz tan de cerca, caminaría con dificultad hacia delante de mí y me pasaría un pequeño frasco de líquido azulado, un azul turquesa que describía a la perfección lo que había estado buscando. Lo moví para ambos lados y su espesor sería el correcto para lo que quería. Así mismo buscaría dentro de mi ropajes para encontrar el dinero que necesitaba para pagar aquello, tan solo esperaba que el enmascarado con problemas de pensar que el punto estaba contra él no pensara que estaba buscando algún arma para atacarle y quitarle lo que hacía que su rostro estuviese tapado.

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Por supuesto, es porque no soy parte del Imperio. -Fue la respuesta inmediata dada por la joven de cabellos platinados ante lo dicho por el enmascarado, la cual buscaba de una vez por todas aclarar que, en efecto, esta no era parte del imperio, aunque, seguramente y por la desconfianza con la que cargaba el enmascarado, las posibilidades de que este le fuese a creer, eran aun menores, mientras más le insistiera en ello. El hecho de que aquel Kunai se encontrara apuntando a su rostro aun después del intercambio de palabras, le causaba un poco de ansiedad ¿Lo usaría? ¿No lo haría? ¿Solo va a amenazar con él? ¿Le está probando? Eran esas algunas de las interrogantes que se formulaban una y otra vez en su cabeza, más su rostro mostraba una completa serenidad, aquel estallido de emoción simplemente se detuvo con el avance del tiempo, pues, ya no esperaba un enfrentamiento con alguno de ellos, puesto que las cosas no avanzaron a más; Sin embargo, el enmascarado se negaba rotundamente a apartar aquel Kunai, por lo que la joven simplemente observaba al enmascarado con un poco de molestia, la cual mostraba chasqueando su lengua, y apartando la mirada, aunque claro, tampoco podía bajar completamente su guardia.

La atención, o por lo menos las palabras del enmascarado, ahora se enfocaban en la chica de la coleta, a la cual le dirigía unas palabras un tanto más “favorables”, pero el hecho de que afirmara que le dejaría vivir por no ser parte de una aldea, solo hizo que la joven de ojos avellanos, nuevamente le lanzara una mirada, y colocara una ligera sonrisa burlona en su rostro. -” Tienes un gran delirio de grandeza enmascarado”. -Dijo para sus adentros, mientras continuaba escuchando al enmascarado, sin duda alguna, el sujeto tenía mucha más experiencia y conocimientos del bajo mundo que la morena, aunque desconocía el motivo por el cual les daba aquella información, igual se podría agradecer. -Oh! ¡Es bueno saber eso! -Dijo aquello, mirando directamente al enmascarado, sin embargo, a la joven de la coleta parecía molestarle el hecho de que el enmascarado, y quizás ella misma, no le dejasen hacer sus cosas, justo como expresaba, su molestia ante tal situación era clara, casi palpable, sin embargo, para la joven era una situación algo divertida, y hacía tiempo que no tenía una “charla” tan larga con otras personas.

A nueva cuenta, el enmascarado paso a corregir absolutamente todo, pues el hecho de que se refiriese a los que se encontraban observando aquella situación como “Buitres”, no parecía encajar en su propia definición, a lo que la joven simplemente dejaría salir un leve suspiro, si bien se podía expresar como le gustase, el hecho de que todo deba ser como el quisiera, ya empezaba a fastidiarle, y quizás no solo un poco. Mas aquel cuestionamiento sobre cómo podía reconocer la fuerza de otros, le hizo emocionarse, aunque solo un poco. -Así que quieres saber –Comento- Bien, te lo diré, solo porque me dijiste donde conseguir algunos trabajos bien remunerados, no me gusta deberle a nadie. - Comentaría- Es como dices, no tengo la capacidad de “Ver” la fuerza de otros, o siquiera percibirla como tal, Sin embargo...-Realizo una pausa buscando a sus alrededores, más concretamente por el suelo- Ellos, si pueden percibirlo. -Menciono señalando a una rata, la cual corrió hacia un hueco para ocultarse- Extrañamente, puedo entender lo que dicen, y como perciben a las personas de forma distinta, es más fácil saber quiénes son una amenaza y quienes no...porque directamente, me lo dejan saber. 

