[Libre] Cena de empresa
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Última modificación: 16-01-2023, 11:48 AM por Kano Kurama.
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Aquella noche iba a ser un poco especial para los shinobis de la Niebla. Todos los que no estaban de servicio fuera de la ciudad, habían recibido una invitación a una cena para desconectar de la rutina y afianzar los lazos con quienes eran sus compañeros de labor; la situación en el mundo estaba muy tensa así que era importante mantener a las tropas unidas. La idea es que fuera una comida tranquila, en la que pudieran charlar y conocerse más mientras bebían y comían; pero quién sabe, quizá la cosa se acabaría animando más tarde.

Kano nada más recibir la invitación se negó en rotundo, el simple hecho de pensar en cenar con tanta gente le inquietaba más de lo que debería; ¿acaso iría alguien de su edad? En general, la mayoría de adultos le intimidaban y no creía que fuera capaz de hablar con ninguno. Pero Akira, su tía, no tardó en enterarse del evento y prácticamente le ordenó al adolescente que fuera; decía que relacionarse con sus futuros compañeros de misiones era necesario, y que conocerlos más no le vendría nada mal.

Al final fue a regañadientes. Prácticamente arrastraba los pies mientras caminaba hacia el restaurante donde se daría el encuentro, intentando tardar lo máximo posible; quizá, con suerte llegaría tarde y no quedarían más asientos libres. Pero para su desgracia, cuando pasó por la puerta del establecimiento vio que apenas unos un par de Genins y un Chunin estaban sentados esperando a los demás. Uno de ellos le miró, sonriéndole y saludándole con la mano. El moreno se sonrojó un poco por el nerviosismo, aunque por suerte gracias a su tono de piel no era muy perceptible, y bajó la cabeza mientras se acercaba a uno de los tantos asientos libres—. Uhm... Hola, encantado —saludó prácticamente con un susurro y se sentó, juntando sus manos sobre la mesa y jugando con sus dedos para intentar relajarse un poco.

Los minutos pasaron, en los cuales el Kurama no soltó ni una palabra más. Esperando a que más gente llegara y pudiera pedir algo para comer, se limitó a escuchar la conversación de los otros ninjas que estaban allí; la verdad es que era entretenida, ya que estaban comentando algunas anécdotas graciosas que pasaron durante sus misiones. 
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Última modificación: 15-01-2023, 07:38 PM por Staff.
Deseaba verdaderamente ignorar la invitación de la cena. Poca vida social tenía más allá de su trabajo como parte del Consejo Shinobi. No tenía ningún pasatiempo resaltante y la vida se le hacía ya pesada al treintañero. Jamás pensó que viviría tanto, más aún lo suficiente para ver el mundo caer bajo el imperio, y jamás pensaría que, de hecho, pertenecería a las fuerzas del imperio. Pero poco importaba, aquel era su nuevo presente y el Hoshigaki solo se encargaba de vivir el día a día, sin pensar mucho sobre las consecuencias del futuro.

Pero por alguna razón decidió quizás salir un poco de la cáscara reforzada en la que se había aislado, y quizás sería positivo compartir con la juventud de la Niebla. Al llegar al establecimiento, saludaría con un gesto a los presentes, casi como reconociendo su existencia en aquel lugar. 

Tras llegar al establecimiento, directamente sin querer llamar mucho la atención, se sentó en uno de los asientos libres, al lado de un muchacho moreno. Se erguiría en este asiento, cruzaría tanto las piernas como los brazos, poco receptivo. Sabía que con su postura alejaría un poco a la gente, pero que si estaba ahí era como representante. ¿Qué tal tu día, joven? Preguntaría a regañadientes al joven moreno a su lado, casi obligándose a ser sociable. Mi nombre es Kurosame Hoshigaki.
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— Fiush, fiush, fiush. — Se acercaba pateando una piedra por la acera de una concurrida calle de la zona comercial de Kirigakure, la joven Kiyoko de reconocible aspecto. ¿Siquiera para ir a beber abandonaba su uniforme? Definitivamente no iba con ella dejar de estar preparada, por lo que junto a su característico kimono y haori blanco, llevaba envainada su uchigatana en la cintura. Una debía estar lista por si pintaban los katanazos con alguna bazofia de la infantería shinobi.

