una flor para una flor -Gea-

Última modificación: 13-01-2023, 08:28 PM por Adan Yamanaka.

Musica

2:22
Afuera de la floristería

Luego de almorzar y haber reposado un rato, decidi salir de la floristería para comenzar a acomodar las afuera de esta, se podía escuchar los pájaros  y el viento meneando las ramas de los arboles, todo estaba en calma, aunque hay sol,  este no es fuerte, con ayuda de la brisa, el clima se mantiene agradable. 

En la parte exterior del local hay muchas flores, tantas que no dejan ver la pared. Al lado de la puerta habia una taza con un té que me habia preparado, al frente como tal del lugar hay un camino de tierra extenso, dicho camino es por el que pasa la mayoria de los caminantes o personas, existen otros pero estos ya son adentro del bosque, el mas recurrido es el que esta frente a la tienda. 

Mientras  estaba acomodando y regando algunas flores, escuche a lo lejos pasos, unos pasos "delicados" a diferencia de los hombres, la mayoria de las mujeres caminan con suavidad, sin necesidad de llamar la atencion o hacerse sentir, en este caso, gracias a mis conocimientos ninjas, pude presumir rápido que se acercaba una chica, decidi esperar que los pasos se escucharan mas cerca hasta que pude voltear, vi a una mujer de pelo negro la cual llamo mi atencion, soy un hombre bastante coqueto cuando no estoy en misiones o algo asi y ¿Por que no cortejarla? Bien me decía mi abuelo- Yo soy el aventurero, el mundo me importa poco Cuando una mujer me gusta, me gusta a pesar de todo Me gustan las altas y las chaparritas Las flacas, las gordas y las chiquititas Solteras y viudas y divorciaditas Me encantan las chatas de caras bonitas Me gustan las suegras que no son celosas Me encantan las chatas poco resbalosas Que tengan mamases, muy buenas señoras Me encantan las gordas retejaladoras Que tengan hermanos que no sean celosos Que tengan sus novios caras de babosos Me encanta la vida, me gusta el amor Soy aventurero revacilador-

Agarre una rosa de color rojo intenso y apenas ella estaba pasando por el local le dije- No se que tanto se deba creer en el destino - Camine hasta detenerme al frente de ella- Pero que tu estes pasando por este lugar, que yo este aca y que tenga una rosa solo implica algo -Extiendo la flor- Que es tuya - Le guiño el ojo-

Pienso/Hablo/Albert

El Emperador

Como hoja movida por el viento, mis pasos me había hecho llegar a una ciudad un tanto más edificada que la anterior. El País del Fuego sin duda estaba resultando un lugar bastante variopinto. En varios kilómetros a la redonda te podías encontrar ciudades donde el comercio de servicios básicos estaba en auge como lugar donde apenas la agricultura y la ganadería les darían para subsistir a sus hogareños. El clima era de las pocas cosas que me habían hecho volver a este lugar después del último viaje que había tenido. Mi viaje no tenía un lugar concreto, por lo que simplemente me dedicaría a ver qué era lo que el tan volátil y caprichoso destino tenía para esta pelinegra que caminaba por las calles de suelo adoquinado.

Sin duda las gentes de aquel lugar eran cuanto menos peculiares, tan rápido te querían vender cualquier cosa que tuvieran en las manos como te intentaban regalar una rosa de color rojo intenso. ¿Y cuál era el motivo para decir esas cosas que te podían pasar? Por porque había dado la casualidad de que ambas cosas me habían pasado, y allí estábamos, con aquel rubio de mirada intensa y notable seguridad en si mismo casi apuntándome como si de un arma se tratase con una rosa del rojo intenso que pocas veces había visto. Bajo aquel pequeño susto que me llevaría y parpadeando varias veces por lo cómica e incontrolable situación, daría un pequeño paso hacia atrás para recuperar distancia y mi espacio personal. – P-perdona pero es que no me gustan las rosas… – Expresaría mientras que caminaba hacia delante y posaba mi mano izquierda en su hombro derecho mientras que le hacía una finta para pasar a su espalda y seguir con mi camino.

Sin duda aquella seguridad que portaba el joven me había pillado de sorpresa, y mirando hacia la floristería que ocupaba el escaparate a mi lado derecho, frené mi camino y giré el cuerpo para entrar a ella. Había escuchado que en estos lugares había plantas cuyas semillas eran usadas en pos de crear medicinas muy fuertes contra la jaqueca y los dolores provocados por aquello que las mujeres teníamos cada mes y que, por desgracia, no sé podía más que doparse para sentir menos dolores o simplemente sufrirlos en silencio.