Tras aquella explicación, la joven se mantendría en silencio durante unos pocos segundos, observando directamente al enmascarado, como si esperase algo, alguna respuesta, notando también como el kunai que antes le amenazaba se encontraba ahora clavado en el mostrador ¿Cuándo paso? Realmente ni lo noto, pero algo si que acaba de notar, y era el hecho de haber revelado cierta información sobre sus habilidades a unos monstruos que posiblemente pudiesen matarla. - Oí...puedes olvidar lo que acabo de decir ¿Si?
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¿Cómo podía tan pequeño roedor tener tal conocimiento del mundo? No, hacerse esa pregunta sin lugar a dudas era un sinsentido, aquel animal probablemente no tenía idea de cómo funcionaban las cosas, su existencia no consistía en el análisis ni mucho menos en la intriga, de alguna manera la naturaleza le había programado un cerebro cuyas únicas funciones básicas fueran las instintivas... En cierto sentido aquel ser tan pequeño era más emocionalidad que otra cosa,  de ahí que no pudiese ser engañado con facilidad, entendía el peligro, asumía cuáles eran sus chances reales de permanecer con vida frente a ciertas instancias, en definitiva, se encontraba al otro lado de la línea, ¿Entonces esa mujer de altas plataformas podía leer y comprender los instintos? A lo largo de su vida como shinobi había visto un sin fin de habilidades por lo bajo curiosas, desde sujetos capaces de controlar las arenas, hasta el poder manipular cierto tipo de insectos, pero de ahí a poder establecer una clara lectura sobre los instintos animales... Esas declaraciones de la muchacha claramente generarían curiosidad en Shujin, quien inmediatamente se cruzaría de brazos y dejaría de observar cómo la rata se escondía y volvería su vista hacia la chica

.-¿Es que acaso hablas con las ratas y otros animales? No sabría si catalogar esa habilidad como una propia de un "Sensor".- Una de sus manos iría directamente hacia su barbilla, como si eso le ayudase a ordenar un poco más sus pensamientos .-Sí que eres una pequeña interesante, al menos por esa habilidad... ¿Estableces una conexión con el animal o tus oídos han sido alterados para aquello? Quizás utilizas...- ¿Podría ser cierto? Desde que se había dedicado a estudiar el uso del Chakra Natural había encontrado ciertos vestigios de personas que lo utilizaban con propósitos similares... Una vez entendidas las energías que conformaban los entornos naturales podías llegar a establecer interesantes conexiones con la misma, pero de ahí a obtener tal información .-Si es que acaso ella tuviese conexión con ese tipo de energía... Probablemente sea más peligrosa de lo que imaginé, aun así, lo dudo... No se parece en nada a lo que he podido aprender.- Tras sumirse por unos instantes en su pensamiento, el hombre simplemente se encogió de hombros, era comprensible que la mujer no tuviese intención alguna en responder ese tipo de preguntas y él por su parte tampoco debía suponer un real interés en ese tipo de información, aun cuando la realidad fuera una completamente distinta.

.-Olvídalo, tampoco es mi deseo armar más revuelo, ignoro si es que acaso tu carácter es tan fuerte como el de ella.- Dijo finalmente señalando a la otra mujer .-Al menos es sincera, no tiene problemas en expresar claramente su molestia.- Era cierto, parecía que aquella otra mujer allí presente no se sentía demasiado cómoda con todo lo que había ocurrido, tampoco era algo incomprensible, al contrario, él mismo había demorado un poco más de lo normal en intentar despejar todas las sospechas que se habían despertado en un inicio; Estaba claro que aun habían muchas preguntas en el aire, pero la mayoría de ellas no eran lo suficientemente relevantes como para imponerlas en una conversación, en realidad lo único que a Shujin le interesaba era el poder estar medianamente seguro de que no habría un conflicto que responder, pues claro, de haber tenido otras intenciones muy probablemente alguna de las dos ya hubiese entrado en acción para ese instante .-Por cierto "Niña Montaña", ¿Tienes acaso algún nombre? No quisiera mantener ese apodo para siempre.- Dijo y se movió en dirección a la otra chica sin esperar necesariamente a que la muchacha que hablaba con ratas respondiera .-¿Sueles trabajar mucho con venenos?.- Se quedó tras el mostrador frente a la mujer de cabello oscuro y cruzó sus brazos .-Frecuento este lugar, pero pocas veces he podido ver que se lleven ese en específico.- ¿Esas eran sus mejores maneras de obtener información? Probablemente en una situación como esa, sí, lo suyo no era sociabilizar con completa naturalidad .-Eso podría indicar que sabes mucho o bien que estás experimentando... ¿Tiene acaso una función en particular?.- Trivializar la conversación y ya bajar los ánimos del ambiente probablemente quitaría a los curiosos de los alrededores, más allá de eso, habría que tener en cuenta a quienes aun a pesar de lo irrelevante se mantendrían en posición, con ellos se tendrían que tomar precauciones, aunque llegados a este punto perfectamente los problemas venideros no necesariamente tendrían que ver con él .-Es curioso, ¿sabes? tu voz es particularmente reconocible.- Dijo observando detenidamente a la mujer .-Sabes transmitir las emociones de buena manera, pero... No creo haber oído que precisamente le solicitaste esa botella al viejo.- Shujin era suspicaz y aunque se equivocase muchas veces, nunca había tenido temor a errar .-Seguramente sólo no presté atención, ¿no?.- Dijo casi susurrando.
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Mientras que, aunque aquellos siguieran hablando y siguieran con sus conversaciones para un lado y para el otro, yo a mi manera estaría bien preocupada que aquello que me hubiera dado el viejo fuera lo que buscaba. Mis experimentos y seguramente los venenos que estaría usando para mezclarlo con genes de animales, así como mi propia sangre, darían un gasto totalmente innecesario en este tipo de sustancias. Por eso debía seguir comprando.