Sin embargo, la calle ya no se miraba tan concurrida. En la noche, poco movimiento podía verse por allí más que personas abandonando sus trabajos o algunos privilegiados comiendo fuera de casa. Las tropas shinobi se agruparían la mayoría en un prestigioso restaurante. Sangrar al imperio era uno de sus afanes, y si podía aprovechar para comer algo y conocer al resto de debiluchos, haría acto de presencia. Además, consideró que su noche era bastante aburrida si simplemente se iba a dormir.

El sonido de la guarda dorada en forma de estrella de su arma chocó con su brazalete mientras ingresaba por las puertas del local de comida donde estaba pactada la reunión. Bandas ninja, una panda de Genin y Chunin de poca monta y algo de movimiento ya comenzaba a arremolinarse en el lugar. Chasqueó la lengua y observó a los presentes desde su posición, con una media sonrisa bastante característica de la muchacha de coletas.

Tras unos segundos en que se dirigió a la barra del lugar, para ordenar algo por su cuenta, se acercó a una de las figuras más reconocibles de aquel lugar. Quizá, de hecho, la única que pudo reconocer de buenas a primeras por su aspecto imponente y sobrio. — ¡Ara, ara, Kurosame Hoshigaki! No pensé que los tipos como tú venían a beber a estas reuniones de shinobis corrientes. — Lo codeó con su brazo derecho, el mismo con el que sostenía una de las dos jarras de cerveza que cargaba,que se meneó en el recipiente por el movimiento brusco, aunque sin volcarse. Se sentó con bastante confianza a su lado, apoyando una jarra de cerveza rubia de tirada frente al espadachín de branquias y dejando la suya también en la mesa. — ¿Qué cuentas, azulado amigo? — Si bien no se conocían demasiado, y no eran exactamente amigos, ambos eran Jounin de la Niebla, y podían reconocerse de vista y de nombre. Sus interacciones no habían sido muchas, pero la Kurama no tenía ningún atisbo de verguenza al tratar a los demás como si fuesen conocidos de toda la vida. Podía ser irritante para mucha gente, pero simplemente no podía evitarlo.

Como un miembro del Consejo Shinobi, Kurosame gozaba de un prestigio que pocos ostentaban en la villa, o al menos entre las filas shinobi. Era el perfil de sujeto ideal para medirse con Kiyoko, quien se babeaba por un combate contra el Hoshigaki. Quizá con un par de cervezas encima podía sonsacarle una cita para cagarse a espadazos limpios.

Kiyoko le dirigió la mirada a Kano mientras le daba un buen trago a su cerveza, y levantó ambas cejas. Se lamió los labios tras apoyar la jarra sobre la tabla y con una sonrisa lo observó. — Oye, oye, tú. ¿Bebes cerveza? ¿Té? Te quedarás fuera de la competencia de 'ver quién arruina más a la administración de la villa'. ¡Ordena algo!
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Era la primera vez que Aiko recibía una invitación para asistir a un evento de los shinobi's desde que se fundó el nuevo imperio y se acoplo con el del país del agua, su madre Tsuki le pidió que asistiera a la reunión para formalizar más con los nuevas fuerzas militares de la aldea si su hermano llegaba también lo enviaría a esa reunión.

Aiko tenía tiempo sin teñirse el pelo pero ya se notaban las raíces castañas de su cabello esperaba que nadie notará eso en ella y solo pudieran ver cómo había recogido su cabellera, vestía un kimono negro con líneas doradas en los bordes con un estampado de glicinias moradas, rosas y blancas, lentes de armazón redondo y sandalias negras con calcetas blancas.