La chica paso de mi -Auch- Pensé mientras le seguia con la mirada, aproveche tener su espalda al frente de mi para poder observar d esta forma todo su cuerpo, su parte trasera. Cuando ella me rechazo, se pudo notar como el canto de las aves aumento, como si estas se estuviesen burlando por lo que había pasado . Vi como entro a la floristería y con lentitud me acerque hasta ella no sin antes dejar la rosa donde estaba - ¿En que puedo ayudarte?  -Dije mientras pasaba adelante de ella y llegar al mostrador donde agarre una barra de chocolate - ¿Por lo menos esto si te gusta? Acepta un regalo de mi parte, los ángeles y el destino me dijeron que debo hacerlo ¿Y quien soy yo para negarme ante dicha petición? - Le regale una sonrisa y extendí  la gasolina al frente de ella. 

Bienvenida a la floristería de mi familia, por ahora yo soy el encargado de atenderte -Afirmo con el rostro- Aparte de flores también estamos ampliando nuestros estándares, entrando en la parte medicinal por medio de hiervas - Acomodo algunas cosas que hay en el mostrador- También ofrecemos masajes, los doy yo - Esto era mentira pero vamos ¿No es buena la excusa para tocar su cuerpo? Yo creo que si - Cualquier cosa que busques, si no la tengo, la encontrare - Como era al comienzo ,mi confianza era firme, como si estuviese seguro que ella iba a caer en mis encantos ¿Pero en serio iba a caer? Baah, con esa presentación de seguro pensara que lo hago con cualquier que pase pero no es asi, por aquí no pasan muchas chicas lindas  y soy selectivo ¿No? Me gustan las altas y las chaparritas Las flacas, las gordas y las chiquititas Solteras y viudas y divorciaditas Me encantan las chatas de caras bonitas Me gustan las suegras que no son celosas Me encantan las chatas poco resbalosas Que tengan mamases, muy buenas señoras Me encantan las gordas retejaladoras Que tengan hermanos que no sean celosos Que tengan sus novios caras de babosos 

Si la chica era detallista, iba a notar que en el lugar se podía escuchar el canto de aves, estas estaban tanto afuera como adentro pero no se veían de forma desorganizada, al contrario, pareciera que fueran parte del lugar, no estorbaban pero tampoco era facil de ignorarlo, se debía de estar muy distraído para no notarlo.

Pienso/Hablo/Albert

El Emperador

Mis pasos tranquilos entraron en aquel establecimiento que parecía estar regentado por el hombre que momentos atrás habrían intentado ganarse mi confianza con una simple rosa. Su figura de nuevo se pegaría a mí sin dejarme demasiado espacio vital y con una de mis debilidades entre sus manos. Chocolate. Sin duda agarraría el dulce, claro, aunque daría un paso hacia atrás antes de proseguir con la historia que nos acontecía el día de hoy. – Muchas gracias, pero agradecería también el espacio vital – Expresaría con un tono neutro y tranquilo mientras que mis oídos danzaban con aquel cántico que se escucharía en los pájaros.

Arqueé una de las cejas mientras que escuchaba las palabras del chico y acariciaba el envoltorio del dulce que había entregado. Y por un momento la desconfianza entraría en mí como un ratón a su madriguera, como si nunca hubiera dejado su lugar y anidara en mi cerebro. Todo aquello era justo lo que quería y justo lo que me gustaba, era extraño aunque a la vez se sentía bien. No tenía por qué desconfiar de alguien que había conocido justo en este momento, aunque sí que me quedaría con su cara para futuro. – A decir verdad ando buscando esas plantas medicinales de las que hablas, me gusta la medicina e investigar sobre nuevos remedios – Expresaría. Eso era algo que había sacado de mi madre, la curiosidad, el querer saber y querer investigar sobre el mundo que me rodeaba. Almacenaje e inteligencia, pues el saber es poder, era algo que mi madre se había asegurado en inculcarme en gran medida.

– ¿Tienes algo que me puedas ofrecer? – Preguntaría.