Ignoraría en gran medida la medio llamada de atención de enmascarado sobre mi carácter. No era que tuviera mal carácter ni mucho menos, de hecho, solía ser bastante afable y tener buena mano con la gente. Quizás era solo que aquella forma que tenían de expresarse por los bajos fondos me causaba ligera incomodidad. Algo que siempre había podido tener como hándicap, además de cómo ventaja dependiendo de cómo se pensase, eran que mi cuerpo y mis expresiones en cuanto a mi rostro eran como un libro abierto. Se podía saber cuándo estaba molesta, cuándo estaba a gusto y cuando mi paciencia no podía más. Claramente eran momentos claves dónde toda esa expresividad podía irse por el garete y ponerme a cuestas el gran papel de protagonista en cuanto a actuar y sacar provecho de ello se trataba, pero no era el momento, estaba en un lugar donde no debía actuar, solamente ser yo misma.

Para cuando volviera de nuevo en mí, tendría al enmascarado delante de mí, como intentando llamar la atención. Bueno, realmente además de llamar la atención estaba intentando meter las narices donde no le llamaban, aunque a decir verdad no me importaba demasiado que el mundo supiera de mis experimentos, al menos sin detalles, claro. – Todos tenemos objetivos, ¿verdad? Asesinatos, extorsiones, secuestros… Para eso existen estas cosas – Agitaría el contenido del pequeño frasco. No era que yo tuviera en verdad ninguna de esas cosas en mente, pues experimentar con venenos, sobre sus efectos, formas de alargarlos o incluso antídotos para ellos por si algún día lo necesitaba era realmente mi objetivo. Era una médica con métodos poco ortodoxos, pero realmente me daba igual mientras que mi objetivo fuera cumplido bajo algunas premisas.

Algo que sí me medio sacó de mi momento fue aquello último que dijo. Su pregunta sobre mi voz y sobre la forma en la que la hizo, con aquella picardía, aunque hizo que por un momento dudase, la sonrisa no se iría de mi rostro. – De forma urgente necesitas lavarte los oídos, porque lo primero que hice fue pedirle algo al viejo para el sistema nervioso, y fue lo que me dio – De nuevo, elevé el pequeño fresco y lo agité. No tenía mucho más que hacer ni que decir, por lo que saqué el dinero suficiente para cubrir el precio que tuviera aquel veneno y di de nuevo un repaso al lugar. No me quedaba nada más que hacer en aquel puesto, volví de nuevo a repasar los frascos, pero ninguno llamaba mi atención. – Me largo, tengo más cosas que hacer – Mencionaría dándome la vuelta sin despedirme de los neuróticos que había encontrado. – Hasta luego, viejo – Diría, de nuevo, cayendo solamente a los oídos del hombre que atendería aquel puesto dentro de aquel lugar lleno de delincuencia. Mi espalda ya daría al enmascarado y a la Niña Montaña, por lo que no me verían mover los labios.