En las calles se encontraba algo vacías aunque eso era lo común en un lugar como ese, Aiko lentamente recorría las calles esperando que su hermano hiciera acto de presencia para ayudarla contra esta rara sensación que tenía, entre sus ropajes cargaba un máscara de gato que le podría servir para dejar de lado su timidez pero talvez sería algo extraño que ella entrara al lugar usando un accesorio así, al llegar al lugar espero unos minutos observando para todos lados esperando que su hermano Saito apareciera después de un tiempo Aiko entro trato de no ver directamente a las personas aunque no eran muchas se fue a sentar cercas de un trío un poco más animado. Rápidamente ella saludo a un joven de piel bastante morena de cabellera castaña con su sonrisa cerrado ligeramente sus ojos -Hola, espero no te moleste que me siente a tu lado- ella tenía una postura bastante firme aún sentada, piernas juntas, antebrazos sobre la mesa ella jugaba con sus pulgares algo nerviosa.

Un señor de piel azul como una joven de cabellera violeta hablaban muy cordialmente parecían ser buenos amigos pero el joven se miraba algo incómodo a lo que Aiko respondió al reto lanzado por la peli violeta con una voz algo temerosa -Buenas, si no les molesta yo podía participar?- ella traba de evitar que se sintiera algo presionado su compañero de piel morena, Aiko pidió una bebida que ella ya conocía - Yo quiero un coñac si no les molesta-
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Narro/ Pienso/ Hablo
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La invitación de una cena grupal con el resto de shinobis de la niebla sonaba divertido para el muchacho pero una misión que tenía en camino lo haría llegar tarde. Saito le pediría a su hermana adelantarse mientras él se ocupaba con su deber en la zona pesquera.

Como esperaba, su misión había sido bastante larga y cansada, ahora respetaba un poco mas a los pecadores, pescar era una cosa pero cargar todo ese cargamento era otra ¡¿Por que se debieron dañar esos camiones?! Olía a pescado a morir y eso que también tuvo que cargar cangrejo, pulpo y calamar. En fin, tras ese duro "entrenamiento" Saito llegó a su hogar y su madre lo envió directo al baño, Aiko ya se había ido y debía acompañarla.

Bastante jabón y Shampoo después, Saito había logrado quitarse el mal olor y se vistió con la ropa mas forma que tenia pues no sabía quien iría y quería dar una buena impresión a sus superiores pero al verse al espejo decidió quitarse aquella capa, era... Demasiado para alguien simple como él, además le daba calor. Su vestimenta era algo ajustada para su gusto y tapaba sus heridas (exceptuando obviamente la de su rostro) pero sentía que eso estaba bien.

Bueno mamá, me voy. Espero Aiko no esté nerviosa por mi tardanza...-avisó algo preocupado y tras un beso de la buena de suerte por pare de Tsuki el muchacho se marchó. Ahí, en las calles de Kiri el muchacho miraba la luna escondida entre niebla y pocas nubes recordando a su amiga y su decisión, sabía que estaba en contra de la religión actual pero no esperaba ver que se fuera de la aldea solo para convertirse en rebelde ¿y así quería dar una buena impresión a sus superiores? ¿Como podría explicar que dejó escapar a un par de rebeldes? 

¿Por que tener amigos es difícil? Ja... Ojalá esta noche sea mas sencilla. Amigos de mi facción serán mejores...-murmuraba pero luego paró su caminar y miró la calle que lo llevaba a la iglesia-Si ella estuviera rodeada de imperiales... ¿La ayudaría? 

Dudando de aquella promesa que le había hecho acabó rascando su cabeza decidió empezar a apurar el paso hasta la ubicación de la invitación. Al fin llegaría y empezaría a buscar a Aiko entre la multitud, lograría divisarla y sonrió al notar que estaba sentada con un grupo de gente. Saito entonces caminó hasta la mesa y saludó con la mano a los presentes.