Luego de que acepto el chocolate, respete su espacio personal y afirme con el rostro mientras mantenía una sonrisa, ella pregunto por las hiervas medicinales a lo que saque un herbario debajo del mostrador,  tenia un pedazo de hierba en cada hoja - Puedo ofrecerte muchas aunque algunas no las tengo ahora mismo en la tienda pero se su ubicación y pudiera buscarlas - Y así tener una segunda cita contigo... ¿No? Bueno, no es una cita pero es un encuentro y me basta - Pensaba mientras le miraba a los ojos. Le di una vuelta al libro ya abierta para que ella observara - No soy una persona experta en medicinas y lo que te pueda decir es mas la información que me dijo mi abuelo a lo que realmente pueda saber - Afirme con el rostro mientras seguia ahi, en la parte del mostrador con mis manos en la barra.- Podrás notar que hay hojas que solo tienen dibujos, esas son plantas que no se encuentran en esta zona y aunque no las tengas, de igual forma puedo buscarlas - Elevo mi hombro- Aunque dudo que vengas al país del fuego a buscar una hierba del país del viento pero...Solo te ofrezco mi servicio  -Le guiño el ojo.

El libro estaba clasificado y ordenado, este tenia en cada hoja una pegatina de colores que representaba de que región, adentro había un texto que explicaba el nombre y el beneficio de la misma "algo muy corto" pues casi toda la hoja se la llevaba la hierba ya seca, en la primera pagina iba a encontrar la leyenda, esa que te dice que representa cada pegatina o identificador- Mientras le echas un ojo al herbario ¿Gustas un té? Estaba haciendo uno para mi pero siempre preparo de mas para los clientes que se acercan - El té era de manzanilla, ella  iba a poder detectarlo con el olor pero claro, aquel aroma por ahora pasaba desapercibido pues la tienda tenia diferentes aromas

Pienso/Hablo/Albert

El Emperador

Estaba claro que aquel chico era experto en el trato con el cliente y sobre todo si el cliente en cuestión era una mujer. Sus palabras resonaban tontorronas mientras que su cara mantenía una entereza bastante firme. Por el momento su atención me estaría pareciendo atenta, y el hecho de que hubiera aceptado y entendido la petición sobre mi espacio personal era algo que agradecía, pues pocas personas llegaban a hacerlo sin un segundo, tercer o incluso cuarto aviso. Para cuando le hubiera expresado mi petición, el chico fue franco y sincero al avisarme de que no sabría mucho, pero que lo que sabía era debido a las enseñanzas que le había ofrecido su abuelo. El rubio – que a decir verdad no entendía que pasaba con aquel color de pelo en aquellos lugares – sacaría de la parte de abajo del mostrador un libro bastante completo cuyas hojas estarían bastante repletas de información. Cada una de las caras del folio del libro estaba cubierto por una clase de planta distinta, un dibujo o una fotografía donde expresaría las mejores formas de usarla, los lugares donde se las podría encontrar y peculiaridades de aquellas fuentes de información.

La atención proseguiría. – A decir verdad me interesan todas las que están y las que no están en el País del Fuego, muchas fuera seguramente no sabría de su lugar de procedencia, así que me interesan todas – Y de hecho aquel libro, sin duda, estaría repleto de todo lo que buscaba. – Y me imagino que el libro no está en venta, ¿verdad? Me serviría mucho para mi investigación tener esta clasificación tan grande de todas las plantas medicinales – Expresaría buscando una luz en el camino. Seguramente sería un rotundo no, pero no tenía nada que perder. Mi investigación estaba llena de lugares donde faltaban piezas, donde algunas no encajaban. No era algo así como una científica, pero me gustaba descubrir nuevos antídotos, brebajes para el sueño o para los dolores normales de la vida cotidiana, así como claramente venenos y drogas.

Ella se intereso bastante en el libro, tal vez es alguien que esta involucrada con la rama medicinal ¿Sera una enfermera? ¿Una doctora? -Que ganas de enfermarme- Pensaba por el hecho de tan si quiera imaginar que la chica me estuviese "cuidando". Aunque mi pensamiento fuera tonto no me terminan de distraer por completo pues estaba atento con mi mirada fija en sus ojos, cuando termino de hablar suspire y negué - Este libro ha tomado mucho tiempo hacerlo, he colaborado en muchas  de las paginas pero realmente es mi familia quienes son los responsables de este... Donde lo regale, me tocara crear una familia y cambiarme el apellido porque fijo  mínimo me destierran - Tras decir aquello, fui a la tetera y serví 2 tazas de té, aunque no me respondió, de igual forma le puse la bebida al frente- Pero...Si puedo ofrecerme a ayudarte a buscar estas plantas, tal vez no sepa donde están todas de memoria pero si puedo asegurarte que mas de la mitad de estas hierbas las encontraremos...Claro, es una investigación que mínimo llevara un año -Suspiro- Estaba pensando en tomar vacaciones pero un año es mucho - Hago gestos pensativos mientras llevo la taza de té a la boca, tomando un poco de este - Aunque.... -Mis ojos se fijan de nuevo en los de ella, era una costumbre observar directamente hacia la ventana del alma -Podemos empezar por cualquier región y cada cierto tiempo planificamos y vamos, ejemplo, podemos partir a el país del agua y empezar de esa zona por ahi, una vez obtengamos las hierbas que necesites, nos separamos y a futuro nos juntamos para ir a otro pais y asi .. ¿Qué te parece? Así tambien termino de llenar este libro

