Como fuera, se dispuso a ponerse de pies. Su cabello suelto y una bata de seda bastante suelta que resaltaba todos sus atributos. Llegó a su cocina, preparó algo para comer y mientras comía, leyó un poco de la prensa, así fuera leer más y más de lo mismo: Promesas sin cumplir, inigualdad, muerte, enfermedades, hambruna, todo eso. No terminó su café antes de que un cuervo tocara su ventana, tenía un papiro en la pata, así que asumió que su día de descanso estaría interrumpido.
Se movió hacia la ventana y allí, tomó el papel del pajarraco para leerlo. Todo parecía indicar que, después de varios días no tenían información de uno de los ninjas más hábiles de la aldea y se le enviaba a ella, como médico infiltrado, a pillar la información que diera detalle de la ubicación del ninja Uchiha Rukasu. Su nombre le sonaba de algo, pero no acababa de distinguirlo. Muy a pesar de eso, no tendría nada más que hacer. Acabó de comer y se fue de inmediato a organizar las cosas para salir.
Se acercó a las puertas, mostró su documentación y se dispuso a salir. Según datos, se había sabido de él hacía más o menos tres meses en las fronteras del país del fuego, pero después de eso podría ser literalmente en cualquier lugar del mundo. En su camino, la rubia andaría escoltada hasta cierta parte por tres shinobi de apellidos: Yamanaka, Hyuga y Nara. Estos tres avanzaron con ella hasta el punto indicado y desde allí, sería la rubia quien definiría hacia donde y qué pistas la llevarían hasta la ubicación del sujeto.
Le tomó un día y varias horas llegar al pueblo Motoyoshi, pero ese era el definido como su punto de salida. Solo la suerte podría estar de su lado. Aquello, por demás le pareció raro. ¿Cómo es que era enviada a buscar a un tipo por todo el mundo ninja? ¿Acaso buscaban deshacerse de ella? Por lo mismo, la guardia de la rubia nunca bajó, ni siquiera con sus escoltas. Llegó finalmente a una posada para dejar sus cosas y luego de esto, esperó descansar un poco antes de ponerse en la búsqueda del sujeto.
—Espero dar con el pronto… Aunque si esto es una falsa, no tendré mucho más por hacer que asentarme en cualquier lugar del mundo, eso tampoco estaría mal— se dijo a si misma antes de quedarse dormida. Motoyoshi, por otro lado estaba situado en las montañas del norte, era conocido por tener un pequeño puerto de montaña famoso por que se encontraba a mitad de camino entre los países del Fuego y las Aguas Termales. Sus habitantes vivían casi exclusivamente del turismo, pues hospedan en sus posadas a los mercaderes que cruzaban la frontera. La población pobre en su mayoría, y dependían de la ayuda del señor feudal para sobrevivir pues no era una tierra rica para el cultivo y la ganadería. Sin embargo, la localidad en antaño fue muy importante desde el punto de vista estratégico y albergó en su momento un puesto de observación del ejército durante todo el año. Además, se sabía de el al menos dos bases militares en las cercanías.