Buenas noches. Lamento llegar tarde hermamita-el chico miró a todos para poder intentar identificar sus caras y de pronto se detuvo en uno. Aquel Hoshigaki... Sus ojos se agradaron y luego miró a Aiko como preguntándole si lo reconocía también.

Es él, es Kurosame el maestro de mamá-daría la respuesta para ver si Aiko recordaba, Tsuki le había enseñado fotos de las personas que había llegado a conocer en Kiri y aquel tiburón era de hecho alguien importante entre sus conocidos.

Disculpe mis modales. Un gusto, soy Saito Yamamoto y ella es mi hermana Aiko... No sé si ya se presentó. En fin. Somos hijos de Tsuki Sheru ¿la recuerda?-preguntó mientras tomaba asiento, parecía que la noche seria interesante.
Narro-Pienso-Hablo

Pasivas
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Última modificación: 18-01-2023, 05:29 PM por Kano Kurama.
Poco a poco los asientos reservados para las tropas de la Niebla comenzaban a llenarse, animando lentamente el ambiente. Los más extrovertidos no habían tardado en comenzar a charlar, saludar a conocidos y pedir bebidas, así que los camareros se habían puesto manos a la obra para tomar los pedidos. Tenían todo tipo de bebidas; alcohólicas, té, agua, refrescos, zumos... Y la cocina estaba especializada sobretodo en pescado, aunque también podían pedirse otros platos más variados.

Kano al ver como iba llegando más gente, sintió como su corazón comenzaba a retumbar en su pecho. Era la primera vez que participaba en un "evento" así, por lo que no sabía muy bien cómo debería comportarse. Y además, hubo algo que consiguió incomodarle aún mas. De reojo vio que alguien se sentaba a su lado, y queriendo mostrar educación se giró para saludarle. Pero en lugar de eso se quedó petrificado, evidentemente asustado; aquella persona tenía rasgos de tiburón, uno de sus peores miedos, y además poseía un aura intimidante que consiguió que dejara de respirar por unos segundos.
Aquella no era la actitud que probablemente debería tener un Chuunin, pero le había tomado por sorpresa. Miró a su alrededor, algo paranoico—. ¿Esto es una pesadilla? Debe de serlo... —sin dudarlo fue a pellizcarse el brazo para asegurarse, pero el hombre tiburón se le adelantó hablándole y presentándose. Al escuchar su nombre sería entonces cuando ataría cabos, percatándose de que él era uno de los miembros del Consejo Shinobi—. Ah... Mmmm... B-Bien, estuve entrenando. ¿Y usted? —contestó entre tartamudeos, intentando sonar lo más formal posible, al fin y al cabo era su superior—. E-Es un honor conocerle, yo soy Kano Kurama —quería sonreír para tratar de verse más amable, pero con los nervios se le hizo imposible. Por lo menos había sido capaz de formular más de dos palabras, que ya era un logro.

Dos personas más se acercarían; una tenía el pelo morado y se veía también bastante intimidante, además parecía conocer al Hoshigaki, y la otra sí que tenía un rostro más afable y de hecho se sentó a su lado—. No hay problema, e-está libre —le respondió sin ser capaz de mirarle a los ojos. Acto seguido, la pelimorada se dirigiría a él; el Kurama dio un pequeño respingo, poco acostumbrado a que tanta gente le hablara—. Uh... No puedo beber alcohol, aún soy muy joven —le contestó ligeramente sonrojado—. P-Pero lo del té es buena idea.

Mientras pedía el té a un camarero, con algo de dificultad cabe decir, alguien más se acercó a la mesa. Un muchacho joven, aunque para su desgracia no era su edad, quien al parecer era el hermano de Aiko. Además, también comentó que el hombre tiburón había sido el maestro de su madre.

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Aquella tarde parecía ser mucho más particular de lo que esperaba, si bien se imaginaba un evento aburrido como cualquier otro, ya un pequeño grupo se estaba formando.