De nuevo tomaba otro poco de té y afirmaba con el rostro- Por cada viaje, te regalare un chocolate - ¿Por que mencionar el chocolate? Porque ella lo acepto a diferencia de la rosa, por eso, aparte de las hierbas medicinales, acertaba con que también le gusta aquel dulce. Lo que ella no sabia con mi propuesta es que realmente mi plan era conseguir información en cada viaje ¿Y que mejor excusa que "estar ayudando" a una curandera? Era la fachada perfecta, no había fallos pues mi manera de actuar era tan sigilosa que dudo que alguien sin habilidades ninjas pueda descubrirme... Y aun teniéndolas, dudo que pueda pasar-

Pienso/Hablo/Albert

El Emperador

Estaba claro que aquel libro no iba a caer en mis manos tan fácilmente, aunque a decir verdad me bastante con memorizar las que quisiera, y a medida que había ido pasando páginas me hubiera bastante. No todas se encontraban en el País del Fuego, pues algunas a pesar de las muchas complicaciones meteorológicas echaban raíces en lugares cuyas situaciones en cuanto a tiempo y calidad de la tierra no eran las más óptimas, pero a la raíces les gustaban. Eran como los que íbamos de aquí para allá sin encontrar un lugar donde quedarnos, a decir verdad, había pasado mucho tiempo desde que estaba más de una semana en el mismo lugar, y realmente así iba a pasar también por esta vez. En caso de cambiar de opinión no estaba segura de que fuese en el País del Fuego, su clima me gustaba, aunque tenía un problema con las personas que se venía repitiendo bastante tiempo, y era mi complicada situación para confiar en cualquiera.

Estaba interesante la oferta, pero tras aquel triste final del último grupo con el que había compartido misiones, cama y secretos, mi viaje todavía sería en solitario hasta que yo misma lo decidiese. – Por muy interesante que suene la oferta creo que todavía me quedaré en solitario, aunque entiendo que el libro sea una posesión preciada en tu familia – Expresaría con una sonrisa neutral, agradeciendo su amabilidad. – Por cierto, eres del Fuego, ¿verdad? ¿De qué familia eres? – Preguntaría por curiosidad, pues ya que mencionaba la familia y su información, la curiosidad me picaría en lo más hondo de mi ser.

Entre tanto miraría hacia los alrededores, y cuando le hubiera echado el ojo a un clavel de un color llamativo, caminaría hacia el ramo, bañándome en su aroma. El color blanco del centro se difuminaba hacia el exterior de los pétalos, terminando en un violáceo morado que sería tan natural que era imposible no fijarse en su llamativo color. Además, su aroma me recordaba a algo familiar que todavía no conseguía rememorar. – ¿Me pones un ramo de esto, por favor? Tengo que ir a visitar a un amigo y creo que es un buen reglo para verle después de tanto tiempo – Expresaría.

Ella rechazo por ahora mi invitación de ir al país del agua, por fuera mantuve la sonrisa pero por dentro me había frustrado por muchas cosas. Afirme con el rostro ante su palabra y tome otro poco de té, agradecía que la manzanilla ayuda a "calmar" la mente. Mientras ella terminaba de hablar, se acercaba a un  clavel, era una de las que mas se vendía en la tienda. Deje mi taza en el mostrador y me acerque a ella, agarrando la flor - Excelente elección - Le decía en voz baja mientras  caminaba hasta una mesa donde se preparaba el arreglo. 