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Última modificación: 04-02-2023, 10:37 PM por Airine.
El ambiente se había relajado, y quizás demasiado para el lugar en el que se encontraban, pero por sobre todo por las personas que se encontraban en aquel lugar presentes, pues aunque la joven de piel morena se consideraba bastante fuerte, aquellas personas a su alrededor eran aún más fuertes de ella, y aunque aquello la emocionaba de sobremanera, tampoco podía cargar sobre ellos, aunque ciertamente estaba tentada hacerlo, mas, sin embargo, se había contenido lo suficiente como para evitar alguna desgracia para ella misma. Si bien era cierto que se había relajado, y que ciertamente había llegado a sentirse en ese leve momento que compartía con aquellos presentes algún tipo de conexión inexplicable, también era cierto que se le había escapado más información de la cuenta, y revelar tales detalles frente a personas que bien podrían matarle en segundos, no era un movimiento demasiado astuto de su parte.

En el rostro de la joven se mostraba cierto nivel de preocupación, pues aquella información ahora era de conocimiento del enmascarado, y bien podría usarlo a su favor, como también podría divulgarla, y aunque podría causarle problemas, tampoco es que le fuese a salir corriendo a las batallas que se presentarían por ello, lo que si le preocupaba era tener que volver a verse las “caras” con el enmascarado, puesto que ese era una amenaza real para ella, sin embargo, las cosas no fueron como pensó que realmente irían, puesto que el enmascarado parecía bastante interesado en la habilidad que le había mencionado la joven, tanto que fue incluso capaz de preguntarle aún más en detalle sobre ellas.

Por su...

Pero las preguntas y los comentarios de parte del enmascarado fluían cual rio desbordado, a tal punto en que la joven simplemente se quedaría a la espera de algún silencio para responderle, y dicho silencio no se haría esperar, y por ello estaba decidida a tomar aquella oportunidad para responder las dudas del enmascarado...espera ¿Responder? ¿Dar más información? ¿Acaso se había vuelto loca?, fueron de las pocas preguntas que saltaron a la mente de la joven, ante aquel silencio dado por el enmascarado, pero en un acto seguido, el enmascarado retomo la palabra, y sencillamente le dijo que lo olvidase, como si aquello no fuese importante, aunque, seguramente no lo fuese para él, aunque para ella tampoco es que fuese muy importante andar repartiendo su información privada a otros, por lo que sencillamente se quedaría en silencio, observando como ahora intercambiaba diálogos con la mujer de la coleta, pero ahora que lo miraba desde afuera y con otra perspectiva, notaba que lo que se encontraba haciendo aquel enmascarado, era sencillamente sacar información de las presentes, y para su mala suerte, había caído completamente en su engaño.

“Maldito monstruo embustero.”

Fue el único pensamiento de la joven al ver al enmascarado intentar sacar alguna información de aquella mujer de la coleta, sin embargo, esta sencillamente se defendió de forma tal que expresaba su molestia por el constante acoso verbal de parte del enmascarado, aunque claro, para una persona como la morena, quien normalmente vivía a la intemperie, y cuya comunicación con otras personas era bastante baja, no encontraba aquellos diálogos con el enmascarado tan desagradables como lo hacía parecer aquella mujer, sin embargo, la misma con unas pocas palabras más, se terminó por retirar de aquella tienda, puesto que había conseguido lo que necesitaba, y ya no precisaba quedarse más tiempo en el lugar.

Entonces, es hora de despedirse.

Menciono al mismo tiempo en que se alejaba del mostrador, para sencillamente girarse hacia aquel cadáver que se encontraba justo detrás de suyo, y durante algunos momentos su mirada se quedó enfocada sobre el mismo, acto seguido, giro su rostro en dirección al anciano que parecía más pirata que vendedor del bajo mundo, puesto que aquella pata de palo, y el parche en el ojo eran símbolos muy distintivos de los piratas, o por lo menos eso era lo que había escuchado durante sus muchos días de viaje por las costas.

Por cierto ¿Dónde está mi dinero?

Cuestiono la joven, pero no llevo a cerrar bien su boca cuando una pequeña bolsa de piel cayo entre sus manos, la mirada del viejo lo decía todo “Lárgate de aquí, tengo cosas más importantes que tratar”, no debía de ser una persona muy astuta para darse cuenta de que, hablada de tratar con aquel enmascarado, por lo que sencillamente alzo la mano para despedirse con un leve ademan, y seguido emprender, pero no sin antes darse media vuelta y ver nuevamente al enmascarado.

Airine, no lo olvides. -Comento- Porque la próxima vez que nos crucemos, definitivamente, voy a darte una paliza.

Tras aquel final, la joven utilizaría un Shunshin para alejarse de aquel lugar lo suficientemente rápido como para que el enmascarado no pudiese seguirle ¿Qué significaba aquello? Solo el enmascarado, ella, y una rata lo sabría.

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