El placer es mío, Kurama-san. Reciprocaría una leve sonrisa, aunque ésta desaparecería ante la presencia morada de ni más ni menos que otro miembro del clan Kurama, Kiyoko Kurama. Kiyoko... El tiburón aceptaría la cerveza sin duda, de hecho, era capaz de aceptar muchas más aquella noche. No es lo mío, la verdad, pero sirve para relajarse un rato. Cogería la cerveza y la alzaría, chocándola con la de Kiyomi. Yo pues, lo mismo de siempre, ya sabes, otra orden B-Siete-Cuatro-Nueve. Le diría con simpleza, respondiéndole así tanto a Kiyomi como a Kano; no podía divulgar que por la mañana habría presenciado otra vez la ejecución de otro pobre e infeliz rebelde, lo usual, aunque si Kiyoko como Jounin conocía los códigos de ejecución, sabría de inmediato a qué se refería. Todavía no se acostumbraba a las ejecuciones y pertenecer al Imperio del Agua, ¿pero qué mas podía hacer que seguir las órdenes de los ganadores?

Y por supuesto, no faltaría que la Kiyoko ya deseaba llevar al vicio al pobre Kano. No podía juzgarla, Kurosame ya habría hecho exactamente lo mismo en una gala muchos años atrás, cuando le ofreció de beber a un pescadito de 8 años.

Al instante se acercarían dos personas más, una chica y un chico, hermanos. Al parecer el chico lo reconocía, y tomaría la iniciativa de presentarte. Aiko y Saito Yamamoto... El apellido no se le hacía completamente familiar, pero después mencionaría el nombre de la mamá de aquellos chicos. Tsuki Sheru, claro, la recuerdo. Luchamos juntos aquel día de la invasión de Yugata. Vaya, es una sorpresa verlos. Y lo era, pues recordó aquella vez que falló la petición de Tsuki Sheru de salvar a quién podría quizás ser el padre de aquellos chicos. Había llegado tarde a la batalla, no era de los recuerdos más gratos aunque éste se veía a su vez opacado por muchos otros más oscuros, pero sí, se acordaba.

Se volvería hacia Kiyoko. ¿No piensas hacer ninguna locura hoy, cierto, Kiyoko? Quería una noche tranquila, pero la Kurama era claramente una amenaza a dicha paz.

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El joven le comento que no había nadie a su lado así que ella tomo el asiento su hermano llegó algo tarde pero pidió disculpas -No te preocupes Saito mejor tarde que nunca- ella le sonrió a su hermano todos iba bien hasta ahorita, el joven comento que no podía beber que solo bebería té pero eso no detuvo al resto de los shinobi's de beber algo fuerte.

Por raro se sonara parecía que su hermano no conocía nada de su madre porque comento que Kurosame fue maestro de su madre a los que Aiko se puso de pie y lanzo un golpe ligero al hombro de su hermano -Torpe el maestro de mamá fue Colt y el de papá fue Noeru- el joven onmyōji se presentó más formalmente con Kurosame y comento que era nuestra madre a lo que el Hoshigaki los reconoció algo que hizo que pusiera un rostro bastante serio -Mejor bebamos para olvidar esos días, venimos a divertirnos o no?- Aiko se sentó rápido junto a Kano para deber de su bebida.

Ya un poco relajada hablo con el joven Kurama -Disculpe cómo se llama, yo soy Aiko Yamamoto- la postura de la joven al sentarse era bastante firme y su sonrisa era bastante amable sus lentes no podían evitar notar el morado de sus ojos -No lo tome a mal pero no me esperaba que alguien tan joven fuera un shinobi debe ser todo un prodigio- esa sería un comentario algo acertado para sacarle algo de conversación al joven.
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Saito llegó y se disculpó, al menos su hermana no se molesto por eso pero si se molestó cuando confundió a Kurosame con el maestro de su madre, el muchacho se sobó la zona donde fue golpeado y miró a su hermana confundido.