Mientras hacia mi trabajo, le contestaba la pregunta - Cierto, que falta de modales los míos, mi nombre es Adan Yamanaka - Mi derecha mantenía agarrada una tijera bastante puntiaguda ¿Tenia esto un significado? Si, tenia  y es que mi apellido es conocido por muchas cosas, porque el negocio de las flores se nos da bien, porque en la mayoria de los familiares : Somos rubios y por nuestras habilidades ninjas, por eso mantenía la tijera agarrada, esperando cualquier acción, si era ofensiva iba a estar preparado, si era inofensiva, iba a estar preparado igual, aun asi, mantenía una actitud tranquila, como si le ignorara- ¿Y tu? ¿Cómo te llamas? EN mi mente te llamaba "flor" jajaja - El chiste era para que no sospechara nada de mi "tension" interna- Lastima que no quieras ir al pais del agua, tenia ganas de visitar ese lugar, creo que ire solo entonces - La distancia entre ambos era poca, tal vez unos 4 o 6 metros-

Pienso/Hablo/Albert

El Emperador

La atención por parte del recién presentado como Adan Yamanaka resultaba un tanto peculiar, aunque claramente velaba por su trabajo y parecía gustarle. Cuando hubiera elegido las flores que le llevaría a mi viejo amigo, el rubio se acercaría hacia el lugar donde prepararía el arreglo flores y me preguntaría de igual forma por mi nombre. – Si quieres puedo seguir manteniendo ese nombre para ti si es más fácil de recordar, pero si algún día nos volvemos a encontrar mi nombre es Gea – Expresaría con una pequeña y cordial sonrisa. – Por desgracia no puedo ofrecerte ningún apellido importante, mis padres eran simples comerciantes y nunca me inculcaron ese tipo de sentimiento – Mencionaría y explicaría aunque el dueño de aquel local no me pidiese ningún tipo de información restante.

Sus tijeras se movían ágiles, sin duda tenía cierta experiencia con ellas para lo que a las flores se refería, y yo me alegraba de eso. Decía mucho de alguien que dominase las tareas específicas que su trabajo y que no se le viese titubeante en mover un utensilio tan peligroso. Yo me acercaría hacia el mostrador donde creía que se realizaría el pago y sacaría el dinero que creía que cubriría el arreglo. – ¿Cuánto le debo, Adan? – Preguntaría jovial y tranquila, sus servicios iban a ser recompensados. Si todo marchaba según lo normalizado en este tipo de casos, cuando el rubio me dijera la cifra le daría el dinero suficiente para cubrir el servicio, tanto del producto como una pequeña propina para que su tiempo no hubiera sido gastado en vano para intentar coquetearme. Esperaba que eso no fuera malinterpretado por su parte, solo quería pagarle bien por sus servicios. – Y bueno, puede que nos encontremos en algún sitio de nuevo – Expresaría agarrando el ramo y dando pasos sencillos hasta la puerta de salida. – Hasta pronto, Adan Yamanaka – Y así me despediría y saldría de la floristería tranquilamente.

Una vez estuviera fuera, olería el ramos de claveles y miraría hacia las calles que podría tomar. ¿Qué estaría más cerca del cementerio dónde Tetsu estaba enterrado? > Nos veremos pronto, viejo amigo < Pensaría empezando la caminata por la calle que más me convenía y recordando el rostro de mi antiguo amor.

Off

Bueh, por su parte Gea abandona la floristería de camino al cementerio. Si quieres postear una vez más y cerrarlo para aprovechar los PR, perfecto. <3 Si quieres que lo cierre yo, avísame y edito. Un gusto rolear con usted. *Se quita el sombrero*

Luego de entregarle el arreglo a la chica, le dije la cantidad de dinero, esta lo pago y luego se retiro, afirme con mi rostro mientras se iba retirando. Me acerque al mostrador,  tome mi taza de té de manzanilla y le di otro sorbo, este ya estaba a una temperatura mas agradable en cuanto a sensación, al lado de mi taza se encontraba la de ella, la que nunca se tomo, poco me importaban los rechazos pues el coqueteo lo veo como un juego mas que como algo serio, no es como una mision importante que si no logro el objetivo, me frustro. Negué con el rostro y suspire -Por lo menos el otro chocolate que deje adentro de su arreglo no podrá negármelo - Dije sonriendo mientras tomaba asiento - Gea... Interesante nombre - Tuve una linda chica en mi tienda y accedió a ella técnicamente porque al principio llame su atencion, termino comprando y se fue satisfecha, definitivamente no perdi en nada - Tomo otro poco de té- 

Este tema ha sido cerrado.

Pienso/Hablo/Albert

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