¿Enserio? Entonces ¿Que era Kurosame? Recuerdo que mamá habló de él una vez...  Ah si, el era la pareja de... ¿Namida? O algo así, la amiga Hoshigaki de mamá y papá cuando fueron a la playa juntos por primera vez-logró hacer algo de memoria pero claro, Kurosame al recordarlo acabó algo desanimado. Aiko por suerte buscó reanimar el ambiente proponiendo beber y Saito se dio cuenta que todavía no pedía nada.

Camarero, quiero todo lo que la pirata pida-haría una pequeña señal con la cabeza para que entendiera a cual pirata se refería y luego esperó su bebida tomando asiento y mirando al chico sentado junto a su hermana.

Tienes razón Aiko, debe tener buen dominio del chakra pero. Tu y yo también somos jóvenes, no te hagas sonar muy madura. Bueno chico como debiste oír soy Saito, soy el gemelo de Aiko y ambos tenemos 18 años por lo cual no te preocupes nosotros también somos infantiles-Saito también buscaría unir al chico al circulo que habían armado.

Por otro lado.-Saito miró a la chica pirata y sonrío-La tía Noeru también era una joven de coletas y ojos morados ¿no serás su hija?-preguntó muy pero muy curioso, Tsuki no habló mucho sobre las muertes de sus conocidos por lo que Saito tenia la fe de que algunos hubieran logrado formar una familia a pesar de todo lo sucedido.
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Seguía incómodo y nervioso, pero la verdad es que el ambiente por el momento estaba siendo bastante amigable y eso ayudaba a relajar a Kano. El hombre tiburón resultó ser alguien serio, algo de esperar por su rango, pero a la hora de hablar no parecía tan intimidante como su aspecto. Cuando comentó lo de B-Siete-Cuatro-Nueve ladeó un poco la cabeza, totalmente confundido—. ¿A qué se refiere con eso, señor? —sería la primera vez que hablaría sin tartamudear, movido completamente por la curiosidad.

La kunoichi sentada a su lado corrigió a su hermano, ya que al parecer se había hecho un lío con quién fue el maestro de su madre. Escuchar tantos nombres que no conocía mareó un poco al Kurama, pero creía entender lo que había dicho. Después de eso ella se dirigiría a él, presentándose como Aiko—. Mmmm... M-Me llamo Kano Kurama —trató de mirarla a los ojos, pero no pasó ni un segundo cuando volvió a bajar la mirada a la mesa. Era evidente que no era muy seguro de sí mismo. Con el segundo comentario se le escapó una media sonrisa, aunque no fue porque se lo tomara como un piropo sino que más bien fue por ironía—. Entreno a diario desde que tengo memoria... No creo que prodigio sea lo que mejor me defina —contestó con total sinceridad. Prácticamente, llevaba 8 años de su vida estudiando como un poseso y superando entrenamientos insufribles por órdenes de su abuelo, así que estaba seguro de que todo su poder venía puramente del esfuerzo. 

Por primera vez Saito le habló directamente a él, comentando que ambos tenían 18 años y que no debía preocuparse. Le alivió ver lo comprensivos que eran—. B-Bueno... En comparación a vosotros soy un crío, tengo 14 —quizá para alguien más adulto una diferencia de 4 años no parecía tanto, pero a ojos del castaño era una diferencia abismal. Después de eso un camarero le traería el té que había pedido y él se lo agradeció con un gesto de cabeza. Mientras le daba el primer sorbo, le echó un vistazo al menú para ver qué pedir aunque no parecía tenerlo muy claro—. Hay demasiada cosa... No sé qué pedir.

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¿A qué me refiero? Miraría curioso a Kano. Lo pensó por unos segundos, pero no sabía si revelar más información de la necesaria. Por una parte, le era completamente irrelevante pero por otra, era mejor ahorrarle la inocencia al pobre chico, no era todavía su hora de saber la realidad del futuro oscuro que lo esperaba como miembro del Imperio del Agua. No se quejaba, solo era realista ante las atrocidades de un imperio en el que él voluntariamente participaba y aceptaba como la nueva realidad.

Digamos que, a veces los rebeldes se portan mal y merecen ser castigados. Y pues, no relevaría que pasaban por un sin fin de torturas. La favorita de Kurosame, sin duda, la tortura de ahogamiento.

Ya Kurosame en segundos habría terminado el primer vaso de licor, y ya advertiría con un gesto al camarero. Ya pronto regresas con la tercera, compañero. Le diría mostrando los dientes aserrados, en parte por simpatía pero no dejaba de ser un tanto intimidante.

¿Y díganme, han hecho alguna misión interesante recientemente? ¿Algo de utilidad para el Imperio del Agua? Preguntaría curioso a los pequeños, en parte por genuina curiosidad, pero por otra saber más de sus habilidades.
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Tras chocar la cerveza, Kiyoko captó enseguida el código que el azulado amigo usó para referirse a una ejecución hecha y derecha. Kurosame respondió la inquietud de Kano, y Kiyoko ladeó la cabeza, terminó de darle un trago a la cerveza y se acercó un poco al joven. — Una ejecución, siendo finos. El castigo más severo al que un rebelde puede ser sometido. — Si había una manera de persuadir a alguien era utilizando la coacción. Aquella amenaza de muerte funcionaba indirectamente para darle a entender a todos los presentes las consecuencias de ir en contra de la Shodai Suijin. Kiyoko no era más que una pobre diabla empedernida en asesinar gente, así que las cuestiones de fondo no le importaban mucho, pero si había algo que disfrutaba era encontrar rebeldes peligrosos y darles caza hasta quitarles el cuero cabelludo.

La conversación, por parte de los dos hermanos sumados a su mesa, viró por otra parte. Tras el Hoshigaki responder alguna inquietud, el varón se refirió a la Kurama como "pirata", y luego le preguntó algo sobre una tal "Noeru". La joven rebufó y dejó la cerveza en la mesa, se acercó con su cuerpo al joven Yamamoto y sacó un kunai con la diestra, tomando con la zurda la manga del castaño y clavando el kunai en la tela, dejándolo clavado a la mesa. Los daños a la propiedad del local le importaban más bien poco. — Óyeme bien, sabandija. ¿Te parece gracioso burlarte de mi parche? ¿Sabes por qué perdí un ojo? Defendiendo a niños estúpidos como tú que estaban en casa rascándose los huevos. ¿Me captas? — Le ofreció una severa mirada mientras lo observaba directamente con su único ojo sano. — Y no sé quién putas sea tu tía Moeru, pero me da bastante igual. Todos próceres rebeldes que quedaron en el olvido y a los cuales aborrezco. Si pudiera revivirlos para pelear mano a mano con ellos, lo haría sólo para darle de beber sangre a mi espada.

Terminó alejándose un poco con el cuerpo y retirando el kunai de la mesa, guardándolo y cerrando sus ojos. Tomó su jarra de cerveza y bebió otro trago. Quizá el clima se hubiese tensado y dejado de ser tan amigable, pero la Kurama seguiría como si nada hubiese pasado. Los golpes y las riñas eran pan de cada día en su vida. Si alguien volteaba a mirarla, simpemente le sonreiría con genuinidad.
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Tras pasar su atención a Kano pudo sonreír por la actitud del chico, era honesto, algo bueno hasta cierto punto pero podía ser culpa de su edad, que en efecto, era poca pero la suficiente para empezar a ver la realidad que albergaba el imperio del agua.

4 años marcan la diferencia pero sé que podrás darte a valer-intentó darle algo de inspiración para luego hablar con la otra chica. 

Las palabras de Saito la hicieron explotar, el chico simplemente se mantuvo dócil y la dejó fluir, sus ojos siempre en su mirada y su pulso estable, sus dedos indice y corazoón brillaron, los dejó a milímetros de la barbilla contraria, molesto por esas palabras, pero no quería sangre esa noche.

Que triste historia-bromeó aunque su tono de voz era apagado. El brillo desapareció y la chica simplemente se apartó, había dejado soltar su rabieta y se limitó a beber-Gracias, solo hiciste una demostración de tu personalidad pirata. Tu tripulación hasta podia estar orgullosa ahora

¿Por que hecharle sal a la llaga? No sé, quizás el muchacho se sentía enfadado por lo que dijo, una cosa era tomarse mal el chiste y otra era ofender a alguien que falleció posiblemente buscando salvar la vida de esa chica cuando apenas era una niña. Pero como le dijo una vez alguien "no toda vida merece la vida" ¡Ah, era este tipo de situaciones donde a Saito le molestaba su personalidad!
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Pasivas
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El muchacho arqueó una ceja cuando el hombre tiburón le dio aquella respuesta tan infantil; entendía por qué lo hacía, pero él no pudo disimular una cara que expresaba claramente "no soy tonto", aunque no llegó a decirlo en voz alta por respeto a su superior. Después de eso hablaría Kiyoko, dándole la contestación que él buscaba─. Ah ya, entiendo ─sería lo único que diría mientras asentía con la cabeza. No parecía disgustado, ni asqueado ni nada por el estilo, sino que se lo había tomado con bastante normalidad ya que el creía que las ejecuciones de los rebeldes eran necesarias.

Esbozó una leve sonrisa a Saito cuando trató de inspirarle, pero no abrió la boca. En cambio, volvió a prestar atención a Kurosame ya que había hecho una pregunta─. B-Bueno... Últimamente solo hago tareas de escolta, nada demasiado importante ─le respondería algo entristecido, ya que su familia no paraba de presionarle para que llamara la atención del imperio de alguna forma para alistarse oficialmente a sus filas. Iba a decir algo más, pero el sonido de un kunai clavándose en la madera le alertó y se dio cuenta de que la pelimorada había encarado a Saito. Además el segundo no parecía achantarse, así que tenía toda la pinta de que la situación podía escalar en cualquier momento.


Hmmmh... Por favor no os peleéis, se suponía que esto iba ser una cena tranquila ─diría el Kurama, aunque sin atreverse a levantar mucho la voz por si la contraria la tomaba con él. Estaría listo para defenderse si era necesario o actuar si la situación se pasaba de la raya, pero prefería evitar problemas.
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Todo iba bien las conversaciones iban bien pero sería el comentario de Saito que calentó poco a la kunoichi del parche quien amenazó a su hermano con un kunai y le reclamo que no la comparara con los shinobi's de antaño aunque parecía ser que aquellos ninjas eran más dóciles a comparación de la recia kunoichi del parche.

Aiko solo ignoro el asunto dejando todo en las manos de su hermano mayor por su parte ser cuatro años menor para graduarse de la academia al joven Kano no parecía ser mucho pero en el mundo como está hoy en día es un logro bastante grande Kurosame pregunto si habían tenido alguna misión importante en estos días Kano respondió que solo de escolta a lo que la kunoichi más tranquila comento -Yo solo patrullo las costas o algunas rutas marítimas pero nunca hay problemas, creo que lo peor que me pasó fue un choque contra unas piedras pero fue culpa del capitán al quedarse dormido jaja- parecía que el país del agua estaba bastante tranquilo.

Las palabras de Saito solo empeoraban la situación Kano se quejo diciendo que esperaba una noche tranquila -Jajaja dónde esté mi hermano nada sera tranquilo Kano, alégrate esto no podría empeorar- esas palabras siempre eran una mala señal pero queria ver que sucedía. 

-Alguen tendrá que pagar los daños y esa no seré yo-
-Creo que podría hacerla enojar más pero eso sería un verdadero problema veré qué hacen- ahora solo faltaba la reacción de Saito y la peli rosa.
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